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e d i t o r i a l
El poder de decidir
Decidir es algo que hacemos a diario, desde qué ropa
vamos a ponernos hasta por qué ruta viajaremos hacia
nuestro destino cotidiano, es una facultad totalmente
individual, nuestra. Todos tenemos ese poder de decidir
qué hacer de nuestra vida en todas y cada una de nuestras actividades.
Decidir es el movimiento de la voluntad de una persona a fin de
que tome cierta determinación, es decir, que resuelva algo en cualquier
sentido.
Por ejemplo, sin entrar aún en las decisiones más trascendentes de la
vida cotidiana de cualquier persona, los expertos en coaching, dicen que
“las decisiones y los negocios están íntimamente ligados. Un negocio
en el cual no se tomen muchas decisiones tenderá a envejecer, a perder
su actualidad y, en última instancia, a perder ante su competencia. Por
ello, tomar decisiones lleva a entender el continuo cambio que ocurre en
nuestro entorno, ya sea personal o empresarial”.
Pero, preguntémonos a nosotros mismos, quizás usted lo hace cotidianamente,
querido lector: ¿qué decisiones toman nuestros gobernantes,
nuestros representantes populares, nuestros protectores de la Constitución
en la SCJN? ¿Qué decisiones toman nuestros policías, el Ejército,
las Fuerzas Armadas, cuando el país está postrado y sometido por la
violencia de los delincuentes organizados? ¿Qué decisiones toman acerca
de la producción y la productividad del país? ¿Qué decisiones están
tomando acerca de la gran productividad de las regiones que no reciben
el apoyo necesario? ¿Qué decisiones están tomando acerca de la urgencia
de convertir a México en un país competitivo dentro de la carrera
industrial, financiera, empresarial que nos exige la globalización?
Y, conste, ellos, los elegidos (por nosotros a través de nuestro voto
democrático, se supone) sí tienen el poder de decidir, ¿pero qué están
decidiendo en nuestro nombre y por nuestra voluntad (porque ellos
dicen que lo hacen en nuestro nombre, porque nosotros los elegimos
para eso)?
Debe ser algo equivocado, porque la mayoría de los mexicanos estamos
viendo un país en retroceso y en el mejor de los casos paralizado,
sometido, aterrorizado, si no, ¿cómo es que ocurren tragedias como la
de los ductos de PEMEX en Puebla? ¿Por qué se sigue permitiendo el
contrabando de armamento de Estados Unidos hacia México? Apenas
hace unos días “decomisaron” otro cargamento de armas en el Puente
Internacional Donna-Río Bravo.
¿Por qué se permite que el número de muertes (más de 33 mil) de
delincuentes o inocentes siga aumentando?
¿Por qué se comprueba el nexo entre las FARC con el Cártel de Sinaloa?
¿Por qué no nos escucharon cuando advertimos que México se
colombianizaría, que sólo faltaban las guerrillas? ¿Por qué secuestran
a 50 salvadoreños en Oaxaca? ¿Por qué los sicarios de los cabecillas del
crimen organizado atacan con granadas las sedes policíacas de Nuevo
León o cualquier otro estado y éstos no hacen nada por arrestarlos? ¿Por
qué siguen exportando marihuana hacia EU y hacia los estados de la Re-
pública, como las 2.5 toneladas de marihuana decomisadas en Sinaloa?
¿Por qué se dice que los empleos aumentan cuando más del 40% de
las y los mexicanos padecen el desempleo y dedican su tiempo a cualquier
cosa que les deje de comer?
Eso, sin preguntarnos ¿qué hacen los empresarios, industriales, financieros
mexicanos para impulsar nuestra economía? ¿Por qué, cautos,
abren cuentan en Estados Unidos, en Suiza, etcétera?
Ahí entramos la mayoría de los mexicanos. Los pequeños, medianos
y micro empresarios somos los que realmente le estamos dando vida a la
economía nacional. Alimentamos las grandes tiendas, creamos empleos
reales, impulsamos los grandes negocios que cada día obtienen más ganancias
sin que ello se refleje en los bolsillos de los mexicanos comunes.
Ahí está nuestro poder de decisión. ¿Qué hacer para corregir lo que
nuestro sistema de gobierno no puede o no quiere? ¿Qué debemos hacer
como ciudadanos para que este año 2011 sea distinto del 2010? Algún
pensador expresó que “la mejor política es el trabajo, con trabajo se resuelven
los más difíciles problemas”. Entonces, queridos lectores, a trabajar,
a hacer mejor lo que hacemos y, si podemos, hacer un poco más.
Esa decisión está en nosotros mismos, de cada uno de nosotros depende
que mejoremos lo que estamos haciendo y si esa decisión la tomáramos
en conjunto, toda la sociedad, México sería distinto, verdaderamente
próspero como cada año nos deseamos unos a otros.
Bien, entonces apegado a esta utopía, les deseo a todos ustedes que
este año 2011 sea en verdad próspero, próspero por nosotros mismos, no
por las “decisiones tomadas a nuestro nombre” que hacen los gobiernos
que están muy alejados de la sociedad mexicana, la que votó por ellos,
pero que pareciera que lo mismo les da o que sólo buscan apoyos para
ganar o seguir en el poder.
Por eso una actitud positiva hacia al cambio es una actitud que lleva
a la acción y al caminar un kilometro más; a realizar el esfuerzo que otros
no están dispuestos a llevar a cabo y por lo tanto a diferenciarse en una
forma positiva.
Si dejamos que nuestras decisiones se repitan una y otra vez estás se
convertiran en hábitos, que si son buenos son una gran herramienta y si
son malos se encargaran de llevarnos a donde no queremos.
Por eso nuestras decisiones deben ser refinadas, pensadas y por último
que lleven a la acción. Si tomamos decisiones positivas, nuestra vida
será positiva, si tomamos decisiones negativas, así también será nuestra
vida.
Pero, ¿Qué es una decisión negativa? Es aquella que nos aleja de lo
que en verdad queremos, por eso la importancia de pensar nuestras decisiones,
ser concientes que con ellas tenemos el poder de hacer daño o
hacer bien. Nuestras decisiones influencian todo nuestro entorno, por eso
debemos usar este poder sabiamente
Ra m ó n Zu R i t a Sa h a g ú n
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