Sesiones de enero de 1813 - Academia Puertorriqueña de ...

BISCUSION DEL PROYECTO DE DECRETO 4247
para corregir y castigar los delitos á él tocantes, com’ 0 tantas declamaciones. Comparémosle con los jui&s secuson
señaladamente 10s que se oponen 6 18 fé y moral cris
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tians, de que ahora tratamos: es verdad indisputable
larea, y veamos en dónde está más bien asegurada la inocencia,
la libertad y los derechos de los ciudadanos.
consignada en el Evangelio y en la tradicion, que yo nl iQué es lo que se practica y ha practicado hasta aquí
me detendré á demostrar, pnesto que los mismos contra en los tribunales seaulares? Prescindo de las calidades rerios
han hecho un supuesto de ella. Tambien se supon1 queridas en los jueces, BU edad, oarrera, etc. Para prenque
esta jurisdiccion es dada por Dios inmediatamente, : der á un hombre, basta un testigo, un indicio, una prue=
por lo mismo independiente do la secular, que es igual. ba cualquier semiplena. Ya lo ha indicado el Sr. Hermímente
verdad de fé cien veces declarada y repetida con. da en el excelente discurso que acaba de oir V. M. Un
tra los heregas y protestantes, especialmente en los coa. delator ó querellante introduoe su acusacion, y arranca al
tre últimos siglos. Del mismo modo es inherente á este pronto un recetar 6 escribano, tal vez requerido para hapotestad
el ordenar la forma del juicio para instruir el co, cer au justificacion 6 sus probanzas, que respeativamente
nooimiento, examinar las causas y preparar el fallo y Ir sucede lo mismo en los juicios civiles. Lo primero que hace
sentencia. A la potestad de juzgar y condenar está anejt es gratificarle, traerle y llevarle 6 sus expensas, mantoesencialmente
la de oir á las partes, hacer cargos al reo nerle opíparamente para ganar su favor. Puede decirse
oir sus descargos, examinar testigos, proveer autos, da] que toda prueba judicial está á discrecion del encargado.
sentencias, admitir apelaciones, etc.; todo esto tiene re- Los testigos suelen las m&a veces ser personrs riístieas,
duccion al derecho natural, y todo se contiene en el ám- bajas é ignorantes, que no saben explicarae, ai entienden
bito de un gobierno supremo y perfecto, cual es el de Ir lo que se les pregunta. El escribano se encierra con ellos:
Iglesia. Csi jrris&cctio data est, ea videntzcr cowssa, sinc extiende sus deciaraciones á la larga en un idioma que
qacibw jwisdictio ejemere fion 1)0test, 8s máxima antigua no ea del testigo, haciéndole decir lo que él quiere, sin
del derecho. Desde su nacimiento ha ejercido la Iglesit que lo entienda: dice el teetigo, blanco, y escribe neeste
dewcho, disponieudo sus juicios del modo que hr gro, etc.: esto sucede, y ha sucedido muchas veces, y
estimado conveniente, instruyéndolos y variándolos seguz sucederá por este órden cuantas se quiera, hablando en
las circunstancias de los tiempos. En los Concilios már general, como hablo aquí, porque no los comprendo á toantiguos
que tenemos, como el nueetro de Elvira, los da dos. En una palabra, e8 una idea muy comun, que en los
Af-ica, y en otros, se encuentran detalladamente las for- pleitos se prueba cuanta se quiere, y qus no hay dispenmas
y modos de proceder en las causas respectivas, y nc iio, fatiga, ni amargura que no tenga que devorar un lihay
coleacion canónica que no abunde de títulos sobre la tigante de buena fé reducido á semejante conflicto. No
mismo, y aun puede decirse que han servido de guia y de obstante, de estas diligencias y pruebas está pendiente la
pauta para el ordenamiento de los procesos seculares. vida, honra y hacienda de los ciudadanos. Veamos cómo
Pero iqué necesidad hay de todo esto si en la misma Es- 10 está en la Xnquisicion. Primeramente, no basta una decritura
tenemos los primeros testimonios? San Pablo pre- lacion, ni dos, para proceder contra nadie: es necesario
venia al Obispo Timoteo los testigos que habia de exami- lue se junten tres. No hasta la primera ni la segunda,
minar para proceder contra un clérigo: adversus ppesdyle- porque puede haber sido una indiscrecion, un acalorapwn
noli accwztiosem swcipers, Bisi szlb dwobw, alct tribzcs niento, 6 acaso una mala voluntad; pero con tres no quetestibus.
El mismo San Pablo escribia á loe fieles de Co- la ya excusa á la prudencia humana, y se conoce que se
rinto que le ahorrasen el que cuando viniese á ellos tu- ;rata de persona que difunde ein reparo su mala doctrina,
viese que ejercitar con dureza la potoetad que Dios le ha- r aun antes se exige al delator el reconocimiento de su
bia dado: absens vobis &ibo ut noa prczsens dwiw ogam, ìrna bajo de juramento, extensivo ti que no se mueve
srcu~dur potsrtatcm pumn dedil ai?bi Domiws. Lo mismo )or ódio, mala voluntad, ni respeto alguno humano. Se
repetia en otras ocasiones, y en una les amenazaba que :aliflca la doctrina 6 proposicion delatada, que forma el
escogiesen si iria oon la vara en la mano ó con espíritu de :uerpo del delito, por calificadores nombrados de antecaridad
y mansedumbre. Los Apóstoles tojos han ejerci - nano, que siempre son personas doctas y eecogidas, y las
do esta potestad pública exterior y punitiva, y ya vemos :alifican sin la aenor noticia del reo 6 del autor. Resulá
San Pablo prescribir, cuando se le ofreció el caso, hasta ,ando el delito, se procede 6 la justificacion sumaria, 6
el órden del sumario. iQué errores tan groseros se han ier el mismo Tribunal, si se hace en el pueblo de su reescrito
y dicho por algunos con capa de realistas en estos ,idencia, 6 por los comisarios del Santo Oficio en los disúltimos
tiempos contra los tribunales ecleskkticosl iComo antes, 6 en defecto por los párrocos 6 8cleeiásticos más
si la potestad que Jesuoristo dejó á su Iglesia hubiera de lignos y acreditados, que unos y otros despachan sus ens8r
para ejercerse sobre las piedras 6 Brboles del campo: :argos sin estipendio, sin derechos, ni percibir nada por el
6 como si los fieles fuesen súbditos de ella á voluntad y li- ~iko. Se examinan los testigos al tenor puntual del forcencia
de los Príncipes1
nulario, y ni aun se lo declara el reo contra quien 88 pro-
Ahora, pues, esta Potestad de corregir y castigar los :ede, para que saliendo de ellos mismos lo que han oido,
delitos de haregía, que hoy está depositada en la Inquisi- r á quién, resalte mejor la verdad, libre de sospecha. Se
oion por la autoridad eclesiástica, se halla arreglada por ornan px ssparado noticias de la conducta moral del reo
esta misma, y este derecho es indisputable para toda lo 1 testigos, y de todas lae relaciones, causas 6 desavenenque
sea obrar dentro de su esfera, y circunscrita á lo que :ias que puedan intervenir entre ellos y conducir 6 debipertenece
á la potestad espiritual. Bien 6 mal hecho, bien itar 6 asegurar la fuerza de sus deposiciones y cuales-
6 mal arreglado, á la misma pertenece reformar lo que esquiera taehas que tengan. Concluido el sumario, se
hubiere digno de reforma, y no á nosotros, que para esto welven á ratificar más adelante los testigos en el mismo
no tenemos ni podemos tener mision alguna. iY podre- umario á presencia de otras dos personaa honestas, de
mos nosotras suplir los CBSOS reservados y delegados á la brobidad reconocida, con cuya intervencion y suscripoion
Inquisieion por la Silla apostólica, como ea, por ejemplo, la e repiten las mismas diligencias. Se vuelve 4 examinar
absolucion de Ir haregía mixta? Pero veamos, aunque sea odo en el Tribunal, y B calificar de nuevo con respecta
por poalor, sl modo de sustanciar loe juicios de 1s Inquisicka,
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