¡Esta hipocresía sabedora , astuta, secreta, temerosa, cuidadosa y temblante! ¡Entonces Oothoon es en verdad una ramera! Y todas las virginales alegrías <strong>de</strong> la vida son unas prostitutas; y Theotormón es el <strong>sueño</strong> <strong>de</strong> un enfermo y Oothoon es la artificiosa esclava <strong>de</strong> una santidad egoísta". "Pero no es así Oothoon, virgen llena <strong>de</strong> vírgenes <strong>de</strong>seos, abierta a la alegría y al placer en todas partes don<strong>de</strong> la belleza aparece. Si la encuentro en el sol <strong>de</strong> la mañana, quedan allí fijos mis ojos en una cópula feliz; si es en la dulzura <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, cansada <strong>de</strong>l trabajo me siento en la ribera y extraigo los placeres <strong>de</strong> esta alegría libremente nacida". "¡<strong>El</strong> momento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo! ¡<strong>El</strong> momento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo! La virgen que <strong>de</strong>sfallece por un hombre sentirá sus entrañas <strong>de</strong>spertar a <strong>de</strong>licias inmensas, en las secretas sombras <strong>de</strong> su cámara. <strong>El</strong> joven alejado <strong>de</strong> la alegría sensual olvidará engendrar y creará una imagen <strong>de</strong> amor en las sombras <strong>de</strong> las cortinas y en los pliegues <strong>de</strong> su almohada silenciosa. ¿No son éstos los lugares buscados por la religión, los premios <strong>de</strong> la continencia , goces <strong>de</strong> la negación <strong>de</strong> sí mismo? ¿Por qué buscas la religió n? ¿Es porque los actos no son agradables, que buscas la soledad don<strong>de</strong> las horribles tinieblas están saturadas <strong>de</strong> reflejos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo?". "¡Padre <strong>de</strong> los Celos, maldito seas en la tierra! ¿Por qué has enseñado a mi Theotormón esta cosa maldita? Hasta que la belleza, en la lenta huida, cae mis hombros, oscurecida y expulsada, solitaria sombra que en la márgenes <strong>de</strong> la nada se lamenta". "Gritó: ¡Amo r! ¡Amor! ¡Feliz, feliz Amor! ¡Libre cQmo el viento <strong>de</strong> la montaña! Pue<strong>de</strong> ser amor ése que bebe a otro ser como una esponja el agua, y oscurece <strong>de</strong> celos sus noches, con lágrimas sus días, tejiendo a su alre<strong>de</strong>dor una tela <strong>de</strong> edad gris, oscura y canosa, hasta que sus ojos se hartan <strong>de</strong>l fruto suspendido ante sus ojos. , Ese es el amor <strong>de</strong> sí mismo que todo lo envidia, esqueleto arrastrándose, con o jos como lámparas, atisbando en torno <strong>de</strong>l helado lecho nupcial". "Pero Oothoon ten<strong>de</strong>rá re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> seda y trampas <strong>de</strong> diamante, y cogerá para ti muchacha <strong>de</strong> plata tierna o <strong>de</strong> oro furioso. Estaré tendida junto a ti sobre el césped y miraré sus atrevidos juegos en adorable cópula, <strong>de</strong>licia y más <strong>de</strong>licia, con Theotormón. Roja como la mañana rosada, <strong>de</strong>seosa como el primer rayo <strong>de</strong> sol, Oothoon verá su dulce goce, sin que nubes celosas lleguen al cielo <strong>de</strong>l generoso amor, ni traigan egoístas plagas". "¿Camina el sol con vestidos espléndidos sobre el suelo secreto, en el frío avaro esparce su oro? ¿O cae la brillante nube sobre un umbral <strong>de</strong> piedad? ¿Ven sus ojos el rayo <strong>de</strong> sol que amplía el ojo <strong>de</strong> la piedra? ¿O irá a enca<strong>de</strong>narse junto al buey a tu duro surco? ¿No suprime ese dulce rayo al murciélago, al búho, al tigre llameante y al monarca <strong>de</strong> la noche? <strong>El</strong> pájaro <strong>de</strong>l mar se refresca en la ráfaga <strong>de</strong>l invierno , y la serpiente salvaje toma la pestilencia como un a<strong>de</strong>rezo <strong>de</strong> piedra y <strong>de</strong> oro. Biblioteca <strong>de</strong> M éxico 36
y los árboles y las bestias y los hombres contemplan su alegría eterna: levantáos, pequeñas alas fulgurantes, y cantad vuestra nacie nte alegría: ¡Levantáos y bebed vuestra fe licidad, porque todo lo que vive es santo!". De este modo cada mañana Oothoon se lamenta; pero Theotormón permanece sentado en las márgenes <strong>de</strong>l Océano, conversando con espantosas sombras. Las Hijas <strong>de</strong> Albión oyen su <strong>de</strong>sventura y <strong>de</strong>vuelven como un eco sus suspiros. Biblioteca <strong>de</strong> M éxico 37