Subsidio Catequístico II - Diócesis de Quilmes
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Encuentros catequísticos 32<br />
• «Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo,<br />
sino para que el mundo se salve por él.»<br />
Quienes recorrieron junto a Jesús todo su camino, lo vieron y escucharon: Jesús vivía como<br />
alguien que vino a salvar y a perdonar. Sus gestos y sus palabras son aliento para los <strong>de</strong>sanimados,<br />
reconciliación para los agobiados en su conciencia, curación para los enfermos, inclusión para los<br />
excluidos, libertad para las personas sujetas a un or<strong>de</strong>n social y un modo <strong>de</strong> vida inhumano... Acogió<br />
a los pecadores. Perdonó a la adúltera. La oveja <strong>de</strong>scarriada recibió las mejores atenciones <strong>de</strong>l Buen<br />
Pastor. Despertó la confianza <strong>de</strong> hombres y mujeres. Les salvó la vida.<br />
Algunos encuentros atrás <strong>de</strong>cíamos que la palabra «bautismo» viene <strong>de</strong> una expresión en griego<br />
que quiere <strong>de</strong>cir «sumergirse»; y nosotros en nuestro bautismo nos sumergimos en la muerte <strong>de</strong><br />
Cristo, para resucitar con él como una nueva creatura (así lo dice el apóstol Pablo, ver 2Corintios 5,<br />
17). Esto significa mucho. Entre otras cosas, quiere <strong>de</strong>cir que Jesús sigue siendo para nosotros todo<br />
lo que fue para la gente <strong>de</strong> su tiempo: estamos «sumergidos» (bautizados) en la vida <strong>de</strong> Aquel que<br />
nos salva la vida. Y significa también que compartimos su misma misión, que estamos sumergidos en<br />
ella: en su vida <strong>de</strong> servicio, <strong>de</strong> amor incondicional y <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad que llega hasta la entrega <strong>de</strong> la<br />
propia vida.<br />
Por eso <strong>de</strong>cimos que el bautismo es el comienzo —y no el final— <strong>de</strong> nuestro camino como<br />
cristianas y cristianos: es un don que siempre tenemos que re<strong>de</strong>scubrir, una vida llamada a madurar,<br />
una tarea que se nos confía para vivir y dar vida a los <strong>de</strong>más. En otras palabras, el bautismo es<br />
inseparable <strong>de</strong>l seguimiento <strong>de</strong> Jesús: ser bautizados y bautizadas implica seguir a Jesús, viviendo y<br />
amando con él y como él.<br />
3. Profundizamos la invitación <strong>de</strong> Dios<br />
Abrimos el diálogo, compartiendo:<br />
• ¿Qué es lo que más me resuena <strong>de</strong> lo que hemos compartido?<br />
• Al comienzo <strong>de</strong>l encuentro nos preguntamos qué relación <strong>de</strong>scubríamos entre nuestro bautismo y<br />
nuestra vida cotidiana, nuestro hoy... Lo que ahora hemos compartido, ¿me ayuda a <strong>de</strong>scubrir<br />
algo nuevo en este sentido?<br />
• Si el bautismo es inseparable <strong>de</strong>l seguimiento <strong>de</strong> Jesús, ¿<strong>de</strong> qué manera estoy «viviendo y amando<br />
con él y como él»? ¿Qué otros pasos puedo dar?<br />
4. Celebramos lo vivido<br />
Terminamos el encuentro con un breve momento <strong>de</strong> oración. Es importante que cada persona tenga la<br />
Biblia en la mano, y se indica el pasaje bíblico que vamos a escuchar para que puedan buscarlo.<br />
De ser posible, nos reunimos en la iglesia, en torno a la fuente bautismal, junto al Cirio pascual<br />
encendido. Po<strong>de</strong>mos poner música instrumental <strong>de</strong> fondo.<br />
Una persona lee pausadamente esta lectura bíblica, proclamada también en la Vigilia Pascual:<br />
Romanos 6, 3-11.