El sueño - Dirección General de Bibliotecas

Odilon Reclon, Divina Omnisciencia (sección), 1879
Freud que entonces se llamaba La
ciencia de los sueños y que ahora
tiene un título que refleja mejor, me
parece, el sentido de la palabra alemana:
La interpretación de los sueños.
Así pues, leí La interpretación
de los sueños y vi que era un libro
de claves de! soñar, bastante tradicional
por otra parte, pero adaptado
a un cierto vocabulario científico
y a algunas preocupaciones,
como un dictado del inconsciente,
según se decía, y como un sobresalto,
una especie de rebelión contra
la lógica, contra el pensamiento
coherente, rebelión que era una libertad
y que se identificaba con la
poesía. Sólo que mis propios sueños
no eran realmente simbólicos;
representaban muy bien a los objetos
o a los órganos sexuales. Sé
muy bien que los psicoanalistas
dirán que es porque estoy aún reprimido
más allá de lo normal y
que, detrás de esas imágenes, no
obstante muy abiertas, existen probablemente
otras, todavía más temibles,
que se disimulan. Y además
esos sueños eran bastante coherentes,
demasiado coherentes, incluso.
Contaban historias, o al menos
tenía la impresión de que contaban
historias e incluso historias de una
lógica implacable, de manera que,
poco a poco, le di vuelta a los
asuntos que generalmente se plantean
alrededor de los sueños, tanto
en el surrealismo como en los medios
psicoanalíticos, y concluí que
e! principal problema del sueño no
era el de su interpretación, es decir,
que las imágenes del sueño no
eran siquiera interpretables, sino
que e! verdadero problema radica
en e! hecho mismo de soñar, y en la
posibilidad de diferenciar al sueño
de la realidad.
j. Worms: Me parece que llegó incluso
a dudar, por otra parte, del
hecho mismo de soñar, hasta que
conoció los trabajos del profesor
Dement.
R. Caillois: Pues bien, en mi libro
La incertidumbre que dejan los
sueños, lo único que me interesó
fue el problema de la distinción
entre sueño y realidad, a partir de
experiencias personales. Pero debido
a que me había sorprendido el
hecho de que el sueño se presenta
como un relato al revés, puesto
que, cuando e! sueño es desencadenado
por un fenómeno, por
ejemplo el famoso sueño de ...
j. Worms: ¿Maury?
R. Caillois: Maury, eso es, que es
desencadenado por la caída del
dosel de la cama, y en el que
sueña que es un sospechoso durante
la Revolución Francesa, que
es juzgado, después condenado
por el tribunal revolucionario, que
es llevado al cadalso, que la cuchilla
cae y que es esto último lo que
lo despierta. Pues bien, resulta
claro que, en este caso, el sueño
fue desencadenado por la última
imagen, es decir por la caída de la
cuchilla, provocada por la caída
del dosel. Esto quiere decir que el
sueño sucede primeramente o al
menos yo creía que sucedía- en
un espacio de tiempo casi inexistente,
casi instantáneo, y que finalmente
es reconstituido, se le vuelve
a poner de pie, por decirlo así;
Biblioteca de México
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es decir que, en el momento en
que se le recuerda, está ya tan firmemente
manipulado por la inteligencia
que comienza a despertar,
que el orden cronológico se invierte.
j. Worms: Pero, inducir de esa
manera toda una estructura del
sueño a partir del sueño de Maury,
¿no es un poco como el inglés que
llega a Dieppe, que ve a una francesa
pelirroja y que de ello deduce
que todas las francesas son pelirrojas?
¿No es una deducción un tanto
abusiva?
R. Caillois: Sería una deducción
completamente abusiva si se redujera
al sueño de Maury, pero existe
una gran cantidad de sueños que se
encuentran en el mismo caso. Están
todos aquellos, por ejemplo, a los
que despierta la alarma del despertador,
que pusieron a la hora. Fue
e! primer caso en ser contado, después
se acostumbró someterlo a
discusión, pero yo creo que se
puede pensar verdaderamente que
muchos sueños, o al menos una
cierta cantidad, transcurren en sentido
inverso al orden en e! que han
sido soñados.
j. Worms: ¿Es que, por ejemplo,
aquellos que han sido despertados
por la alarma de su despertador
sueñan trompetas de juicio final,
entre otras cosas?
R. Caillois: ¡Pueden soñar acerca
de todo! Puesto que el mismo Hervey
de Saint-Denis, con el uso de
discos y perfumes, ha pretendido
dirigir sus sueños en su famoso
libro que estaba particularmente de
moda, por otra parte, entre el
grupo surrealista de aquel tiempo.
Lo que quiero decir es que me di
cuenta de que el sueño era manipulado
por la mente en el momento
en que ésta despierta, cosa que,
de hecho, siempre ha sido reconocida.
Plinio decía ya en sus cartas
que "contar el sueño es el acto de
un hombre despierto"; y Paul Valéry,
en su diario, anota que soñar
es un verbo que no tiene presente,
sólo pasado. A partir de ese momento,
fui llevado a preguntarme si
e! sueño existe verdaderamente, es
decir, si el sueño no es una ilusión
del despertar, si durante e! descanso
eso que llaman e! sueño profundo-
no hay sueño, y si acaso
las imágenes dispersas en la mente
no empiezan a aglutinarse, a aglomerarse
de una manera incoherente
en e! instante del despertar, y si
-no es eso el sueño, es decir, un
falso recuerdo.
Traducción de Glenn Gallardo