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Fundaciones jesuíticas en Iberoamérica [PDF] - Fundación Iberdrola

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aquello que les faltaba. El debate era hasta qué punto el volum<strong>en</strong> de esa actividad económica rebasaba<br />

las necesidades inmediatas de las misiones y hasta qué punto estaban <strong>en</strong> algunos casos monopolizando la<br />

producción y el mercado local. Fue muy lucrativo, por ejemplo, la producción y v<strong>en</strong>ta de la preciada yer-<br />

ba mate <strong>en</strong> el Paraguay, el pulque <strong>en</strong> Nueva España y vinos y aguardi<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el Perú.<br />

Otra fu<strong>en</strong>te de críticas fueron las actividades de los procuradores <strong>en</strong>viados a Europa. Cada tres<br />

años aproximadam<strong>en</strong>te, los procuradores acudían a Roma vía España para reunirse con el G<strong>en</strong>eral y<br />

at<strong>en</strong>der diversos asuntos, <strong>en</strong>tre otros la adquisición del material necesario para las misiones. Estas com-<br />

pras incluían ciertos <strong>en</strong>cargos recibidos <strong>en</strong> sus lugares de orig<strong>en</strong>, aunque no está claro si cobraban comi-<br />

sión por ellos. Satisfacer estos <strong>en</strong>cargos era un doble favor, pues pocos podían realizar el viaje y, además,<br />

como supuestas provisiones para las misiones, los baúles de los jesuitas estaban ex<strong>en</strong>tos de impuestos<br />

aduaneros. Este punto fue la raíz de creci<strong>en</strong>tes t<strong>en</strong>siones <strong>en</strong>tre la Corona y la Compañía, pues aquélla<br />

sospechaba que perdía importantes ingresos a causa de estas actividades. Por otra parte, los <strong>en</strong>cargos a los<br />

procuradores se inscrib<strong>en</strong> d<strong>en</strong>tro de las magníficas relaciones públicas que tan bi<strong>en</strong> supieron cultivar los<br />

jesuitas, especialm<strong>en</strong>te con sus b<strong>en</strong>efactores y las personas influy<strong>en</strong>tes de la sociedad virreinal. Más deli-<br />

cado es saber si también compraban objetos —como libros y telas— para rev<strong>en</strong>derlos <strong>en</strong> <strong>Iberoamérica</strong>.<br />

La v<strong>en</strong>ta a terceros estaba prohibida <strong>en</strong> la Compañía, pero el recurr<strong>en</strong>te recordatorio de esa prohibición<br />

<strong>en</strong> la correspond<strong>en</strong>cia y las instrucciones de provinciales y g<strong>en</strong>erales delata que no siempre debió respe-<br />

tarse. Igualm<strong>en</strong>te, los superiores insistían a los padres que guardaran la humildad <strong>en</strong> la decoración de sus<br />

celdas y colegios. Incluso hubo casos <strong>en</strong> que cuestionaron la edificación de una iglesia por parecerles<br />

excesiva <strong>en</strong> lo material 11 . Es decir, <strong>en</strong> lo posible y oficialm<strong>en</strong>te, la Compañía no debía ser visiblem<strong>en</strong>te<br />

ost<strong>en</strong>tosa; la riqueza era más bi<strong>en</strong> un instrum<strong>en</strong>to de poder.<br />

Los jesuitas fueron consci<strong>en</strong>tes de la necesidad de involucrarse socialm<strong>en</strong>te y de la importancia del<br />

dinero <strong>en</strong> tal proceso. Si era necesario comerciar para ganar influ<strong>en</strong>cia, los jesuitas no veían inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> ello, como tampoco dejarían de controlar los mercados rurales si ello proporcionaba holgura económica<br />

a sus reducciones y colegios. La riqueza no era un bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> sí mismo, sino el vehículo para la adquisición<br />

de v<strong>en</strong>tajas sociales, políticas y por supuesto espirituales. En última instancia, su lema Ad maiorem Dei<br />

gloriam, les permitía justificarse <strong>en</strong> cualquier situación.<br />

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