Baja el Cuento - Cuentos de Federico
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C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A<br />
Santiago. La tía Matil<strong>de</strong> te <strong>de</strong>jará en tu hogar y <strong>de</strong>spués <strong>el</strong>la volverá<br />
a su casa.<br />
____________<br />
La locomotora resoplaba inmóvil en la estación <strong>de</strong> Puerto<br />
Montt. Se oía un silbido constante como si hubiera un escape <strong>de</strong><br />
vapor por una rendija. Shhhhhhh. Era como una vibración<br />
permanente. De vez en cuando la inmensa máquina tenía unos<br />
accesos <strong>de</strong> resoplidos. Fu. Fu. ¡Fufufufufu…!… Fu. Shhhhhhhhhh,<br />
se oía <strong>el</strong> silbido d<strong>el</strong> vapor.<br />
Los pasajeros se habían subido a los coches. Acomodaban<br />
nerviosamente las maletas.<br />
Consu<strong>el</strong>o observó que un carro, que iba inmediatamente<br />
<strong>de</strong>spués d<strong>el</strong> carro que portaba <strong>el</strong> carbón para la locomotora, tenía<br />
solamente una gran puerta corrediza en <strong>el</strong> centro y por ésta entraba<br />
gran cantidad <strong>de</strong> equipaje.<br />
La gente se <strong>de</strong>spedía y la locomotora seguía silbando y<br />
resoplando y lanzaba chorros <strong>de</strong> vapor por d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> las ruedas.<br />
Se oyó <strong>el</strong> pitazo <strong>de</strong> advertencia d<strong>el</strong> jefe <strong>de</strong> estación mientras la<br />
gente se <strong>de</strong>cía adiós. Algunos se besaban, otros mandaban saludos y<br />
hacían encargos. Los d<strong>el</strong> tren, asomados a las ventanas con sus<br />
marcos levantados, se <strong>de</strong>spedían en voz alta.<br />
El abu<strong>el</strong>o y la comparsa habían venido a <strong>de</strong>spedir a la niña.<br />
Allí estaban los trapecistas, <strong>el</strong> payaso, <strong>el</strong> domador <strong>de</strong> fieras, la<br />
equitadora, <strong>el</strong> encargado <strong>de</strong> la <strong>el</strong>efanta y varios más.<br />
-¡Adiós! ¡Adiós Consu<strong>el</strong>o!<br />
-Adiós- replicaba la niña. En <strong>el</strong> andén ya se había <strong>de</strong>spedido<br />
con un beso, <strong>de</strong> su abu<strong>el</strong>o y <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más.<br />
La tía Matil<strong>de</strong>, sonriente y con un pañu<strong>el</strong>o en la mano estaba<br />
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