El sueño - Dirección General de Bibliotecas

IBLIOTECA
de Mexico
NÚMERO VEINTINUEVE / SEPTIEMBRE- OCTUBRE DE 1995 · N$ 1ó.(
Plaza de la Ciudadela 4, Cenfro Histórico de la Ciudad de Méxia
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CERTIFICADO DE UC1TUD DE TÍTULO NÚM. 6270
CERTIFICADO DE UOTUD DE ΟΟΝΤΈΝΙΟΟ NÚM. 4830
Verónica Volkow
Arcano IV. El Emperador 2
Giorgos Seféris
Artetnídorv de Daldis 3
Roger Caillois
Un falso recuerdo 11
Sergio González Rodríguez
El retablo de los sueños 13
Roger Basride
La sociología del sueño 14
Eugéne lonesco
Un sueño con Scháffer 18
Georges Perec
El bazar oscuro 20
John A. Walsh
De Abram a Abraham 26
William Blake
Visiones de las Hijas de Albión 31
Jaime Moreno Yillarreal
El concilio de las blancas vestiduras 38
Henry Corbin
La luz negra 43
Emanuel Swede η bo rg
Diario de sueños 45
Robert Fliess
El sueño "pro/ético" 51
Thomas de Quincey
Introducción al sueño 56
Marcelo García de Balbuena
Un libro de sueños 59
Manuel Porras
El rincón del bibliómano 62
...y una antología mínima del sueño en
la poesía mexicana
Portada: la escab de Jacob, c. 1490, Avignon, Musée du PetftPalais
Μ L Consejo Nacional
V 1^ L para
— I ^ L Cultura y tas Aries
Presidente
Rafael Tovary de Teresa
BIBLIOTECA DE MÉXICO
Director General
Jaime García Tenes
Revista Biblioteca de México
Director: Jaime García Temes
Editan Jaime Moreno VtUarreal. Editor Asociado: Sergio González
Rodríguez. Secretario de Redacción: Mauricio Montiet Figueiras.
Consejo de Redacción: Fernando Alvarez del Castillo, Héctor
Perea, Manuel Porras, Antonio Saborit, Guillermo Sberidan,
Rafael Vargas, Juan Villoro.
Coordinación Administrativa: Carlos Mancera M.
Diseño: Germán Montalvo y Lourdes Olivares.
Tipografía e impresión: Robles Hnos. yAsoc.
^ Sherezoda narro su primero historia, grabado de

IV.
El Emperador, según Court de Gébelin, 1781
-
VOLKOW
Arcano IV
Entallaron la piedra
hasta que recordara:
ejércitos como ecos que estampan las colinas,
lanzas y saetas ciertas con la muerte erizadas
y volutas veloces que deslizan el río;
las plantas y las bestias en tributos vertidas
y hundidos en un número idénticos esclavos.
Extrajeron el mundo de la roca,
le pusieron cuatro esquinas al tiempo
y guardaron en muros
lo interior del espacio.
Crear un hueco, un patio,
la nada de lo abstracto,
la moneda en la mano,
la rueda que al vaciarse avanza,
el dibujo del que un ser deserta;
o tomar entre manos exactas lo perdido,
cantera y cántaro la estatua,
agua imposible y piedra.
Formas con el poder de su vacío,
su ceñido abismo, su llamado,
como vasos traídos del reino de los muertos.
La espada creó la forma del imperio;
el cincel, los muertos, las estatuas que habitamos,
.
somos el despertar de su escritura,
su mundo interno, su añoranza humeante,
la materia es un hueco en que soñamos.
Biblioteca de México
2

Nuestra querida amiga Selma
Ancira ha preparado la traducción
del tercer volumen de los
Ensayos de Giorgos Seféris para
el Fondo de Cultura Económica.
De esa colección, publicamos
aquí el ensayo que el gran poeta
griego dedicara en 1970 al más
famoso oniromante de la Antigüedad,
Artemidoro. Éste es el
umbral que Biblioteca de México
cruza para acceder al reino
del sueño y la visión.
1
El extraordinariamente atractivo Sinesio,
epíscopo de Tolemaida, en el
periodo pagano de su vida, observó
que los sueños son el único medio
de presagio, libremente accesible
tanto para el muy rico como para el
esclavo, ya que no cuestan nada y
no necesitan de instrumentos: no
hay tirano que pueda prohibirlos, a
menos que prohíba a sus súbditos el
sueno. -
Es una observación correcta. El
dormir es una de las pocas funciones
humanas que continúan siendo
libres, a pesar de que haya evolucionado
entretanto de una manera que
no parece haber previsto Sinesio:
nuestro mundo ha conocido regímenes
que han intentando impedir incluso
el sueño.
Así, por cuanto podemos saber
(se nos dice que el intérprete más
antiguo de los sueños debe haber
vivido cerca del año 2000 a.c.), la
humanidad siempre ha soñado y ha
intentado explicar sus sueños. En la
historia de ese intento, el libro La
interpretación de los sueños de Artemidoro
es uno de los pocos ejemplos
del género que hemos heredado
de la antigüedad que responda a
la mentalidad popular.
Me refiero con esto a la mentalidad
que aún hoy existe en Grecia; la
mentalidad, por ejemplo, de aquella
ancianita que bajó hasta la capital
de una isla, el verano pasado, llevando
en una mano un pequeño recipiente
con miel y en la otra un
libro hecho trizas. "Toma mi miel,
hijo mío -dijo a un amigo-, y
cuando vayas a Atenas, mándame
un libro de los sueños nuevos; éste
lo tengo de toda la vida; se ha estropeado
a tal punto que ya no se
puede leer".
Una concepción de este tipo,
"empírica", como se diría hoy, la
conocí de niño en Smirna, cuando
oía fascinado a las mujeres de la
casa, o al vendedor ambulante de libros
que hacía propaganda bajo
nuestras ventanas, entre otros libros,
al Gran libro de los sueños.
Eran los tiempos (más o menos
hacia 1910) en que el otro gran intérprete
de los sueños, Sigmund
Freud, había conquistado Europa.
Su libro sobre los sueños (1900)
GIORGOS SEFÉRIS
Artemidoro
de Daldis
contenía, como hace notar él mismo
en 1931, "incluso según mi opinión
de hoy en día, el más importante de
entre todos los descubrimientos que
he tenido la suerte de hacer. Una intuición
de este tipo no se tiene más
que una vez en la vida del hombre".
Sin embargo, los antiguos sistemas
de interpretación de los sueños se
han conservado por lo menos durante
cuatro milenios. Quién sabe si
el nuevo sistema soportará otro
tanto -siempre que mientras tanto
no sean abolidos ni el sueño ni los
suenas. -
En este texto dejo a un lado
todos los detalles que puedo. Sin
embargo, quisiera observar que la
línea que separa la antigua interpretación
de los sueños de la nueva
queda señalada, me parece, en una
nota al comienzo del libro del céle-
William Page, Templo de Zeus en Nemeo, 1820
Biblioteca de México
3
bre médico vienés. Traduzco abreviando:
"Artemidoro de Daldis nos
ha legado la más rica y atenta elaboración
de los sueños, como era
de todos conocido en el mundo
grecorromano". Y en la nota siguiente,
cuando explica por qué las
palabras de los sueños son intraducibles
y habla de la importancia que
tiene la expresión lingüística intacta,
y también los juegos de palabras,
escribe: "El mejor ejemplo de explicación
de un sueño que haya llegado
hasta nosotros de la antigüedad
se basa en un juego de palabras: lo
cita Artemidoro".
Se trata de un episodio de la vida
de Alejandro de Macedonia en el
sitio de Tiro (IV, 24). Alejandro se
disgustaba y se impacientaba porque
la ciudad no caía y le hacía perder
el tiempo. Entonces soñó un Sátiro
que bailaba sobre su escudo. In­
terrogó a Aristandro, el intérprete de
- '" "' .
suenas que tema 5n su seqUito,
quien -"felizmente", observa Artemidoro
le respondió: "Sátiro significa:
cra-Tupm;, es decir que Tiro es
tuya". Esto aguzó la impetuosidad
del monarca que en breve conquistó
la ciudad.
2
Artemidoro de Daldis vivió hacia el
final del siglo II d.C. en la localidad
de Lidia: fue una figura fugitiva. Lo
veo
... sobre el infinito
mar de los sueños (Kálvos)
oscilante junto a otros restos de
aquellos tiempos crepusculares.

•
•
, •
..
• •
-
•
•
•
•
,

Lo recuerdan al menos dos escritores
contemporáneos suyos (Luciano
y Galeno) y la Suda: "Arte midoro,
de Daldis (ciudad de Lidia era
Daldis), filósofo. Escribió Onirocrítica
en 4 [sic] libros, y Adivinación y
Quiromancia". El término filósofo
conserva aquí su sentido antiguo, su
sentido prístino de "amigo de la sabiduría",
no es el "filósofo" como lo
entendemos actualmente. De esas
tres obras mencionadas por la Suda
se ha conservado únicamente la primera.
Me basta con citar dos de los
manuscritos que la han hecho llegar
hasta nosotros. El Laurenziano del
siglo XI fue comprado, junto con
otros, por Yános Láskaris en Jandaka,
en Creta (1491-92), por cuenta
de Lorenzo de Médicis. Y el Marciano
del siglo XV, con la firma: "Mijaílos,
Apóstol de Bizancio, después
de la caída de su patria, viviendo en
la miseria, transcribe después de
muchos otros, este libro en Creta".
Se trata de prófugos perseguidos
que, viviendo en la miseria, hacían
de copistas. Me viene a la mente
aquel otro, Nícandros Núkios, a
quien se deben los Destierros:
"Transcrito por Andrónicos Núkios,
Corfiota, que después del incendio
y del saqueo de su patria por los infieles,
viviendo en Enetíisi y conviviendo
con la miseria ... ".
El libro de Artemidoro recibió el
bautizo de la imprenta de Aldo: Venecia,
1518. En 1542 se traducía al
italiano, por primera vez a una lengua
viva: "Di greco in volgare lradotto
per Pielro Lauro Modonese ",
se lee en el título. Me gusta ese "in
volgare "; no porque me recuerde el
ejemplo de Dante, sino porque todo
el mundo tiene necesidad de hacerse
explicar los sueños, no únio.mente
los doctos.
Desde el tiempo de Aldo, el texto
griego ha visto otras cuatro ediciones;
la última es de 1963. Las traducciones
se multiplicaron: al francés,
1546; al inglés, 1563; al alemán,
1597. A éstas habría que añadir una
traducción hecha al árabe en el siglo
IX.
Ofrezco estos datos "filológicos" ,
con toda la brevedad posible. Me
parece, sin embargo, extremadamente
interesante que al menos
dos de los espíritus más insignes
del siglo XVI deben haber leído el
texto griego de Artemidoro: Rabelais
y Doménico Theotokópoulos.
En lo que se refiere al primero,
puede recordarse la oniromancia de
Pantagruel: "Voslre femme ... a aultruy
se abandonnera el vous fera
coqu. Cestuy poinct est apertement
ex posé par Artemidorus" (libro I1I ,
.... Giovonni Battista Lusieri, Monumento de Fi/ópapo, 1800
cap. 14). Esto es una reminIscencia
de Artemidoro, 11 , 12: " ... su mujer le
engañaría y le pondría los cuernos,
según suele decirse". En lo que se
refiere al segundo, sabemos que en
el registro de los libros en lengua
griega del gran pintor (que se llevó
a cabo cinco días después de su
muerte) se cita explícitamente a Artemidoro.
La verdad es que no se
especifica de cuál de los tres Artemidoros
que conocemos se trata.
Me parece, sin embargo, que el
autor de la Interpretación de los
sueños va más de acuerdo con la
biblioteca del hombre que creó "El
sueño de Felipe Il " que con un
soso gramático o un insignificante
geógrafo.
3
He llamado a Artemidoro una figura
fugitiva: las únicas noticias que
tenemos a propósito de su personalidad
se reducen a cuanto relata él
mismo y a lo que podamos recabar
a partir de las explicaciones que da
de los sueños que cita.
Nació en Éfeso, pero se consideró
hijo adoptivo de Daldis: "No te
extrañes por su título, ya que en él
figura que ha sido escrito por Artemidoro
de Daldis y no de Éfeso"
(l1I, 66), escribe a Casio Máximo, a
quien con loas hiperbólicas están
dedicados los tres primeros libros
de su Interpretación de los sueños.
y añade: Daldis es mi patria "por
línea materna" y le debo el "haberme
criado". Y en otro lado, cuando
piensa en Apolo Daldeo, "a quien
nosotros llamamos Mystes de acuerdo
con la denominación local" (JI,
70): es el dios de la profecía que lo
empujó a escribir sus oniromancias.
A estas poquísimas noticias
añade que "por considerar de
mucha importancia este particular"
no dejó libro de interpretación de
los sueños sin leer y que "me he
tratado con ellos [los adivinos] por
espacio de muchos años en las ciudades
y en las fiestas públicas de
Grecia, y también en Asia, en Italia
y en las islas más grandes y populosas,
deteniéndome a escuchar antiguas
suenas - y sus consecuenCIas.
.
En realidad, no era posible ejercitarse
de otro modo en estas cuestiones"
O, proemio; véase también
V, proemio).
Artemidoro es, pues, un intérprete
profesio nal de los sueños. Cita
los sueños y sus explicaciones
según los ha oído, sin riinguna ambición
de ser original, por fortuna.
Es un hombre que siempre se preocupa
por aprender de la experien-
Bihlioteca de México
S
.;'
aon
íbamos a decir "Buenos días",
pero nos detuvimos. En esta Biblioteca,
como en cualquier oficina
urbana, pasado el mediodía,
bien que sean apenas las doce y
un minuto, ya no es posible dar
los buenos días, porque de inmediato
el así saludado corregirá:
" ... Tardes" o "Serán buenas tardes",
u otra réplica por el estilo.
En vano tratamos entre dientes de
objetar que la tarde es parte del
día. ¡ Nada! Los protocolos son
los protocolos.
Por ejemplo, hay que permitirle
descansar a nuestro roepónimo.
Anda malhumorado desde
que la empresa Walt Disney se
involucró imperialista en la TV. Y
se comprende: nunca pudo tragar
a Mickey Mouse, a quien
tilda de perversión maligna del
arquetipo ratonístico. De otro
lado, pese a su nueva expresión
prudente, reconoce los bemoles
de la situación actual; y teme off
the record que el pueblo mexicano,
más que caer en la desesperación,
se pasme como doña Rosita
la soltera, que acabó teniendo
la esperanza muerta.
*
Aunque el postprofético Fidel Velázquez
ha dispuesto que a los
trabajadores (y quién no lo es)
no les queda de otra que ser optimistas.
Cierto, cada palabra de
nuestro cuasi centenario líder
amenaza con ser la última. No
por ello parece menos llena de
confusa elocuencia.
¡Vaya!, exclama el pesimista,
los investigadores alemanes colocan
a México entre las diez naciones
más corruptas del mundo.
Siquiera, replica el optimista, no
ocupa el primer lugar.
*
Antonio Alatorre no es sólo el ensayista
erudito y absolutamente
legible, el crítico sagaz de temas
fundamentales, el editor minucioso
de joyas olvidadas (como los
Enigmas de Sor Juana, y la Sor
Juana, de Nervo); también es
una fuente de pertinencia bibliográfica,
y gracias a ella logramos
adquirir, y estamos leyendo, The
Oldest Dead White European
Ma/es/ ond Other Reflexions on
the C/ossics, de Bernard Knox.
Con humanistas así (lo decimos

cia. En ella tiene confianza; dice al
final del libro 11: "[En el caso de
que a alguien le parezca que determinadas
interpretaciones se deslizan
hacia una dirección opuesta de
la que yo mantengo) ... que tenga en
cuenta que yo también estoy muy
capacitado para inventar argumentos
y ofrecer pruebas sugestivas,
pero que no me avine jamás a buscar
aplausos ni a emplear fórmulas
que agradan a los mercaderes de
palabras, sino que, por el contrario,
proclamo en todo momento que la
experiencia es el testimonio y la
norma de mis disertaciones. Yo, en
verdad, he hecho pasar a través de
ella cada una de mis afirmaciones ... "
(11, 70).
Éste es, a mis ojos, Artemidoro.
Nos ha heredado su experiencia
como intérprete de los sueños,
pero sobre la experiencia que adquirió
al contacto con el mundo
que le era contemporáneo, son
muy pocos los puntos de orientación
con los que contamos: los
completan, cuando pueden, nuestros
conocimientos y nuestra fantasía,
si ésta pertenece a un alma disciplinada.
No sería una exageración, creo,
afirmar que aquella primera Era
cristiana, poniendo de lado la semilla
de la nueva religión, que había
comenzado a extenderse -pero
éste es otro fenómeno ,presenta
un mundo en el que dominan la inquietud,
la inseguridad, los miedos
y las fobias, la pobreza espiritual y
lo que ésta conlleva: magia, hechizos,
encantamientos, horóscopos y
cosas similares. Las creencias filosóficas
y religiosas son muy variadas,
ya que cada uno busca una determinada
tutela, personificada o no.
Artemidoro refleja, a su manera,
esta atmósfera cuando enumera las
profesiones charlatanescas en las
que nadie debe creer (II, 69):
" ... todo cuanto afirman los 'pitagóricos',
los fisiognomistas, los que
averiguan el porvenir mediante
unos dados, el queso o una criba,
los que interpretan las formas del
cuerpo o las líneas de la mano, los
que se sirven de recipientes y los
que consultan a los muertos. Ciertamente,
sus prácticas son de tal ín-
dole y no saben ni una pizca del
,
arte mántica ... Unicamente restan
como veraces los vaticinios hechos
por los que analizan los sacrificios o
el vuelo de las aves, los observadores
de estrellas y prodigios, los descifradores
de sueños y los examinadores
del hígado ... ". Naturalmente,
la enumeración no es exhaustiva.
Veamos ahora, sin orden ni sistema,
algunos de los sueños que nos explica
Artemidoro.
4
Antes de comenzar quiero señalar
que:
Sueño es para él "un movimiento
o una invención multiforme del
alma que señala los bienes y los
males venideros" 0, 2).
Me resultaría difícil definir qué
sentido tienen exactamente para Artemidoro
las palabras "movimiento
o invención ... del alma", cada una
por separado o tomadas juntas; sin
embargo, a través de su oración
"que señala los bienes y los males
venideros" vemos claramente cuál
es su idea: los sueños son proféticos,
como se creía entonces, y como
muchos lo creen todavía. Apenas ha
pasado medio siglo desde que
hemos penetrado en la interpretación
"científica" de los sueños. No
es, imagino, suficiente el tiempo
para que en el hombre se creen,
como en tiempos pasados, automatismos
psíquicos. Pensemos en que
todavía continuamos diciendo "salió
el sol" o "se metió el sol", a pesar de
que desde hace siglos se sabe que
estas expresiones no van de acuerdo
con la verdad científica.
A esto debo todavía añadir esta
otra idea de Artemidoro: "Es menester
establecer las interpretaciones
(...) haciendo corresponder siempre
las cosas que son parecidas con sus
respectivos resultados" (11, 25). Es
verdad, la Interpretación de los sueños
hace pensar con frecuencia en
una tabla de concordancias, por
ejemplo:
"Soñar que se está completamente
ciego" indica un mal presagio.
Sin embargo, "una experiencia onírica
de este tipo es excelente para
ólo venimos a dormir, sólo venimos a soñar:
no es verdad, no es verdad que venimos a vivir en la tierra.
Poema anónimo náhuatl
Biblioteca de México
6
los poetas. Ellos, en efecto, deben
disponer de mucha tranquilidad
para componer sus obras .. . " 0, 26).
"Tener las orejas de asno es una
visión onírica únicamente propicia
para los filósofos, ya que este animal
no las mueve con facilidad. Para
las demás personas significa esclavitud
y miseria" 0, 24).
"Soñar que se tiene una cabeza
grande ... para el prestamista, el
banquero y el dirigente de un festejo
colectivo significa una recaudación
de dinero de más envergadura,
debido a que las grandes
sumas son también llamadas capitales.
En cambio, para un rico ya
instalado en el poder, para un orador
o un demagogo predice sinsabores
y ofensas de parte del pueblo"
0, 16).
Otros ejemplos:
"La acción de devorarlos [los libros)
beneficia a las personas cultivadas,
a los eruditos y a todos los
que se ganan el sustento gracias a
los discursos o a los escritos. A los
demás les vaticina una muerte súbita"
(11, 45).
} .. '1uí, de manera totalmente involuntaria,
me ha venido a la mente la
visión de San Juan en Pátmos:
"Tomé el librito de la mano del
ángel y me puse a comerlo y era en
mi boca como miel dulce; pero
cuando lo hube comido sentí amargadas
mis entrañas. Me dijeron: Es
preciso que de nuevo profetices a
los pueblos, a las naciones ... " (Apocalipsis,
X, 10-11).
Parece no tener puentes la distancia
que separa estos dos textos que
debieron haber florecido por el
mismo periodo: al uno, la tradición
ya consolidada de alrededor de diecisiete
siglos lo enriqueció con un
denso territorio interio r sembrado
de emociones y asociaciones; el
otro, aunque puede también representar
una sapiencia en cierto modo
atávica, se presenta como una visión
personal en dos dimensiones. Seamos
justos: la verdadera diferencia
es que para Artemidoro " ... todas las
acciones -bien sean de acuerdo
con la ley o sin ella- han sucedido,
suceden o sucederán en un determinado
periodo cronológico" (IV, 3),
mientras que en e l Apocalipsis no
existe un canon así relativo al tiempo.
La coexistencia de los dos textos citados
anteriormente me induce a
hacer una nueva cita:

"Trasladar a una divinidad ctó nica,
al pro pio Plutó n , a Cérbero o
bien a otro habitante de l Hades indica,
si e l suj e to d e l sue ño es un
malhecho r, que cargará sobre su s
ho mbros la cruz; d e hecho, este
instrume nto de suplicio equivale a
Charles Lock Easrlake, El "sueño de Brron" (sección), 1829
la muerte, y q uie n va a ser clavado
e n e lla debe primero llevarla " (II ,
56).
Sobre el fondo pagano, la crucifixión
aparece, desnuda de cualquie r
Viernes Santo, como en otro tie mpo
la guillotina, la ho rca o la cicuta. Sin
embargo, al mismo tiempo se mide,
con un cie rto vértigo, cuán grande
es la parte del alma humana que ha
cambiado a partir de "Jesús Nazaren
o , e l c rucificado" (San Marcos,
XVI , 6).
Odour 01 blood when Christ was
slain
Made all Platonic tolerance vain
And vain all Doric discipline.
(Yeats)
Y, finalmente:
"Camina r sobre e l m a r es un
buen presagio para quie n desea
e mpre nde r un viaje ... Ciertam e nte,
este sue ño anuncia una gran seguridad
... Resulta asimismo p ositivo
para q uie n tiene un pleito, ya que
prevalecerá sobre el juez y vencerá,
como es lógico. En realidad, este
magistrad o equivale al mar. .. " (III ,
16).
Esto decían los ho mbres d e un
mundo que desaparecía. Y aquellos
del mundo que llegaba:
"En la cuarta vigilia de la noche
vino a ellos andando sobre e l mar"
(San Mateo, XVI , 25).
Ambos mundos utilizaban las
mismas expresiones, pero en sentido
opuesto.
"La Luna equivale a la mujer y a la
madre del que sueña, pues es considerada
una fu ente de nutrició n " (11,
36).
Y algunas páginas más abajo, e l
Biblioteca de México
7
por ambos) podrían renacer las
humanidades vivas entre nosotros.
Uno de los tres capítulos del
libro de Knox, quizá el de mayor
interés, se titula "La continuidad
de la cultura griega", y nos resucita
el placer del texto ponderado
por Baithes.
A proRÓsito de los Enigmas, la
edición física fue realizada por
Juan Pascoe, maestro tipógrafo,
en su taller Martín Pescador,
para El Colegio de México. Y es
admirable, sobre todo en un
tiempo como el que corre, en el
cual, salvo excepciones muy visibles,
los libros suelen ser impresos
de cualquier manera, en
papel de envoltura, con tipos del
montón y encuadernaciones vergonzosas,
para que duren, si
duran, unos cuantos meses .
•
Ah, cómo hace falta el Neorratón,
para que atenúe nuestros desahogos.
Pero aqué se puede esperar
cuando el presidente de la
Cámara de la Industria Editorial
regaña al FCE por -¡oh dispendio
inútil!- haber publicado, a
lo largo de los años y con cierto
esmero, las Obras completas de
Alfonso Reyes? Yeso que mucho
cuidó tan importante señor de no
referirse a las de Octavio Paz,
porque el Premio Nobel y sus
abundantes lectores hubieran podido
revirarle. En verdad, no importa
que sean mediocres, sino
que lo sean con tanta iniciativa. Y
tan seguido.
Pero si no tenemos al Ratón les
un decir) tenemos nuestra conciencia,
que nos apremia a derramar
una' de cal por las demás
de arena. En otras polabras, nos
gustó el libro que, con el título de
Otros tigres, nos envió Eduardo
Lizalde, quien apt!nta en el prólogo
la ubicuidad de dicho animal
a la vez que profetiza su remota
conversión en el dinosaurio del
futuro.
•
No sólo es activo el poeta Juan
Gustavo Cabo Borda, sino que
multiproduce libros interesantes
en varios géneros. Ahora nos
envía, con 315 páginas, una Historia
portátil de la poesía colombiana
(7880- 7 995). Algún día
José Emilio Pacheco podría Ino

hasta el punto de escribir su diario
de juventud en griego antiguo, se
topó con una ola de sentimientos de
"extrañeza", de "superioridad", de
"culpa" y de "devoción filial ": no
podía creer que verdaderamente
había podido llegar hasta allí, hasta
la Acrópolis de Atenas.
Desde entonces han pasado dos
generaciones. Hemos visto muchas
cosas. ¿Qué hemos aprendido? No
podría decirlo: me resulta cada vez
más difícil explicar qué significa la
palabra aprendizaje. Sin embargo,
la Acrópolis se ha conservado, hasta
el momento, como era: por lo
menos de día. Hace algunos años
subí yo también: fue un sueño y lo
anoté. Quiero transcribirlo aquí,
para honrar la memoria del gran intérprete
de sueños de nuestros tiempos
post-daldianos:
Era como si el tiempo hubiese
transcurrido ajeno a mí: como si yo
volviera de un largo exilio. Por las
calles nadie me reconocía y yo no
reconocía a nadie. Era el mediodía
temprano pero el sol estaba cubierto.
Me encontré en la Acrópolis.
Tenía la sensación de que entretanto
la civilización había avanzado
mucho. Frente aliado occidental del
Partenón había una multitud alborotada.
Todos miraban las co-lumnas
centrales y se agitaban. Pregunté de
qué se trataba a uno que gesticulaba
a mi lado:
-¿Pero qué clase de bestia eres
tú' ¿De dónde nos has salido' ¿No
sabes nada'
Yo lo miraba extraviado.
-¡Pero vamos' ¡Es la subasta!
¡Abre de una buena vez tus ojos bizcos!
Si el que gana es aquel dentífrico
norteamericano, se habrá salvado
nuestro presupuesto por decenas de
anos. -
Miré atentamente en la dirección
que me señalaba. Entre las dos columnas
centrales, distinguí una pequeña
mesita cubierta con un paño
verde y, sentado detrás, un señor
muy bien rasurado y con anteojos.
Iba vestido con un traje negro y llevaba
en la mano un martillito de
marfil: tenía aire de cirujano. Pregunté
atontado:
-¿Qué subasta?
-¿En qué mundo vives tú , eh?
¡Esto es el no va más! .. . El gobierno
ha dado un golpe de genio. Va a cederlo;
todo este montón de piedras;
va a cederlo. ¿Para qué las queremos?
En ese momento el hombre vestido
de negro golpeó con su martillito.
"¡Adjudicado!", gritó alguien.
"¡Adjudicado' ¡Adjudicado!", repitió
el eco de la multitud.
-¡Ganaron los americanos! -
gritó fuera de sí mi vecino, como un
fanático del futbol.
La agitación era cada vez mayor
dentro de mí.
-¿Y qué van a hacer? -atiné a
preguntar.
-Son unos diablos -me respondió
. Van a tallar todas estas columnas
hasta darles la forma de los
tubitos del dentífrico.
Sentí que la multitud a mi alrededor
se dispersaba dejándome solo
del todo. Entonces vi el Partenón
horrorosamente desnudo, sin frontón,
sin cornisa, con sus columnas
talladas y pulidas en forma de enormes
tubitos. La pesadilla me hizo
saltar de la cama gritando. Eran las
cinco de la mañana.
No me siento capacitado para
explicar este sueño. Sólo una observación
sobre mi comportamiento
onírico: con frecuencia he visto
sueños de una transparencia cristalina.
Si son pesadillas, la pesadilla
trabaja en el fondo y explota al
final.
•
6
He dicho que no me siento capacitado
para analizar el sueño que he
descrito arriba. Sin embargo, en mi
opinión, es didáctico; quiero decir:
de acuerdo con mi onirocrítica personal,
si aceptamos que existe algo
así. A mí me parece que debe existir:
me refiero a que después de la
larga simbiosis que hemos mantenido
con el mundo del sueño, debe
haberse desarrollado en nosotros,
insensiblemente, un cierto instinto
que advierte a qué género pertenece
el sueño que tuvimos la madrugada
pasada y sabe reconocer,
diría, la textura del sueño. En una
ocasión, después de un periodo
complicado de mi vida, me desperté
gritando: "Finalmente me encuentro
en el mundo de Shakespeare".
Lo recuerdo muy bien, y
también este sueño lo he anotado
en algún otro lado. Lo dejo. Pero
ninguna oniromancia, lo sé muy
bien, podría reforzar ni anular
aquel alivio que sentí entonces y
que me acompañó durante muchos
años. De la misma manera siento
que mi sueño sobre la Acrópolis ha
sido un presentimiento instructivo.
Así es nuestra vida. Una isla en
medio de un sueño, "rounded with
a sleep ".
'En la misma categoría de sueños
instrtl.ctivos, pero más vistoso -utio
lizo la palabra en el sentido que le
daría si declarara haber compuesto
alguna vez, mientras dormía, un
Biblioteca de México
9
sabemos si querría) obsequiarnos
algo similar de la poesía mexicana,
y aun aumentarla con un capítulo
de poesía ficción en el milenio
próximo. Volviendo al tomito
de JGCB, azarosamente encontramos
muchos conocidos y
amigos entre sus antologados
más o menos recientes.
Como observa Luis Villoro: "Si
queremos dibujar un paisaje no
podemos detener la mirada en
cada objeto singular ni dejar que
cada cosa se destaque ante las
demás; tenemos que sacrificar la
autonomía de todas ellas para
convertirlas en rasgos de líneas
que las rebasan o en matices de
zonas de color más amplias: sólo
así se revela la estructura del paisaje".
*
Otra curiosa antología: de pan­
Retos y polémicas en México. Título:
La razón y /a afrenta. Antó-
1090: Gerardo de la Concha.
Edita el Instituto Mexiquense de
Cultura.
Dicho Rorilegio empieza con el
"Pasquín contra la Santa Inquisición",
de Guillén de Lampart
11650), y termina con la polémica
entre Gabriel Zaid y Héctor
Aguilar Camín. Entre los dos extremos,
la "Carta Atenagórica"
de Sor Juana; "Discurso contra la
Amnistía", de Altamirano; el famoso
"Discurso contra Huerta",
de Belisario Domínguez; Jorge
Cuesta, Vasconcelos, el Dr. Atl, la
Lombardotoledanología de Salvador
Novo, Cuevas, José Revueltas.
Caso-Lombardo, Alamán-Doctor
Mora y otros muchos
bocadillos para conocedores. "El
lector tiene en sus manos un libro
peligroso," concluye Sergio González
en la cuarta de forros.
*
Desde Buenos Aires nos llega Estudios
de /0 so/edad de Ricardo
H. Herrera. Poeta disciplinado,
como buen solitario, Herrera se
refugia en el paisaje, sobre todo
en el paisaje marino y en la niebla,
ya que al transitar este
"decir misterioso ... difícilmente
puede uno hurtarse a la sensación
de estar pisando la línea del
horizonte" .
*

Los sueños premonitorios no deben
confundirse con las visiones. Sin embargo
se les llama "proféticos". Este
tipo de sueños ha sido sometido por
diversas corrientes psicológicas a críticas
que intentan demostrar que no
ex iste en ellos verdadero presagio. Ya
Carl Jung postulaba que el sueño
profético era un trabajo "atento" del
inconsciente con materiales de la
realidad sobre los que el sujeto no
tenía conciencia. Presentamos dos
posturas críticas sobre los sueños que
aparentemente predicen lo que sucederá:
la de Roger Caillois, a la que
podemos llamar heurística, y la de
Robert Fliess -en la página 51-, propiamente
psicoanalítica.
J. Worms: Usted me hablaba hace
un momento de la diversidad de
temas que había abordado y que
corresponde a la diversidad de su
curiosidad; y yo quería preguntarle,
¿cómo despierta en usted una curiosidad,
qué es lo que suscita en
usted cada una de esas búsquedas
que señalan su obra?
R. Caillois: Pienso que es el misterio.
Cada vez que algo es misterioso,
es decir que me parece un
problema ininteligible, me siento
un poco irritado, por decirlo de
algún modo, y trato de comprender
qué sucede y qué vuelve enigmático
el asunto. Pero a veces el asunto
o el problema no me habían parecido
enigmáticos a primera vista; se
hicieron enigmáticos con el examen.
De manera que yo suscito el
misterio, al menos tanto como me
aplico en examinarlo.
j. Worms: ¿No podría decirse,
más bien, que usted ve misterios
ahí en donde el hábito mental nos
hace ver algo que nos parece natural,
mientras que usted, bruscamente,
se interroga a propósito de ese
algo y desea estudiarlo más de
cerca?
R. Caillois: Poseo un lado paradójico.
Es decir que bruscamente
descubro en lo que en principio me
pareció natural algo como una grieta
que hace que, si se miran lao/
cosas más de cerca, se vuelva ininteligible.
j. Worms: Alguna vez me habló
de la curiosidad que se despertó en
usted a propósito del Arca de Noé
y, efectivamente, me sentí muy sorprendido.
R. Caillois: Pues bien, fue mientras
miraba un grabado de un padre
jesuita del siglo XVII ó XVIII , el
padre Atanasio Kircher. Lo contemplaba
por razones que tenían que
ver con China. Kircher estudió a
fondo la religión china, vivió en
Pekín. Usted sabe que los emperadores,
en esa época, mandaban
traer a jesuitas sobre todo para la
reforma del calendario, pero también
porque los jesuitas les fabricaban
fuegos de artificios y además
acondicionaban surtidores de agua
ROGER CAILLOIS
Un falso
recllerdo
/:III/"é'//.\/(/ dé' /tlll \\IJJ"/IIS
en sus parques. Y había ahí un gran
grabado que me impresionó y que
representaba al Arca de Noé con la
lluvia cayendo, una cortina de lluvia
interminable sobre las aguas negruzcas
y tumultuosas del mar. y
entonces, frente al Arca, unos pescados
se divertían; fue lo primero
que me llamó la atención. Es decir
que el diluvio, que está en la Biblia
y que estamos acostumbrados a
considerar como algo tradicional,
normal, es la destrucción de la humanidad
y de todas las especies
vivas para renovar el mun-do, para
hacer un mundo más noble, más
justo y más virtuoso. Y me percaté
de que, por tratarse del agua, del
elemento acuático y agente de ese
cambio, los peces resultaban favorecidos.
Entonces me puse a escribir
acerca del Arca de Noé para tratar
de demostrar un poco el lado
anormal y también injusto, ilegítimo,
de una destrucción del mundo
que favorecía a los peces y a las
ranas y a todos los animales cuyo
elemento natural es el agua. Es el
origen de mi cuento Noé, en el que
éste, después de haber sido el hombre
justo por excelencia, se convierte
en un rebelde.
j. Worms: Entre todas sus curiosidades
existe una que, en principio,
despierta la nuestra; es la que usted
tiene por el sueño. ¿Cómo es que
llegó a interesarse en el sueño?
R. Caillois: Yo creo que fue porque
soñé. Y es que, cuando se
sueña, es absolutamente natural
soñar ... Pero, también en este caso,
fue un poco el mismo'mecanismo el
que intervino; hice como todo el
mundo, busqué el significado de
los sueños y compré el libro de
Biblioteca de México
11
Seguimos suscritos a L'Evénément
du Jeudi, seguimos leyéndola,
pero desde hace como tres o
cuatro números advertimos que
falta en ella la sección gastronómica,
que era, para nosotros,
parte esencial de esa revista ...
Enseguida percibimos una voz
en el suelo que nos dice: ¿Verdad
que sí?
Claro, tenía que ser. Al cabo
de cuatro cuartillas de texto, tenía
que manifestarse nuestro roepónimo.
No caben tan prolongados
ninguneos en una columna que,
después de todo, es suya. Y, por
supuesto, olvidábamos que el
principal adicto a las expertas indicaciones
de esa tradicional sección
es él, nadie más que el
Ratón.
Como para reafirmar su condición
de propietario, él mismo
procede a comentar otras revistas.
Dice que una de sus favoritas
es Astronomy, que suele reproducir
de tiempo en tiempo las fotos
de galaxias, lunas y asteroides
errantes tomadas por el satéliteobservatorio
Hubble.
Además nos habla de que su
afición a The New Yorker, lejos
de menguar, ha crecido. Especialmente
desde que la "Carta de
Hiroshima", de Murray Sayle,
desentrañó las verdaderas razones
que movieron a T ruman a ordenar
el pérfido lanzamiento de
las dos bOmbas atómicas, sucesivamente
en Hiroshima y Nagasaki;
y demostró la falsedad de los
dogmas establecidos con posterioridad,
denunciándolos como
meras racionalizaciones.
No podemos censurar, ni siquiera
corregir, los comentarios
ratoniles. Pero en previsión de
que la conversación derive a
otros rumbos menos sensatos, decidimos
clausurar por ahora, no
sin un mohín de disgusto de
nuestro súbito interlocutor, la presente
columna.

Odilon Reclon, Divina Omnisciencia (sección), 1879
Freud que entonces se llamaba La
ciencia de los sueños y que ahora
tiene un título que refleja mejor, me
parece, el sentido de la palabra alemana:
La interpretación de los sueños.
Así pues, leí La interpretación
de los sueños y vi que era un libro
de claves de! soñar, bastante tradicional
por otra parte, pero adaptado
a un cierto vocabulario científico
y a algunas preocupaciones,
como un dictado del inconsciente,
según se decía, y como un sobresalto,
una especie de rebelión contra
la lógica, contra el pensamiento
coherente, rebelión que era una libertad
y que se identificaba con la
poesía. Sólo que mis propios sueños
no eran realmente simbólicos;
representaban muy bien a los objetos
o a los órganos sexuales. Sé
muy bien que los psicoanalistas
dirán que es porque estoy aún reprimido
más allá de lo normal y
que, detrás de esas imágenes, no
obstante muy abiertas, existen probablemente
otras, todavía más temibles,
que se disimulan. Y además
esos sueños eran bastante coherentes,
demasiado coherentes, incluso.
Contaban historias, o al menos
tenía la impresión de que contaban
historias e incluso historias de una
lógica implacable, de manera que,
poco a poco, le di vuelta a los
asuntos que generalmente se plantean
alrededor de los sueños, tanto
en el surrealismo como en los medios
psicoanalíticos, y concluí que
e! principal problema del sueño no
era el de su interpretación, es decir,
que las imágenes del sueño no
eran siquiera interpretables, sino
que e! verdadero problema radica
en e! hecho mismo de soñar, y en la
posibilidad de diferenciar al sueño
de la realidad.
j. Worms: Me parece que llegó incluso
a dudar, por otra parte, del
hecho mismo de soñar, hasta que
conoció los trabajos del profesor
Dement.
R. Caillois: Pues bien, en mi libro
La incertidumbre que dejan los
sueños, lo único que me interesó
fue el problema de la distinción
entre sueño y realidad, a partir de
experiencias personales. Pero debido
a que me había sorprendido el
hecho de que el sueño se presenta
como un relato al revés, puesto
que, cuando e! sueño es desencadenado
por un fenómeno, por
ejemplo el famoso sueño de ...
j. Worms: ¿Maury?
R. Caillois: Maury, eso es, que es
desencadenado por la caída del
dosel de la cama, y en el que
sueña que es un sospechoso durante
la Revolución Francesa, que
es juzgado, después condenado
por el tribunal revolucionario, que
es llevado al cadalso, que la cuchilla
cae y que es esto último lo que
lo despierta. Pues bien, resulta
claro que, en este caso, el sueño
fue desencadenado por la última
imagen, es decir por la caída de la
cuchilla, provocada por la caída
del dosel. Esto quiere decir que el
sueño sucede primeramente o al
menos yo creía que sucedía- en
un espacio de tiempo casi inexistente,
casi instantáneo, y que finalmente
es reconstituido, se le vuelve
a poner de pie, por decirlo así;
Biblioteca de México
12
es decir que, en el momento en
que se le recuerda, está ya tan firmemente
manipulado por la inteligencia
que comienza a despertar,
que el orden cronológico se invierte.
j. Worms: Pero, inducir de esa
manera toda una estructura del
sueño a partir del sueño de Maury,
¿no es un poco como el inglés que
llega a Dieppe, que ve a una francesa
pelirroja y que de ello deduce
que todas las francesas son pelirrojas?
¿No es una deducción un tanto
abusiva?
R. Caillois: Sería una deducción
completamente abusiva si se redujera
al sueño de Maury, pero existe
una gran cantidad de sueños que se
encuentran en el mismo caso. Están
todos aquellos, por ejemplo, a los
que despierta la alarma del despertador,
que pusieron a la hora. Fue
e! primer caso en ser contado, después
se acostumbró someterlo a
discusión, pero yo creo que se
puede pensar verdaderamente que
muchos sueños, o al menos una
cierta cantidad, transcurren en sentido
inverso al orden en e! que han
sido soñados.
j. Worms: ¿Es que, por ejemplo,
aquellos que han sido despertados
por la alarma de su despertador
sueñan trompetas de juicio final,
entre otras cosas?
R. Caillois: ¡Pueden soñar acerca
de todo! Puesto que el mismo Hervey
de Saint-Denis, con el uso de
discos y perfumes, ha pretendido
dirigir sus sueños en su famoso
libro que estaba particularmente de
moda, por otra parte, entre el
grupo surrealista de aquel tiempo.
Lo que quiero decir es que me di
cuenta de que el sueño era manipulado
por la mente en el momento
en que ésta despierta, cosa que,
de hecho, siempre ha sido reconocida.
Plinio decía ya en sus cartas
que "contar el sueño es el acto de
un hombre despierto"; y Paul Valéry,
en su diario, anota que soñar
es un verbo que no tiene presente,
sólo pasado. A partir de ese momento,
fui llevado a preguntarme si
e! sueño existe verdaderamente, es
decir, si el sueño no es una ilusión
del despertar, si durante e! descanso
eso que llaman e! sueño profundo-
no hay sueño, y si acaso
las imágenes dispersas en la mente
no empiezan a aglutinarse, a aglomerarse
de una manera incoherente
en e! instante del despertar, y si
-no es eso el sueño, es decir, un
falso recuerdo.
Traducción de Glenn Gallardo

[14 defebrero de 1993}
SERGIO GONZÁLEZ EZ
... esa borrosa patria de los muertos ...
Octavio Paz
Aquella noche me vi en un templo, estaba de visita
en un pueblo del sur. Había allí un hermoso
retablo barroco, la incuria y el polvo se amalgamaban
con el oro. Olía a ruina. Me acompañaba
una mujer ignota, una bruma con voz. Ella me
cuenta que en el templo suele aparecerse una
muerta, una muchacha que vaga sin reposo de su
alma. Muestro incredulidad; de pronto, rueda una
moneda en el piso y la atmósfera del templo se
vuelve sutil: un aliento de convencimiento me invade.
Del desplante escéptico paso a la certidumbre:
la historia de la muerta carece de superchería
alguna. Me aproximo al altar y, ante mis ojos,
como un brote del retablo, distingo una figura,
primero tenue, casi transparente; luego corpórea.
Es una muchacha muy joven, quizá de quince o
dieciséis años. Viste de negro, su silueta es grácil,
hermoso el rostro. La mirada y las cejas se muestran
fuertes, amplias; el ánimo, ligero. Me desconcierto,
y un roce de pánico me invade. Ella me
aquieta. Traduce un aura de dulzura y desesperación.
Insiste en que me acerque, la mujer que me
acompaña me alecciona al oído: un ser desdichado
necesita que otro le dé confianza para poder
reposar al fin. Insiste en que le tome las manos. El
temor vuelve: recuerdo que alguna vez leí que
jamás se debe tener miedo de los muertos, sino
hablar con ellos. Domino el pavor y le hablo
como si estuviera viva, simpatizamos y le tomo
las manos. La muchacha sonríe y, juguetona, me
jala: me pide que la acompañe. Le respondo que
me resulta imposible; no debe preocuparse,
ahora estará bien. Se niega a soltar mis manos,
me jala de nuevo. Su belleza, su candor, convierten
el ruego en algo conmovedor. Le repito que
ué le cuento,
.... - -/ doctor,
-""';ue anoche en el hotel
estuve clasificando mis sueños
y no tuve alfileres para tantas mariposas,
y ésas, claro está, se fueron.
Carlos Pellicer, "Hondo canto del desierto"
13
no puedo ir con ella. Le narro la historia que me
han contado: ahora ella estará bien, pues alguien
vivo yo le ha tomado las manos para darle
paz. Ríe y vuelve a jalarme; su actitud me angustia.
Mi acompañante se ha desvanecido en el aire.
La muchacha se vuelve implacable, pasa su lengua
sobre los labios brilla su saliva y jala mis
manos hasta que su fuerza me rebasa. Estoy consciente
del riesgo, y pienso en mis muertos familiares
que me guían y protegen: mi madre, mis
hermanos Marcos y Carlos, que murieron niños.
La muchacha me aferra; yo forcejeo y me rehúso.
En ese momento, despierto en mi cama: es de
mañana, estoy jadeante, bocarriba ante un rayo
de sol; mis brazos, unidos por encima de la cabeza,
son un solo puño en rezo. Reflejan mi esfuerzo
supremo por librarme de la muchacha. Me
punza un enigma dual: ¿descansará ya en paz la
muerta bella? ¿Descansaré yo en paz después de
su acto piedad que me hace sentir vivo?
Jeon Delville, Retrata de la Sra. Sluart Merrilf, 1892
•

tropólogos han sacado a la luz lo que podría llamarse
"las bambalinas de los sueños": el durmiente
busca el mecanismo de sus sueños en la vasta
pano plia de las representaciones colectivas que
su civilización le ha proporcionado . Así, la puerta
entre las dos mitades de la vida del hombre está
siempre abie rta; hay un constante intercamb io
David Hockney, Modelo con autorretrato inconcluso, 1977
entre sueño y mito, entre ficciones individuales y
represiones sociales; la cultura permea lo psíquico
y lo psíquico implanta su huella en la cultura.
En nuestra civilización occidental, sin embargo,
los puentes entre las mitades diurna y nocturna
d e l h o mbre h an sido segad os. Po r supuesto,
siempre va a haber gente y no sólo en las clases
bajas de la sociedad que consulte libros de
sueños o que al menos examine los suyos y les
asigne un papel en su vida . Pero estas funciones
vitales del sueño siguen siendo íntimas y nunca
Biblioteca de M éxico
15
son institucionalizadas. Por el contrario, lejos de
constituir normas regulares de conducta se consideran
aberrantes; son clasificadas como "supersticiones";
incluso a veces se sugiere que quienes
buscan un significado o una dirección en los sueños
no están del todo en sus cabales.
Existen no obstante ciertos lugares como Brasil
-por limitarme a un solo ejemp lo donde la
función de los sueños ha sido institucionalizada:
el juego de bichos es la forma más popular de lotería,
aunque está prohibido por la ley. Se basa en
un código q ue vincula dete rminados nú me ros
con determinados animales, y la elección numérica
depende de la apariencia de uno u otro animal
en el más reciente sueño del jugador. Una lectura
de los sociólogos que han aproximado este fenómeno
brasileño lo considera el producto de una
hibridización cultural de las tres razas del país -

europea, india y africana y, en consecuencia, el
sobreviviente de una tenaz mentalidad primitiva,
india o africana, detrás de la fachada occidental.
Discutir la validez de esta hipótesis no nos interesa.
Lo importante es la hipótesis misma. Expresa
precisamente la negativa de la civilización contemporánea
a aceptar cualquier función social del
sueño, ya que dicha institución es tomada como
un "desecho" que no compete a una sociología
digna de ser llamada así una suerte de servicio
de drenaje social.
Desde Descartes hemos cerrado las puertas
entre noche y día. Hemos devaluado la mitad
nocturna de nuestra vida. Naturalmente, esto no
significa que los fantasmas no puedan transgredir
la barrera. La psicología da testimonio de lo contrario;
pero los fantasmas sólo aparecen de manera
individual, siempre disfrazados o, según dicen
los doctores, como fantasías y parte del inconsciente.
Cada vez estoy más convencido de que la
mayor cantidad de nuestras enfermedades mentales
son resultado de que negamos libre entrada a
todos estos fantasmas y deseos que habitan en las
profundidades de nosotros.
He intentado explicar la importancia de esta sociología
del sueño en una serie de programas radiofónicos
realizados en el presente año: cuanto
más se pone el alto al contacto con los muertos,
más se entra al mundo del hastío, del sufrimiento
moral; y en un último análisis, productividad y
enfermedad mental bien pueden ser gemelos imposibles
de separar.
Por el momento no es la psicología lo que nos
interesa, sino el hecho de que la sociedad actual
se niega a dar a las imágenes oníricas el pasaporte
y la visa necesarios para acceder a la actividad
social cotidiana. Por otro lado, nos podemos preguntar
si esta dicotomía impide la intrusión de la
sociedad en el sueño, y si debemos o no referirnos
a la estructura social de nuestra imaginación
dentro del sueño mismo. Siempre he creído que
no, que tenemos que reaccionar contra el pensamiento
bergsoniano al que aludí al principio. Me
gustaría dedicar el presente estudio a una explicación
de este último punto.
Ciertos autores como Foucault han intentado
demostrar que un sueño es un caos de imágenes
inconexas, y que el vínculo que establecemos
entre ellas se efectúa sólo después de nuestro
despertar. De hecho, mientras más tiempo haya
transcurrido desde que despertamos hasta que tomamos
nota de nuestros sueños, más lógico será
el carácter que tendrán3. Pero poco importa si
esta coherencia se impone durante el sueño o inmediatamente
al despertar, ya que al procurar
construir una sociología del sueño quiero incluir
toda la otra mitad del hombre, tanto sus fases crepusculares
como sus estados enteramente nocturnos.
El psicoanálisis nos ha enseñado que estas
imágenes inconexas, aun cuando no pueden ser
traducidas en términos coherentes, no son producto
del azar, y que los sueños sí poseen una es-
3. M. Foucault, Le ReveeParís, Alea n, 1906).
Biblioteca de México
6
tructura. Freud busca el significado de dicha estructura
en el nivel personal. Quería demostrar
que incluso el sueño en apariencia más absurdo
se integra al recóndito entramado de la personalidad.
Lo que nosotros queremos hacer es extender
esta definición estructural a otro nivel y mostrar
que una interpretación semejante también existe
en el entramado de una civilización y de un sistema
social determinados. Freud repersonalizó el
sueño; ahora nosotros debemos resocializarlo.
Si los sueños tienen funciones, se debe a que la
sociedad está organizada de tal modo que éstas
pueden cumplirse. Hay instituciones que sirven
de estaciones de relevo entre el día y la noche.
Algunas son lugares privilegiados, como el huerto
o el templo; algunas son instantes significativos,
como los ritos iniciáticos o las danzas de las
estaciones.
La enfermedad también debe ser considerada
más que una simple alteración orgánica. Se vuelve
una auténtica institución por las mismas razones
que una iniciación pese a las diferencias entre
ambas. y ya que dentro de dicha institución se
lleva a cabo el remedio para una enfermedad,
ésta se halla incluida en el mismo sistema controlado
por la representación colectiva. En las sociedades
tildadas de primitivas se ha establecido
cierta cantidad de estaciones que mantienen estrechamente
unidas las líneas que cruzan ambos
mundos.
Un sueño es acogido en las redes de la organización
social y una auténtica unidad resulta entre
las dos mitades del hombre tal como sucede entre
el mundo mítico o sagrado, al cual se asocia el
sueño, y el mundo social, donde el individuo vive
en un estado de vigilia. La estructura sociológica
del sueño es entonces, no como en nosotros, un
reflejo o el anverso del entramado social, una
parte esencial de éste.
De hecho, no existe el tránsito de un, mundo a
otro ya que siempre es el mismo el mundo de
la noche y el del día.
La extensión de la noche al día o viceversa no
es asunto de asombro o escepticismo, no más que
el que uno se sorprenda o dude del fundamento
religioso de un lugar donde vivir, o de las bases
metafísicas de las costumbres, o de las raíces religiosas
de la tradición.
Tratamos en cada uno de estos casos con un
todo: el sueño es parte de una estructura global.
¿Está el psicoanalista a punto de institucionalizar
el sueño? Posiblemente, y dentro de cincuenta
años podrá ser considerado una verdadera institución.
Pero por ahora esto no ha sucedido. Al contrario:
con la secularización de la cultura y el creciente
énfasis en la producción, la praxis, el trabajo
y la estratificación de clases, todas las estaciones
de relevo están siendo demolidas. El
sueño, en este caso, deja de tener una existencia
objetiva, un lugar institucional. Está consignado a
la imaginación. Pero entonces algo extraño y paradójico
ocurre. Cuando el sueño se consigna así
a la imaginación porque no es mítico, se vuelve
mágico; es decir, en el momento en que la mayo-

Camino a lo largo de los muros de la ciudad.
Están cubiertos por carteles de espectáculos que
descifro desde lejos. Muchas de mis obras se pre-
,
sentan. ¿Cuáles? Esa todavía está puesta. Luego
aquélla que no se había vuelto a poner después
del estreno. Me acerco. Ionesco. Siempre el
mismo autor. Pero otro nombre obstruye los car-
,
teles: Schaffer. El ha firmado todas las puestas en
escena. No, no son mis obras, son mis antiguos
sueños que están en los programas de los teatros
del mundo. Una risa burlona detrás de mí. Volteo.
Reconozco al hombre por sus costras en las mejillas:
la cicatriz de una quemadura del color del
whisky. ¿Un latigazo, la punta de un espada?
Mientras tanto desaparece. Ya no es profesor,
maestro de ballet o rabino de negra barba 1. Es un
hombre a la moda, una especie de delegado oficial
de la Cultura, productor o distribuidor de mis
sueños a través del mundo. Ningún espectáculo
-' , "'
puede presentarse en un lugar público sin su mediación.
Reúne en sí una especie de agencia literaria
y artística cuyo monopolio se extendería de
este a oeste, como el imperio colonial soviético
que gana sin cesar terreno y extiende una mancha
de petróleo sobre los mares de Occidente. Su
nombre ha sido borrado de los carteles. Me doy
cuenta que los muros pertenecen a un cuartel.
Sale de ahí un soldado gris como las paredes, tiene
en la cara la cuchillada de Schaffer. Él es la
1. Schiiffer era un personaje que, según André Coutin, aparecía frecuentemente,
bajo aspectos diversos, en los sueños de [o nesco. (N.
del T.)
sí ella, sosegada, iba copiando
) las imágenes todas de las cosas,
y el pincel invisible iba formando
de mentales, sin luz, siempre vistosas,
colores, las figuras
no sólo ya de todas las criaturas
sublunares, mas aun también de aquellas
que intelectuales, claras son Estrellas,
y en el modo posible
que concebirse puede lo imposible,
en sí, mañosa, las representaba
y al alma las mostraba ...
Sor Juana Inés de la Cruz, "Primero Sueño"
EU iNE IONESCO
18
fuerza ciega y obstinada contra la que choco
constantemente. Schaffer me hace seña de que lo
siga. Atraviesa la muralla y me llama desde el otro
lado. Siento que yo también podría franquear la
piedra hasta entonces impenetrable, pero me rehúso.
-Anda -insiste el hombre negro ,yo soy tu
juventud, de este lado tienes apenas diecisiete
anos. -
Hombre, no voy a caer en una trampa tan
burda. Del otro lado está la muerte, mi muerte.
Este muro que se alza en casi todos mis sueños
representa mis límites. Debo abstenerme de horadarlo.
Me arriesgaría a encontrarme con la nada.
De este lado al menos estoy seguro del instante
en que vivo. Sólo el presente cuenta.
Schaffer quiere hacerme olvidar que este muro
de mis lamentaciones me protege de la destrucción,
del regreso al caos. La hace de genio benig-
••
no, dragón celta y ángel católico. La voz de la seducción.
Todo un arte de la persuasión clandestina.
El supremo anestesista.
"Llegó la hora que usted tanto había esperado,
hasta el punto de ya no esperarla. Yo soy por
quien logrará finalmente el Sueño Absoluto. Respire,
respire. Se dormirá y vivirá, en sueños, la
certeza de que tiene la respuesta a todas sus preguntas"
.
Estoy tendido sobre la cama de una celda, del
otro lado del muro. Schaffer, vestido con una toga
de impostura, me anuncia que ha sido designado
mi abogado de oficio. Afirma que el único sistema
de defensa consiste en declararse culpable.
"Debemos reconocer nuestras faltas". Me asegura
que será un excelente abogado, pues me considera
culpable.
-El teatro no era su verdadera vocación. Se ha
vuelto autor dramático por actos repetitivos: una
obra, un éxito que lleva a otra obra ... Usted se ha
dejado investir por el teatro, ha reducido su labor
de creación al ejercicio talentoso de una profe-
. ,
Slon.
-.¿De qué me acusan?
-¡Cómo!, de falta de energía, de dejarse ir, de
pereza ... ¿No son acaso faltas civiles?
-Una enorme fatiga me agobia desde hace
veinticinco años.
-Tampoco aprovechó usted para gozar de la
vida, alegrarse, relajarse.

Núm. 16
Julio de 1970
El arresto
Estoy en Túnez. Es una ciudad elevada. Doy a través
de ella un paseo muy largo: carretera en zigzag,
cortinas de árboles, balaustradas, panoramas.
Es como si el paisaje se descubriera en su totalidad
como un fondo de pintura italiana.
Al día siguiente, la policía llega para detenerme.
Antaño cometí un pecadillo. No conservo ningún
recuerdo de él, pero sé que hoy puede costarme
veinte años.
Me escapo, armado de un revólver. Los sitios
que atravieso me son desconocidos. No existe ningún
peligro inmediato, pero de antemano sé que
esta huida no arreglará nada. Vuelvo hacia los lugares
familiares, aquellos por los que me paseaba
la víspera. Tres marinos me piden que los orientara.
Detrás de una cortina de árboles unas mujeres
cubiertas con velos lavan ropa.
Regreso a la ciudad por una carretera que serpentea.
Hay policías por todos lados, cientos. Detienen
a todo el mundo y registran los coches.
Paso en medio de los policías. Mientras mi mirada
no se cruce con la de ellos, tengo una posibilidad
de salir adelante.
Entro en un café en el que encuentro a Marcel B.
Vaya sentarme cerca de él.
Tres tipos entran en el café (¡son policías, obviamente!);
recorren la sala en forma displicente. Tal
vez no me han visto. Respiro apenas, pero uno de
ellos viene a sentarse a mi mesa.
-No traigo mis papeles conmigo le digo.
Está a punto de levantarse y de irse (eso querría
decir que estoy salvado), pero me dice en voz
baja:
-¡Copule!
No entiendo.
Escribe la palabra en el margen de un periódico,
con grandes letras ahuecadas:
COPULE.
Después vuelve a pasar sobre las primeras letras,
ennegreciendo el interior:
COPULE.
Termino por comprender. Es extremadamente
complicado: tengo que volver a la casa y "copular
con mi mujer"; de esa manera, cuando la policía
vaya a buscarme, el hecho de haber "copulado en
sábado", siendo judío, constituirá una circunstan-
• •
Cla atenuante para mI.
El hecho de ser judío es, en efecto, la causa de
todo este asunto y lo complica considerablemente.
Mi arresto es una consecuencia del conflicto
árabe-judío y de nada me servirá afirmar mis simpatías
propalestinas.
Regreso a mi chalet (tal vez no se trata más que
de un simple cuarto). Me preocupa sobre todo
saber si seré prisionero tunecino en Francia o prisionero
francés en Túnez. En los dos casos, espero
una amnistía con motivo de la visita de un jefe de
Estado.
Me siento inocente. Lo que más me molesta es
Biblioteca de México
21
tener que conservar varios años mis calcetines ya
.
SUetos.
Núm. 77
Julio de 1971
El placero
Maté a mi mujer y, de manera muy tosca, la corté
en pedazos y la envolví con papeles atados apresuradamente.
Todo cabe en una caja de cartón fácilmente
manejable.
La única posibilidad que tengo es la de que
hagan vino o alcohol con ella. Voy a la destilería.
Entro sin llamar en un cuarto donde encuentro a
tres mujeres jóvenes en bata. Dos están sentadas,
la tercera está de pie cerca de una puerta batiente
a mitad del cuerpo (como una puerta de bar del
Oeste americano).
O bien les hago un guiño, como si nos conociéramos,
o bien con un tono desenfadado profiero
algo así como:
-¡Traigo 50 kilos de buena carroña!
La joven mujer que está de pie me hace pasar a
un pequeño reducto en el que empieza a examinar
mi mercancía. Mi paquete incluye todas las etiquetas
necesarias, pero la joven mujer pretende
que la casa que represento no es cliente de su Sociedad
y que vaya tener problemas para hacer la
venta.
A manera de muestra, saco de mi paquete una
serie de botellitas. Eso no debería ser más que una
trivial formalidad pero, para mi mayor confusión,
cada vez hay más botellas: vinos tintos, vinos blancos,
vinos rosados, toda clase de alcoholes e incluso
una garrafa de agua, minúscula pero llena, y
sobre todo sin corcho: es posible introducir el
dedo en el gollete sin que la garrafa se desborde,
lo que me parece una indudable demostración experimental
de ósmosis o de capilaridad.
Toda esta presentación resulta inútil: un hombre
sale de la oficina de al lado y me dice que me va a
ir muy mal si no llega a encontrar mi nombre en
los ficheros.
Núm. 84
Agosto de 1971
La negativa a declarar
Me parece descubrir una gran pieza en mi departamento,
pero en realidad no es mía y, más bien, se
trata de la calle.
Llega mucha gente e invade mi cuarto. Me cuentan
que F. tiene problemas: cagó frente a un monumento
público; tengo que declarar que asistí a esta
escena y que no lo vi, y de manera incluso más
precisa, que yo vi que él no lo había hecho.
F. llega entre dos policías. Explico o trato de explicar
que yo no puedo hacer esa declaración.
Actúo en una obra de teatro, pero al mismo
tiempo debo presentar el actor a los notables.

Más tarde. Es de mañana. Recibo una llamada
telefó nica de J.P. Me pregunta si estoy interesado
en un lote de libros que é l no quiere, debido a
que la mancha negra del do rso afea su biblioteca.
Le respondo que ya los vi y que pienso comprarlos.
Entonces se re tracta y me a nuncia que, a
pesar de esa mancha, los va a adquirir. Me pongo
extremadamente enojado. ¿Para qué me los propone
si va a cambiar d e opinió n un mo mento
después?
Núm. 114
Abril de 1972
1
El rompecabezas
Acompañado por un personaje mal identificado
(tal vez es mi tía) visito una especie de establecimiento
colonial. Al fondo de una de las salas, lle-
Foto de Anne T eslvl
Biblioteca de México
23
gamos frente a un gigantesco rompecabezas colocado
sobre una mesa ligeramente inclinada. De
lejos tiene uno la impresió n de que, en el centro,
hay un rompecabezas casi terminado representa
un cuadro del Renacimiento, con colores muy
brillantes y muy lu strosos y, alrede do r, otros
objetos. Al acercarse se ve que, de hecho, todo es
rompecabezas: el mismo ro mpecabezas (el cuadro)
no es más que un fragmento de un rompecabezas
más grande , inconcluso por ser interminable,
pues su particularidad es que está compuesto
por volúmenes (a grosso modo, cubos; más exactame
nte, poliedros irregulares) cuyas caras se
pueden combinar libremente : todas las caras de
un cubo A pueden combinarse con todas las caras
de un cubo B, y no sola me nte de dos en dos
como en los juegos (de cubos) infantiles. Existen,
pues, si no una infinidad, al me nos un número
extremadamente elevado de combinaciones posibles.
El cuadro no es más que una de ellas, los

fragmentos que rodean el cuadro son bocetos, esbozos,
proyectos de otros rompecabezas.
Como prueba en cierto modo de esta permutabilidad
casi ilimitada, desprendo de la orilla de
uno de los fragmentos (de los que olvidé decir
que, así como en el cuadro, eran, no cuadrados o
regulares como la mayor parte de los rompecabezas,
sino de alguna manera "sin orillas", sin reborde
rectilíneo) una pieza que manipulo durante un
rato y que vuelvo a colocar al borde de otro frag-
, mento, al que se adapta instantáneamente.
Pasamos a otra sala, encontramos ahí a mi sobrina
Sylvie. Me parece que entonces se produce
un acontecimiento muy violento (¿tal vez rompemos
algo?).
2
I.as Cartas a Felicia
(Me parece que) tengo en mano la tarifa de los
primeros tirajes de las Cartas a Felicia de Kafka.
Existen de ellos diversas clases que van de la
más prestigiosa a 056 francos (ese O debe ser un
error de imprenta) al más común, aunque numerado,
a 12 francos. Es uno de estos últimos el
que tengo la intención de pedir. Parece que el
asunto no es tan fácil de realizar, pero al menos,
me digo, casi feliz, cuando reciba este libro es
obvio que contendrá una tarjeta que después me
permitirá, legalmente, pedir las demás ediciones
originales: se me tendrá al corriente de las últimas
novedades.
3
Los tres gatos
Después de un largo viaje, tal vez, regreso a
Blevy (¿o acaso es Dampierre?). Toda mi familia
está ahí. Mi gato duerme en un rincón de la
pieza. Me sorprende mucho ver a un segundo
gato (mucho más pequeño y atigrado) en otro
rincón de la pieza. Voy a sentarme y piso a un
tercer gato; éste es mucho más grande. No creo
en la existencia de este tercer gato ¡vamos, no
es posible! pero me salta al rostro y me rasgu-
-na.
Núm. 116
Mayo de 1972
El simio
Como consecuencia de quién sabe qué peripecias,
me encuentro compartiendo un departamento
con un desconocido. Una de las particularidades
de este departamento es que posee una muy
vasta entrada, en realidad mucho más vasta que
las demás piezas y que las recámaras. Tal vez la
repartición de esta entrada plantea ya un primer
problema.
Por otra parte, escribí una partitura y este desconocido,
que dice ser músico, se ofreció a interpretarla.
Pero yo adivino que en realidad tiene la
Biblioteca de México
24
intención de apropiársela.
Es quizá con el objeto de que le perdone esta
indelicadeza que me presenta a Adolfo Hitler.
Adolfo Hitler es una especie de payaso grotesco,
muy pálido y con un largo mechón: actúa con
énfasis y exageración y en principio ridiculiza a
su ayudante de campo, el general Hartmann, un
pobre teutón gordo con la jeta roja, con toda seguridad
borracho: no puede encontrar la llave correcta
en su llavero, e intenta desesperadamente
poner en orden su vestimenta camisa y tirantes
que desbordan, chacó sobre la oreja al presentarse
frente a su ¡ührer.
Hitler empieza por decir, meloso, todo lo
bueno que piensa de Mariani. Pero a medida que
la perorata se desarrolla, se vuelve cada vez más
pérfida y termina en un torrente de imprecaciones
ordinarias.
El consejero secreto de Adolfo Hitler es un
simio; tiene una larga cola que termina en una
mano (¿enguantada de negro?) y no deja de jugar
con ella (exactamente como el Marsupilami de
Spirou 1 ) para acompañar y ritmar el discurso de
su amo.
Pero creo que en cierto momento pierde su
guante, o la mano entera.
Cambio brusco de escena. Silencio de muerte.
Sobre una vasta explanada, una turba de soldados
vestidos de negro rechazan a la población mientras
que, terrible y grotesco al mismo tiempo, el
simio avanza en medio de la gran plaza. Está sentado
en una especie de carretilla (una cureña de
cañón), con la cola apuntando frente a él como el
cañón de un tanque.
Un niño corre. Uno de los soldados se vuelve
bruscamente cuando pasa frente a él y lo derriba
al suelo de un culatazo.
Estoy en una manifestación. Cantamos "La
joven guardia". El canto se apaga poco a poco. Silencio
opresivo. Siento que la policía está exactamente
enfrente de nosotros y que va a arremeter.
Sé muy bien que no es más que una escena de
la película Érase una vez la Revolución, pero, de
todos modos, ¿por qué diablos tengo que mezclarme
siempre en semejantes situaciones?
Alcanzo a refugiarme en un edificio en construcción.
Estoy escondido en una pequeña pieza
cuadrada, sin puerta (debo haber entrado ahí por
el techo). Es un futuro cagadero; los conductos
no están instalados, pero ya se ven en el cemento
huellas de pies.
ADVERTENCIA FINAL
por Roger Bastide
Así como existen varias sociologías de la familia,
. existen varias sociologías del sueño posible. Se
me perdonará de hablar una vez más de sociología
a propósito del sueño. Pero no soy psicoanalista,
sino sociólogo.
1. Tira cómica francesa de Franquin. (N. del T.)

Así pues, se puede prime ramente vislumbrar
una sociología situacional: es p or ella por la que
empecé a demostrar que el sueño no era un mero
regreso a lo subje tivo, sino una respuesta a una
cierta situació n social y que, po r consiguiente,
había sueños de la clase alta y sueños de la clase
baja, sueños de negros (en la medida en que el
colo r de la piel define un cierto estatul9 social) y
sueños de blancos ... En segundo lugar una sociología
estructural, y es po r ella que continué mis
búsquedas, cuando influe nciad o sobre to do
po r mis estudios respecto al lugar del sueño en
las sociedades llamadas "primitivas" y en relación
con los mitos colectivos intenté inscribir las
imágenes oníricas en las estructuras de un imaginario
colectivo. Pe ro, comparando ento nces lo
imaginario de las sociedades de Oceanía, con sus
cultos por ejemplo del Cargo, y lo imaginario de
las sociedades occidentales, romántico o surrealista,
desemboqué forzosamente en otra perspectiva
de enfoque, la de una sociedad interaccional.
Pues si uno escribe sus sueños y los comunica a
los lecto res, es p ara transfo rma r e l mo nólogo
nocturno e n diá lo go y p o rque se hace d e la
noche un "bazar", luego una pieza abierta al público,
a una clientela, y no un cuarto cerrado . Es
porque el sueño se convierte en un lugar de intercambio
entre los hombres.
En esto pensaba al leer a Georges Perec o más
bien después de haberlo leído y esperado un cierto
tiempo, a fin de rompe r el lazo de encantamiento
que me unía a él, para to mar una cierta
distancia con respecto a su obra. Y, claro, a partir
de ahí sería posible despejar to da una estética de
la escritura de los sueños, la cual no habré de
abo rdar pues no soy un crítico de arte, pero al
menos se me permitirá hacer algunas observaciones
a ese pro p ósito, pues es algo impo rtante:
¿cómo traducir en palabras lo que es contrario a
la palabra, la imagen? No la imagen estática, inmóvil,
como podría serlo la de la percepción del
mundo exterior (pues desde hace mucho tiempo
los escrito res han encontrado la solució n al problema
del paso de lo percibido al vocabulario),
sino una imagen que muere e n el mo mento en
que nace para volverse otra cosa distinta, y dentro
de un mundo en el que la perpetua destrucción
triunfa sobre la asociación. Sería interesante
seguir, a través de la historia de la literatura, los
mecanismos puestos en práctica para resolver ese
problema. Naturalmente se ha empezado en la
é p oca ro mántica po r utilizar p ara e l mundo
nocturno los procedimie ntos utilizados p o r e l
mundo diurno, es decir la descripció n ; pero la
descripción mineraliza el flujo de lo imaginario,
lo estabiliza y, e n consecuen cia, finalme nte lo
"--"' omo en la noche cero
corregimos la rosa de los cuerpos
en uno eterno, neutro,
nacido noche al fin y en la orilla del sueño.
Bernardo Ortiz de Montellano, "Sueño de amor"
25
destruye. El surrealismo insistirá po r el contrario
en el caos, el nonsense (aparente) o el absurdo -
pero podría decirse además de él "cartesianismo
a ún vivo", pues e l s ue ño d esempe ña e n é l e l
mismo papel que desempeña en la "duda metódica"
de Descartes, al lado del Genio Ma ligno ; es
menos una tentati va por captar el absurdo que
Foto de Anne T estut
una tentativa de crítica del mundo real, para superponer
a éste un mundo surreal, que en tanto
que mundo tiene su lógica (la de las metamorfosis)
y su cohe re ncia (la de una mito logía al
menos individual), lo que hace que resulte absolutamente
imposible , como en Descartes, saber si
el estad o de vigilia no es un sueño, y el sueño la
verdadera "realidad".
Perec, por su parte, ha descubierto soluciones
o riginales, la manera de salvaguardar la autenticidad
de los procedimientos del sueño y no encadenarlos
a un sistema para "comunicarse" con los
demás (puesto q ue es en este aspecto q ue esta
advertencia quiere insistir: es necesario , efectivamente
, "inventar" una escritura que siga, utilizando
palabras, un pensamiento de esencia visual).
Dejo a los lectores la tarea de descubrir esas invenciones,
para no priva rlos demasiado del placer
de la lectura, y sólo señalo una de ellas: la
transcripción de lo onírico en figuras geométricas
por consiguiente incl uidas en un espacio de dos
dimensiones, ya que la tercera dime nsió n de lo
simbólico, es decir su ambigüedad y su po lisemia,
se traduce en un intercambio de letras sobre un
eje vertical.
Nota'y traducción de Glenn Gallardo

"Los sueños y las visiones siempre
han jugado un papel importante
en la experiencia religiosa de la
gente, pues ta les f enómenos la
ponen en contacto con una dimensión
de la realidad distinta
de su experiencia ordinaria del
mundo físico ", dice el sacerdote
norteamericano John Walsh,
quien en las siguientes páginas
ensaya una lectura teológica y
p sicológica de la historia de la
alianza de Abraham con Dios
comparándola con la alianza
que uno traba consigo mismo
cuando sueña. Walsh asemeja la
lucha de Abraham con la lucha
universal en pos de la individuación
y el papel que los sueños
pueden desempeñar en tal tarea.
E 1 Libro de las Dos Alianzas, e l
Viejo y el Nuevo Testame ntos, presenta
la experie ncia religiosa de la
gente en términos de una convers
ió n . En o tras pala bras, cuando
una persona se vuelve a la religión
y abraza el judaísmo o el cristianismo,
lo hace porque siente la necesidad
de convertirse, de cambiar su
vida. El mé to d o y la mo tivació n
que precipitan su giro hacia la religión
rehuyen cualquier definición,
pues las razones son tantas como
la gente que se convierte. En inglés,
un sinónimo de conversión es
"arre pe ntimie nto". La palabra implica
"hacer actos de penitencia",
"cambiar la pro pia conducta". Esa
palabra es la traducción del verbo
latino p oenitemini, que prácticame
nte connota las mismas cosas.
No obstante, el latín traduce una
palabra e mpleada e n las escrituras
griegas: metanoia. El té rmino griego
implica que una persona debe
"reconsiderar su vida" radicalme nte,
y que su corazón y su me nte
deben dar un giro total. Ello significa
que la dirección hacia la cual
se e n c u e ntra o ri e ntada nuestra
vida debe cambia r hasta el punto
en que la nueva dirección sea diametralme
nte o puesta a la del camino
ante rio r.
La palabra metanoia es la traducció
n de la palabra aramea schub,
una palabra que sugiere el sentido
de "regresar". Es utilizada frecue ntemente
e n la Biblia, s ugirie ndo
que un hombre o una muje r deben
volve rse hacia Dios, o volver a las
costumbres re ligiosas. También es
e mpleada para indicar que el regreso
a Dios es e n realidad un regreso
a casa, o un regreso a una ide ntidad
más auté ntica . Así es como
Lucas pone e n boca de Jesús la his-
,
to ria del Hijo Pródigo. Esta re lata
cómo, andando e l tie mpo, e l hijo
descarriado vuelve a la casa de su
padre y se reconcilia con él. En un
nivel más profundo, la historia relata
cómo volver a Dios es e n realidad
un regreso a casa. En un nivel
JOHN A. WALSH
De Abram
a Abraham
pe rsonal , la histo ria describe a un
jove n que finalme nte resuelve la
cuesti ó n de su ide ntidad ; con la
fuerza de ese descubrimiento, es
también capaz de volver a su centro
físico o geográfi co. La palabra
schub, al aplicarse a la conve rsión
religiosa, sugie re que el re torno a
Dios, al sentir lo divino en la propia
vida y al expe rimentar la relación
o unión de nuestra naturaleza
personal con lo divino, es el proceso
de descubrimiento, o redescubrimie
nto, del corazón interno de
nuestra propia ide ntidad -nuestro
verdadero hogar-, nuestro centro .
En el punto inte rior de ese centro
está el lugar de unión, y de conexión,
con e l Creador-Espíritu, ll amado
Je hová e n el Antiguo Testame
nto y Cristo en el Nuevo Testame
nto.
El papel de los sue ños y de las
visiones puede ser esencial en ese
proceso. La expe riencia d el sueño
es particularme nte capaz de iluminar
a una persona e n cada viaje. Algunos
sue ños o visiones hacen surgir
una fuente transconsciente , una
fuente que la person a re lig iosa
ide ntifica como e l movimie nto o
"labor" de la divinidad, e iluminan
las direcciones de los caminos exterio
r e inte ri or que deben elegirse.
Nos confirman y nos confrontan en
nuestros ví nc ulos con Dios, con
nosotros mismos y con otros.
Es e nto nces, con la convicció n
de que los sueños y las visiones
pueden y deben te ne r un papel
esencial e n la vida de un individuo,
. .
que presentaremos una expenenCIa
similar en la vida de un personaje
bíblico: Abram, un je fe n ó mada
que aparece e n el duodécimo capítulo
del Lib ro del Génesis.
Biblioteca de México
26
En el Libro del Génesis, los orígenes
del pueblo hebreo son descritos
e n té rminos de un árbol genealógico
que se remonta a Adán y Eva .
Aunque el Libro del Génesis se concentra
en la evolución y desarrollo
de la familia hebrea, también e rige
una visión religiosa de la creación
del universo y de la familia humana
e n general. Con un lenguaje específicamente
relacionado con la creación
del universo, las p áginas iniciales
d escribe n el acto o riginal de
Dios como un movimie nto o conversión
de las tinieblas e n luz, del
caos en orden, del vacío en significado.
Así, el oscuro abismo que
existía antes de la creación se ilumina
por la palabra de Dios y el caos
se transforma en orden y sentido.
Con e l tie mpo se ha utilizado el
mismo movimiento para describir la
conversión de una persona, lo que
significa que el proceso de génesis
ocurre e n la persona que se convierte
a la fe en Dios.
Mediante una serie de visiones, o
experie ncias de Dios, algo va apoderándose
de la vida d e Abra m ,
algo tan nuevo que lo cambia totalme
nte . A través de la experie ncia
creativa de este hombre primitivo,
nació una religión y una manera de
intel pretar la vida que se convirtió
en el fundamento de toda la tradició
n re ligiosa judea-cri stiana. El
proceso que cambió dra m áticamente
la vida de Abram, convirtiénd
o lo gradual pero totalme nte e n
devoto de Dios, sirve como p aradigma
p ara comunidades enteras
de creyentes y para individuos de
esas comunidades. La expe rie ncia
de Abram tiene una forma universal
acerca d e la génesis de la fe o,
como diría Carl Gustav Jung, un arquetipo
que s irve com o fu e rza
o rientadora, que permite a una person
a descubrir la ide ntidad que
Dios le ha dado y, a través de ese
desc ubrimiento , a Dios mis mo.
Aunque el Libro del Génesis se refiere
al proceso como "creación" y
la Biblia generalmente lo ll a ma
"conversión", Jung, desde una perspectiva
psicológica, se re fi ere a tal
proceso como "individuación". En
este e nsayo emplearemos estas tres
. . - .
nocIOnes como SInOOlmOS, acentuando
las diferencias cua ndo sea
necesano.
Una dimens ió n esencial y a ltame
nte significativa del re lato de la
conversió n de Abram es e l pa pel
que sus visiones, o sus expe riencias
auditivas de la presencia de Dios,
juegan en ese proceso. En su libro
Cod, Dreams and Revelation, Morton
Kelsey explica que los sue ños,

las visiones y las visitaciones sobrenaturales
son "la misma cosa", es
decir, que es difícil precisar cuáles
son sus diferencias. Kelsey también
señala que el contenido o significado
que queda en nuestra concie ncia
es más importante que el estado
exacto de conciencia en que ocurre
la experi e ncia. Aquí inte rpretaremos
las experiencias de Abram relacio
nadas con Dios siguiendo las
pautas de la interpretación de los
sueños, si bien la Biblia no indica
con claridad en qué estado de conciencia
se encontraba Abram cuando
ocurrieron las visitaciones divinas.
Por lo gene ra l, la época de
Abram es fechada a lrededor de
1850 a.e. Su hogar e ra Mesopotamia
y su vida la de un nómada, un
pastor. Vivía con su familia, sus sirvientes
y sus rebaños e n un lu gar
que entonces se conocía como Ur o
Caldea.
Preocupado por su futuro y el de
s u familia , Thare, e l padre de
Abram, dejó la ciudad de Ur con su
hij o y su familia para ir a la tierra
de Canaán. Se asentaron en el país
en un lugar llamado Harán. Fue allí
que Dios le habló a Abram.
Je hová había dicho a Abram:
"Vete de tu tierra y de tu parentela
, y de la casa de tu padre, a
la tierra que yo te mostra ré; y
haré de ti una nació n grande, y
bendecirte he, y engrandeceré tu
no mbre y serás bendición: y
bendeciré a los que te bendijere
n , y a los que te ma ldije re n
maldeciré; y serán benditas en ti
todas las familias de la tierra".
(Génesis, 12:1-3)
Una pregunta fundamental respecto
a la comunicación de Dios
con Abram es la que se refiere a la
manera en que ocurrió . El texto no
brinda una clara indicació n. ¿Fue
una exp e ri e n c ia parecida a un
s ueño que Abram recordó sola ­
mente como una audición divina, u
ocurrió mientras estaba completamente
despierto? ¿La voz de Dios se
escuchaba fuera de é l, o surgía
como un llamado interno? Estas
preguntas no pueden responde rse
con certeza, pero lo que es cierto
es que a final de cue ntas la "voz"
tocó la más hondo de la personalidad
de Abram. Haya o no escuchado
la voz como algo externo o interno,
su resonancia fue escuchada
en las profundidades de su alma.
En el contexto de la psicología
de Jung, la voz es a la vez la voz
del "arquetipo del yo" de Abram y
la voz d e Dios. Jung descri be e l
pode r central de la pe rsona lidad
humana como el "yo" o "e l arquetipo
del yo". Con e llo se re fi ere a la
representació n y a la fue rza conductora
central de toda la persona-
Icono, del Capítulo de Westminster, Londres
lidad, que es mucho mayo r que e l
estado consciente de nuestro ego,
pues no sólo contiene nuestra conciencia
y nuestro inconscie nte sino
que hunde s us raíces e n lo que
Jung llama el inconsciente colectivo
o universal. Desde una perspectiva
re ligiosa o teológica , e l misteri
o de Dios, que está po r e ncima y
más allá de toda analogía humana,
se revela a través de este pode r
central de la conciencia que es el
arquetipo del yo que existe en una
Biblioteca de México
27
persona. De manera q ue la "voz"
que Abram escucha puede entenderse
como la voz de Dios y como
la voz de ese yo más grande d e
Abram. En tal sentido la ll amada
puede e nte nderse como un momento
crítico, pues la voz pide urgentemente
a Abram que emprenda
e l viaje más grandioso de s u
vida: la autoexpansión o, para decirlo
con Jung, la individuación. En
este sentido la individuación puede
ser vinculada con la experiencia
profunda de la conversión o la recreació
n. Una implicación de esta
peculiar manera de entender nuestras
experi e ncias o níricas, lo que
imaginamos e incluso e l diálogo refl
exivo con nosotros mismos, es
q ue esos fenómenos naturales frecuentemente
contienen los ímpetus
y las directrices para e l desarrollo
de nuestra vida y de nuestro crecimiento
personal.
La Biblia indica los conte nidos
de la comunicación: a Abram se le
dice que se vaya, que abando ne su
situación presente, que emprenda
un viaje. Jung describe la individuac
ió n como un apa rtamie nto de
nuestra manera habitual de juzgar y
resolver problemas. Es una separación
de la mentalidad colectiva de
una sociedad en favor de un sentido
más grande de responsabilidad
personal. O rdinariamente, los sustentos
habituales de nuestras vidas
nos brindan una seguridad fundamental
y un consuelo. Nos aferramos
a otras gentes, a nuestro cómodo
entorno, y a una manera de
e nte nde r e l mundo y la vida que
hemos construido durante años.
Necesitamos sentirnos parte de
nuestra sociedad, ser incluidos en
sus actitudes aprobadas y e n sus
maneras de operar. Cuando una
confro ntació n aparece personalme
nte e n nuestra vida , cu a ndo
ocurre una exigenc ia de cambio
que logra asir las profundidades de
nuestro ser y se convierte en una
convicció n conscie nte, nuestro
mundo interio r se convierte en escenario
de angustias y trastornos.
La angustia se enfoca a la vez en la
pérdida de las estructuras de soporte
y en los aspectos desconocidos
de las nuevas maneras de vernos a
nosotros mismos. La individuación
y/ o conversión implica todo esto y
más. Si la respuesta a nuestro viaje
es positiva, ento nces se nos devuelve
a nuestras propias fuerzas.
Nuestro sentido personal de lo valioso
y del valor, nuestra fuerza interna
, e ntra e n juego y comenzamos
la larga odisea de separación,
confiando y dependiendo del yo.

La Biblia asienta: "Y fuése
Abram, como Jehová le dijo, y fue
con él Lot, y era Abram de edad de
setenta y cinco años cuando salió
de Harán. Y tomó Abram a Sarai, su
mujer, y a Lot, hijo de su hermano,
y toda su hacienda que habían ganado
y las almas que habían adquirido
en Harán, y salieron para ir a
tierra de Canaán, y a tierra de Canaán
llegaron" (Génesis, 12:4-5).
Abram obedeció las incitaciones
de la voz interna. Respondió al llamado
y comenzó su viaje. De la
manera en que la Biblia lo plantea
no existe conversión sin fe. La fe es
una respuesta, un confiado abandono
a nuestro discernimiento de
la voz de Dios. Implica la redefinición
de nuestros valores y certidumbres,
y una clarificación de "a
quién" o "a qué" juzga uno digno
de confianza. El descubrimiento de
Abram de una nueva relación de
confianza le posibilita partir. La
nueva voz "divina" se convierte en
una fuente de energía; comienza su
viaje animado y apurado por una
confianza recién descubierta en su
propia imagen hecha a semejanza
de Dios, su yo. Ahora puede expandir
su confianza más allá de los
niveles conocidos de su yo y vincularla
a su sentido de Dios. La fe
nace de la experiencia y la promesa
de una voz.
La mayoría de nosotros llevamos
un "exceso de equipaje" cuando
salimos de viaje. En todas las estaciones
de tren y de autobuses, y en
las terminales aéreas, vemos gente
que arrastra sus pertenencias con
grandes esfuerzos mientras buscan
un medio de transporte. La Biblia
indica que Abram llevó todas sus
posesiones. Con frecuencia, en los
primeros estadios la individuación
y/ o conversión no es comprendida
como un apartamiento radical de
nuestras costumbres. Por lo tanto
la mayoría de nosotros, como
Abram, decide que vamos a tener
"lo mejor de ambos mundos". Pero
eso no funciona, y Abram debe
aprender la lección. Los hábitos,
actitudes y valores reconfortantes,
los viejos temores y fobias, las esperanzas
irreales e ilusorias que
uno pone en Dios y en otros deben
sacrificarse al servicio de una expresión
más genuina de uno
mismo. En suma, el proceso exige
. .,
una nueva VlSlon, una nueva manera
de experimentarse a uno
mismo y a los demás. Abram inicia
su viaje, tanto interno como externo,
aferrándose todavía a lo que
cree que necesita. Gradualmente,
sus futuras experiencias de la Voz
divina y los acontecimientos de su
mundo exterior harán que ocurra
un cambio.
Abram está aprendiendo a vivir
de una promesa, y la promesa es
presentada en forma de una bendición.
La bendición consiste en una
numerosa progenie: "Haré de ti
una nación grande" (Génesis, 12:2)
y en la posesión de una tierra:
"Vete .. . a la tierra que yo te mostraré"
(Génesis, 12:1). Hasta ese momento,
su confianza y su fe en esa
voz interna son fuertes, si no absolutamente
íntegras. Abram y Sarai
no tienen hijos, y han rebasado ya
la edad de tenerlos. ¿De dónde
provendrá esa gran nación, o cómo
habrá de originarse de estas dos
personas?
El capítulo 15 del Génesis comienza
con otra descripción de
Abram escuchando la voz:
Después de estas cosas fue la
palabra de Jehová a Abram en
visión, diciendo:
¡No temas, Abram!
Yo soy tu escudo,
y tu galardón sobremanera
grande.
Y respondió Abram: Señor Jehová,
¿qué me has de dar, siendo
así que ando sin hijo, y el mayordomo
de mi casa es ese damasceno
Eliezer? Y dijo más
Abram: Mira que no me has
dado prole, y he aquí que es mi
heredero uno nacido en mi casa.
Y luego la palabra de Jehová fue
a él diciendo: No te heredará
éste, el que saldrá de tus entrañas
será el que te herede. Y sacóle
fuera y dijo: Mira ahora a
los cielos, y cuenta las estrellas,
si las puedes contar. Y le dijo:
Así será tu simiente. Y creyó a
Jehová, y contóselo por justicia
(Génesis, 15: 1-6).
Esta vez la Biblia se refiere a la
experiencia como una visión. Kelsey
describe las diversas connotaciones
de las palabras griegas utilizadas
en el Nuevo Testamento para
decir "visión". Anota que la palabra
griega horama, empleada para traducir
las palabras hebreas correspondientes
tanto a sueño como a
visión, se refiere al estado en el
que uno recibe una visión, así
como al estado mismo de soñar.
Kelsey sugiere que la palabra no
distingue explícitamente entre sueños
y visiones. El que Abram esté
dormido o en un estado de conciencia
alterada no es de gran rele-
Biblioteca de México
28
vancia. El caso es que experimenta
algo que está más allá de su estado
normal de conciencia. Los contenidos
del mensaje son reconfortantes
e implican una directriz. E implícitamente
tienen que ver con una
cuestión subyacente en la constitución
de Abram: su capacidad de
confiar. En la constitución de
Abram tal capacidad aparece como
un "asunto inacabado". En su libro
Working with Dreams, el Dr. Montague
Ullman escribe acerca de la
honestidad de los sueños:
Cuando estamos dormidos y soñamos,
nuestros mecanismos
autocurativos nos empujan a un
nivel en el que nuestros sentimientos
son desplegados honestamente.
Le dan forma a imágenes
que pueden atemorizarnos
o deleitarnos, pero ése no es su
intento. Su intento es simplemente
decirnos las cosas como
son .
... El cambio del sueño a la vigilia
efectúa una transformación
radical. Nos desplazamos de un
nivel de honestidad a un nivel
en que la honestidad se mezcla
con la conveniencia. Mientras
soñamos se nos entrega un claro
lente para examinar nuestro yo.
Con frecuencia, cuando despertamos
miramos la misma situación
a través de lentes color de
rosa. Y para empeorar más las
cosas no tenemos manera de
saber que ahora nuestra visión
está teñida.
El viaje de Abram lo fuerza a enfrentarse
consigo mismo. Poco después
de su respuesta inicial a Dios
y su nuevo sentido de sí, Abram se
encuentra en serios problemas a
causa de su falsedad. Forzado por
el. hambre a abandonar temporalmente
la tierra de Canaán, Abram
va a Egipto. Allí el Faraón desea a
Sarai, y para salvar su propio pellejo
Abram la presenta como su hermana
y la da al Faraón, quien la
lleva a su casa. La Biblia dice que
Jehová aflige la casa del Faraón con
plagas extraordinarias. El Faraón
descubre el engaño de Abram y lo
expulsa de Egipto.
La visión del decimoquinto capítulo
del Génesis refuerza la resolución
original de Abram. Se dirige a
su miedo. Abram teme a los poderes
hostiles de su mundo exterior,
sin embargo también está atormentado
por una serie de dudas acerca
del proceso que ha iniciado. Abram
recurre todavía al apoyo de la sociedad
colectiva; aún no ha sido

y sucedió que puesto el sol, y ya
o bscurecido , d e jóse ver un
ho rno humeando, y una antorcha
de fu ego que pasó po r entre
los animales divinos. En aquel
día hi zo Je hová un pacto con
Abram dicie ndo: A tu s imie nte
daré esta tierra desde e l río de
Egipto hasta el río grande, el río
Éufrates.
Con frecue ncia, la Biblia expresa
la experiencia de Dios mediante el
símbolo del fu ego. Mo isés e ncue ntra
a Dios en una zarza ardie nte, y
e n e l Nuevo Testa me nto Dios es
analogado a un fuego que lo consume
todo. La fuerza y el omnipenetrante
efecto del fuego habla n
del impacto de la a li anza o unión
con Dios . La expe ri e n c ia de la
unión con Dios es, por así decirlo,
lo que suple aque llo care nte e n la
capacidad de una person a para
vivir según los ma ndamie ntos de
Dios. Así, tambié n, es como la experiencia
de esa aceptación incondicional
por parte de Dios, el deseo
de Dios de aliarse con su pueblo,
permite continua r e l proceso de
conversió n e individuación. La profundidad
de la experi e ncia de la
alianza es un "saber" que sobrepasa
a cualquie r otro saber. Es una comunicación
a través de la cual el yo
de una persona es confirmado por
la experiencia de su o rigen divino.
Tal experi e ncia es expresada humanamente
al confesar que otro, el
Otro Trascendente (es decir, el misterio
de Dios), se ha dirigido a mi
ser más íntimo y recóndito. Este
Otro, como o rigen y fu e nte de mi
persona y, más aún , como la dime
nsión última de mi yo, me conduce
a regocija rme e n mi calidad
de c ri atu ra y a reconocer a Dios
como Creador y Padre.
La fe re ligiosa descansa e n una
relación que la Biblia llama a lianza.
La fe es una manera de saber caracte
ri zada por un desusual sentido de
ser-e n-Dios y de q ue Dios-sea-en- .
uno. Es sabido que el pacto o a lianza
con lo divino no tiene una finalidad
para ese saber, sino q ue más
bie n sirve para continuar reve lando
la experi e ncia y e l miste ri o de la
unió n confo rme uno se adentra
más profundame nte e n e ll a. El capítulo
17 del Génesis recalca que
de su relación con Dios Abra m adquie
re una nueva concie nc ia. En
un episod io de naturaleza o nírica,
la Biblia narra un mome nto íntimo
e ntre Abram y Dios:
y siendo Abram de edad de noventa
y nueve años, apareció le
[El Shaddail, y le dijo: Yo soy el
Dios todopoderoso; anda delante
de mí, y sé perfecto. Y pondré
mi pacto e ntre yo y tú, y multiplicarte
he mucho e n gran man
e ra. Ento n ces Abram cayó
sobre su rostro, y Dios habló con
é l diciendo: Yo, he aq uí mi
pacto contigo: Serás padre de
muchedumb re de gentes. y no
se ll a m a rá m ás tu n o mbre
Abram, sino que será Abraham,
porque te he puesto por padre
de muchedumbre de gentes. y
multiplicarte he mucho e n gran
manera, y te pondré en gentes, y
reyes saldrán de ti. Y estableceré
-; 1
Williom Bloke, Song of Los, 1795
•
. .
.
mi pacto entre yo y tu, y tu S Imiente
después de ti e n sus generaciones,
po r a li a nza perpetua
, para serte a ti por Dios, y a
tu s imie nte después de ti. L .. ]
Este será mi pacto, q ue guarda-
. . .
rels e ntre yo y vosotros y tu S Imie
nte después de ti: Se rá circuncidado
todo varó n de entre
vosotros. Circu ncidaréis, pues, la
ca rne d e vuestro prepuc io, y
será por señal del pacto entre yo
y vosotros.
Hay mu c has interpretacio nes
para el nombre de El Shaddai. Tradicio
nalme nte, ha sido e ntendido
como el "todo poderoso". Otro significado
que se le ha dado al nombre
es "autosuficiente". Nuestra interpretació
n moderna da el sentido
de "mo ntaña", implicando el símbolo
de la d ivinidad. De cualquie r
manera , el nombre implica la grandeza
y trascende ncia del Div:no
que se manifiesta a Abram . El cam-
Biblioteca de México
30
bio de no mbre de Abram a Abraham
segurame nte implica no sólo
un nuevo sentido de relación con
Dios, s ino ta mbié n un sentido
mucho más amplio de ide ntidad .
Simbó licamente, un no mbre expresa
ide ntidad. Es la ma nera en que
la gente se ide ntifica a sí misma externa
y concretame nte, y como es
ide ntificada por o tros. Nuestro
nombre se vuelve tan íntimamente
vinculado a nuestra ide ntidad que
casi es imposible distinguir e ntre
ambos. En esta visió n e l hombre
Abram alcanza una nueva conciencia
de sí. Jung afirma que la ide ntidad
de una persona está más all á
de la plena compre nsió n de su propia
concie ncia. "Hay poca esperanza
de que seamos capaces de tener
conciencia del yo aunque sea de
manera aproxim ada". El nuevo
nombre es un sello del nuevo sentido
de identidad de Abraham. En su
visión o sueño cobra conciencia de
sí de una manera mucho más amplia
que la que le permite su concie
ncia cotidia na. Ing resa e n una
sociedad muy sensible con Dios y
. .
consigo mismo.
La refere ncia a la circuncis ió n
como signo de la alia nza habla de
cambio e integración. Literalme nte,
la palabra significa "cortar alrededar".
Dentro del contexto de esta
visión, para Abraham representa un
nuevo estadio de internali zación de
su jo rnada. Debe despojarse de su
yo fal so y llevar a su mundo una
nueva lu z, un nuevo o rde n y un
nuevo significado. El símbolo implica
la mane ra e n que el proceso
creativo afecta a este hombre . Él
está llamado a ser el generador, el
padre de muchos; él mismo debe
convertirse e n ese creador cortando
el mundo falso que ahora aparece
como oscuridad, caos y vacío. En
otras palabras, la visión es otra imagen
de la mane ra en que el proceso
de génesis se repite e n la persona
de esta figura bíblica. A través de
su experiencia Abram se convierte
e n Ab raham, no por e l cambio exterior
de nombre sino por el proceso
inte rno de consolidación e integración
personal que la visión precipita.
El armazón inte rno de esta
ide ntidad, la experiencia de lograr
que -por así decirlo- "todas las
partes e mbone n" durante un mome
nto privilegiado, es e l cumplimie
nto de la a lianza . En su nueva
ide ntidad, Abraham puede se r
"padre" y "generador" de todos
aque llos que voluntari amente e mprendan
un viaje simila r.
Traducción de Raf ael Vargas

WILLIAM BLAKE
• • • •
ISIones e as 1 as
ARGUMENTO
VISIONES
A maba a Tbeotormón
y no tuve vergüenza;
temblé en temores virginales
y me oculté en el valle de Leutha.
Cogí la flor de Leutha
y me levanté del valle,
pero los terribles truenos rompieron
en dos mi manto virginal.
Versión de Pablo Neruda
El ojo ve más de lo que el corazón conoce.
En la esclavitud las hijas de Albión lloran; un lamento tembloroso
sobre sus montañas, en sus valles, suspira hacia América.
Porque la dulce alma de América, Oothoon, erraba en afli cción
por los valles de Leutha, buscando fl ores que la consolasen,
y de este modo habló a la brillante maravilla del valle de Leutha;
"¿Eres una fl or? ¿Eres una ninfa? Te veo ahora como una flor,
luego como una ninfa. No me atrevo a cogerte de tu lecho de rocío".
La ninfa dorada respondió : "Coge mi fl or, oh suave Oothoon,
otra flor nacerá, porque el alma del dulce deleite
no puede morir nunca". Se detuvo y cerró su urna de oro.
Entonces Oothoon cogióJ a flor, diciendo: "Te cojo de tu lecho,
oh dulce fl or, y te coloco entre mis senos, encendida,
y así vuelvo los ojos hacia lo que toda mi alma busca".
Cruzó sobre las olas en alada, triunfante y rápida delicia,
y su impetuoso viaje la llevó sobre el reino de Theotormón.
Bromión la destrozó con sus truenos; sobre su lecho de tempestad
yace la desmayada doncella, y pronto sus dolores aterraron los roncos truenos de él.
Bromión habló: "Ved esta prostituta, aquí, en el lecho de Bromión,
y que los celosos delfines vengan a jugar junto a la dulce doncella.
Tus suaves llanuras americanas son mías, y míos tu Norte y tu Sur,
marcados con mi sello están los morenos hijos del sol;
son obedientes, no se rebelan, obedecen al látigo;
sus hijas adoran los terrores y obedecen al violento.
Ahora puedes desposar a la prostituta de Bromión y proteger al hijo
de la rabia de Bromión, que Oothoon parirá dentro de nueve lunas".
Entonces las tormentas destrozaron los miembros de Theotormón; él hi zo rodar sus olas,
y envolvió con sus celosas aguas negras la adúltera pareja.
En los sótanos de Bromión están atados el terror y la dulzura.
Biblioteca de México
31
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Grabada de William Blake para la edición de 1793
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A la entrada Theotormón está sentado, gastando el duro umbral
con lágrimas secretas; bajo él se oyen, como olas en una costa desierta,
la voz de esclavos bajo el sol y niños comprados con dinero,
que se estremecen en cavernas religiosas bajo los fuegos ardientes
de la lujuria, vomitando incesante desde las alturas del mundo.
Oothoon no llora; no puede llorar, sus lágrimas están aprisionadas;
pero puede dar incesantes aullidos, debatiendo sus suaves miembros de nieve,
y llamar a las águilas de Theotormón para que hagan presa de su carne:
"Con sagrada voz llamo; reyes del aire resonante,
desgarrad este pecho manchado para que así yo pueda reflejar
la imagen de Theoto rmón en mis puros senos transparentes".
A su llamada las águilas descienden y destrozan su presa ensangrentada.
Severamente Theoto rmón sonríe, su alma refleja esta sonrisa,
como la fuente clara que las pezuñas de las bestias han enturbiado, se hace pura y sonríe.
Las Hijas de Albión oyen su desventura y devuelven sus suspiros como un eco.
"¿Por qué mi Theoto rmón se queda llorando, sentado en el umbral?
y Oothoon ronda a su lado, persuadiéndole en vano.
Exclamó: levántate, ¡oh Theotormónl , porque el perro de la aldea
ladra al día que despunta; el ruiseñor ha terminado de lamentarse,
la alondra cruza rozando los trigos maduros, y el águila regresa
de su cacería nocturna y levanta el pico dorado hacia el oriente puro,
sacudiendo el polvo de sus alas inmortales para despertar al sol
que duerme demasiado. Despierta, Theotormón: soy pura
porque la noche que me encerraba en su negror mortal ha huido.
Me han dicho que la noche y el día era todo lo que podía ver;
me han dicho que te nía cinco sentidos para que me aprisio naran;
y encerraron mi cerebro infinito en un círculo estrecho,
y hundieron mi corazón en el abismo, rojo y redondo globo ardiendo,
hasta que por completo he quedado destruida y borrada de la vida.
En vez de la mañana, una sombra brillante se levanta, como un ojo
en la nube de oriente; en vez de la noche, un nauseabundo osario,
para que Theotormón no me oiga . Para él, mañana y noche
son iguales; una noche de suspiros, una mañana de lágrimas frescas,
y nadie sino Bromión puede oír mis lamentaciones".
"¿Con qué sentido evita el polluelo al halcón hambriento?
¿Con qué sentido mide l espacio la paloma doméstica?
¿Con qué sentido forma sus alvéolos la abeja? ¿No tienen el ratón y la
rana ojos, oídos y tacto' Sin embargo, sus viviendas
y sus ocupaciones son tan diferentes como sus formas y sus alegrías.
Preguntad al asno salvaje por qué rechaza la carga, y al suave camello
por qué ama al hombre. ¿Es a causa del ojo, del oído, de la boca o de la piel,
de la respiración de sus narices? No, porque el tigre y el lobo poseen estas cosas.
Preguntad al gusano ciego los s.ecretos de la tumba, y por qué sus espirales
desean enrollarse en torno de los huesos de los muertos; y preguntad a la serpiente hambrienta
dónde obtiene el veneno, y al águila voladora por qué causa ama al sol,
y entonces decidme los pensamientos del hombre, desde remotos tiempos escondidos".
Biblioteca de México
33

"En silencio rondó la noche entera, y en silencio estaría el día entero
si Theotormón me mirase, por una sola vez, con sus ojos amados.
¿Cómo puedo ser mancillada cuando reflejo tu imagen de pureza?
Es más dulce la fruta que alimenta al gusano y el alma desvastada por la desgracia,
lo mismo que el cordero recién lavado, manchado por el humo de la aldea y el cisne refulgente,
junto a la tierra roja de nuestro inmortal río. Baño mis alas
y blanca y pura soy para revolotear alrededor del pecho de Theotormón".
y entonces Theotormón rompió su silencio, y contestó:
"Decidme, ¿qué es el día a la noche para aquel que está sumido en la congoja?
Decidme, ¿qué es un pensamiento y de qué substancia está hecho?
Decidme, ¿qué es una alegría y en qué jardines crecen las alegrías?
¿Y en qué ríos nadan las tristezas? ¿Y sobre qué montañas
ondulan las sombras del descontento? ¿Yen qué casa habitan los desgraciados,
ebrios de duelo, olvidados y encerrados lejos de la fría desesperación?
Decidme, ¿dónde viven los pensamientos olvidados, hasta que de nuevo se les llama?
Decidme, ¿dónde viven las viejas alegrías y los viejos amores?
¿Y cuándo van a revivir, una vez pasada la noche del olvido ,
para que yo pueda atravesar el tiempo y los remotos espacios, y traer
consuelos a la presente tristeza y a la noche del dolor?
¿Dónde vas, pensamiento? ¿A qué remota tierra vuelas?
Si vuelves al presente momento de tu aflicción,
¿quieres traer consuelos en tus alas, rocío, miel y bálsamo,
o veneno de los salvajes desiertos, de los ojos del que envidia?".
Entonces Bromión habló, y estremeció la caverna con sus lamentaciones:
"Tú sabes que los antiguos árboles que tus ojos han visto tienen frutos:
pero ¿sabés tú que los árboles y los frutos fl orecen sobre la tierra
para satisfacer sentidos desconocidos? Árboles y bestias y pájaros desconocidos,
desconocidos, pero no invisibles, se esparcen en el microscopio infinito,
en lugares que el viajero aún no ha visitado, y en mundos
sobre otra clase de mares, en desconocidas atmósferas.
¡Ah!, ¿hay otras guerras además de las guerras de la espada y el fuego?
¿Y hay otras tristezas además de las tristezas de la miseria?
¿Y hay otras alegrías además de las alegrías de la riqueza y la comodidad?
¿Y hay una ley única para el león y para el buey?
¿Y no hay eterno fu ego y eternas cadenas para amarrar
los fantasmas de la existencia lejos de la eterna vida?".
Entonces Oothoon esperó en silencio todo el día y toda la noche;
pero cuando la mañana llegó, continuó sus lamentaciones.
Las Hijas de A1bión oyen su desventura, y devuelven sus suspiros como un eco.
"¡Oh Urizen, creador de los hombres, equivocado demonio del cielo!
Tus alegrías son lágrimas, tu empeño en fo rmar hombres a tu imagen ha sido vano.
¿Cómo puede una alegría absorber a otra? ¿No son las alegrías diferentes,
sagradas, eternas, infinitas, y no es un amor cada alegría?
¿No ríe la gran boca ante un regalo, y los párpados estrechos no se
burlan del trabajo que nada puede pagar? ¿Y tomarías al mo no
por consejero tuyo, o al perro como maestro de tus hijos?
Biblioteca de México
34
•

¿Aquel que desdeña la pobreza y aquel que rechaza el horror,
la usura, sienten la misma pasión, o se conmueven de la misma manera?
¿Cómo aquel que regala puede sentir las alegrías del mercader?
¿Cómo el trabajador de la ciudad puede sentir los dolores del labrador?
¡Cuán diferente el gordo y bien alimentado mercenario, con un tambor
hueco, que compra campos enteros de trigo para arruinarlos y luego canta sobre las malezas!
¡Qué diferente su ojo y su oído! ¡Qué diferente el mundo para ellos!
¿Con qué sentido el sacerdote reclama para sí trabajo del granjero?
¿Cuáles son sus redes, sus artimañas y sus trampas? ¿Y cómo le rodea
con heladas olas de abstracción, y con selvas de soledad,
para construirse castillos y altos campanarios, donde los reyes y los sacerdotes pueden vivir,
hasta que aquella que arde de juventud, y cuyo destino es incierto, es atada
por los hechizos de la ley a aquel a quien detesta? ¿Y, debe ella arrastrar la cadena de la vida en abrumada
lascivia?
¿Es necesario que pensamientos helados y asesinos oscurezcan
el alero del cielo de su eterna primavera, para que así soporte la cólera invernal
de un áspero terror, empujada a la locura, obligada a sostener un yugo
todo el día sobre sus hombros que tiemblan, y toda la noche
a dar vueltas la rueda del falso deseo, de deseos que preparan sus entrañas
para el odiado nacimiento de querubes de forma humana
cuya vida es una pestilencia, un meteoro su muerte y ya no existen?
Hasta que el niño habita con alguien a quien odia, y ejecuta los actos que detesta,
y el látigo impuro fu erza la semilla a un prematuro nacimiento
antes aun que sus párpados puedan divisar las flechas del día".
"¿Adora la ballena tus pasos como el mastín hambriento?
¿O huele la presa de las montañas porque sus anchas aletas nasales
aspiran el Océano? ¿Disciernen sus ojos la nube voladora
como el ojo del cuervo? ¿O mide los espacios como el buitre?
¿Ve la araña inmóvil los acantilados donde las águilas esconden sus pequeños?
¿O la mosca se alegra de que traigan la cosecha?
¿No desdeña el águila la tierra, y desprecia los tesoros de la profundidad?
Pero el topo sabe lo que hay allí, y el gusano te lo dirá.
¿No levanta el gusano una columna en el cementerio que se desmorona
y un palacio de eternidad en las mandíbulas de la tumba hambrienta?
Sobre su pórtico estas palabras están escritas: '¡Coge tu felicidad, oh hombre!,
¡y dulce ha de saberte, y las dulces alegrías de tu infancia renueva!'.
¡Infancia sin miedo, fe liz, deseosa, buscando nidos de delicia
en regazos de placer! ¡Inocencia, honesta, abierta, buscando
las vigorosas alegrías de la lu z matinal, abierta a la virgen fe licidad!
¿Quién te enseñó el pudor, el sutil pudor? Hija de noche y sueño ,
¿vas a disimular, cuando despiertes, todas tus secretas alegrías?
¿O no estabas despierta cuando todo este misterio fu e revelado?
Entonces te adelantas, virgen pudorosa, sabia en disimulaciones,
con redes halladas bajo tu cabecera para atrapar la alegría virginal,
y marcarla con el nombre de ramera, y venderla en la noche,
en silencio, sin siquie ra un murmullo, como si fu era en sueños.
Sueños re ligiosos y vísperas sagradas encienden tus !la'mas humeantes.
Antaño los ojos de la honesta mañana encendían tu fu ego.
¿Y busca mi Theotormón este pudor hipócrita?
Biblioteca de México
35

¡Esta hipocresía sabedora , astuta, secreta, temerosa, cuidadosa y temblante!
¡Entonces Oothoon es en verdad una ramera! Y todas las virginales alegrías
de la vida son unas prostitutas; y Theotormón es el sueño de un enfermo
y Oothoon es la artificiosa esclava de una santidad egoísta".
"Pero no es así Oothoon, virgen llena de vírgenes deseos,
abierta a la alegría y al placer en todas partes donde la belleza aparece.
Si la encuentro en el sol de la mañana, quedan allí fijos mis ojos
en una cópula feliz; si es en la dulzura de la tarde, cansada del trabajo
me siento en la ribera y extraigo los placeres de esta alegría libremente nacida".
"¡El momento del deseo! ¡El momento del deseo! La virgen que desfallece por un hombre
sentirá sus entrañas despertar a delicias inmensas,
en las secretas sombras de su cámara. El joven alejado de la alegría
sensual olvidará engendrar y creará una imagen de amor
en las sombras de las cortinas y en los pliegues de su almohada silenciosa.
¿No son éstos los lugares buscados por la religión, los premios de la continencia ,
goces de la negación de sí mismo? ¿Por qué buscas la religió n?
¿Es porque los actos no son agradables, que buscas la soledad
donde las horribles tinieblas están saturadas de reflejos del deseo?".
"¡Padre de los Celos, maldito seas en la tierra!
¿Por qué has enseñado a mi Theotormón esta cosa maldita?
Hasta que la belleza, en la lenta huida, cae mis hombros, oscurecida y expulsada,
solitaria sombra que en la márgenes de la nada se lamenta".
"Gritó: ¡Amo r! ¡Amor! ¡Feliz, feliz Amor! ¡Libre cQmo el viento de la montaña!
Puede ser amor ése que bebe a otro ser como una esponja el agua,
y oscurece de celos sus noches, con lágrimas sus días,
tejiendo a su alrededor una tela de edad gris, oscura y canosa,
hasta que sus ojos se hartan del fruto suspendido ante sus ojos.
,
Ese es el amor de sí mismo que todo lo envidia, esqueleto arrastrándose,
con o jos como lámparas, atisbando en torno del helado lecho nupcial".
"Pero Oothoon tenderá redes de seda y trampas de diamante,
y cogerá para ti muchacha de plata tierna o de oro furioso.
Estaré tendida junto a ti sobre el césped y miraré sus atrevidos juegos
en adorable cópula, delicia y más delicia, con Theotormón.
Roja como la mañana rosada, deseosa como el primer rayo de sol,
Oothoon verá su dulce goce, sin que nubes celosas
lleguen al cielo del generoso amor, ni traigan egoístas plagas".
"¿Camina el sol con vestidos espléndidos sobre el suelo secreto,
en el frío avaro esparce su oro? ¿O cae la brillante nube
sobre un umbral de piedad? ¿Ven sus ojos el rayo de sol que amplía
el ojo de la piedra? ¿O irá a encadenarse
junto al buey a tu duro surco? ¿No suprime ese dulce rayo
al murciélago, al búho, al tigre llameante y al monarca de la noche?
El pájaro del mar se refresca en la ráfaga del invierno ,
y la serpiente salvaje toma la pestilencia como un aderezo de piedra y de oro.
Biblioteca de M éxico
36

y los árboles y las bestias y los hombres contemplan su alegría eterna:
levantáos, pequeñas alas fulgurantes, y cantad vuestra nacie nte alegría:
¡Levantáos y bebed vuestra fe licidad, porque todo lo que vive es santo!".
De este modo cada mañana Oothoon se lamenta; pero Theotormón permanece sentado
en las márgenes del Océano, conversando con espantosas sombras.
Las Hijas de Albión oyen su desventura y devuelven como un eco sus suspiros.
Biblioteca de M éxico
37

La deformación y la rectificación
del rostro de Dante Alighieri siguen
una historia que es reverso y complemento
de la estima que ha merecido
como poeta. A la sublimación
de las figuras de Dante y Beatriz
en los dibujos de Botticelli,
donde se les ve ascender a la cúpula
del cielo, se opone el inverso
grotesco de un Dante prógnata y
de aplastada nariz de un dibujo de
Leonardo. Sublimado o escarnecido,
Dante parece sufrir, en su iconografía,
el ritmo de metamorfosis
que se impusiera a los hombres de
su época, ya degradándolos, ya
exaltándolos hasta lo angélico.
La imagen de Dante tuvo una
distribución muy peculiar desde la
Edad Media. Como personaje central
de su poema, se le ve cruzar los
antiguos manuscritos de la Comedia
en figura de viajero con semblante
y atributos según el criterio
del ilustrador- en tránsito hacia su
consagración universal, la de un
mortal que recorre el universo. Tal
como ocurre con las efigies de santos,
la imagen de Dante es parte de
su relato; por ello la fijación de sus
rasgos se hace imprescindible.
Dante, efectivamente atravesado
por la iconografía religiosa, deberá
asemejarse a las cualidades de su
obra.
Es cierto que su aspecto y su
semblante se fundan en un retrato
literario trazado por Boccaccio: "De
mediana talla fue nuestro poeta, y a
partir de cierta edad anduvo siempre
algo encorvado. De rostro alargado
y de nariz aquilina, los ojos
más bien grandes que pequeños,
de fuertes mandíbulas y con el
labio superior más avanzado que el
inferior. .. su rostro siempre melancólico
y pensativo" 1. De ahí la intuición
de su prognatismo y la exageración
de su nariz, acordes con
el tipo saturnino, configuración
propiamente dantesca que cazará
con el perfil de un hombre presuntamente
retratado por Giotto, reconocido
como vera effigies de
Dante, en la capilla Bargellini; imagen
que alcanza su encumbramiento
y su distribución mayor a partir
del romanticismo, cuando se exalta
la leyenda del exiliado florentino,
filósofo y amante sublime, viajero
del Más Allá, en la persona y la
imagen de los poetas vivos.
l . Bocaccio, Vi/a di Dante, cit. por Antonio
Gómez Robledo, Dante Alighieri, vol. ¡,
México, UN AM , 1975, pp. 68-69. Notablemente,
Bocaccio alude a "su colo r mo reno, y
los cabellos y la barba espesos, negros y
crespos".
Así como Boccaccio lo fija en palabras,
otros reconocen la necesidad
de afianzar su poesía frente a
las contingencias, no del olvido
sino de la deformación. La Comedia
sufre los embates de la recitación,
los ajustes de la memoria. La
JAIME MORENO
VILLARREAL
El concilio
de las
blancas
vestiduras
biografía, la exégesis, la expurgación
fijan al poema y al poeta. En
cuanto a su efigie que será ideal
en los manuscritos medievales-, a
partir del Renacimiento, cuando
Dante adquiere un rostro humano y
mercurial -es decir cuando hay
demanda de tránsito y comercio de
su imagen-, prevalece la autoridad
de Vasari, según quien el solo
retrato verdadero es el que le hiciera
Giotto en un fresco de la capilla
Bargellini. A partir de entonces, su
retrato se establecerá sobre esa
imagen que todos conocemos, pero
que es dudosa.
El tema del error que extravía el
conocimiento, traiciona la fe y lastima
temporalmente la verdad, es un
problema que la teología medieval
elaboró consistentemente: el error
y el errar son sendas que conducen
lejos de Dios. La doctrina de la
doble verdad, según la cual se
aceptaría la revelación de las Escrituras
po r una parte, y por otra la
razó n aristotélica, fue uno de los
grandes temas de la filosofía del
siglo de Dante. Esta doctrina averroísta
será derrumbada por el tomismo,
que unirá ambas vertientes
en una sola verdad. La senda del
pecado y la herejía se tocan. En
oñé que la ciudad estaba dentro
del más bien muerto de los mares muertos.
Dante mismo es primordial el camino
errado que siguió hasta el inicio
de su poema: "Me encontré en una
selva oscura, porque había perdido
la buena senda"2. Al recorrer la
senda equivocada como camino
hacia el destino superior, Dante se
planta en una búsqueda de la verdad
que pronto será exaltada por la
escolástica: la revisión del error en
todos sus aspectos, lo que Dante
persigue en el Infierno y Santo
Tomás desarrollará en método dialéctico,
fundado en la aceptación
retórica de las premisas y argumentos
del oponente para demostrar su
inconsistencia y falsedad. Se trata
de un camino obtuso, de rodeo, un
método que circula hacia una etapa
superior, un camino en espiral.
La imagen de Dante vinculada a
la espiral cuya apoteosis romántica
es el grabado de Doré para el
canto XXVIII del Paraíso, donde
Dante y Beatriz admiran las jerarquías
de los ángeles, palpitantes en
remolinos alados en torno a un
astro central- está ya, en semilla,
en aquellas ilustraciones medievales
que lo representan junto a la
amurallada ciudad de Florencia,
que aparece como un pequeño laberinto
de plano oblicuo, con su
catedral al centro. El modelo es,
ciertamente, Jerusalén en torno al
templo de Salomón. El esquema arquitectónico
de la Comedia figura,
iconográficamente hablando, una
Florencia expandida hacia el Infierno
y el Cielo, en seguimiento del
ritmo de la espiral.
Al mismo tiempo que un · esquema
imaginario de descenso y ascenso,
la espiral constituye en el
poema de Dante lo que hoy llamaríamos
tanto un "método de investigación"
cuanto un "modelo" en el
que desde cualquier lugar del recorrido-
se atisba el orden de la
totalidad de la Creación. La espiral
es modelo y método en plausible
sentido "discursivo": Dante la
ejerce en su tratado filológico Sobre
la lengua vulgar, cuyo objetivo es
por cierto superar la confusión de
la nueva Babel que es Italia -el
2. Todas las versiones al español de Dante
se remiten a las Obras completas, trad. Nicolás
González Ruiz, Madrid, BAC, 1973.
Ramón López Velarde, "El sueño de los guantes negros"

G¡olto (atr.), "Retrato de Dante", Capilla Bargellini, Florencia
xv -Leonardo la satiriza; Rafael la
obedece en El Parnaso, donde representó
a Dante, Homero y Virgilio
,y que hace de aquel perfil sin
duda el más reconocible de la literatura
occidental.
Aparte de los retoques a que se
ha sometido el fresco, la imagen de
ahí extraída suele presentarse nuevamente
retocada en versiones
plásticas y fotográficas, de modo
que muy al gusto romántico, de ser
r l
4 duerma el rojo clavel
o el blanco jazmín las sienes;
que el cardo es sólo desdenes,
y sólo furia el laurel.
Dé el monacillo su miel,
y la naranja rugada
y la sedienta granada
zumo y sangre oro y rubí;
que yo te prefiero a ti,
amapolita morada.
un cuerpo entero detrás de una figura
arrodillada ha pasado a ser básicamente
un retrato de medallón.
Con todas sus licencias, el retoque
no ha significado la restauración de
una imagen desleída sino una constante
corrección de sus rasgos,
hasta alcanzar la verdadera deformación
sublimada.
La piedra de toque de esta historia
se asienta en el siglo XIX, cuando
este fresco fue "redescubierto" y
Alfonso Reyes, "Glosa de mj tierra"
de hecho reelaborado como vera
effigies. Las discusiones con respecto
a la autenticidad de la atribución
de Vasari se han suscitado desde
entonces, y a esto ha contribuido
en alguna medida el asunto de la
tumba y los restos de Dante. En
1780 se construyó en Rávena el
mausoleo que debía albergar sus
restos, que durante siglos habían
estado perdidos. Por razones políticas
-por la reiterada demanda de
repatriación de Florencia-, los restos
no reposaron en ese monumento
sino a partir de 1865. En 1921
fueron sometidos a un estudio encomendado
por el gobierno de Italia
al antropólogo Fabio Frassetto,
quien dictaminó la correspondencia
entre el cráneo del poeta y su
iconografía. En su informe, el antropólogo
repite en otros términos
el retrato necesario que remonta a
la primera descripción de Bocaccio
y condesciende con su destinación
romántica. Según su estudio del
cráneo "el aspecto juvenil, la morbidez
de líneas y contornos y la
casi imperceptible mímica facial,
expresan claramente perfecto equilibrio
y serenidad, y comunican a la
actitud del rostro un aura de místico
y poético recogimiento"5. Tautológicamente,
Dante corresponde
.
con su Imagen.
Contuviera o no los restos del
poeta, el hecho es que el mausoleo
de Rávena se convierte en lugar de
peregrinación, y la generación romántica
proyectará ahí nuevos vislumbres:
no precisamente los relacionados
con el retrato de Giotto,
sino los que sugieren los antiguos
mosaicos de la catedral de Rávena.
Dante debió haberlos conocido durante
los últimos años de su vida,
cuando radicó en esa ciudad como
huésped del palacio de Guido Novello
de Polenta, precisamente
mientras escribía el Paraíso. Hasta
qué punto las imágenes pías de las
paredes de San Apollinare Nuovo,
figuras de los milagros y la pasión
de Jesús, de los santos y los profetas,
de las vírgenes, de los mártires,
de los Reyes Magos, de Jesús y la
Virgen entre los ángeles, todas en
mosaico, influyeron en la idea del
Paraíso, es cuestión que echa luz
sobre lo sublime dantesco. Dice
Beatriz a Dante:
¡Mira cuán grande es el concilio
de las blancas vestiduras! ¡Mira el
vasto círculo de nuestra ciudad!
5. Cit. por Antonio Gómez Robledo, op.
cit. 1, p. 70.

William Blake, El remolino de los amontes, 1824-27
gido. Ambos figuras testimo niales,
aparecen siempre vestidos con túnica
de nuevo "vestiduras blancas,
para que te vistas y no aparezca la
vergüenza de tu desnudez"-, mientras
que los condenados y supliciados
de la escena van desnudos.
Llama la atención que la desnudez
conde n ato ri a y e l gesto de
mostració n no se cumpla n e n e l
más famoso de los grabados, que
destaca de la serie por su factura e
intención y que representa e l episodi
o de Paolo y Francesca. Los espíritus
d e los pecad o res apenas
semidesnudosson arrastrados po r
el viento. Dos de e llos parecen fl otar
más ligeros, y Dante los llama.
Paolo y Francesca se acercan para
conta rl e cómo leían juntos de un
mismo libro la historia de Lanzarote
, y cómo un pasaje los venció, de
modo que "no leyeron más". Fueron
asesinados por el hermano de
Paolo y esposo d e Fra ncesca. En
presencia de los amantes, piadosamente,
Dante sufre un desmayo y
cae "como los cue rpos mue rtos
caen" .
En un círculo radiante del grabado
que e nc umbra s u pasión, se
aprecia el abrazo de los adúlteros.
A un costado del re mo lino de los
cue rpos lujuriosos, Blake parece
dar a Pa olo y Francesca algo más
que una fl o tació n apa rte; n o es
viento sino fl ama lo que los e leva y
de hecho los hace eludir el suplicio
, en una exaltación que contras-
ta vigorosamente con el desfallecimiento
de Dante. El ritmo del venda
va l, el tránsito y la trenza de los
condenados, aparece como una derivación
del abrazo, según se colige
de un boceto a lápiz que representaría
a Paolo y Francesca , y e n e l
que Blake pudo seguir a Henry Fuseli
. Al vestir la desnudez de los
a m a ntes e n asce nso fl a míge ro ,
Blake propone su plausible escapato
ria del reino invertido del Dios tiránico
e injusto. Esta idea se sostiene
porque Blake representaba comúnmente
la Energía -que era el
medio para alca nza r la visió n de la
ino ce n c ia , es decir del Bi encomo
fl ama ascendente 8 El radiante
círculo y la lengua de fuego q ue
se lleva a los amantes los arranca
del infierno. El Dante derrumbado,
inconscie nte, ¿es incapaz de e nfrentar
la verdade ra divinidad de
esa salvación por el amor?
Blake es contunde nte al afi rm ar
que "Un Profeta es un Visio nario, y
no un Dictador Arbitrario". En el reverso
del séptimo g rabado d e la
Comedia, anotó su desacuerdo general
con Dante Alighieri: "Todo en
la Comedia de Da nte demuestra
que para los Propósitos Tiránicos,
él ha hecho de Este Mundo e l Fundamento
de Todo, y la Diosa Na turaleza
Memo ri a es su inspiradora, y
8 . Ver Anne Kastelanetz Mello r, Blake's
/-fu.man. Form Divine, Berkeley, Unive rsity of
CaliFornia Press, 1974, p. 48.
Biblioteca de México
42
n o la Imaginació n el Espíritu
Santo"9. Blake considera al arte el
fruto me jo r d e la imaginació n ,
mie ntras que la naturaleza queda
como el dominio de aquella deidad
unívoca, celosa, injusta, tiránica. La
imaginació n realiza el potencial divino
inherente al hombre. Blake se
concebía a sí mismo como p rofeta
de la imaginación divina, y de ese
modo descreyó de las visiones dantescas
como pura justificación del
mundo, desprovistas de visión trascendente
. La figura de un Dante timo
rato y azorado frente a los suplicios
del infierno , junto al Virgilio
límbico, se revela re pentinamente
como lo contrario de una sublimación,
como si se tratase simplemente
de un hombre que no entiende,
que no ve más allá de sus o jos,
hundido en la ignorancia del espíritu.
Dante queda derrumbado ante
la llama que eleva a Paolo y Francesca
en el triunfo de la libe rtad individual.
Sin e l Dante d e William Bl ake
sería incomprensible la versión prerrafaelita,
que ve en la exaltació n
de la línea del dibujo un antecedente
inmediato de la lucha contra
la pintura académica, y que convertirá
las imágenes d e Beatri z, d e
Paolo y Francesca y d e l pro pio
Dante en símbolos de un amor sublime
que es fu e rza fundame ntal
del universo.
9. Cit. en loc. cit.

te al bosque, tengo la intención de ir allí por ese
medio.
1-2 de julio
Me ocurrieron cosas muy extrañas. Me sobrecogieron
fuertes estremecimientos como cuando
Cristo me concedió la gracia divina ,uno tras
otro, hasta 10 ó 15 de corrido. Esperaba ser arrojado
al suelo como la vez pasada, pero no fue así;
luego del último escalofrío, fui elevado por el aire
y toqué con las manos una espalda que palpé enteramente,
y palpé también por debajo, en el
pecho; enseguida él se acostó a un lado y vi de
frente su rostro también, pero era muy oscuro.
Entonces me arrodillé, preguntándome si debía
acostarme a su lado, pero no lo hice, como si hubiese
estado prohibido; todos los escalofríos subían
por mi cuerpo desde abajo hasta mi cabeza.
Esto pasó en el curso de una visión en la que no
me hallaba ni despierto ni dormido porque me
daba cuenta de todo; era el hombre interior, separado
del exterior quien lo experimentaba. Cuando
estuve completamente despierto esos escalofríos
me sobrecogieron de nuevo muchas veces;
él debió ser un ángel santo porque no fui arrojado
de cara. Lo que esto quiere decir, sólo nuestro
Señor lo sabe; me parecía haberme oído decir
antes que yo recibiría algo a cambio de mi obediencia
o a cambio de alguna otra cosa. La gracia
de Dios se manifiesta al hombre interior y exterior
en mí, honor y gloria al Señor.
De todo esto y más, deduje que quería decir
que yo debería descubrir veritates de sensationibus
internis, pero de espaldas y con el rostro oscuro;
en tanto que antes de que esto sucediera,
me pareció que se presentaba como una comunicación
sobre lo que hasta este momento he estado
trabajando, me pareció también que estaba en
proceso de cambiar mis malhadados ochavos por
una mejor moneda, y se me concedía así un poco
de oro; sin embargo, había a un lado también monedas
de cobre.
3-4 de julio
Tomaba por así decirlo licencia de ella con una
ternura muy particular, al abrazarla, cuando se
me apareció otra un poco aparte. Como estaba
despierto, el efecto fue que me hallé in continuo
oestro amoris; no obstante, me decía o más bien
iente que su fatiga se fatiga
se erige a descansar de su descanso
y sueña que su sueño se repite,
irresponsable, eterno,
muerte sin fin de ulia obstinada muerte .. .
José Gorostiza, "Muerte sin fin"
49
Williom Bloke, La mujer adúltera, lápiz y acuarela, 1800-05
me lamentaba de que no hubiera comprendido
esto desde el principio. Lo cual significa que he
terminado ya lo que escribí de sensibus in genere
y operationi facultatum interiorum, obra que, en
el estado en que fue arrojada sobre el papel no
puede ser comprendida; y que ahora llego a la segunda
parte, que es cerebrum.
7-8 de julio
Vi cómo, desde un globo oblongo, todo se concentraba
hacia lo alto, porque en la parte baja del
mismo había una especie de lengua que luego se
desparramaba a partir de sí misma. Lo que significa,
me parece, que en el centro estaba el sanctuarium
que constituía el centrum del globo situado
abajo, y que hay que inventar cosas de este
género, como lo dejaba ver la lengua. Me parece
que estoy destinado a ello, y ésa es la significación
infalible del sanctuarium que me ocupaba,
lo que se ve reforzado por el hecho de que todos
los objecta scientiarum se me presentan bajo el
aspecto de mujeres; lo mismo por lo que respecta
a esa liberación para saber si seré admitido en la
sociedad donde mi padre se hallaba.
Tuve así el pensamiento inequívoco de que el
Hijo de Dios era el amor, él que, para hacer el
bien a la especie humana, cargó con sus pecados
hasta el más crudo suplicio; pues si justitia habría
de reinar, misericordia debería lograrse per amoremo
Traducción de Jaime Moreno Villarreal

Hans Zulliger 1 ha examinado seis sueños, comúnmente
considerados como "proféticos", y lós
ha distinguido, de acuerdo con su criterio, de
aquellos que algunos consideran como "telepáticos",
subrayando que se trata de la transferencia
del objeto percibido extrasensorialmente a través
del tiempo en vez de a través del espacio. Esta
distinción, de carácter formal, se aplica solamente
a uno de los sueños recogidos por ese autor; en
el caso de los otros cinco la percepción es autopercepción.
Digamos para resumir una demostración
que de otra manera sería muy larga que
el soñador alucina la representación directa o indirecta
de un propósito, en tanto que subsecuentemente
lleva a la práctica, bajo la forma de una
parapraxia, una acción simbólica o sintomática o
un ápice de transformación.
Una muchacha con una fijación por el padre,
temerosa de ceder a sus deseos incestuosos a través
de un matrimonio de conveniencia que confronta
su inconsciente con su consumación, asiste
a una reunión, contra su propia voluntad pues
tiene fiebre, y preferiría quedarse en cama , y
relata "un sueño extraño", como ella misma lo
llama, que tuvo la noche anterior:
Estaba a punto de salir a dar un paseo por el
campo con su prometido. Repentinamente vio
un muro alto y una negra y pesada puerta
abierta.
Avanzó hasta estar enfrente de su futuro esposo
y escuchó que la puerta se cerraba en la
cara de él violentamente. A partir de allí caía en
un abismo.
Cuatro días después, en la fecha proyectada
para la boda, ella muere de neumonía. El
propósito suicida inconsciente alucinado por la
soñadora como un deseo inconsciente satisfecho
(y representado a través de la alusión: los muros
y la puerta del cementerio, la caída en la tumba;
así como por la simbolización: la entrada en la
madre y el retorno al útero) es perfectamente
acorde con la exitosa conducta suicida de la
misma persona cuando se encuentra despierta.
Otro de los casos de Zulliger epitomiza la génesis
de la leyenda del sueño profético.
A punto de terminar su psicoanálisis, y debido
. ". .a
su menstruaclOn, una mUjer suena que ama-
l. Pro pheric Dreams, lntemationa/ ¡ ouma/ 01 Psychoana/ysis,
1934.

Grabado del libro de C. N. Ledrux, Architecture, 1804
da conciencia ante tales objetos en su entorno
y, por lo tanto, a su propio estado mental. Esta
explicación, le dije , debería bastar para desechar
toda tergiversación supersticiosa de su experiencia,
a la vez que daba cuenta de la . aparente
duplicidad de los casos descritos.
La pregunta es: ¿realmente es válida? .. .
Siguen dieciocho páginas de especulación, indagación
y crítica acerca de la precognición, los
pros y los contras de su existencia, y acerca de la
existencia de los sueños precognoscitivos. Parecería
que entre los muchos argumentos del autor
hay uno que no d esarro lla , y q ue d e haberl o
hecho le habría ahorrado casi todos los otros. Su
soñador nos informa ha mejorado: padece
menos fobias y es más consciente . "Tanto el primero
como el segundo de los incidentes reales
relacionados con cuchillos le explica podrían
haber tenido que ver con su acrecentada conciencia
a nte ta les o bje tos e n su e ntorno y, p o r lo
tanto, a su propio estado mental". Si un "incidente
real" semejante ingresa en la producción del soñador,
se convierte en un "residuo diurno" en un
sueño . Los pensamientos diurnos llamados unerledigte
Cinacabados, o insuficientemente pensados
o tratados) pertenecen a una categoría susceptible
de convertirse en un residuo diurno o ,
para adecuarlo a nuestro autor, a una representación
"postcognoscitiva" e n el sueño . ¿Acaso no
es probable que la "escotomización" original del
Biblioteca de México
53
paciente acerca de hombres que manejan navajas
de b olsillo haya sido remplazada por una apercepción
preconsciente en el curso de su mejoramiento?
Si así fue, más que sorprendernos, uno
esperaría encontrarla elaborada bajo la forma de
un residuo diurno en el sueño. Dos de los datos
del autor parecen apoyar esta explicación : 1) la
exposición deliberada a la percepción, emprendida
bajo una orden, demostró ser intolerable para
el paciente incluso después del sueño; difícilmente
p odría habe r sido to le rable a ntes; 2) e n e l
sueño el hombre que sacaba la navaja "que aparentemente
trabajaba para nosotros" es caracterizado
mediante esta cláusula como alguien ya conocido
para el soñador. En otras palabras, el propio
sueño apunta a un periodo de vida consciente
previo, no posterior, en el que ya se encontraba
contenido el material para la elaboración alucinato
ria bajo la forma del hombre con la navaja.
Hay más que eso; 'naturalmente, nada es concluyente.
Que el autor haya omitido todo esto parece
ilustrar una preferencia personal, señalada
en éste y en algunos otros casos, por lo "paranormal"
por encima de lo normal.
Leo H. Bartemeier nos brinda un inte resante estudi03
de sueños que preceden inmediatamente a
una aguda condición psicosomática o psicótica. El
pensamiento prefreudiano había vinculado ambos
3. Ulllness Fo llow ing Drea ms", Inlemalional Joumal o/ Psy choanalysis,
1950 .

Hieronumus Bosch, El Jardín del Edén (sección)
como causa y efecto hasta que Freud demostró
que los dos te nían una causa común y que e l
sueño era una de las primeras manifestaciones de
tal condición. "Es incorrecto dice Bertemeier citando
a Jo nes conside rar e l sue ño como la
causa del síntoma que surge subsecuentemente.
Ambos tienen un origen común en ciertos pensamie
ntos e nterrados. Los mismos pensamientos
pueden encontrar expresión tanto en un sueño
como e n sínto mas neuró ticos, ilustrando así la
cercana relación que hay entre los dos".
Podemos citar aquí dos de los ejemplos de Bar-
Biblioteca de México
54
temeier a manera de ilustració n de sus pro pias
conclusiones:
1) Un hombre casado que padecía pensamientos
obsesivos de asesinar y mutilar a su esposa
e hija continuó bajo análisis por muchos meses
sin mejoría hasta que tuvo el siguiente sueño :
soñó que ll o raba inte nsame nte . El sueño lo
despertó e inmediatamente come nzó a sufrir
una de sus típicas migrañas. Él manifestó la
convicción de que el sueño lo había despertad
o debido a la intensidad de su llanto, y dijo

que no podía recordar haber llorado jamás tan
intensamente que "cada pedacito de mí parecía
estar llorando". Esta representación de su rabia
infantil en contra de su madre condujo a trabajar
mediante su hostilidad reprimida hacia ella
y a un alivio más bien rá pido de sus obsesivos
pensamientos en contra de su madre y de su
hija. Después de varias sesiones no volvió a padecer
de migraña. El sueño y su aguda reacción
representaron una crisis en su análisis, y
ambos fueron manifestaciones de un marcado
cambio en la transferencia de relación que
había venido operando durante varios años. En
tanto que generalmente él me identificaba a mí
con su padre, a quien amaba y admiraba, y que
había significado mucho para él, un cambio en
mi propia disposición hacia él me había hecho
aparecer como su madre, a quien odiaba tan
intensamente.
2) Una joven madre despertó aterrorizada por
un sueño en el que era incapaz de evitar que
se ahogara su segunda hija. Por la mañana,
luego de despertar, se sintió rara y permaneció
en un estado de desinterés durante varios días.
"Todo parece irreal y me siento ida y distanciada".
Ya había sido hospitalizada seis años antes
debido a una aguda psicosis esquizofrénica durante
la cual había llevado a cabo varios intentos
de suicidio ahorcándose. Había ido a psicoanalizarse
porque sentía que no se había recuperado
completamente de su enfermedad.
Siempre se veía a sí misma como la niña que se
ahogaba en su sueño. Esta niña había sido concebida
ilegítimamente, y este hecho era una
fuente de gran desdicha para ella y para su marido.
La sensación que había tenido durante
toda la vida de no haber sido querida por su
propia madre la hacía identificarse con la niña.
La aguda reacción que experimentó después
del sueño fue lo mismo que sintió al comienzo
de la psicosis que había padecido. Tenía
mucho miedo de tener una recaída psicótica y
el cuadro clínico era el mismo de un estadio
prepsicótico. Cuando tenía cuatro años había
sido salvada de ahogarse y a los once años volvió
a correr la misma suerte. Sufría continuos
ataques de neumonía. Tanto el sueño como la
aguda reacción eran indicaciones notorias de
un cambio abrupto en la transferencia relacional
que había sido evidente de manera mucho
más sutil durante varios años antes. Ésta era
una repetición en miniatura de su psicosis previa
que había ocurrido luego de que su objeto
narcisista elegido se había ido al servicio militar.
Apenas podría dudarse que estos dos hechos
reviviesen tempranos sentimientos infantiles.
Luego de un breve periodo en el que fue
capaz de recobrar sus sentimientos positivos a
través del análisis, sus síntomas desaparecieron.
[Bartemeier concluye] que los sueños que
son seguidos por reacciones agudas durante terapias
psicoanalíticas presagian hechos trascen-
Biblioteca de México
55
dentales en la transferencia relacional. Lo que
es otra forma de decir que representan intentos
de ajuste con el meollo mismo de la neurosis
de los pacientes. Difícilmente podría dudarse
que estos profundos problemas fueron desenterrados
por obra de la terapia. Los sueños del
tipo que he descrito aquí brindan una auténtica
clave para las agudas reacciones que los acompañan.
En la medida en que los remanentes del
sueño diurno siempre están presentes, parece
altamente probable que constituyan la causa
que precipita las reacciones agudas. En consecuencia,
los "residuos diurnos" en estos sueños
son de importancia mayor que de ordinario, y
deben ser establecidos y comprendidos en
tales sueños de manera mucho más concienzuda
de lo que suele acostumbrarse en la práctica.
Debe convenirse con las conclusiones extraídas
de estas observaciones; sólo sería deseable que
hubiesen sido extraídas de manera más ajustada.
Tanto el sueño como el síntoma son reactivos
muy acentuados ante un hecho que tiene lugar. El
hecho es un cambio en la transferencia, suscitado
por el trabajo analítico, y repetitivo de un acontecimiento
traumático anterior que, a su vez, es repetitivo
de un acontecimiento todavía más temprano
en la infancia del soñador. La representación
nocturna que ocurre en el sueño del acontecimiento
diurno es el residuo diurno, y este último
adquiere significado a través de la interpreta-
. ,
Clono
Esto hace que uno eche de menos un reporte
detallado acerca del cambio en la transferencia,
así como un análisis detallado del residuo diurno
que representa este cambio en el sueño. La intercanjeabilidad
del síntoma, la transferencia y el
sueño al expresar el mismo conflicto reprimido
está basada, por supuesto, en la naturaleza regresiva
de los tres. Lo que a uno le gustaría cotejar es
cómo se refleja el conflicto en el sueño y en la
transferencia, respectivamente, de manera que se
pudiese entender el sueño como un comentario
acerca del síntoma. Resulta particularmente importante
ese comentario cuando el síntoma es tan
insuficientemente comprendido como, por ejemplo,
el sentimiento de alejamiento. Para mencionar
sólo un problema: ¿la interpretación histórica
que hizo Freud del "extrañamiento" en el sueño
como "pasado distante" (la infancia) es aplicable
al "me siento ida y distanciada" de lo que parece
extraño? Si así fuera, supliría la regresión histórica
complementaria de aquella topográficamente desconocida
que se presenta en el extrañamiento, .y
el análisis de los sueños habría contribuido a la
elucidación de un síntoma patognómico.
Traducción de Rafael Vargas
Tomado del libro The Revival 01 Interest in ¡he Dream. A Critical
Study 01 Post-Freudian Psychoanalytic Confribufions, International
University Press, New York, 1955.

El objetivo de esa obra fue revelar algo de la grandeza
que potencialmente corresponde a los sueños
humanos. Por alto que sea el número de hombres
en quienes puede suponerse existe esta facultad
de soñar con todo esplendor, es probable que sólo
muy pocos la hayan desarrollado. Quien habla de
bueyes, probablemente soña rá con bueyes; y la
condición de la vida humana, que reduce a la vasta
mayoría a una experie ncia diaria incompatible con
la me no r e levació n de l pensamie nto, a menudo
ne utraliza el tono grandioso e n la facultad reproductiva
del sueño, incluso e ntre aque ll os cuya
mente está poblada de solemne imaginería. Por lo
común, para soñar con magnificencia , un hombre
debe poseer una predisposició n constitutiva para
el sueño. Esto, por principio. Pero aun donde esta
predisposición aparece vigorosa, es demasiado
propensa a sufrir las confusiones del agitado ambiente
que rodea a la vida inglesa contempo ránea
.. .
Entre las facultades humanas que sufren por la
vida demasiado inte nsa de los instintos sociales,
ninguna sufre más que la facultad de soñar. Que
nadie piense que se trata de una fruslería. La maquinaria
sembrada e n el cerebro huma no para
soñar no se puso ahí en balde. Esa capacidad, asociada
con el miste rio de la oscuridad , es el gran
conducto a través del cual el hombre se comunica
con lo sombrío . Y el órgano d el sueño, e n conexión
con el corazón, el ojo y el oído, compone el
magnífico aparato que impele al infinito a entrar
en las cámaras del cerebro humano, y arroja los oscuros
reflejos de las eternidades que subyacen a la
vida sobre los espejos de esa miste riosa camera
obscura la mente humana.
Pero si esta capacidad sufre por la decadencia
de la soledad idea que hoy se está volvie ndo visio
na ria e n Ingla te rra , es innegable, por otra
parte, que algunos agentes meramente físicos pueden
ayudar y de hecho contribuyen a la facultad
del sueño casi contra natura. Entre ellos se cue nta
el ejercicio inte nso, hasta cierto punto, al me nos, y
entre cie rtas personas; pero sobre to do está e l
opio, que efectivamente parece poseer una propiedad
especifica o rie ntada en ese sentido; no solamente
para exaltar los colores del escenario, onírico,
sino para ahondar sus sombras; y, sobre todo,
para reforzar la sensibilidad de sus terribles realidades.
Las Confesiones de un comedor de oPio fueron
escritas con el leve propósito secundario de mostrar
ese poder específico del opio sobre la facultad
de soñar, pero mayor fu e el propósito de desplegar
la facultad misma: el esque ma de la obra siguió ese
curso. Suponiendo que un lecto r que conociera el
verdadero objeto de las Confesiones, tal como aquí
lo asie nto es decir, la revelación del sueño ,
llegara a preguntar:
-¿Pero cómo fue que llegó usted a soñar con
mayor esplendor que lo demás?
La respuesta sería:
-Porque (praemissis praemittendis) ingerí cantidades
excesivas de opio .
En segunda instancia, supongamos que replica:
57
-Pero ¿cómo fue que llegó a tomar tal exceso
de opio'
La respuesta a eso sería:
-Porque cie rtos hechos e n mi temprana existencia
produjeron una debilidad en un órgano que
requería (o apare nte me nte requería) de ese estimulante.
Así que, dado que no siempre los sue ños de
opio podrían e ntende rse sin tener conocimie nto
de esos hechos, fue necesario relatarlos. Ahora
bien, este par de preguntas y respuestas muestran
la ley de la obra ; es decir, el principio que d ete rminó
su forma, aunque precisamente e n e l o rden
inve rso o regresivo. El libro se abre con la narración
de mis aventuras anteriores. Éstas, en el orde n
natural de los acontecimientos, me conduje ro n al
.
OpIO com o un recurso para cura r s us consecue
ncias; y el opio me condujo naturalme nte a
los sueños. Pero e n el orden sintético e n que se
presentan los hechos, lo que quedó al final de la
sucesió n de acontecimientos era lo prime ro e n el
orden de mi propósitos.
Traducción de Jaime Moreno' Vil/arreal
obreviviente de la noche
de tu sueño, guarda la almohada
la hueca palma en que estuviste.
Mano tierna de amante, copa
cóncava y fiel para tu frente
quieta y de viaje. ¿A dónde fuiste?
Rubén Bonifaz Nuño, El ala del tigre, 50

Introducción
Quizá algunos de los lectores de
este núme ro d e Biblioteca de
México se pregunte n e n qué
consisten los "libros de sueños"
modernos a que hacen refere ncia
en sus ensayos tanto Gio rgos
Sefé ris como Roger Bastide .
En el siglo XIX, antes de que la
inte rpre tació n d e los su e ñ os
fu ese instituida como método terapéutico,
el interés por el sueño
se jugaba por el costado adivinato
rio: se soñaban símbolos cuyo
sentido p o día d escifra rse p o r
medio de prontuarios, obritas de
o niro m ancia o rde nad as com o
diccionarios, que eran literatura
popular consumida privada y socialmente
. En las reuniones y tertulias,
a partir de un sueño dado,
se consultaban sus listas; las figuras
que aparecían en contigüidad
en el sueño -digamos un bosque,
un gorrió n , un sacerdo te,
una manta de terciopelo ... - solían
valorarse por encima de su
desarro ll o y secue ncia; desde
luego, no interesaba la construcción
verbal que el sujeto hiciera
al narrar, no había inconsciente
que perseguir, lo importante era
el augblrio. Soñar un rábano significaba
que las cosas saldrían al
revés; una llave, que se descubriría
un secreto; un cuchillo , que
sobrevendría una separación, etc.
Esos libros de sue ños eran la
rehechura de libros semejantes, a
veces inopinadamente viejos, a
cuyas listas se añadían nuevos
símbolos y comentarios a to no
con la época. Se vendía n e n las
calles, las plazas y los mercados.
Son material verdaderamente arqueológico.
Pueden hallarse en
e ll os a rtículos o e ntrad as que
provie nen d e simbologías antiguas
-tan antiguas como las de
libros egipcios o griegos de adivinación-
junto a novedades interpretadas
al capricho.
El que presentamos aquí, la
Llave de los sueños (Oráculo del
porvenir o Llave de los sueños,
por el bachiller D . Marcelo García
de Balbuena, Barcelona, Imp
re nta d e Manuel Sauri, 1866),
contiene entradas de muy d iversos
géneros y origen cuya puesta
al día sugiere, por otra parte, el
valo r d e l teatro e n un mundo
que apenas empieza a ser ocupad
o p o r imágenes fru to de la
tecnología industrial. La "escena"
y el argumento breve aún dominan
la visión. Las interpretaciones
se hallan reelaboradas según
.... Eduard Geselschap, La Biblia de la abuela, 1852
lo que podría llamarse un teatro
mental: un universo imaginari o
en el que las representaciones sociales
se expresan como motivos
dramáticos. Sobre esos moti vos
el consultante debía interpretar
por a nalogía. Po r e je mplo, e l
MARCELINO
GARCíA DE
BALBUENA
Un libro
de sueños
sueño de un alfiler, que tradicionalmente
ha tenido un valor de
mala suerte unido a una connotación
sexual, se expresa en La
llave de los sueños como: "Que
. . .
se p resenta ra n van os n ovIos
para una ni ña tenie ndo la desgracia
de prendarse del peor de
e ll os". O e l 'sue ño d e l dinero,
que en el hombre se relacionaba
desde antiguo con el pode r, e l
amor y la potencia sexual, y en
la mujer con el engaño erótico,
aparece como "Doblones.- A
fuerza de ellos logra introducirse
un galán en la alcoba de su querida
, pero instruida ésta de semejante
atentado, hace poner en
su lugar una criada vieja, con lo
que el galán queda engañado y
el día siguiente se lo participa la
misma criada burlándose de él".
En todos estos casos e l consultante
debía esquivar la lite ralidad,
y pensar en personajes y situaciones
correlativas en su vida
común. Se hace evide nte q ue
este teatro mental toca con la comedia
de enredos y la novela de
aventuras, verdaderos d istri buidores
y recicladores de imágenes
de esa sociedad.
La p uesta al día de los autores
de La llave de los sueños -digo
autores porq ue se revelan diversas
m a nos e n s u redacciónconsistió
en traducir los símbolos
o níri cos a imágenes al uso,
do nde a veces los te mas argume
nta les se construyen sobre
alus io nes a re latos bíbli cos o
mitos griegos. Así, si e l soñador
sueña con un establo, la inte rp
retació n le d icta: "Nacimie nto
de un ni ño en un mesón de ca-
Biblioteca de M éxico
59
•
mino real en donde está pariendo
la mesonera, y colocándose
ambas cri aturas e n una misma
c una se ig n o ra lu ego a qué
madre pertenece cada una". Este
teatro mental ofrece al lector la
adaptación a la vida, desentraña
el conflicto e incorpo ra el anhelo
del porvenir a la vida corriente.
Si nosotros contamos con la
narración ci nematográfica o televisiva
para ordenar visualmente
nuestras expectativas, los lectores
de La llave de los sueños hacían
d e l e nre d o y la aventura
también un espectáculo.
Los adaptadores de esta obra
no carecieron de humor. Así, a
quie n soñara una cale ntura le
o frecie ro n como a u g urio más
bien una definición intachable :
"Cariño q ue se va e ntibia ndo
hasta parar en completa indifere
ncia y desamo r". A me nudo
echan mano , en secciones comple
tas, d e ristras d e re fra nes:
soñar que uno se zambulle no
quiere decir más que "en vano
p escas, Jua ne lo, si n o ti e nes
cebo y anzuelo, porque la campan
a de Rigoite dice sie mpre
dame y d oite". A quien soñara
una aurora - y a contrapelo de
las interpretaciones tradicionales
que la traducen analógicamente
como la promesa, la primera lu z,
el estar alerta ... - le recetan esta
pe rl a: "Aurora.- Una seño rita
ve frustrado su casamiento porque
el galán ha descubierto que
se levantaba tarde ". Qué tan certera
puede ser la inte rpretación
d e un o ráculo, es cosa que e l
libro de sueños no garantiza; así
se lo comunica al lecto r: "Procura
interp retar bien la respuesta
que e n cue ntras a tu s ue ñ o , y
verás cómo el éxito corresponde
a tu deseo, y si no saliere lo que
pie nsas, será o tra cosa ". Así
juega el libro su juguete.
Tal como en la actualidad las
te le novelas s u blima n y hacen
e mocio nalme nte e ntrañable e l
conflicto social, aque l teatro de
sue ños confrontaba voluntad y
d estino, libertad y necesidad ,
previsión y porvenir, pero tambi
é n razón y a bsurdo. Q ue e l
sentido de los sueños se buscara
en la oniromancia de bolsillo es
algo que echa una lu z de regreso
sobre nuestra m a ne ra d e
soñar y de ensoñar.
A continuació n o frecemos a
nuestros lectores una mínima selección
de La llave de los sueños.
Jaime Moreno Vil/arreal

Aire.- Mudanza repentina en los
planes y afi ció n de la persona que
sueña, po r descubrimiento de manejos
secretos y falsedades, que al
. .. .
pnnCl plO no qUieren creerse, pero
que definiti vamente no pueden dud
a rse. - Sentimie ntos buscad os.
Traición.
Ajo.- La noticia de la muerte de
cie rta seño ra casad a es causa d e
que una y otra, que iba a casarse,
suspenda re pentinamente todas las
gestio nes matrimo niales, por concebir
la espe ranza de re novar su
amo r con e l caba llero que qued a
viudo , lo que ocasiona un grande
sentimie nto d e la p e rson a que
queda chasqueada.
Alambique.- Descubrimie nto
de un asesinato muy secreto por el
hallazgo de cierta prenda que paró
en poder del asesino. -Amabilidad
de conquista.
Albarda.- Muerte de un médico
que d e vue lve la salud p o r este
medio a muchos enfermos. -Resolución
acertada. Contratiempo.
Baba.- Casarse con un viejo, o
con una vieja que al cabo del año
se va y deja herencia. - Salto terrible
. Alegría.
Bandera desplegada.- Enamoramiento
re pentino con resistencia
invenci ble de la persona amada, de
lo que resulta que descubierta la inclinación
por el poco cuidado de la
persona amante se ve ésta abandonada
de la persona que amaba con
la mayor terneza, de modo que el
sujeto que se enamo ra de re pente
queda sin nada.
Barranco.- La noticia inesperad
a de la mue rte d e cie rto casado
hace que un galán suspenda todas
las gestiones matrimoniales que estaban
ya bastante adelantadas po r
concebir la espe ranza de renovar
su antiguo cariño con la viuda que
amó cuando e ra do ncella, lo que
ocasiona gran sentimiento a la señorita
que creía próxima su boda.
Cántaro.- Paseo en do nde un
joven se enamora de una señorita,
la cual está casada con un amigo a
quien el enamorado debía la vida.
Coche.- Nace cie rto niño e n
una casa, y su padre que aguardaba
e l nacimie n to con mucho g usto
entra en gravísima sospechas de la
(/>
fid e lidad de su mujer en vista de las
facciones del niño.
Cubo.- A fu erza de indagaciones
se logra sabe r el paradero de
cie rtos papeles que contie nen un
remedio infalible para la do le ncia
de un sujeto de la misma familia.
De1antal.- Un joven que ha
sorpre ndido la correspo nde nc ia
amorosa de cierta casada, manifestándolo
a e lla, la reduce a que le
admita también en su gracia.
Desgracia.- Préndese fu ego en
una casa y desmayándose cierta señ
o rita se introduce c ie rto galá n
para sa lva rla y le roba el hono r.
Ensalada.- Sorprende un padre
a su hija en una casa poco decente,
lo q ue b asta p a ra q u e a m bos
muden de conducta.
Estudiante.- Cie rta seño rita
enamorada de uno que sigue la ca-
,-
M. Soete, Niño con abecedario, 1852
rrera literaria tiene la desgracia de
perder a su amante por morírsele el
año q ue debía tomar el grado.
Flores (olerlas).- Na ufragio
im portante .
Flores (secas).- Concepció n
de hijos o hijas mellizos.
Frasco (de agua de olor).­
Vie ntos fu e rtes que destruyen las
cosechas.
/ ) o que le enseña el intocable tiempo
-0.-1 Es a rendir por fin sus ojos
Como a un destino que hurta siempre su mirada
Al puro abismo de la transparencia
En cuyo seno la visión se trama.
Tomás Segovia, "Leyes de la perspectiva"
Ganancias (en alguna empresa
o ajuste).- Muerte re pentina
de marido o mujer, es decir no del
- que suena.
Gigante.- Casa mie nto con
hombre o mujer pequeños.
Gato (rabioso).- Ll egada de
una carta que anuncia una heren-
.
CIa.
Harina.- Mu chas disensio nes
d o mésti cas p o rque e l ma rido , a
más de ganar poco, tiene más gastos
secretos.
Hacha.- Una calumnia armada
con mucho artificio por un espíritu
de venganza está casi a punto de
lograr su intento , pero la llegada de
un sujeto que se creía difunto pone
la verdad e n claro con castigo y
vergüenza de los calumniadores.
Infamia.- Una rica heredera no
admite ninguno de los partidos que
se le presentan y se enamora de un
sujeto que no piensa en e lla.
Inquisición.- Un secreto que
se creía e nterame nte seguro, está
en riesgo de hacerse público por el
terror que sobrecoje a una persona
que se halla en una enfermedad de
gran pe ligro.
Jaspe.- La dureza de un padre
e n la educación de sus hij os hace
que el mayor siente plaza de soldad
o y la he mbra se case con un
hombre que no le gusta por ningún
estilo.
Libro.- Huye de su casa natal
un joven robando a una seño rita,
que se le muere en el camino.
Lienzo.- La curiosidad de cierto
niño de la casa, o niña, hace que
entre e n un p a ra je re moto e n
do nde ha visto lu z, la cual se apaga
inmediatame nte que entra, con lo
que asustada la criatura se pone a
gritar, y acudie ndo gente resulta
una grande sorpresa y un gran descubrimiento.
Montaña.- Vi e ne muy cuesta
arriba a cierto tío o tía tener que
entregar el dote de cierta señorita,
y por esto ponen muchas dificultades
siempre que se presentan pretendientes.
Música.- A una despedida llena
de lágrimas sucede una dilatada ausencia
y un eterno olvido de su primera
ternura.
Nácar.- La candidez de cie rta
niña le trae muchos admirado res,
pero lo mucho que le hiede el aliento
les quita a todos el deseo que habían
concebido de pedirla por esposa;
pero la llegada de cie rto médico
de mucha reputación hace desaparecer
este defecto mediante recetarle
un sistema alimenticio muy distinto
del que observaba , y po r fin se
casa con el médico mismo.

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