Descargar El arma más poderosa, de José Francisco - Rojo y Negro

aquello que parece amor no es más que un velado
egoísmo. Autistas emocionales. Sin embargo la
gente que solo le conoció de manera oficial o
anecdótica tiende ahora a admirar su sabiduría
moral.
Según Laurence, él siempre nos dio lo peor de sí
mismo. Desplegó con la intensidad de Kafka,
Kerkegaard o Dostoyevsky, los extremos de su
propio narcisismo, sus dudas en torno a la
existencia del amor, su constante teologizar.
Miterrand padecía una especie de aburrimiento
mortal. Lo cierto es que sus alumnos percibían en
él un afecto generoso. Los más cercanos quizás
conocían su marcada propensión a sumergirse en
estados de ánimo sombríos. Era hijo de
universitarios y poseía una mente brillante que
lanzaba discursos y escribía libros que salían de
los límites literarios para transgredir las
manipulaciones criminales a veces e hipócritas
casi siempre, de los que más pueden.
Sus intervenciones orales o escritas, siempre
brillantes, originales, llamativas, fruto de una
mente poderosa y valiente, reventaban los
códigos estéticos de generaciones precedentes.
Sus novelas llevan a cabo la sátira despiadada de