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PORTADA JUNIO 2009 - Passio Christi

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con el Hijo del hombre. Jesús sabe que las<br />

ideas mesiánicas judías son esencialmente<br />

políticas, y nada más lejos de él que entender<br />

de esa manera su misión. Para prevenir<br />

de antemano todo malentendido, Jesús evita<br />

escrupulosamente el empleo del título Mesías.<br />

Pero, a pesar de eso, tiene que mostrar<br />

que está encargado de ejecutar el plan divino<br />

de la salvación para su pueblo y para la<br />

humanidad, y que tiene conciencia de ello;<br />

por eso añade en seguida la declaración sobre<br />

el Hijo de hombre. El rechazo del título<br />

Mesías no significa de ninguna manera que<br />

Jesús renuncie a su pretensión salvífica. Lo<br />

que ha rechazado es solamente la función<br />

política del Mesías-Rey.<br />

– Mc 15,2. Jesús está siendo juzgado por<br />

Pilato que le pregunta: ¿Eres tú el rey de<br />

los judíos? Jesús responde: “Tú lo has dicho”.<br />

Puede pensarse que la respuesta es<br />

evasiva. El diálogo referente al Reino “que<br />

no es de este mundo” podría llevarnos a entender<br />

el texto en esa línea.<br />

– Mc 8,27ss es el texto de la confesión de<br />

Cesarea de Filipo. Pedro afirma: “Tu eres el<br />

Mesías (el Cristo)”. En el texto del Marcos<br />

se añade que Jesús “les mandó severamente<br />

que no hablaran a nadie acerca de él”.<br />

Entonces, él comenzó a enseñarles que era<br />

necesario que el Hijo del hombre sufriera<br />

mucho, que fuera rechazado por los ancianos<br />

y los sumos sacerdotes y los escribas,<br />

que le mataran y que resucitara después de<br />

tres días” (Mc 8,30-31). Debemos reconocer<br />

que ante la declaración mesiánica de Pedro,<br />

Jesús no afirma ni niega sino que guarda<br />

silencio y habla, como en otros pasajes, del<br />

Hijo del hombre que debe sufrir mucho. Y<br />

cuando Pedro quiere desviarle de este sufrimiento,<br />

le echa en cara la tremenda acusación:<br />

¡Apártate de mí Satanás! Esta respuesta<br />

significa que Jesús ha interpretado<br />

la visión mesiánica de Pedro (y su misma<br />

confesión anterior) como una tentación mesiánica.<br />

Es la misma tentación que los sinópticos<br />

recogerán en el relato llamado de<br />

las tentaciones. Sea como fuere, lo importante<br />

es que, conforme a los sinópticos, Jesús<br />

ha visto a Satanás detrás de la concepción<br />

mesiánica corriente del judaísmo contemporáneo.<br />

La prohibición de proclamar su mesianismo<br />

proviene en realidad del mismo Jesús y<br />

se explica de manera natural: Jesús temió<br />

que una proclamación de ese tipo pudiera<br />

conducir a una forma falsa de entender su<br />

misión –precisamente aquella que el ha reconocido<br />

y combatido como tentación satánica–.<br />

De aquí nace la reserva que ha mantenido<br />

hasta el momento final en relación<br />

con el título Mesías.<br />

Los tres textos que hemos señalado<br />

muestran cual fue la actitud de Jesús frente<br />

al título de Mesías. No lo rechaza pero<br />

manifiesta una gran reserva respecto de él.<br />

Además, cuando la palabra Cristo aparece<br />

en los evangelios, no es casi nunca Jesús<br />

quien se la aplica a sí mismo, son siempre<br />

otros los que lo hacen, llamándole Cristo.<br />

Podemos concluir que Jesús observó<br />

siempre la más extrema reticencia en relación<br />

al título Mesías, y que incluso consideró<br />

como tentación satánica las ideas específicas<br />

que se vinculaban con este título. Incluso<br />

en ciertos momentos fundamentales,<br />

introdujo el título Hijo del Hombre en lugar<br />

del de Mesías. Jesús también opuso la idea<br />

de Siervo de Yahvé a la de Mesías político.<br />

Por eso resulta una ironía que él haya sido<br />

crucificado por los romanos precisamente<br />

como Mesías político.<br />

Nos preguntamos: ¿no había en el Mesianismo<br />

judío nada que Jesús hubiera podido<br />

aplicarse a sí mismo? Jesús sólo se ha<br />

opuesto de un modo radical a la comprensión<br />

judía del título, centrada en el mesianismo<br />

político; en lo que se refiere al título<br />

en cuanto tal, hemos visto que Jesús mues-<br />

Revista Pasionario/185

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