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Contenido Revista Judicial Edicion 2 - Rama Judicial

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Constitucional Editorial<br />

JOSÉ ALFREDO ESCOBAR ARAÚJO<br />

Magistrado Sala Administrativa<br />

“ Es relevante, de primer<br />

orden, concienciar<br />

al Gobierno Nacional<br />

sobre la importancia<br />

de reconocer un<br />

presupuesto acorde<br />

con las necesidades<br />

de la <strong>Rama</strong> <strong>Judicial</strong>” .<br />

hora presente de once Juzgados. Igualmente<br />

sacrifi ca la ejecución de las nuevas<br />

responsabilidades asignadas a las distintas<br />

Jurisdicciones, como la oralidad en materia<br />

penal y Justicia y Paz, al tiempo que no prevé<br />

recursos para la extensión e implementación<br />

de la oralidad en materia laboral,<br />

ni para la implementación de la Ley de la<br />

Infancia y la Adolescencia, recientemente<br />

aprobada por el Congreso de la República,<br />

que requiere la creación de 175 juzgados<br />

penales de menores, con un costo aproximado<br />

de $48.333’150.600 y una Sala de<br />

asuntos para Adolescentes, en cada Tribunal<br />

Superior de Distrito <strong>Judicial</strong>, calculados<br />

en la suma de $36.651’099.000.<br />

4 <strong>Revista</strong> <strong>Judicial</strong> Noviembre 2006<br />

Esta situación se vuelve aun más dramática,<br />

para la administración de justicia, porque<br />

las restricciones afectan directamente los<br />

principios de calidad, efi ciencia y prontitud,<br />

y – por lo mismo – deslegitima al Estado,<br />

a pesar del enorme y comprobado esfuerzo<br />

de quienes integran la <strong>Rama</strong> <strong>Judicial</strong> y sus<br />

reconocidas calidades, permitiendo cuantiosas<br />

condenas de las Cortes Internacionales<br />

contra Colombia, las cuales a la postre resultan<br />

más onerosas que el esfuerzo que ahora<br />

se demanda. El aumento del gasto público<br />

en Justicia es, sin duda, una inversión si se<br />

analiza este solo aspecto.<br />

Pero, además, sobre dicha circunstancia es<br />

imperativo hoy prender las alarmas: el Estado<br />

colombiano es partícipe activo del Sistema<br />

Interamericano de Derechos Humanos y,<br />

en correspondencia, desde hace veinte años<br />

aceptó la competencia contenciosa de Tribunales<br />

Internacionales, para evaluar el respeto<br />

por parte del mismo Estado de los DD.HH.<br />

Con todo, como es sabido, esa jurisdicción<br />

sólo opera de manera subsidiaria y no tiene<br />

vocación de desplazar las vías judiciales<br />

de nuestro ordenamiento, ni de sustituir o<br />

reemplazar a los jueces y tribunales internos.<br />

Sin embargo, hoy estamos ante el inminente<br />

riesgo de que esa situación ocurra,<br />

bajo el serio planteamiento establecido en<br />

pronunciamientos de los órganos del Sistema<br />

Interamericano de Derechos Humanos,<br />

según los cuales se pone de presente que en<br />

Colombia esas vías no son efi caces (porque,<br />

por ejemplo, no conducen a que se conozca<br />

la verdad, ni a la identifi cación y castigo de<br />

los autores materiales e intelectuales, ni al<br />

resarcimiento integral de las víctimas y sus<br />

familiares), ni tales mecanismos se resuelven<br />

en plazos razonables, como ocurrió con la<br />

condena por US$8.000 millones en el caso<br />

de la masacre de Mapiripán y podría suceder<br />

con la Rochela, o con el conocido caso<br />

“Giaccomo Turra”, entre otros. Esto podría<br />

convertirse en una renuncia de carácter permanente<br />

de la soberanía judicial.<br />

Lo anterior, con la agravante de que en los<br />

Tribunales Internacionales las condenas al<br />

Estado colombiano se imponen en cifras<br />

elevadas, de acuerdo con parámetros preestablecidos<br />

que (en contraste con lo que<br />

podría signifi car un ajuste razonable del<br />

presupuesto de la rama judicial) sí tienen la<br />

posibilidad real de afectar gravemente las<br />

fi nanzas públicas.<br />

En virtud de lo anterior, es relevante, de primer<br />

orden, concienciar al Gobierno Nacional<br />

sobre la importancia de reconocer un presupuesto<br />

acorde con las necesidades de la <strong>Rama</strong><br />

<strong>Judicial</strong>. Las condenas internaciones al Estado<br />

Colombiano, impuestas como consecuencia<br />

de la mora judicial, se podrían evitar con el<br />

hecho de destinar esos mismos recursos en el<br />

fortalecimiento de la dispensa de justicia.<br />

La austeridad en justicia tiene como inevitable<br />

consecuencia la deslegitimación del Estado<br />

como proveedor de la misma. De igual<br />

manera, es menester indicar que el incremento<br />

de los recursos asignados para atender la<br />

prestación de la función pública de justicia<br />

tendrá, como contrapartida, la eliminación<br />

de las onerosas condenas internacionales por<br />

mora judicial y, por lo tanto, redundará en un<br />

signifi cativo ahorro dentro del presupuesto<br />

de gastos generales. Esa debiera ser toda una<br />

política de Estado para garantizar una justicia<br />

efectiva, efi caz y efi ciente, acorde con los<br />

estándares internacionales, que nos legitime<br />

como garantes de los derechos humanos<br />

ante el concierto de las demás naciones civilizadas<br />

del mundo .

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