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NUESTRA VIDA FRATERNA EN MINORIDAD - Capuchin Friars Minor

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• según nuestra tradición, se prefiera la<br />

meditación sobre los misterios de la encarnación<br />

y de la cruz.<br />

• las experiencias eremíticas no han de reforzar<br />

en nosotros un estilo de vida monástica, sino que<br />

sean sobre todo un caminar hacia la mirada<br />

contemplativa en medio del mundo.<br />

<strong>NUESTRA</strong> <strong>MINORIDAD</strong> <strong>EN</strong> LA IGLESIA<br />

(35) El ejemplo de Cristo, que se humilla hasta<br />

bajar, durante la Eucaristía, a nuestras manos<br />

(Adm 1, 16-19; CtaO 26-29) debería conducir a<br />

los ministros a humillarse a sí mismos para servir<br />

a los demás (RnB IX, 1; CtaO 28). Esta actitud a<br />

imitación de Cristo invita a los hermanos<br />

sacerdotes de nuestra Orden a ser humildes y<br />

menores en su servicio sobre el altar de la vida<br />

fraterna.<br />

(36) El franciscano sacerdote vive el propio<br />

ministerio, honrando la primacía de la<br />

pertenencia a la fraternidad (cfr. CtaO 30-31). Y<br />

como especial ministro de la misericordia de<br />

Dios, inspirándose en el modelo propuesto por<br />

Francisco en la Carta a un ministro (CtaM 8-20),<br />

se vuelve disponible para las necesidades de la<br />

Iglesia, con preferencia hacia los servicios más<br />

difíciles y sin honores, y sabe hacerse prójimo<br />

particularmente con los que sufren, con los<br />

marginados y los alejados.<br />

16<br />

2.2. Inflamados en el amor de Cristo,<br />

contemplémoslo en el anonadamiento de la<br />

encarnación y de la cruz para asemejarnos más a<br />

El y, al celebrar con gozo unánime la Eucaristía,<br />

participemos del misterio pascual, gustando de<br />

antemano la gloria de su resurrección hasta que<br />

El venga.<br />

98.1. San Francisco conoció por divina<br />

inspiración que había sido enviado para reformar<br />

a los hombres con una vida nueva. 2. Por esto, al<br />

inaugurar una nueva forma de vida evangélica,<br />

aunque él ya no perteneciera al mundo,<br />

permaneció no obstante en él y quiso que<br />

también su Fraternidad viviera y actuara entre<br />

los hombres para testimoniar con obras y<br />

palabras el gozoso mensaje de la conversión<br />

evangélica. 3. Por lo tanto, también nosotros,<br />

partícipes de su misión, vivamos en medio del<br />

mundo como levadura evangélica, de modo que<br />

los hombres, al ver nuestra vida fraterna<br />

informada por el espíritu de las<br />

bienaventuranzas, reconozcan que ha<br />

comenzado ya entre ellos el Reino de Dios. 4.<br />

De este modo estaremos presentes en el mundo<br />

para servir al Dios vivo y, en caridad, humildad<br />

y franciscana alegría, promoveremos la paz y el<br />

bien en beneficio del mundo y de la Iglesia.<br />

145.5. Dediquémonos gustosamente a cualquier<br />

ministerio y actividad apostólica con tal de que<br />

estén conformes con nuestra forma de vida y<br />

respondan a las necesidades de la Iglesia; y,<br />

siendo conscientes de la minoridad, asumamos<br />

generosamente aquellos ministerios que se<br />

consideran especialmente difíciles.<br />

9.3. Dondequiera que nos encontremos<br />

contribuyamos con nuestra presencia fraterna y<br />

profética al bien de la Iglesia particular colaborando<br />

en su crecimiento y desarrollo.

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