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Llegó la Navidad a la Universidad - Universidad Pontificia Bolivariana

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apuntesporfacultades<br />

28<br />

talleres, conferencias, trabajos, exámenes, lecturas,<br />

alguna que otra reunión de compañeros,<br />

encuentro con personajes regionales y nacionales,<br />

notas excelentes, buenas, regu<strong>la</strong>res y ma<strong>la</strong>s,<br />

habilitaciones, cursos vacacionales, profesores<br />

eximios y muy recomendables y otros con calificaciones<br />

inferiores, críticas por su asistencia e inasistencia,<br />

excusas por no haber podido asistir a<br />

c<strong>la</strong>se, en fin, toda una gama de situaciones, que<br />

seguramente afloran en estos momentos en Ustedes<br />

y nosotros.<br />

Pero aparece también, el rostro un tanto compungido<br />

al dejar su segundo hogar, que durante<br />

cinco años los albergó, los tuvo en su seno, a sus<br />

compañeros con quienes han compartido momentos<br />

de alegría y de sinsabor, a sus docentes<br />

que con esmero y mucha voluntad inculcaron en<br />

sus personas, los ideales del saber, de <strong>la</strong> superación,<br />

del compromiso abogadil, culminando con el<br />

consultorio jurídico, en donde <strong>la</strong> voz suave; pero<br />

exigente de <strong>la</strong> exmagistrada, les dirigió el consejo<br />

y <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra oportuna, para que <strong>la</strong> actuación judicial<br />

fuera lo mejor posible. A Milena, <strong>la</strong> disciplinada<br />

secretaria académica, que los escuchó en sus<br />

vicisitudes, a Myriam, <strong>la</strong> leal secretaria, amiga y si<br />

se quiere confidente, que siempre les ayudó y les<br />

tiró <strong>la</strong>s orejas cuando era menester, y en fin, al<br />

decano, quien desde un comienzo los trató como<br />

verdaderos hijos biológicos suyos, a quienes siempre<br />

l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> atención con el respeto que se merece<br />

<strong>la</strong> persona, mostrándoles <strong>la</strong>s fortalezas y <strong>la</strong>s<br />

debilidades. En <strong>la</strong> cátedra del decano, siempre les<br />

habló con <strong>la</strong> franqueza propia del santandereano,<br />

sin ambajes, dejándoles ver el derrotero que han<br />

de seguir como abogados en ejercicio.<br />

Hoy, nos reunimos para compartir tal vez por última<br />

vez en el campus universitario, porque con<br />

seguridad nos encontraremos en el camino de <strong>la</strong><br />

vida, para estrechar <strong>la</strong> mano amistosa del directivo,<br />

del docente, del discente, para hacer un brindis<br />

porque el Dios de Colombia ilumine sus sendas,<br />

no los deje caer en tentaciones que los lleven<br />

a transitar por el sendero de lo ilícito. Ustedes han<br />

sido formados en una universidad católica y bajo<br />

los preceptos del cristianismo integral, rectitud,<br />

decencia, honestidad y un c<strong>la</strong>ro compromiso social.<br />

Estaremos pendientes de su paso a <strong>la</strong> vida profesional,<br />

como quiera <strong>la</strong> Oficina de Egresados les<br />

hará un seguimiento y tendrá en cuenta los actos<br />

de fortuna como los de infortunio.<br />

Sus educadores serán sus examinadores en su<br />

carrera de abogados. No pueden ser inferiores a<br />

quienes les han mostrado el camino de <strong>la</strong> verdad,<br />

de <strong>la</strong> justicia, de <strong>la</strong> pulcritud en su pensamiento y<br />

en su obrar.<br />

Deben sentirse orgullosos de haber estudiado en<br />

una universidad como <strong>la</strong> <strong>Pontificia</strong> <strong>Bolivariana</strong>, en<br />

donde <strong>la</strong> persona tiene un asiento preponderante,<br />

en donde <strong>la</strong> dignidad humana prevalece, en<br />

donde el respeto hacia los demás se inculca indubitablemente,<br />

y en donde los valores del espíritu,<br />

tienen puesto definitivo en <strong>la</strong> formación de cada<br />

uno de sus alumnos.<br />

Lleven con orgullo y altivez el calificativo de Bolivarianos,<br />

lleven con gratitud esa estampa que<br />

durante 5 años ha sido forjada en su cuerpo y en<br />

su alma, no <strong>la</strong> desconozcan, no <strong>la</strong> olviden, no <strong>la</strong><br />

escondan. Muéstren<strong>la</strong> y hágan<strong>la</strong> valer. Es un aval<br />

para muchas de sus ejecutorias como abogados.<br />

Hoy, cuando su partida se hace inminente, deseo<br />

a título personal, entregarles un recuerdo que lo<br />

han de llevar siempre en sus so<strong>la</strong>pas: es el escudo<br />

de <strong>la</strong> <strong>Universidad</strong>, esculpido en p<strong>la</strong>ta. Que sea ese<br />

pequeño pero significativo obsequio, un estímulo<br />

para que su futuro sea auspicioso, generoso y relevante<br />

en el campo profesional y en el personal.<br />

Es un recuerdo que como decano y amigo de<br />

Ustedes, entrego con cariño y verdadero aprecio.<br />

Consérvenlo, respétenlo, y que con sus acciones<br />

profesionales, se enorgullezcan de su paso por una<br />

universidad que desea lo mejor para Ustedes.<br />

Termino mi intervención, deseando a nombre de<br />

<strong>la</strong> <strong>Universidad</strong>, de <strong>la</strong> Facultad y de todos los presentes,<br />

los mejores éxitos en su carrera profesional.<br />

No puedo olvidar, alguna frase que el Papa<br />

Paulo VI pronunció al partir de Colombia: “No les<br />

decimos adiós, porque siempre los llevamos en el<br />

corazón”.

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