Lola Figueira. Regreso a Vadinia (ejemplo).pdf - Luarna

vaccea que lo perdió todo por la bravuconada de unos cuantos muchachos
inmaduros —contestó Xana, ya arrepentida de haber contado aquel
episodio a su hijo. Ella no solía compartir sus pensamientos con nadie.
El resto de la historia no se la contó a Laro, pues estaba llena de
sentimientos enfrentados contra los que no podía luchar, aunque lo
intentaba con todas sus fuerzas. La niña de mirada insolente siguió tratando
con orgullo y desprecio al joven Suano, mientras su cuerpo cambiaba
rápidamente. Suano, a sus dieciocho años, odiaba a aquella niña que
había marcado su hombro con una huella indeleble hacía casi dos años.
Procuraba cubrir la cicatriz para que no se viera, mas a veces quedaba al
descubierto, y entonces se convertía en el hazmerreír de sus compañeros
de caza. Pero poco a poco, sin darse cuenta, aquel desprecio por la niña fue
diluyéndose y transformándose en admiración ante los asombrosos cambios
experimentados por la joven: el largo cabello del color de la miel, los
insolentes ojos de mirada profunda, las largas piernas torneadas, cuya gracia
no conseguían esconder las burdas calzas de cuero con que las envolvía.
Suano empezó a perder el sueño. La noche le inquietaba, no conseguía
descansar. Por las mañanas, a pesar de su cansancio, necesitaba desfogarse
y retaba a sus amigos a interminables carreras por el bosque y a luchas
cuerpo a cuerpo hasta que caía extenuado.
El padre de Suano se dejó convencer por su mujer. Ella le hizo ver
que había llegado el momento de buscar esposa a su hijo, quien había
demostrado suficientemente su valentía en la caza y en las luchas rituales
de las últimas primaveras. Ante el asombro de todos, la esposa elegida
por la madre de Suano fue Xana. Las demás niñas vacceas que habían
sobrevivido a los duros trabajos y a los crudos inviernos de la montaña, ya
habían sido desposadas.
Suano protestó ante su padre, se negó a comer durante un día entero y
no habló con nadie durante dos días más. A pesar de ello no podía apartar
de su mente la imagen de Xana, a la que ya no conseguía odiar por más que
Ejemplo de lectura
lo intentaba. La boda se fijó para finales de la primavera,después de la caza
del asturcón, que era una de las pruebas que tenían que superar los jóvenes
guerreros para convertirse en adultos.