El sueño - Dirección General de Bibliotecas

Camino a lo largo de los muros de la ciudad.
Están cubiertos por carteles de espectáculos que
descifro desde lejos. Muchas de mis obras se pre-
,
sentan. ¿Cuáles? Esa todavía está puesta. Luego
aquélla que no se había vuelto a poner después
del estreno. Me acerco. Ionesco. Siempre el
mismo autor. Pero otro nombre obstruye los car-
,
teles: Schaffer. El ha firmado todas las puestas en
escena. No, no son mis obras, son mis antiguos
sueños que están en los programas de los teatros
del mundo. Una risa burlona detrás de mí. Volteo.
Reconozco al hombre por sus costras en las mejillas:
la cicatriz de una quemadura del color del
whisky. ¿Un latigazo, la punta de un espada?
Mientras tanto desaparece. Ya no es profesor,
maestro de ballet o rabino de negra barba 1. Es un
hombre a la moda, una especie de delegado oficial
de la Cultura, productor o distribuidor de mis
sueños a través del mundo. Ningún espectáculo
-' , "'
puede presentarse en un lugar público sin su mediación.
Reúne en sí una especie de agencia literaria
y artística cuyo monopolio se extendería de
este a oeste, como el imperio colonial soviético
que gana sin cesar terreno y extiende una mancha
de petróleo sobre los mares de Occidente. Su
nombre ha sido borrado de los carteles. Me doy
cuenta que los muros pertenecen a un cuartel.
Sale de ahí un soldado gris como las paredes, tiene
en la cara la cuchillada de Schaffer. Él es la
1. Schiiffer era un personaje que, según André Coutin, aparecía frecuentemente,
bajo aspectos diversos, en los sueños de [o nesco. (N.
del T.)
sí ella, sosegada, iba copiando
) las imágenes todas de las cosas,
y el pincel invisible iba formando
de mentales, sin luz, siempre vistosas,
colores, las figuras
no sólo ya de todas las criaturas
sublunares, mas aun también de aquellas
que intelectuales, claras son Estrellas,
y en el modo posible
que concebirse puede lo imposible,
en sí, mañosa, las representaba
y al alma las mostraba ...
Sor Juana Inés de la Cruz, "Primero Sueño"
EU iNE IONESCO
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fuerza ciega y obstinada contra la que choco
constantemente. Schaffer me hace seña de que lo
siga. Atraviesa la muralla y me llama desde el otro
lado. Siento que yo también podría franquear la
piedra hasta entonces impenetrable, pero me rehúso.
-Anda -insiste el hombre negro ,yo soy tu
juventud, de este lado tienes apenas diecisiete
anos. -
Hombre, no voy a caer en una trampa tan
burda. Del otro lado está la muerte, mi muerte.
Este muro que se alza en casi todos mis sueños
representa mis límites. Debo abstenerme de horadarlo.
Me arriesgaría a encontrarme con la nada.
De este lado al menos estoy seguro del instante
en que vivo. Sólo el presente cuenta.
Schaffer quiere hacerme olvidar que este muro
de mis lamentaciones me protege de la destrucción,
del regreso al caos. La hace de genio benig-
••
no, dragón celta y ángel católico. La voz de la seducción.
Todo un arte de la persuasión clandestina.
El supremo anestesista.
"Llegó la hora que usted tanto había esperado,
hasta el punto de ya no esperarla. Yo soy por
quien logrará finalmente el Sueño Absoluto. Respire,
respire. Se dormirá y vivirá, en sueños, la
certeza de que tiene la respuesta a todas sus preguntas"
.
Estoy tendido sobre la cama de una celda, del
otro lado del muro. Schaffer, vestido con una toga
de impostura, me anuncia que ha sido designado
mi abogado de oficio. Afirma que el único sistema
de defensa consiste en declararse culpable.
"Debemos reconocer nuestras faltas". Me asegura
que será un excelente abogado, pues me considera
culpable.
-El teatro no era su verdadera vocación. Se ha
vuelto autor dramático por actos repetitivos: una
obra, un éxito que lleva a otra obra ... Usted se ha
dejado investir por el teatro, ha reducido su labor
de creación al ejercicio talentoso de una profe-
. ,
Slon.
-.¿De qué me acusan?
-¡Cómo!, de falta de energía, de dejarse ir, de
pereza ... ¿No son acaso faltas civiles?
-Una enorme fatiga me agobia desde hace
veinticinco años.
-Tampoco aprovechó usted para gozar de la
vida, alegrarse, relajarse.