PORTADA JUNIO 2009 - Passio Christi

sin perder detalle, la crucifixión y la muerte
de su hijo adorado, y con valor para ofrecerse
a sí misma como víctima, junto a Jesús,
por la salvación de los hombres a quienes
su propio Hijo, acaba de dárseles como
hijos, buscando que pongamos en Ella nuestra
esperanza y que aprendamos de Ella a
saber esperar en los casos mas graves, como
suele decirse, contra toda esperanza.
NUESTRA IMAGEN
DE LA MADRE DE LA SANTA
ESPERANZA
Estamos acostumbrados a contemplar las
imágenes de la Virgen de la Esperanza,
bajo la expresión angustiosa de su soledad,
con el corazón desgarrado por la muerte del
Hijo; pero con su rostro transfigurado y radiante,
mirando a la altura, significado su
esperanza en la Resurrección.
La Congregación pasionista quiso, sin
embargo, desde sus orígenes, siglo XVIII,
ver en María, la Madre de la Santa Esperanza,
desde el primer momento de la Encarnación
del Verbo en sus purísimas entrañas
y asociada por entero a la obra de la
Redención, significada por la Cruz que Madre
e Hijo sostienen a la par y nos la ofrecen
como signo de esperanza y de salvación
para todos.
Así quisieron darla a conocer a los demás
y crearon un magnifico cuadro, lleno de singular
ternura que por sí mismo suscita la
esperanza en cuantos lo contemplan y que
hoy reproducimos en la Revista Pasionario.
La madre tiene al Niño sobre sus rodillas
y le sostiene con su mano diestra. El niño
levanta su mano derecha en ademán de
bendecir, y agarra amorosamente con su
mano izquierda la Cruz que reclina sobre el
pecho de la Madre que la sostiene apoyada
sobre mano izquierda. El Niño se siente seguro
y feliz en los brazos de su Madre y
sonríe complacido, a cuantos acuden esperanzados
a María, sin tener miedo a la
Cruz.
El impacto que produjo este cuadro entre
los pasionistas, fue tan grato y generalizado
que todos quisieron contar con él, para gozar
de su presencia en sus habitaciones individuales.
Los Misioneros comenzaron a
llevarle por los pueblos, en las misiones populares,
con insospechado acierto.
Entre los muchos misioneros y predicadores
que se distinguieron en la propagación
de esta devoción nueva a la Madre de
la Santa Esperanza, son muy dignos de recordar
el P. Tomás Struzzieri, que fue el primer
Obispo pasionista, el Beato Domingo
Barbieri, autor de la segunda de las lecturas
de su fiesta y el Beato Bernardo Silvestrelli,
compañero de San Gabriel de la Dolorosa,
y cuya fotografía incluimos
en el texto.
Los pasionistas celebramos su
fiesta litúrgica el día 09 de julio.
✒ P. Eutiquio López, C.P.
Revista Pasionario/209