Julián Henríquez Caubín. Madrid (ejemplo) - Luarna
Julián Henríquez Caubín. Madrid (ejemplo) - Luarna
Julián Henríquez Caubín. Madrid (ejemplo) - Luarna
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
habíamos arrancado algunas concesiones que satisfacían mejor<br />
nuestro gusto y comodidad personales. Y habiendo sido<br />
sus primeros ocupantes, la encontrábamos como casa propia.<br />
Así pues, lo que Don Lucio tuviese por dentro, no me<br />
inquietaba grandemente. Suponía que era sencillamente alguna<br />
noticia ya sabida o algún rumor - a los cuales también me<br />
tenía acostumbrado - que por muy truculentos, él hinchaba<br />
más con su gruesa humanidad y su fértil imaginación de criollo.<br />
Avanzaba la hora aproximándose la de salida. El bedel<br />
me había traído un periódico: “El Socialista”, que todas las<br />
mañanas llevaba a mi oficina y que muchas veces servía de<br />
materia para que Don Lucio y yo nos enzarzásemos en alguna<br />
discusión más o menos amistosa.<br />
Volvió a entrar la oronda figura del Secretario. Con sus<br />
pasitos cortos y sobre sus menudos pies, comenzó a pasear<br />
nerviosamente por delante de mi mesa. No rebasaba en sus<br />
paseos la longitud de la misma. Cerré los expedientes cuyos<br />
informes marginales acababa de rubricar. Casi todos asuntos<br />
de trámite.<br />
Don Lucio hojeó “El Socialista”. Sus gruesos labios<br />
fruncidos en ademán de quién espera encontrar algo sensacional.<br />
Dobló el diario y volvió a dejarlo encima de la mesa.<br />
—Qui… qui… qui… quiero darle un consejo -me dijo<br />
de repente, tartamudeando un poco más que de costumbre.<br />
Le miré sorprendido.<br />
<br />
—Usted dirá, Don Lucio.<br />
Y ya, sin tartamudear, me dijo: