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100 SEGUNDA PARTE.
altera después de estar mucho tiempo separada de las
ramas del árbol, y no es favorable para la alimentación del
gusano, particularmente las hojas delgadas, que fácilmente
se marchitan.
Es menester no dar á los gusanos hojas secas ni
fermentadas, con las que se enfermarían, y menos mojadas
de la lluvia, en cuyo caso al hacer la cosecha se comprimen
y envuelven en el lienzo ó sábana, que por medio
del calor que se desarrolla, en un par de horas evaporan
después la humedad con sólo desenvolverlas y airearlas;
así se evita esta humedad tan nociva.
Durante el dia y la noche debe suministrarse á los
gusanos la cantidad de hojas que se considere prudente
para una buena alimentación, la que depende del número
de gusanos que sobreviven, y en este concepto es menester
estar prevenido para que más bien sobre que falte
en los últimos seis días, en los que el gusano come cuatro
veces más que en toda su vida, para lo cual se necesitan
mil kilogramos de hojas por cada onza de semilla por
término medio.
Esta cantidad de hojas depende del buen éxito ele la
cria de los gusanos, cuando la mayor parte logra confeccionar
el capullo, con lo que puede considerarse que la
mayor cantidad ele hojas viene convertida en seda, y esto
se verifica en la última edad, en que el gusano come extraordinariamente,
produciendo un ruido semejante al ele
la lluvia.
La elección de las hojas de plantas bien situadas eri
terrenos un poco elevados, más bien secos y ventilados,
contribuye á la conservación de la salud de los gusanos.