Sesiones de enero de 1813 - Academia Puertorriqueña de ...

Pidieron ISS Bulas de nombramiento del inquisidor genea
ral D. Ramon de Arce, y las que hubiese sobre la juri8.
diccion propia del Consejo: no se hallaron; pero el infor.
me del decano, fué favorable al Couuejo, segun queda 92
indicado.
Por el dictámen de esta comision resulta que cuatro
de 103 cinco señores convinieron en que te1 Cousejo de 1s
Suprema debia restablecerse inmediatamente en el ejerci
cio de sus funciones, o aunque los Sres. Obispo de Mallor-
ca y Huerta proponian que tfuese por ahora, y hauta tan-
to que el Concilio Nacional, da acuerdo con la autoridad
soberana, determinen lo más conveniente acerca de loa
tribuuales del Santo Oficio. » El Sr. Torrero hizo voto par-
ticular sobre que se oiga á los Obispos.
Como no se hubiesa dado curso al expediente desde
Octubre de LS1 1, en que se formalizó el acuerdo da la co-
mision, hasta Abril del año siguiente, tratindoce enton-
ces da prcsaotario á V. N., y de que el Sr. Torrero lo
firmase, rehusó hacerlo por considarcion á que habién-
dode publicado la Constitucion con potitcrioridad al wuer-
do, craia no poder ilevarsa esta á efecto, por 8er el resta-
blecimiento del tribunal incompatible con diforantes ar .
títulos de ella. Los Sres. Obispo de Mallorca, Parez y
Huerta, despues de examinar de nuevo al asunto, convi-
nieron en que ureducidas las funciones de la Inquisicion
á las propias de su privativo instituto, sin intarvencion
alguna en las materias. políticas,. tienen por muy confor-
me con el artículo constitucional que trats de la raligion,
el reetablecimiento del Consejo de la Suprema al ajarci-
cio de su autoridad; y dejando al Sr. Torrero en hbertad
de manifestar su dictámen al Congreso, insistan en el que
anteriormente tienen dado, creyendo que en nada se opo-
ne á la Constitucion política del Estado.» De este acuer-
do, firmado. por los tres señoras á 21 da Abril de 813,
8e di6 cuenta á V. M. en la sasion del dia siguiente.
En ella se aprobó la propasicion de que se suspendie-
cle por entonces la discusion, y se señ&.se más adelante
dia para tratar el asunto. Con poutarioridad 8 esto, hrc-
bléndose observado por algunos Sres. Diputado8 estaba ra-
suelto que no se tratbsa en el Congreso sobra ningunas
propooicionas que tuviesen conexion con los artículos de
la 2onstitucion, sin que antes fuesen examinadas por cuta
comision, se acordó en la misma sasion que «pasase todo
el expediente ü la expresada comision con arreglo á lo
acordado en 13 de Diciembre.*
Ultimamanta, continuando la misma sesion , se pro-
pu80 por un Sr. Diputado la proposicion siguiente: «Que
no 88 trata ni ae resuelva solamente pnr las Córtus el
punto material del rastablacimieato de Tribunrl Supremo
de Iaquisicion, sino de si conviene ó no su subsistencia y
la de los tribunales provinciaies.* Y habiéndose procadi-
do á votar sobra si se admitia 6 no i discusion, fué des-
echada.
Da lo dicho resulta, que en la actualidad hay dos
cuesaionee que resolver: una sobre lo principal del expe-
dienta, si se debe 6 no restablecer al Consejo de la,Inqui-
eicioo; y otra, que aunque suxcitada por incidencia, viene
á ser preferente ó preliminar, cual as la de si el restable-
cimiento de eata Tribunal dice 6 no oposicion con la Cons -
titucion de la Monarquía.
Antea de entrar en el eximen de esta cuestion, es ne-
cesario establecer con exactitud y claridad los términos
en que haya de proponerse.
El encargc que se hizo 8 la comision fué que in-
formase con arreglo al acuerdo de Diciembre: el informe
que 8e ha de arreglar con aquella determinncion, debe re-
caer precisamente sobre el expediente en cuestion.
éste solo se habla del reintegro del Tribunal de Ia Supre-
ma: así, la cuaution y al informe deban ceñirse á este
punto, que es al propuesto por el Sr. Torrero; á sbber: si
al restablecimient,o del Consejo de Inquisicion dice 6 no
oposicion con diferentes artículo8 de la Constitucion polí-
tica da la 1ionarquía. Pero hay más, que as la voluntad de-
cidida de V. M., de no encomendar á la comision por an-
toncas que tratase sobre la subktencia, ni manos sobre
!a supresion del Tribunal Supremo, ni de los provinciales
de Inquiaicion, ni tampoco que las Córtes resolvieran so-
bra esto8 particulares. Así resulta de lo expuesto, por no
haber tenido V. M. por oportuno admitir á discusion la
proposicfon que se hizo sobre estos puntos. La comision,
pues, no recibió más encargo ni mris autorizacion que lo
que resulta de la seuion indicada, luego es indudable que
con arreglo á lo mandado por V. M., sepun consta del ex-
pedieuta, y del Diario de Cdrtes dj 22 de Abril da 812,
deborembs limitar nuestro informe al punto de si al resta-
blecimiento del Tribunal de Inquisicion dice 6 no repug-
nancia con lo decretado en la Constitucion.
No proponemos á la considaracion de V. M. estas ob-
nervaciones para excusarno de entrar directamente en la
investigacion de si cl restablecimiento da la Inquisicion es
6 no conforme con la Constitucion política da la Monar-
quía, sino porque creemos que puedan servir de alguna
utilidad para conformar la resolucion que pueda tomarse
con el estado en que actualmente se halla este negocio,
el cual as de tanta considaraciou por todas sus relaciones,
y de tan interesante trascendencia, como mejor que nadie
conocerá la elevada penctracion de V. M. : y por consiguian-
te, exige da nuestra parte cuantas precauciones sea posible
excogitar, para evitar que la acaleracion de una deter-
minacion absoluta sobre la suprasion ó subsistencia de la
Inquisicion , nos acarree las amarguras y aflicciones que
en otras naciones se han experimentado por exaltacion de
opinioneu y reformas en puntos de religion; particular-
mente en ocasi,n de hallwe los pueblos acostumbrados
á inquietarse, y expuestos á que la malignidad los seduz-
ca y alucine. Por lo demis, Señor, diremos francamente
lo que se nos alcance en cumplimiento de 10 que V. M.
se sirvió encargar á la comisio3..
El establecimiento de la Inquisicion lo consideraremos
desde su primitivo origen en tres c’pocas diferentes: una
anterior al siglo XII, otra desde1 el siglo XII al tiempo
de los Reyes Catóiicos, y la tercera desde entonces hasta
ahora; para que examinados, aunque sea con rapidez, su
Drígen, su autoridad, y el uso que haya hecho de ella,
podamos inferir la autoridad 6 perjuicios, la conformidad
ú oposicion que esta establecimiento pueda tener con el
bien de la reiigion del Estado, y con la Coaetitucion po-
lítica de Ia Monarquía.
Primera @oca.
Jesucristo, nuestro divino legislador y maeetro, dejja
C ,los hombres en libertad pnra elegir la forma de gobier -
no político que m6s les acomodase para $ivir ei sociedad y
para establecer 1~s leyes más oportunas para 1s felicidad
temporal. Pero para su imperio espiritual, B que llama á
todoti lo8 hombres para proporcionarles la bianaventuranza
eterna, formó por sí mismo un c6digo de leyes sublimes
y perpétuas, y estableció un gobierno inalterable hasta eI
Bn de 10s siglos, que es el de su Iglesia. Al cnmplimiento
de su divina mision, separándose de sus discípulos, lea
mandó intimar BU ley á todos los hombres; los autorizó
para que
*
gobernasen
.
81s
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súbditos, para que establecieses
coutormes eion la ley fundamental del Evangelio, y
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