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Lola Figueira. Regreso a Vadinia (ejemplo).pdf - Luarna

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y también de habilidad. Los venados tenían un olfato muy fino y huían<br />

rápidamente cuando olían el peligro. Esta vez los cuernos fueron para<br />

Casaño, quien celebraba con risotadas y gritos su victoria sobre los demás<br />

cazadores.<br />

El resto de la tarde transcurrió apaciblemente. Los cazadores se<br />

reunieron en el centro de la aldea para comentar los lances ante los atentos<br />

ancianos. Los niños pequeños observaban con admiración a sus adultos y<br />

no se perdían ni una palabra.<br />

Xana, junto con el resto de las mujeres, dedicó toda la tarde a preparar el<br />

cuero de los animales. La labor de despellejar el venado la realizó la mujer<br />

más anciana de la aldea, a la que todo el poblado reconocía por su gran<br />

habilidad para aprovechar al máximo el cuero. Los pellejos debían rasparse<br />

con cuchillas por su cara interna para eliminar todos los restos de sangre y<br />

carne que quedaban pegados. Después se procedía al lavado de la piel y se<br />

eliminaban también los pequeños parásitos. Una vez lavada, se extendía al<br />

sol sobre un entramado vertical de ramas; luego era golpeada con piedras<br />

redondeadas para que adquiriera flexibilidad, y finalmente se frotaba<br />

con grasa para protegerla de la humedad. Cuando todo el proceso estaba<br />

terminado, volvía a ponerse a secar lejos de las cabañas, pues el olor que<br />

despedía no era precisamente grato. La piel se utilizaría para fabricar buenas<br />

calzas para el invierno.<br />

Por la noche Suano y Laro se acercaron al fuego que avivaba Xana,<br />

atraídos por el rico olor de la carne asada. Comieron en abundancia hasta<br />

sentirse saciados.<br />

—Laro, tu estómago ya está mejor por lo que veo. Para celebrarlo te<br />

daré a probar la cerveza; seguro que te gustará —dijo Xana con picardía.<br />

—No, madre, no me hables de cerveza ahora, por favor —contestó<br />

Laro, sintiendo que su estómago se revolvía de nuevo. Sospechaba que<br />

nunca llegaría a ser un buen guerrero: no resistía un trago de cerveza y en<br />

el bosque sentía temor ante cualquier sonido. Decidió levantarse, pues la<br />

Ejemplo de lectura<br />

conversación se estaba volviendo algo incómoda para él.<br />

—Guardaré el resto de la carne en la bodega, madre. Mañana pondré a<br />

secar la que no se consuma —dijo solícito.

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