LA TESIS DEL "CRISTIAJNLSMO-^T^ENO" Y LAS REVISTAS ...
LA TESIS DEL "CRISTIAJNLSMO-^T^ENO" Y LAS REVISTAS ...
LA TESIS DEL "CRISTIAJNLSMO-^T^ENO" Y LAS REVISTAS ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
L. MORTEAU E Y. LE PENQUER<br />
nuestros autores. ¿Por qué los primeros cristianos habrían sido io<br />
que éstos nos dicen de ellos? Ellos no podían sino encontrar natural<br />
que fueran elevados a la cima de los cargos eclesiásticos los hombres<br />
preparados por sus tradiciones familiares a las funciones de gobierno.<br />
Prueba también de que ellos no sentían prevención contra esos últimos,<br />
por no se sabe qué deseo revolucionario.<br />
Así, pues, no hubo ruptura como se pretende. Ninguna subversión.<br />
Continuidad perfecta. Las familias patricias que habían conseguido<br />
el esplendor de Roma, antes de Cristo, iban a continuar a<br />
servir a Roma los días del cristianismo primitivo.<br />
Los primeros cristianos no pecaron por absentismo social.<br />
Después de lo que se acaba de decir, ¿qué valor tiene esta objeción<br />
de Alain de Benoist: "El rechazo del mundo era tanto más<br />
formal entre los cristianos primitivos que estaban convencidos de<br />
que la parusia iba a llegar inmediatamente?'.<br />
Decididamente, ¿de qué cristianismo primitivo oye hablar Alain<br />
de Benoist? ¿De esos mismos cristianos primitivos que habrían seguido<br />
estúpidamente la seducción del puñado de predicadores judaizantes?<br />
De hecho, Alain de Benoist nos parece subestimar un poco demasiado<br />
los textos de San Pablo: he aquí lo que el Apóstol (Apóstol<br />
con A mayúscula) enseña a los cristianos (II de los Tesalonicenses,<br />
cap. II, versículos 1 al 3) : "En lo que concierne a la venida de<br />
Nuestro Señor Jesucristo y nuestra unión con El, os pedimos que no<br />
os dejéis turbar el espíritu, ni alarmar por una pretendida revelación,<br />
por uña palabra o por una carta viniendo supuestamente de mí. Como<br />
sí el día del Señor fuera inminente. Que nadie, de ninguna manera,<br />
os ofusque. Pues antes tiene que llegar la apostasía. Tiene que manifestarse<br />
el hombre inicuo, el hijo de la perdición?.<br />
Esta fue la auténtica enseñanza recibida por los primeros cristianos<br />
y por los siglos que siguieron.<br />
Pero se insiste y se evoca el efecto desastroso que hubiera tenido<br />
sobre el futuro del Imperio, una supuesta alergia, una clase de ab-<br />
278: