El sueño - Dirección General de Bibliotecas
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europea, india y africana y, en consecuencia, el<br />
sobreviviente <strong>de</strong> una tenaz mentalidad primitiva,<br />
india o africana, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la fachada occi<strong>de</strong>ntal.<br />
Discutir la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> esta hipótesis no nos interesa.<br />
Lo importante es la hipótesis misma. Expresa<br />
precisamente la negativa <strong>de</strong> la civilización contemporánea<br />
a aceptar cualquier función social <strong>de</strong>l<br />
<strong>sueño</strong>, ya que dicha institución es tomada como<br />
un "<strong>de</strong>secho" que no compete a una sociología<br />
digna <strong>de</strong> ser llamada así una suerte <strong>de</strong> servicio<br />
<strong>de</strong> drenaje social.<br />
Des<strong>de</strong> Descartes hemos cerrado las puertas<br />
entre noche y día. Hemos <strong>de</strong>valuado la mitad<br />
nocturna <strong>de</strong> nuestra vida. Naturalmente, esto no<br />
significa que los fantasmas no puedan transgredir<br />
la barrera. La psicología da testimonio <strong>de</strong> lo contrario;<br />
pero los fantasmas sólo aparecen <strong>de</strong> manera<br />
individual, siempre disfrazados o, según dicen<br />
los doctores, como fantasías y parte <strong>de</strong>l inconsciente.<br />
Cada vez estoy más convencido <strong>de</strong> que la<br />
mayor cantidad <strong>de</strong> nuestras enfermeda<strong>de</strong>s mentales<br />
son resultado <strong>de</strong> que negamos libre entrada a<br />
todos estos fantasmas y <strong>de</strong>seos que habitan en las<br />
profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nosotros.<br />
He intentado explicar la importancia <strong>de</strong> esta sociología<br />
<strong>de</strong>l <strong>sueño</strong> en una serie <strong>de</strong> programas radiofónicos<br />
realizados en el presente año: cuanto<br />
más se pone el alto al contacto con los muertos,<br />
más se entra al mundo <strong>de</strong>l hastío, <strong>de</strong>l sufrimiento<br />
moral; y en un último análisis, productividad y<br />
enfermedad mental bien pue<strong>de</strong>n ser gemelos imposibles<br />
<strong>de</strong> separar.<br />
Por el momento no es la psicología lo que nos<br />
interesa, sino el hecho <strong>de</strong> que la sociedad actual<br />
se niega a dar a las imágenes oníricas el pasaporte<br />
y la visa necesarios para acce<strong>de</strong>r a la actividad<br />
social cotidiana. Por otro lado, nos po<strong>de</strong>mos preguntar<br />
si esta dicotomía impi<strong>de</strong> la intrusión <strong>de</strong> la<br />
sociedad en el <strong>sueño</strong>, y si <strong>de</strong>bemos o no referirnos<br />
a la estructura social <strong>de</strong> nuestra imaginación<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>sueño</strong> mismo. Siempre he creído que<br />
no, que tenemos que reaccionar contra el pensamiento<br />
bergsoniano al que aludí al principio. Me<br />
gustaría <strong>de</strong>dicar el presente estudio a una explicación<br />
<strong>de</strong> este último punto.<br />
Ciertos autores como Foucault han intentado<br />
<strong>de</strong>mostrar que un <strong>sueño</strong> es un caos <strong>de</strong> imágenes<br />
inconexas, y que el vínculo que establecemos<br />
entre ellas se efectúa sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> nuestro<br />
<strong>de</strong>spertar. De hecho, mientras más tiempo haya<br />
transcurrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>de</strong>spertamos hasta que tomamos<br />
nota <strong>de</strong> nuestros <strong>sueño</strong>s, más lógico será<br />
el carácter que tendrán3. Pero poco importa si<br />
esta coherencia se impone durante el <strong>sueño</strong> o inmediatamente<br />
al <strong>de</strong>spertar, ya que al procurar<br />
construir una sociología <strong>de</strong>l <strong>sueño</strong> quiero incluir<br />
toda la otra mitad <strong>de</strong>l hombre, tanto sus fases crepusculares<br />
como sus estados enteramente nocturnos.<br />
<strong>El</strong> psicoanálisis nos ha enseñado que estas<br />
imágenes inconexas, aun cuando no pue<strong>de</strong>n ser<br />
traducidas en términos coherentes, no son producto<br />
<strong>de</strong>l azar, y que los <strong>sueño</strong>s sí poseen una es-<br />
3. M. Foucault, Le ReveeParís, Alea n, 1906).<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
6<br />
tructura. Freud busca el significado <strong>de</strong> dicha estructura<br />
en el nivel personal. Quería <strong>de</strong>mostrar<br />
que incluso el <strong>sueño</strong> en apariencia más absurdo<br />
se integra al recóndito entramado <strong>de</strong> la personalidad.<br />
Lo que nosotros queremos hacer es exten<strong>de</strong>r<br />
esta <strong>de</strong>finición estructural a otro nivel y mostrar<br />
que una interpretación semejante también existe<br />
en el entramado <strong>de</strong> una civilización y <strong>de</strong> un sistema<br />
social <strong>de</strong>terminados. Freud repersonalizó el<br />
<strong>sueño</strong>; ahora nosotros <strong>de</strong>bemos resocializarlo.<br />
Si los <strong>sueño</strong>s tienen funciones, se <strong>de</strong>be a que la<br />
sociedad está organizada <strong>de</strong> tal modo que éstas<br />
pue<strong>de</strong>n cumplirse. Hay instituciones que sirven<br />
<strong>de</strong> estaciones <strong>de</strong> relevo entre el día y la noche.<br />
Algunas son lugares privilegiados, como el huerto<br />
o el templo; algunas son instantes significativos,<br />
como los ritos iniciáticos o las danzas <strong>de</strong> las<br />
estaciones.<br />
La enfermedad también <strong>de</strong>be ser consi<strong>de</strong>rada<br />
más que una simple alteración orgánica. Se vuelve<br />
una auténtica institución por las mismas razones<br />
que una iniciación pese a las diferencias entre<br />
ambas. y ya que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dicha institución se<br />
lleva a cabo el remedio para una enfermedad,<br />
ésta se halla incluida en el mismo sistema controlado<br />
por la representación colectiva. En las socieda<strong>de</strong>s<br />
tildadas <strong>de</strong> primitivas se ha establecido<br />
cierta cantidad <strong>de</strong> estaciones que mantienen estrechamente<br />
unidas las líneas que cruzan ambos<br />
mundos.<br />
Un <strong>sueño</strong> es acogido en las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la organización<br />
social y una auténtica unidad resulta entre<br />
las dos mita<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l hombre tal como suce<strong>de</strong> entre<br />
el mundo mítico o sagrado, al cual se asocia el<br />
<strong>sueño</strong>, y el mundo social, don<strong>de</strong> el individuo vive<br />
en un estado <strong>de</strong> vigilia. La estructura sociológica<br />
<strong>de</strong>l <strong>sueño</strong> es entonces, no como en nosotros, un<br />
reflejo o el anverso <strong>de</strong>l entramado social, una<br />
parte esencial <strong>de</strong> éste.<br />
De hecho, no existe el tránsito <strong>de</strong> un, mundo a<br />
otro ya que siempre es el mismo el mundo <strong>de</strong><br />
la noche y el <strong>de</strong>l día.<br />
La extensión <strong>de</strong> la noche al día o viceversa no<br />
es asunto <strong>de</strong> asombro o escepticismo, no más que<br />
el que uno se sorprenda o du<strong>de</strong> <strong>de</strong>l fundamento<br />
religioso <strong>de</strong> un lugar don<strong>de</strong> vivir, o <strong>de</strong> las bases<br />
metafísicas <strong>de</strong> las costumbres, o <strong>de</strong> las raíces religiosas<br />
<strong>de</strong> la tradición.<br />
Tratamos en cada uno <strong>de</strong> estos casos con un<br />
todo: el <strong>sueño</strong> es parte <strong>de</strong> una estructura global.<br />
¿Está el psicoanalista a punto <strong>de</strong> institucionalizar<br />
el <strong>sueño</strong>? Posiblemente, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cincuenta<br />
años podrá ser consi<strong>de</strong>rado una verda<strong>de</strong>ra institución.<br />
Pero por ahora esto no ha sucedido. Al contrario:<br />
con la secularización <strong>de</strong> la cultura y el creciente<br />
énfasis en la producción, la praxis, el trabajo<br />
y la estratificación <strong>de</strong> clases, todas las estaciones<br />
<strong>de</strong> relevo están siendo <strong>de</strong>molidas. <strong>El</strong><br />
<strong>sueño</strong>, en este caso, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener una existencia<br />
objetiva, un lugar institucional. Está consignado a<br />
la imaginación. Pero entonces algo extraño y paradójico<br />
ocurre. Cuando el <strong>sueño</strong> se consigna así<br />
a la imaginación porque no es mítico, se vuelve<br />
mágico; es <strong>de</strong>cir, en el momento en que la mayo-