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euniones del Banco Mundial, las del GAT, del Acuerdo General de la
Organización Mundial de Comercio. Me tocó reportear una buena cantidad
de los avances del Acuerdo General de Aranceles y Comercio”.
Un año que tiene muy presente es 1987: “Estalla la crisis de la
deuda externa. Se desploman los mercados y todo mundo pierde su riqueza. Se le denominó
la Crisis de la Codicia, porque todo el mundo quería salvar su dinero, y
aunque no sabíamos nada de invertir en la Bolsa, de pronto nos vimos arrastrados
por la necesidad de saber cómo proteger nuestros ahorros y cómo aumentar la rentabilidad
en contexto de crisis. La inflación llegó a 150 por ciento, y a nadie le alcanzaba
el dinero”.
Al inicio de nuestra conversación mencionaste que los
mexicanos aprendemos Economía a golpe de crisis económica.
Yo creo que en México no existe una cultura del ahorro
y de cómo aplicar su dinero en estas circunstancias: “La
clave es Disciplina y tener metas”.
Eso de la Disciplina se escucha fácil, pero nadie la lleva
a la práctica: “Estamos mal acostumbrados, ya que gastamos el dinero en cosas
que no tenemos contempladas, que nos encontramos en nuestro deambular diario y
que no nos son necesarias. La Disciplina se aprende. Yo aprendí”.
En qué momento dices, el periodismo es lo mío. Vuelve
a soltar una gran sonrisa y responde: “Yo creo que desde le primer
momento sabes que te gusta esto, porque te levantas tempranísimo, y te acuestas
tardísimo, y si no fuera por eso, no lo harías. Recuerdo que en mis primeros días como
reportero, en el Universal Gráfico, yo llegaba entre 4 y 5 de la mañana, igual
que el director, el Reportero Cor (Leopoldo Meraz q.e.p.d.). Siempre lo
POr rOsaura Cervantes COnDe
FOtOs De MariO tOrres
Cuando el tipo de cambio
era de 12.50 pesos por dólar,
nadie se preocupaba por
el tema, ni por el tipo de
cambio,
nadie sabía qué era la
inflación, y en los periódicos
o en los
medios electrónicos no había
secciones económicas ni
financieras.
Fue precisamente por las
crisis económicas, que vino el
cambio.
Fue cuando en los medios de
comunicación se empezaron
a incluir temas económicos,
porque se percataron de que
tenían
que enviar el mensaje
masticado, que es tan
importante
como el conocimiento mismo.
veías con su abrigo, porque llegaba en la madrugada -yo no sé a qué hora dormiría
ese hombre-, con su tambache de periódicos bajo el brazo”.
Hago un paréntesis. Quienes tuvimos el placer de trabajar con el Señor Meraz,
sabemos que trabajaba de luna a luna y de lunes a lunes. Nunca descansaba,
nunca supimos si dormía, y sus reporteros trabajaban a la par.
Tiene presente el olor a la tinta, el sonido de las máquinas mecánicas, que después
se cambiaron a eléctricas hasta llegar a las computadoras. El sonido estruendoso
de los teletipos. Los gritos en las mesas de redacción. Ahora las redacciones son
silenciosas, y la tecnología ha contribuido en gran medida. La comunicación se da
de otra manera.
¿Tu experiencia al estar al frente de un periódico como
El Economista?: “Ha resultado una experiencia extraordinaria”.
Cumplirás tu primer año al frente de este importante
medio de comunicación en marzo de 2011. Esto nos lleva
a los retos por los que atraviesan los medios impresos. “La
revolución tecnológica es un reto que en todas partes del mundo se está dando y a la
que se están enfrentando”.
Añade que por el momento, los diarios tecnológicos sirven para discernir en dónde
está la clave que le permita a los dueños de los periódicos que les lleve a seguir
siendo un negocio. Aunque por las características de nuestro país, afirma, “tardará
mucho tiempo en presentarse”.
Tras una plática divertida, amena, aleccionadora, interesante y de mucho aprendizaje,
nos despedimos de Marco Antonio Mares, al que seguiremos con
gusto e interés a través de El Economista, Fórmula Financiera y en el
Programa Alebrijes, Águila o Sol.
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