Discursos a mis estudiantes - David Cox
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un pájaro fuera de su nido, y no me siento tranquilo sino hasta verme en mi antiguo camino de<br />
comunión con Dios, pasándome lo que a la aguja de la brújula que no se pone en reposo sino<br />
hasta que se halla vuelta al polo septentrional. Puedo decir, por la gracia divina, con la iglesia:<br />
Con mi alma te he deseado por la noche, y con mi espíritu te he buscado temprano dentro de mí.<br />
Mi corazón está temprano y tarde con Dios; es la ocupación y el deleite de mi vida buscarle." Tal<br />
debe ser, oh hombres de Dios, el constante tenor de vuestro proceder. Si como ministros no sois<br />
muy dados a la oración, merecéis que mucho se os compadezca. Si en lo futuro, sois llamados a<br />
ocupar pasturados, grandes o pequeños, si os mostráis re<strong>mis</strong>os en la oración secreta, no sólo<br />
vosotros necesitaréis que se os compadezca, sino vuestras respectivas congregaciones también; y<br />
en adición a eso, seréis vituperados, llegando el día en que os veáis avergonzados y confundidos.<br />
Apenas me parece necesario encareceros los gratos usos de la devoción privada, y sin embargo,<br />
no puedo abstenerme de hacerlo. Para vosotros, como embajadores de Dios, el propiciatorio tiene<br />
una virtud inestimable; mientras más familiarizados estéis con el atrio del cielo, desempeñaréis<br />
mejor vuestra <strong>mis</strong>ión celestial. Entre todas las influencias formativas que tienden a hacer a un<br />
hombre favorecido de Dios en el ministerio, no conozco ninguna más eficaz que su familiaridad<br />
con el propiciatorio. Todo lo que el curso de estudios en un colegio puede hacer por un<br />
estudiante, es cosa vasta y externa en comparación con el refinamiento espiritual y delicado<br />
obtenido mediante la comunión con Dios. Mientras el ministro en cierne está dando vueltas a la<br />
rueda de la preparación, la oración es el instrumento del gran alfarero, por medio del cual amolda<br />
la vasija. Todas nuestras bibliotecas y estudios son meras vaciedades en comparación con<br />
nuestros gabinetes de retiro. En estos crecemos, nos hacemos fuertes, prevalecemos en la oración<br />
privada.<br />
Las oraciones que hagáis serán vuestros auxiliares más eficaces mientras vuestros discursos estén<br />
sobre el yunque todavía. Mientras otros hombres como Esaú anden en busca de su porción,<br />
vosotros con el auxilio de la oración hallaréis cerca de vuestra casa la carne delicada, y podréis<br />
decir de razón lo que Jacob dijo sin ella, "el Señor me la trajo." Si podéis mojar vuestras plumas<br />
en vuestro corazón, recurriendo a Dios con toda sinceridad, escribiréis bien; y si arrodillados en<br />
la puerta del cielo podéis reunir vuestros materiales, no dejaréis de hablar bien. La oración como<br />
ejercicio mental, traerá muchos asuntos al entendimiento, y así ayudará a la elección de un punto,<br />
a la vez que como práctica espiritual purificará vuestra vista interior para que podáis ver la<br />
verdad a la luz de Dios. Los textos rehusarán a menudo revelar sus tesoros hasta que los abráis<br />
con la llave de la oración. ¡Cuan admirablemente fueron abiertos los libros a Daniel, cuando<br />
estaba en oración! ¡Cuánto aprendió Pedro sobre el techo de una casa! El gabinete de retiro es el<br />
mejor estudio. Los comentadores son buenos instructores, pero el Autor <strong>mis</strong>mo lo es mucho<br />
mejor, y la oración hace una directa apelación a él y lo alista en nuestra causa. Es una gran cosa<br />
que uno ore en el espíritu y sustancia de un texto, trabajando dentro de él para convertirlo en<br />
alimento sagrado, a semejanza del gusano que se abre camino por entre la almendra de una nuez.<br />
La oración suministra una palanca para levantar verdades pesadas. Se asombra uno al pensar<br />
cómo pudieron haberse colocado en sus sitios las piedras de Stonehenge, pero más asombro<br />
causa el inquirir de dónde han obtenido algunos hombres un conocimiento tan admirable de<br />
doctrinas <strong>mis</strong>teriosas: ¿no fue la oración la poderosa máquina que obró tal maravilla? Sirviendo<br />
uno a Dios se le tornan a menudo las tinieblas en luz. Una investigación perseverante de los<br />
oráculos sagrados, levanta el velo y da gracia para mirar el interior de las cosas de Dios. Cierto<br />
teólogo puritano, en un debate, se observó que escribía con frecuencia en un papel que tenía<br />
delante, por lo cual hubo algunos curiosos que procuraron leer sus anotaciones, no encontrando<br />
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