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ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS

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<strong>ILUSTRACIONES</strong> <strong>CON</strong> <strong>RECORTES</strong> <strong>DE</strong> <strong>PERIODICOS</strong><br />

LAS TEN<strong>DE</strong>NCIAS HACIA LA PARTICIPACIÓN T LA IGUALDAD<br />

L ¿VERDA<strong>DE</strong>RA E ILUSORIA PARTICIPACIÓN?<br />

... La carta de Petalo VI al Cardenal Roy, "Octogésima adveniens", tan<br />

tergiversada (cfren VERBO 97-98, agosto octubre 1971, págs. 657<br />

y sigs., el estudio de }. V. de G. "La "Octogésima adveniens", ¿ha derogado<br />

la doctrina social católica?" )f para, exponer ta situación áctuai observa<br />

ciertos hechos vigentes que, naturalmente, no confunde con ta doctrina.<br />

Entre estos hechos anota tas aspiraciones del hombre actual y subraya, en<br />

el núm. 24, la doble aspiración hada la igualdad y la participación.<br />

Como no somos hegelianos no creemos que todo to red/ sea racional y<br />

ni supziera por todo lo apetecido sea real ni realizable. Entendemos, por<br />

consiguiente, que conviene examinar lo


sectores político, económico, social, intelectual, hasta el nacimiento<br />

y la muerte, quiere convertirlos en materia de su administración.<br />

Nada de maravillar, por tanto, si en este ambiente de<br />

impersonalidad, que tiende a penetrar y envolver toda la vida, el<br />

sentido del bien común se entumece en las conciencias de los<br />

individuos, y el Estado pierde, cada vez más, el primordial carácter<br />

de una comunidad moral de ciudadanos».<br />

En contraste, se pretende que tos individuos participen activamente en<br />

et gobierno del país; para lo cual, naturalmente, sólo muy pocos se hallan<br />

en condiciones, ni tampoco seria posible que todos, a ta vez ni sucesiva<br />

mente, participasen a ese nivel aun en el caso de tener la adecuada aptitud.<br />

Este defecto se traía de salvarlo con el sufragio universai. La paradoja,<br />

que esto implica, había sido ya advertida por Tocqueville, en el cap. VI<br />

de su libro "De la democracia en América".<br />

«En vano encargaréis a estos mismos ciudadanos, a quienes<br />

habéis hecho tan dependientes del poder central, que elijan de<br />

tiempo en tiempo los representantes de ese poder».<br />

El uso de esa facultad de elegir:<br />

«No evitará que pierdan poco a poco la facultad de pensar,<br />

dp sentir y de obrar por sí mismos.«».<br />

Efectivamente:<br />

' «Los pueblos democráticos que han introducido la libertad en<br />

la esfera política, al mismo tiempo que han acrecentado el despotismo<br />

en la esfera administrativa, han sido conducido« a singularidades<br />

muy extrañas. Cuando hace falta manejar los pequeños<br />

negocios, donde el simple buen sentido pnede bastar, estiman<br />

a los ciudadanos, incapaces; y si se trata del gobierno de todo el<br />

Estado, confían a estos ciudadanos enormes prerrogativas...».<br />

y, siendo así, resulta:<br />

«difícil de concebir cómo hombres que han renunciado enteramente<br />

al hábito de dirigirse podrán conseguir escoger bien a<br />

quienes deban conducirles.^».<br />

Joaquín Costa, jen "La libertad civil y el congreso de juristas aragoneses",<br />

cap. VI, también observó que los liberales españoles de su tiempo:<br />

240


«Piensan que el pueblo es ya rey y soberano, porque han<br />

puesto en sus manos lia papeleta electoral; no lo creáis: mientras<br />

no se reconozca además ai individuo y a la familia la libertad<br />

civil y al conjunto de individuos y de familias el derecho complementario<br />

de esa libertad, el derecho de estatuir en forma de<br />

costumbres, aquella soberanía es un sarcasmo, representa el derecho<br />

de darse periódicamente un amo que le dicte la ley, que<br />

le imponga su voluntad; la papeleta electoral es el harapo de<br />

púrpura y el cetro de caña con que se disfrazó a Cristo de rey<br />

en el pretorio de Pilatos».<br />

De modo paralelo, mientras al trabajador se lé convierte en una fuerza<br />

más del trabajo en cadena y se mecaniza la administración de las<br />

empresas, se habla de cogestión obrera, y se pretende resolverla integrando<br />

en el consejo de administración unos representantes de los trabaje/dores,<br />

que concluyen por profesionalizarse como tales representantes. Y, para<br />

compensar aquella deshumanización del trabajo mecanizado, se organizan la<br />

asistencia social del obrero o empleado y la amemzación dé su trabajo,<br />

pero desde arriba, tecnomáticamente, con ta "técnica de las relaciones<br />

humanas<br />

Y así podríamos ir siguiendo. No se permite participar con iniciativa<br />

y responsabilidad en la esfera de la propia competencia, pero se nos invita<br />

a que todos participemos fuera de ella, en ta cumbre, aunque circunscribiéndonos<br />

a escoger a quienes participarán en nuesfro lugar.<br />

Pero, ocupémonos ya de los recoces que pueden servir pea-a ilustramos<br />

en él tema del que hoy nos ocupamos.<br />

II. LA IGUALDAD E<strong>CON</strong>ÓMICA ¿ES POSIBLE <strong>CON</strong>SEGUIRLA POS LA VÍA <strong>DE</strong>L SO-<br />

CIALISMO CLÁSICO?<br />

Gustave Thibon, en ITINERA1RES 187, de noviembre 1974, y bajo<br />

eí epígrafe L'IMPOSSIBLE <strong>CON</strong>STRUCTION DU SOOAUSME, en su habitual sección<br />

de BILLETSL, comenta el hecho patente de ta abundancia de turistas<br />

accidentales en los países orientales, que en la temporada de verano<br />

ven circulando por sus carreteras innumerables vehículos con belgas,<br />

holandeses, ingleses, suizos, alemanes del Oeste, etc., sin que se produzca<br />

e¡ fenómeno inverso. ...Por qué esta disparidad? —pregunta^. ¿Es que no<br />

ha concluido la construcción del socialismo?<br />

16<br />

«... este fruto maravilloso, por desgracia, tarda en madurar en<br />

los países del Este. Se construye el socialismo, pero he ahí que<br />

casi a los 60 afioa de proseguir?« 'los trabajo», jla mansión, a cuya<br />

edificación se «aqrifica el bienestar y la libertad de un pueblo<br />

241


entero, permanece siempre en construcción! Este edificio, ideal<br />

en principio, pero que el esfuerzo de tres generaciones no consigue<br />

poner en pie, inspira por lo menos algunas dudas acerca<br />

de la capacidad o la honestidad de los arquitectos.<br />

»Entonces, para enmascarar este fracaso monumental, se busca<br />

el refugia del futuro, la gran coartada de los utopistas —o de<br />

los tiranos que disimulan sus maniobras bajo el pabellón del<br />

progreso y del sentido de la historia—'. El verdadero socialismo<br />

no ha eodstido en el pasado, ni existe en él presente, madura<br />

para tiempos que aún no han llegado y que nunca llegarán.<br />

La Ciudad futura continúa siendo por definición la Ciudad futura<br />

—un espejismo retrocediendo sin cesar en el horizonte del<br />

desierto—. socialismo siempre es para mañana. En esto es la<br />

punta del progreso, pero de un progreso imaginario; sus partidarios<br />

están avanzados respecto de su tiempo, pero este avance<br />

es el del sue&o sobre la realidad.<br />

»Así, desde el instante en que de hecho se ensaya la realización<br />

del colectivismo se desemboca en resultados diametralmente opuestos<br />

al ideal por él proclamado: el empobrecimiento en lugar de<br />

la abundancia, la esclavitud en lugar de la libertad, lo arbitrario<br />

del poder central en lugar de la justicia basada en la armonización<br />

de las desigualdades naturales ¿Por qué? Sencillamente<br />

porque se funda en principios extraños a la naturaleza. Estos<br />

ofrecen a los arquitectos de la política —tanto si han sido engañados<br />

por un falso ideal como si son tiranos cínicos, ávidos de un poder<br />

sin freno—• un terreno perfecto para la construcción de cuarteles<br />

o prisiones, pero que nunca podrá sostener una Ciudad justa y<br />

fraternal».<br />

Marcel Qémexit, bajo el titulo LE PAULAILLER ET LA FOURMILIERE, en<br />

L'HOMMB NOUVBAU, 615, del 3 lebrero 1974, al distinguir el capitalismo<br />

que denomina de derecho privado y el capitalismo de derecho<br />

público, observa respecto de éste:<br />

242<br />

«La absorción de toda la economía —o de su parte principal—<br />

en la zona de derecho público —ea decir, en la construcción<br />

del Estado— es una consecución real y concreta de la mitología<br />

marxista. Bajo el nombre de «dictadura del proletariado»—<br />

se transpone a los proletarios de un régimen salarial basado<br />

en un contrato de derecho privado (fírmese 0 no éste —se<br />

admita o prohiba la huelga—) a un régimen salarial de derecho<br />

público en el cuál sólo hay un patrono, un capitalista, un gestor:<br />

El Estado. Frente a él no existen sino hormigas: los trabajado-


es, con el partido único, tí diario único, los escritores presos o<br />

internados en sanatorios, la prohibición de las huelgas, de los<br />

viajes al extranjero. En suma; el totalitarismo instaurado en la<br />

misma raíz del régimen.<br />

»Basta considerar la «evolución» de los países comunistas a<br />

partir de 1917, o incluso de 1945»». «Se ha ido de purga en purga.<br />

Los movimientos de «liberación» siempre han dado lugar a<br />

un sistemático movimiento de endurecimiento. De las minas de<br />

Bal, de antaño, al establecimiento psiquátrico, de hogaño, no ha<br />

habido progreso: las .minas de sal resultaban menos contrarias a<br />

la dignidad que las inyecciones que transforman un hombre en<br />

una ruina psicológica viviente. De los resultados económicos no<br />

hablamos...».<br />

Pero de ellos hablan tos hechos, como los recordados por Raymaod<br />

Aran, en ABC del 15 enero 1974, con el titulo QIANDO LOS CAPITALISTAS<br />

SUBVENCIONAN AL ESTADO SOVIÉTICO. Recortamos:<br />

«Hace unos meses los diarios comentaban una noticia cierta<br />

y poco menos que increíble: los contribuyentes de la. Comunidad<br />

Europea estaban subvencionando al Estado soviético. De hecho<br />

se trataba de un suceso lógico y trivial: mantequilla, excedentaria<br />

con respecto a las necesidades de la Comunidad se exportaba a<br />

la U. R. S. S. a un precio netamente inferior al aplicado en los<br />

morados de Europa occidental y el presupuesto colmaba la<br />

diferencia.<br />

»Varias semanas después un escándalo estallaba en los Estados<br />

Unidos. La Unión Soviética tuvo que adquirir en 1972 cerca<br />

de 25 millones de toneladas de cereales, y el Estado norteamericano<br />

había contribuido con más de 300 millones de dólares y<br />

mediante subvenciones a reducir IOB gastos del comprador. Más<br />

aún: la intervención masiva de los soviéticos en el mercado<br />

mundial de productos agrícolas, y en especial en el de cereales y<br />

piensos para ganado, ha provocado un alza de los precios, cansa<br />

suplementaria de inflación en los Estados UnidoB».<br />

«El comercio con el Este no representa un porcentaje sustancial<br />

del comercio exterior de ningún país occidental, americano<br />

o europeo. En cuanto se avecina al cinco por ciento, los responsables<br />

consideran satisfactorio el resultado. En términos generales<br />

ese comercio se asemeja, por la naturaleza de las mercancías intercambiadas,<br />

al que se realiza entre países en vías de desarrollo<br />

y países industrializados».<br />

La Unión Soviética vende ante todo materias primas, cape-<br />

243


cialmente petróleo, y compra bienes de producción y basta fábricas<br />

enteras, llave en mano.<br />

»Los soviéticos desconfían de toda eventual cooperación de<br />

varios países europeos en la realización de alguno de los vastos<br />

proyectos que presentan a sus interlocutores. Se orientan cada<br />

vez más hacia diversos métodos de trueque. Un Estado europeo<br />

—'Francia, por ejemplo-^- les concede un préstamo destinado a<br />

la compra de los bienes de producción necesarios para la construcción<br />

de una fábrica o a la compra de la fábrica misma. Las<br />

mercaderías que salgan de ésta servirán, entre otras cosas, para<br />

pagar aquel crédito.<br />

»El mismo mecanismo está previsto para la explotación del<br />

} gas y del petróleo de Siberia.<br />

»Se comprende lo conveniente de esta dase de trueque para<br />

la Unión Soviética. Le faltan capitales a causa de un plan demasiado<br />

ambicioso y de un enorme presupuesto de defensa. En cambio,<br />

habría que fijarse en la duración de préstamos y en el precio<br />

al que se facturarán los productos de fábricas soviéticas antes<br />

de compartir la satisfacción de que dan muestras los dirigentes<br />

occidentales cada vez que anuncian un incremento del volumen<br />

de intercambios con la Unión Soviética, esto .es, del volumen de<br />

créditos abiertos a nuestros interlocutores moscovitas. La comparación<br />

con los empréstitos rusos de antes de la guerra del 14 tal<br />

vez no fuera ventajosa para nuestros actuales negociadores.<br />

En cuanto a construir fábricas exteriores con créditos del<br />

Estado, ¿por qué construirlas en la Unión Soviética y no en algún<br />

país en vías de desarrollo? ¿Por qué precisamente en un<br />

país en el que los extranjeros chocan con el muro del secreto<br />

y que sigue rechazando la coexistencia ideológica, el libre diálogo<br />

de hombres y de ideas?»<br />

«No critico los intercambios Este-Oeste en cuanto tales. Al<br />

contrario, deseo que se amplíen. Pero no veo por qué deben<br />

los occidentales conceder condiciones a veces más ventajosas que<br />

las que conceden a países amigos en via de desarrollo. La crisis<br />

de la agricultura norteamericana resulta, desde hace decenios, de<br />

una capacidad de producción excedentaria frente a la falta de<br />

dinero de quienes tienen hambre. La quiebra de la agricultura<br />

colectivista trastornó de repente las condiciones del mercado.«».<br />

No obstante, evidentemente, lo económico no es lo principal. El citado<br />

Marcel Clément, prosiguiendo su referido articulo, insiste en lo que es<br />

fundamental:<br />

244


«... el colectivismo que suprima lfl iniciativa y la lil>ertad personal<br />

en la economía es POR ESE MISMO HECHO una negación<br />

práctica de la dignidad del hombre sujeto de derecho (es decir,<br />

imagen de Dios) ..a.<br />

III. EL INTENTO NEOCAPITALISTA <strong>DE</strong> REDISTRIBUCIÓN IGUALATORIA <strong>DE</strong> LA<br />

RENTA POR EL ESTADO.<br />

Joaquín Garrigués Walker, en tercera plana de ABC del 4 dé octubre<br />

1974; en SU artículo LOS GRAN<strong>DE</strong>S TEMAS NACIONALES: LA E<strong>CON</strong>OMÍA, nOS<br />

hiueséra otra solución ya utilizada hoy para colmar las ansias de igualdad:<br />

«... ¿Capitalismo o socialismo? ¿Es esta la única alternativa<br />

pata nuestro país? ¿Tenemos realmente que enfrentarnos con<br />

ese dilema? En IÓB países del llamado Mundo Occidental, y más<br />

concretamente en los países con estructura« de poder democrático,<br />

el sistema ecotiómico es el de la iniciativa privada o, sin<br />

eufemismos, el capitalista. Pero en ellos también el Estado es un<br />

protagonista principal de la vida económica. Allí, la batalla entre<br />

la empresa pública y la privada ha estado sometida a los vaivenes<br />

de la vida pública y en particular al turno de los partidos<br />

en el Gobierno. Cuando él partido que alcanza el poder es de<br />

signo socialista o laborista se recrudece^ por así decir, la política<br />

de nacionalizaciones, y si es el conservador aumenta el ámbito<br />

de competencia de la empresa privada. Este planteamiento está,<br />

sin embargo, perdiendo fuerza en los últimos tiempos por cuanto<br />

loé partí dbs de izquierda —llámense socialistas o laboristas— han<br />

perdido fe en una política generalízáda de nacionalizaciones, ya<br />

que entienden, eii mi criterio con razón, que la socialización, es<br />

decir, el reparto equitativo de la riqueza, fce puede obtener por<br />

otros métodos más eficaces. En dos palabras, a través de la poli*<br />

tica fiscal y del Presupuesto. Con esos instrumentos el Estado<br />

tiene en süs manos la máquina más eficaz para igualar la renta<br />

de Ibs ciudadanos.<br />

«Asf las cosas en el mundo, pienso que en nuestro caso el<br />

tema dé la elección del sistema económico lo debemos abordar<br />

con mucho pragmatismo y, sobre todo, sin demagogias de uno<br />

n otro signó. De lo que se trata es dé repartir mejor la riqueza.<br />

Las diferencias actuales de renta éntre los españoles son inaceptables<br />

si queremos convivir pacíficamente. Para conseguir una<br />

mdyor igualdad en esa distribución hay una serie de pasos previos<br />

a cualquier otra definición conceptual que en mi opinión<br />

serian los siguientes:<br />

245


»El presupuesto del Estado debe dedicarse primordialmente a<br />

financiar las actividades materiales y espirituales que garanticen<br />

un mayor bienestar al mayor número de españoles; la educación,<br />

los transportes público», la infraestructura del país, el medio ambiente,<br />

etc. El gasto público debe controlarse a su vez por unas<br />

Cortes representativas de los intereses comunitarios.<br />

»El aparato fiscal —como contrapartida del control presupuestario—,<br />

debe operar como instrumento definitivo en la igua.<br />

lación de las rentas. En ese contexto el fraude es un delito y el<br />

castigo la privación de libertad.<br />

»Las Cortes, en tanto en cuanto sean representativas de las<br />

tendencias ideológicas del país, deben sancionar la ley de separación<br />

radical de las actividades del Estado de las privadas. Las<br />

Cortes, y sólo ellas, definirán cuáles son las actividades reservadas<br />

en exclusiva al Estado compresario. Todo lo demás sería<br />

competencia de la iniciativa privada y ningún Gobierno ni ministro<br />

tendría autoridad para modificar esas reglas del juego.<br />

El sistema ciertamente no es nuevo. Ha sido ensogado y se practica.<br />

Hay experiencias de sus primeros resultados y de sus primeras consecuen*<br />

das. Louis Salieron nos ha hablado de ello en varias ocasiones. Reciente*<br />

mente, en IT1NERA1RES 155, julio-agosto 1974, vuelve a referirse a<br />

ese tema en su artículo JUSTICIA Y POLÍTICA ¿EXISTE UN ÓPTIMO <strong>DE</strong> IGUALDAD?<br />

donde, hablando del socialismo, explica:<br />

246<br />

«.„hay otra forma de socialismo: la del que acepta el capitalismo<br />

privado en la producción y establece la igualdad en el<br />

reparto por vía legislativa en el ámbito de lo fiscal. Quien primero,<br />

que nosotros sepamos, preconizó esta solución fue John<br />

Stuart. MÜL Consideraba que ningún sistema era tan apto para<br />

asegurar mayor producción de riquezas que el capitalismo liberal,<br />

en libre concurrencia. Pero que, como este sistema enriquece<br />

excesivamente a los capitalistas, el Estado debe restablecer 1«<br />

igualdad recaudando los impuestos precisos para distribuir las<br />

ganancias superfinas a los menos favorecidos, o bien para crear<br />

instituciones sociales en beneficio gratuitamente dé estos.<br />

»Esta segunda forma de socialismo existe, por lo menos esbozada,<br />

en todas las democracias liberales. Generalmente se señala<br />

a Suecia como el modelo más perfecto. Se habla del «socialismo<br />

a la sueca».<br />

»En nuestros días, por lo tanto, pueden indicarse dos grandes<br />

sistemas —sean cuales fueren las modalidades nacionales de<br />

aplicación—• socialistas-, el comunismo en el cual es abolida por


completo la propiedad privada de los medios de producción<br />

(salvo determinada propiedad individual limitada y sin colaboración<br />

de asalariados), y el socialismo liberal que admite la propiedad<br />

capitalista (aparte de la nacionalÍ2ación de ciertas ramas<br />

enteras de la producción), pero que asegura la redistribución de<br />

la riqueza por medios fiscales».<br />

Sin embargo, en su editorial del 27 de septiembre de 1973, ABC<br />

concluía con una interrogante acerca del llamado socialismo sueco:<br />

«... Cabría preguntarse, según este enfoque, si el modelo sueco<br />

no ha tocado ya su techo por saturación de equilibrio en la<br />

distribución de los recursos nacionales. En los dos últimos años<br />

el crecimiento económico de Suecia se ha descolgado ostensiblemente<br />

del habido en las economías occidentales. Suecia exporta<br />

cada vez más profesionales y fabricas».<br />

Ciertamente, como ha resumido Juan Vaüet de Goytísolov en DATOS<br />

Y NOTAS SOBRE EL CAMBIO <strong>DE</strong> ESTRUCTURAS, 1, D (Speiro 1972) en Suecia,<br />

vierte observándose:<br />

• • — Una emigraeión; de las élites, que tratan de buscar fortuna<br />

en el extranjero.<br />

— Grandes dificultades para las pequeñas empresas, mientras<br />

el capital sigue concentrándose. Jean Parent, en EL MO<strong>DE</strong>LO SUECO,<br />

dice que en Suecia el capitalismo privado está más concentrado'que<br />

en parte alguna y domina absolutamente la esfera de la. pro*<br />

ducción.<br />

— La creación de más puestos de trabajo fuera de Suecia<br />

que en ella, hasta el punto 'de haberse transferido buena parte<br />

de su producción textil a Finlandia, Portugal, Yugoeslavia..., facilitándolo<br />

di hecho de que los beneficios de los grandes grupos<br />

capitalistas suecos se realizan principalmente en el extranjero.<br />

Así se ha deteriorado la balanza de pagos, y producido una nemorragia<br />

de divisas.<br />

— El incremento del fraude fiscal es constante, pese a las<br />

medidas cada vez más draconianas para perseguirlo. La proximidad<br />

del techo de los impuestos directos, impulsa a la elevación<br />

de los impuestos indirectos.<br />

—• Sobretodo, decae cada ves más el estímulo para la iniciar<br />

tiva. Jean de Saint Chamas^ ea «EL SOCIALISMO <strong>CON</strong>TBA EL PHO-<br />

CRESO, en VERBO 94, señala que lo más grave es la pérdida del<br />

gusto por la' iniciativa y por la libertad, ya profetizado por Too<br />

247


queville: «los hombres toman gusto a sn estado de dependencia».<br />

Dice Piaren? que «el peso de la imposición es cada vez más insoportable<br />

y destruye poco a poco los incentivos para el crecimiento»,<br />

mientras «la evolución espontánea vuelve á crear desigualdades».<br />

En cualquier caso, como observa Gustave Thibon en otro de sus<br />

mencionados BJLLETS:<br />

«La superfiscalidad, cuyo objetivo teórico es el reparto más<br />

equitativo de los recursos de la nación, conduce paralelamente<br />

a la proliferación de una burocracia parasitaria, a la evasión de<br />

los capitales y al fraude fiscal, factores negativos de los cuales<br />

las primeras víctimas son los ciudadanos más indefensos».<br />

Digamos que, como observó el Pariólo Socialista de Francia, en su<br />

TRAITÉ MARXISTE D'É<strong>CON</strong>OMIE POLLTKJTIE (París, Edic, Sociales, 1972), la<br />

política fiscal, crediticia y social francesa, está conduciendo a:<br />

— que «se acreciente él peso de los grupos monopolistas en<br />

la sociedad».<br />

— que «el capitalismo monopolista de Estado [(ase actual<br />

del capitalismo monopolista aliado al Estado tecnocrático] extiende<br />

al mismo tiempo y necesariamente él asalariado».<br />

— «reducir las bases sociales de la burguesía monopolista».<br />

La concentración y falta de competencia aumentan mientras esa politica<br />

es mantenida. Pero además, se han observado, cómo hizo notar Luis<br />

Olariaga en su discurso inagural del curso 1967*1968 de la> Real Academia<br />

de Ciencias Morales y Políticas, que existe otro pernicioso efecto de los<br />

ataques del Estada al capitalismo clásico por los flancos laboral y fiscal:<br />

«Al capitalismo vocacionaL prudente administrador, aunque<br />

con muchos defectos —quién lo duda—, le está sucediendo transitoriamente<br />

un capitalismo improvisado, ocasional, especulativo<br />

y aventurero: un capitalismo a corto plazo».<br />

Además, al aumentar progresivamente tas explotaciones que se hacen<br />

insoportables a ta empresa privada, el Estado va viéndose obligado a<br />

hacerse cargo de ellas, y así puede ocurrir que, dentro de un término in*<br />

determinado, temine:<br />

248<br />

«el periodo eri que puede decirse que el socialismo vive del<br />

capitalismo, en qué absorbe las ganancias que este ultimo aporta<br />

al fisco o a la inversión. Después viene la dura realidad, cuando


fto hay enemigo que afronte responsabilidades y pague cuentas,<br />

y es inevitable crear uzia autoridad qué imponga legalmente las<br />

condiciones de trabajo qde adopten el nivel de coneiimo al nivel<br />

de producción.<br />

En él ínterin, se recorre a la inflación corno remedio de aquéllos desajustes<br />

económicos, Miltcio Friedmatfc contestando a una entrevista publicada<br />

en REAUTES de septiembre de 1974 y que firma Alfred Max<br />

titulada MÁS VALE FLOTAR <strong>CON</strong> FRIEDMAN QUE ZOZOBRAR <strong>CON</strong> KEYNES,<br />

es muy rotundo en señalar ai culpable:<br />

«... En realidad» no hay más que mía fuente de inflación. No<br />

és el petróleo, no es la energía, no son las empresas, por pagar<br />

salarios más elevados a su personal, no son las empresas las que<br />

aumentan sus precios: Todas estáis son unas simples consecuencias,<br />

pero no las causas de la inflación. La inflación se produce<br />

cuando un Gobierno gasta dinero, que se procura creando moneda<br />

por emisión de billetes, o por crédito, directamente o a<br />

través de los bancos que controla, más bien que apelando a los<br />

impuestos o a los empréstitos, haciéndolo a un ritmo mayor que<br />

el del aumento global del producto nacional.<br />

»Toda medida que en Francia, o en cualquier otro lugar,<br />

reduzca él ritmo de aumento de la masa monetáriá, será eficaz<br />

para hacer más lenta la inflación. Toda medida que no reduzca<br />

este ritmo, con relación al aumento del producto nacional, será<br />

ineficaz. Lo qúe cuenta no es lá evolución de tal o cual precio,<br />

o cual ¿alario, o grupo de salarios. Es la masa global de los<br />

gastos qiie cubren todos los bienes y todos los servicios. La<br />

economía se parece a un globo: Si se oprime en un punto, el<br />

aire se recbaza hacia otros puntos».<br />

«... La inflación es una forma de impuesto* aun cuando no se<br />

átreven a pronunciar su nombré, que no necésita voto alguno<br />

del Parlamento, y que no es conocido, por el público, más que<br />

en el momento en que se cobra. Como el alcohol, los buenos<br />

efectos se hacen sentir én primer momento y los malos se hacen<br />

sentir después. Inversamente, si se practica lit abstinencia, aparecen<br />

los inconvenientes en primer lugar y las ventajas más tarde:<br />

precios moderados, economía estable y próspera. La inflación<br />

permite, por Consiguiente, a quienes ocupan él poder, con la<br />

vista puesta en las próximas elecciones y no én las perspectivas<br />

a lárgo término, que muestren como superada la perpetua contradi*<br />

ción de la vida pública, en la que cada uno exige del Estado roa-<br />

249


yorea gastos, a condición de no pagar mas impuestos. Se pretende,<br />

a veces, que una dosis limitada _ de inflación actúa como lubrificante<br />

de los engranajes sociales.<br />

»Pero sucede, necesariamente, que llega un momento en que<br />

la inflación adquiere proporciones tan grandes, en que las injusticias<br />

y las tensiones resultantes son tan notables, tan insoportables,<br />

que desencadenan presiones políticas. Estas son las dificultades<br />

que empezaron para los Gobiernos (ayer para Reath,<br />

hoy para Tanaka). Este ee el momento en que nos encontramos,<br />

el momento en que la inflación empieza a poner dé relieve<br />

sus malee<br />

Me ha parecido siempre particularmente chocante ver a<br />

los Gobiernos, únicos responsables de la inflación, invitar a sus<br />

victimas a que se dejen expoliar».<br />

IV. ¿ACASO EXISTE UN ÓPTIMO <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>SIGUALDAD?<br />

Volvemos al referido artículo de Salieron, en ITINERAIRES 185, para<br />

ver cómo resuelve esa pregunta que él mismo plantea:<br />

«Cualquiera que sea el régimen siempre hallamos desigualdades,<br />

y siempre observamos una voluntad más o menos expresada,<br />

más ó rnenos evidente, de igualdad..<br />

»Siendo así, la cuestión está planteada del siguiente modo:<br />

¿es posible la igualdad absoluta? Previamente aún, ¿es deseable?<br />

Inversamente, ¿la. desigualdad es inevitable?, ¿es mala?».<br />

¿as primeras observaciones que estas preguntas le suscitan son de<br />

orden general:<br />

250<br />

«En el terreno de lo abstracto, podríamos contentarnos con<br />

decir que la igualdad es una noción conceptual y puramente matemática.<br />

El mundo real es un mundo de desigualdad por el<br />

simple hecho de que jamás existe identidad entre dos elemento«<br />

de la realidad.<br />

»Los individuos no gon idénticos, nunca son iguales, pero los<br />

derechos que la ley les confiere y los salarios que perciben pueden<br />

ser iguales. Esta introducción del concepto y de la aritmética<br />

en la sociedad crea precisamente el problema de la igualdad.<br />

»La igualdad podríamos definirla como el ajustamiento de<br />

estas igualdades teóricas a las desigualdades humanas.


»Son precisos criterios».<br />

«... la historia no» enseña que los grandes movimientos de<br />

reivindicación igualatoria, en diversas épocas y distintos países,<br />

han tendido menos al logro de. la igualdad absoluta que a la<br />

abolición de cierta modalidad de la desigualdad».<br />

«Simplificando las cosas, consideremos la igualdad económica<br />

según la imagen que evoca en todas las mentes, es decir, como<br />

la igualdad de recursos en dinero atribuidos a todos los individuos.<br />

¿En qué grado puede lograrse esa igualdad?<br />

»Aun iuites de saber si esta igualdad puede ser total, nos damos<br />

cuenta en seguida de que solamente el poder político puede<br />

imponerla en el mayor grado posible. Digamos que su plena<br />

consecución exigiría él salariado universal. Toda libertad económica,<br />

efectivamente, engendra la desigualdad. Incluso si esta<br />

desigualdad pudiera ser reducida de golpe por medios fiscales,<br />

no podría alcanzar el grado de igualdad que permitiera, al menos<br />

teóricamente, el reparto por medio del poder político de todos<br />

los recursos pecuniarios.<br />

»La desigualdad suprimida, por el poder podría, no obstante,<br />

renacer por otro lado a causa de las actividades clandestinas, que<br />

siempre bailarán una manara de ser remuneradas por acuerdo<br />

de los interesados. A punta de lanza, la igualdad, si no absoluta<br />

por lo menos lo más perfecta posible, sólo podría conseguirse<br />

por la esclavitud y con la esclavitud más rigurosa. -<br />

»Nadie, evidentemente, sueña con un régimen así, del cual<br />

la historia: no ofrece sino aproximaciones;<br />

»Volvemos, pues, a la pregunta ¿cuál es la menor desigualdad<br />

posible?.<br />

Veamos cómo en el estado actual de nuestra sociedad puede concretarse<br />

el problema:<br />

«... ¿cuál es el índice de desigualdad susceptible de asegurar<br />

a la vez el máximo de producción global de riqueza y la menor<br />

desigualdad de su reparto?<br />

«Situándonos por encima de la mera perspectiva económica,<br />

es decir, en una perspectiva social más generaL podríamos fon<br />

mularla de la manera siguiente: ¿En qué proporción lq libertad<br />

y la igualdad deben ser aseguradas para que una y otra..alcancen<br />

su máximo, dado su carácter contradictorio?*.


¿Es posible establecer científicamente, de modo matemático, la desigualdad<br />

económica impuesta inevitablemente como fenómeno natural? Salieron<br />

se remite a Vilfredo Pareto en el capítulo II del libro 111 de su Curso en<br />

Economia Politica, quien afirma que la inducción de la curva de la renta<br />

le ha permitido deducir dos teoremas nuiy importantes:<br />

«El primero de estos teoremas nos muestra que la distribución<br />

de la renta no es un producto del 'azar. El segundo nos permite<br />

conocer que para elevar el nivel de la renta minima o para<br />

disminuir la desigualdad de las rentas, es preciso que las rentas<br />

crezcan más rápidamente que la población. Por eso, vemos que<br />

el problema de la mejora de la condición de las clases pobres es<br />

ante todo un problema de producción de la riqueza».<br />

También recoge la conctusión de R. Giibrat, EN su obra LES INEGALI-<br />

TES E<strong>CON</strong>OMK3UES:<br />

«Hemos podido demostrar que las rentas y las fortunas se<br />

distribuyen entre loia hombree con igual desigualdad desde hace<br />

cerca de cinco siglos y que, por lo tanto, todas las conquistas<br />

económicas 7 sociales no han tenido influencia sensible al respecto».<br />

Sin duda —sigue Sálferori—<br />

«Intentar ciegamente el logro de la igualdad absoluta, o aún<br />

una igualdad 'excesiva, cofóporta los riesgos:<br />

—> sea de disminuir la renta nacional, y la parte de cada uno:<br />

— sea el de BU fracaso que, por contragolpe, podría llevar a<br />

la instauración de una desigualdad mayor de là que se quiso<br />

suprimir ;<br />

— sea, en fin, a la instauración de un régimen totalitario en<br />

el cual la igualdad, que seguramente no sería superior, iría verosímilmente<br />

acompañada de una reducción de la renta per capita<br />

y, en cualquier caso, resultaría gravosamente pagada en el ámbito<br />

de la libertad».<br />

En el mundo occidental, en tos últimos pasados años, sigue explicando<br />

Salieron, acabó por imponerse en todos los gobiernos una idea generai:<br />

252<br />

«-. qUé el pteño empleó es el primer imperativo de la economía<br />

y que el incremento de los salarios es el medio más seguro<br />

para crear là prosperidad asegurando el derroche de una producción<br />

qué ¿I progreso técnico hace ilimitada. El prodigioso


desarrollo de la riqueza, característico los veinte últimos años,<br />

consagró al Keynesianismo como un dogma para la opinión pública.<br />

En eü momento actual los economistas se preguntan si<br />

realmente no constituye sino una verdad parcial y circunstancial<br />

que debe integrarse en mía verdad más general que le<br />

señale sus límites. Acerca de eso invita a reflexionar seriamente la<br />

actual inflación permanente y creciente. Pero lo cierto es que de<br />

hecho el alza continua de los salarios, a la vez nominal y real,<br />

se ha presentado como justificación del socialismo (aunque proceda<br />

de Estados Unidos) puesto que el socialismo ge ha presentado<br />

siempre como ej defensor de los asalariados. Concretamente,<br />

pues, el clima de pleno empleo y alza de salarios sostienen el<br />

prestigio del socialismo, con sus notas de igualdad y seguridad».<br />

La política de los gobiernes' ha consistido de modo general en:<br />

«1) elevar los salarios mínimos,<br />

»2) cerrar en lo posible el abanico de salarios,<br />

»3) aumentar la redistribución de la riqueza (asignaciones diversas,<br />

seguridad social, jubilaciones, múltiples Servicios gratuitos,<br />

subvenciones de todo género, etc.).<br />

Con ello se han ido produciendo los siguientes fenómenos:<br />

«Las actividades independientes hallan grandes dificultades<br />

para subsistir en este régimen y van desapareciendo progresivamente..^.<br />

«El desarrollo del régimen salarial resulta favorecido por tres<br />

hechos:<br />

1) los «independientes» débiles tratan de convertirse en asalariados<br />

para obtener cierta seguridad;<br />

2) la concentración mata las actividades independientes;<br />

3) el Estado prefiere el salariado que le permite dirigir más<br />

fácilmente la economía y asegurar mayor igualdad en las situaciones<br />

personales».<br />

Sin embargo:<br />

«... a través de la generalización del salariado, se observa una<br />

situación global caracterizada por ciertos datos que irritan a la<br />

opinión pública y desmintiendo las esperanzas de igualdad y de<br />

seguridad a los que únicamente el régimen salarial podía responder:<br />

—• Las estadísticas presentan del modo más falso la situación<br />

253


254<br />

real de los individuos según las diversas categorías de remuneración.<br />

A veces el salario oficial es la única fuente de recursos<br />

de un individuo, pero en otras va acompañado de diversas modalidades<br />

de gratificación.«<br />

— »La composición del hogar, con un solo salario, o dos, o<br />

más. con cargas familiares extremadamente diversas (hijos, padres,<br />

personas achacosas o enfermas) crean enormes desigualdade*_<br />

— »Según los sectores los asalariados pueden defenderse vigorosamente<br />

(gradas a los sindicatos o sencillamente a la ley de<br />

la oferta y la demanda) o, por el contrario, resultan totalmente<br />

impotentes. Sin embargo, abundan los sectores débiles y éstos<br />

no interesan a los dirigentes políticos.<br />

— »Pese a la voluntad de asignar a todos el mínimo vital,<br />

una población marginal muy importante, el «cuarto mundo», vive<br />

en la más extrema pobreza, a veces en la total miseria. El clásico<br />

pauperismo, lejos de haber desaparecido, resulta de una realidad<br />

más aguda que antes.<br />

—»En resumen, la generalización del salariado va acompañada<br />

de múltiples desigualdades, vivamente sentidas, y que son combatidas<br />

por los mismos métodos que las engendran, pero a las<br />

que no se halla el modo de sustituirlas».<br />

A su lado:<br />

«... un pequeño número de dirigentes del gran capitalismo y<br />

dé la multitud de empresarios del capitalismo «salvage», se acomodan<br />

perfectamente a la proliferación legislativa y al laberinto<br />

administrativo, en que operan con nna libertad de hecho próxima<br />

a la anarquía...».<br />

«Legales o ilegales, sus actividades se emparentan a las del<br />

mercado negro, que es la forma normal del mercado cuando el<br />

estatismo y la reglamentación paralizan él ejercicio de la libertad.<br />

Esta jungla engendra los escándalos en los que el reino de<br />

la desigualdad triunfa y hiere más vivamente a la opinión».<br />

Por otea parte, el hombre individual:<br />

«... se siente cada vez más y cada vez más de prisa, más distanciado<br />

de la riqueza de los más ricos, del poder dé los más<br />

poderosos y del saber de los más sabios. La capitalización de lo<br />

colectivo hace cada vez más insignificante la capitalización de lo<br />

individual y lo personal». «... Ante el temor de ser aniquilado el


- individuo busca fundirse en lo colectivo y llama en su socorro<br />

al Estado-.».<br />

En su conjunto:<br />

«... la situación se caracteriza en todos los ámbitos por fenómenos<br />

antitéticos:<br />

— aspiración creciente a la igualdad y a la seguridad;<br />

— sentimiento creciente de desigualdad e inseguridad;<br />

— llamada a la intervención estatal, temor a la omnipotencia<br />

burocrática;<br />

—> desenvolvimiento constante de la igpaldad y la seguridad<br />

a través de la legislación fiscal y social, desarrollo constante de<br />

la desigualdad por el liberalismo salva ge y la rígida falta de<br />

realismo de la reglamentación administrativa;<br />

— exasperación del individualismo contestatario; masificación<br />

BoriaI~».<br />

Salieran vuelve a insistir<br />

"¿Existe un grado fipteno de desigualdad?" .<br />

Trasladada ta cuestión a la desigualdad económica, responde que lo hay:<br />

l. b A partir del punto donde ta igualación de rentas, traería consigo<br />

una subsiguiente y consecuente disminución de la renta nacional.<br />

2P En cuanto sea necesaria para una adecuada jerarquía de actividades<br />

profesionales y sociales, que exige diversidad de consideraciones económicas.<br />

3.° En la requerida peora ta conservación de los diversos valores so*<br />

cíales no económicos pues:<br />

«Si nuestra sociedad occidental conserva aún un lote apreciaMe<br />

de los valores íliumanosl, es debido a que aún subsiste<br />

la libertad y la solidez de costumbres forjadas a través de siglos.<br />

Pero este patrimonio de civilización se desmorona rápidamente y<br />

la obsesión igualatoria, a la par que el progreso de la tecnología,<br />

nos conduce insensiblemente esa «definitiva y perfecta termitero»<br />

que anunció Paul Valéry.<br />

¿Quién, por otra parte, no es consciente de qtte la multiplicación<br />

de las disposiciones legislativas dirigidas a acrecentar la<br />

igualdad y là seguridad engendra perpetuamente nuevas desigualdades<br />

y una inseguridad nueva? Todo el mundo teme »1<br />

Leviatán totalitario, que nivelaría nuestras personas por la esclavitud<br />

y nos obligaría a tralraìar para instaurar su dominio<br />

universal».<br />

255


Apostillando a Salieron, añadiremos que si la igualación mastica y<br />

elimina la libertad, necesariamente adormece o mata la interacción social sin<br />

ta cual no puede haber verdadera participación, pues ésta requiere competencia;,<br />

iniciativa y responsabilidad en la esfera de cada cual, naturalmente<br />

distinta y libre,<br />

V. ¿PUE<strong>DE</strong> SENSATAMENTE CENTRARSE TODO EN LA MAYOR PRODUCTIVIDAD<br />

Y EN LA MAyOR IGUALDAD E<strong>CON</strong>ÓMICA?<br />

La crónica de Londres de Alfonso Barra, en ABC del 22 de octubre de<br />

1974, nos refiere ta respuesta a esta pregunta que pocos días antes había<br />

dicho él ex ministro conservador Sir Keit Joseph:<br />

256<br />

«Dice sir Keitb en su discurso que la economía es una parte<br />

de lá política, pero no es su alma. Las promesas electorales y los<br />

anticipos de los mendigos que suspiran por el Poder riegan el<br />

país con utopías que no son realizadas jamás. Epa actitud agrava<br />

el conflicto social y fopjenta un sentido de frustración. Con esos<br />

sentimientos se debilité la vida económica.<br />

»Sólo puede haber una economía sana en un cuerpo político<br />

con buena salud. Los conservadores progugnan las libertades individuales,<br />

la descentralización administrativa, lá responsabilidad<br />

individual y la independencia.<br />

»Desde ese pasaje del discurso, abre fuego arrasador contra el<br />

socialismo. Los conceptos que siguen a continuación no son aptos<br />

para los fieles y entusiastas de ese «redo político.<br />

; »Los conservadores se oponen a las nacionalizaciones y al<br />

crecimiento délos controles del Estado sobre la vida económica.<br />

No lo hacen para defender a los propietarios, sino para amparar<br />

las libertades del individuo y evitar reí empobrecimiento general<br />

que alientan las corrientes nacionalizadoras.<br />

»Los conservadores propugnan la libertad de educación para<br />

que los padres elijan el sistema y los centros que consideren mejores.<br />

Sir Keith defiende, en especial» los valores civilizadores de<br />

la institución familiar, «los cimientos sobre los que se alza la<br />

nación». Ahora' esa base está minada y con unos apoyos endebles<br />

el país irá a la ruma de la mano de cualquier política brindada<br />

por los partidos.<br />

»El bien y el mal y la idea de disciplina están pasados de<br />

moda en el régimen actual. Son preferidos los térudnos «sociedad<br />

tolerante» y «sociedad colectivista». El socialismo activo arrebata


a la familia y a sus miembros las oportunidades que facilitan la<br />

cohesión en el seno de ese organismo naturaL<br />

»Los padres son privados del deber de satisfacer las necesidades<br />

económicas de ia familia y de las responsabilidades por<br />

la salud, la formación, la enseñanza moraL el consejo y el deber<br />

de ahorrar para la vejez. Cuando la sociedad acapara esas responsabilidades<br />

el individuo se hace irresponsable.<br />

»Los resultados de la nueva utopía están a la vista. El crimen,<br />

la violencia, los malos tratos a la esposa, apalear a los hijos<br />

son el fruto de aquellas tendencias. La teoría dice que si se pro*<br />

pina el golpe de gracia a la pobreza material, los males citados<br />

desaparee»!. Lia experiencia, sin embargo, da otra lección. El<br />

auge del vandalismo, la delincuencia juvenil, la deserción de las<br />

adías escolares, el gamberrismo, el analfabetismo y la decadencia<br />

de los niveles educativos coinciden con el desarrollo de los<br />

presupuestos para la enseñanza pública y la seguridad social.<br />

»Escuelas británicas están dominadas por pandillas que exigen<br />

contribuciones económicas a los demás alumnos. Crecen las cifras<br />

de los embarazos de jóvenes con menos de veinte años y el<br />

alcoholismo, los delitos seíxuales y los crímenes sádicos. Por primera<br />

vez en siglo y medio, desde que el conservador Robert<br />

Peel fundó la guardia metropolitana, hay barrios de las ciudades<br />

inglesas donde no hay seguridad para el transeúnte, ni de día ni<br />

de noche. ^<br />

»La lucha por la igualdad aporta una desigualdad creciente.<br />

En las Universidades, que deberían ser templos de la verdad, los<br />

«jóvenes musculosos» de las izquierdas facilitan una visión anticipada<br />

de lo que sería una dictadura de aquel color. Esas tácticas<br />

son alentadas por algunos miembros de los claustros universitarios,<br />

especie de cuclillos que anidan en el seno de la democracia,<br />

y por la timidez de unos y la apatía dé Otros. Y, sobré Codo, por<br />

la cobardía moral que aflora en la vida pública.<br />

»Esas corrientes se remansan, a veces, en las escuelas de los<br />

distritos pobres: En ellas se rinde cnlto á la rebelión contra la<br />

«sociedad injusta», contra la autoridad y se prepara también la<br />

rebelión contra la autoridad de la familia. Así la retórica fácil<br />

dé la libertad es tapadera para encubrir todas las irresponsabilidades.<br />

»Las antiguas virtudes del patriotismo y dél orgullo nacional<br />

son denigradas en nombredel internacionalismo y del amor por<br />

todos ios hombres. Pero es imposible amar a la humanidad entera<br />

sin amar al compafriotd. George Orwell descubrió a los intelectuales<br />

de izquierdas como hombres movidos por uft odio a<br />

257


a país. Socialistas que pregonan el amor a los hombres no pueden<br />

soportar a sus paisanos».<br />

Es muy sensato a este propósito lo que Estanislao Cantero escribió en<br />

su articulo ESTATISMO Y LIBERTAD. LIBERTAD <strong>DE</strong> PRENSA Y LIBERTAD PE ENSE-<br />

ÑANZA, en EL PENSAMIENTO NAVARRO del 12 octubre 1974, del<br />

que transcribimos los primeros párrafos.-<br />

258<br />

«La sociedad en que vivimoB está llena de incongruencias, de<br />

intentos de amalgamar posturas que se excluyen mutuamente,<br />

de conciliar lo imposible. Intentos que vienen de siglos atras,<br />

fruto de los cuales ha sido el sacrificio paulatino y constante<br />

de la libertad y la justicia ante un estatismo creciente.<br />

»Cuando el Derecho se convierte en norma emanada del poder<br />

del Estado, sin posibilidad de otra fuente del mismo y dependiendo<br />

tal norma solamente de la propia voluntad del Estado,<br />

la justicia desaparece^ a no ser que se admita como tal<br />

cualquier normatividad estatal por monstruosa que sea, incluidas<br />

las disposiciones raciales nazis y las deportaciones en masa<br />

del Stalin. •<br />

»Como consecuencia,, la libertad también desaparece a medida<br />

qué se suceden unas a otras las disposiciones del poder político,<br />

reduciéndose: más; y más el campo del obrar humano<br />

conforme aumenta el del Estado, quedando finalmente reducido<br />

a. aquello que el Estado le permite, basado tan sélo en la<br />

propia voluntad estatal, con independencia del campo de acción<br />

que corresponde al hombre en cuanto persona individual<br />

y sociaL<br />

»En definitiva, la sociedad, como entramado de relaciones<br />

entre sus diversos miembros y grupos, relaciones variadísimas,<br />

que responden a la cotidiana y pluriforme vida social, acaba por<br />

morir aniquilada por el peso del poder estatal, ya sea por anquilosarlas,<br />

ya por suprimirlas y las cuales no puede crear (y<br />

de ahí el fracaso de intentar el corporativismo desde arriba).<br />

Relaciones que obedecen a la sociabilidad del hombre, y que<br />

corresponden a la organización social en grupos o cuerpos intermedios<br />

entre el hombre y el Estado, en que se plasma el uso<br />

de libertades concretas.<br />

»Cuando el poder del Estado se acrecienta disminuye el de la<br />

sociedad, el de las personas individuales y el de los grupos que<br />

la forman. Cuando el poder del Estado sea absoluto, el de la sociedad<br />

será nulo. Recordemos. que d Imperio Romano cayó por<br />

el poder absoluto del Estado, según los relata Rostovtzeff, o co-


mo señaló Gonzague de Reynold, porque el «país legal» arruinó<br />

al «país real»».<br />

VI LA PARTICIPACIÓN EN LA CULTURA.<br />

La noción de participación resulta indudablemente afectada al introducirse<br />

en ella ta idea de igualdad o> mejor dicho, de igualación. Él efecto,<br />

ésta consiste en acentuar la función de reparto, que es pasiva para el participe<br />

y desdibuja su aspecto activo imprescindible para ta verdadera participación.<br />

¿puede repartirse la cultura o hay que conquistarla con el propio esfuerzo?<br />

¿Cuál es la finalidad de la cultura?<br />

Vintila Horia, en su articulo ESTADO Y CULTURA SEGÚN NIETZSCHE, publicado<br />

en YA del 29 noviembre 1974, se ha ocupado de ambas cuestiones:<br />

«Desde hace más de un siglo, lo que tratan los gobiernos<br />

ilustrados de Europa occidental y de América es difundir la<br />

cultura, transformarla en algo, alcanzable para las masas».<br />

«LOB mase media serían, pues, los instrumentos P prótesis capaces<br />

de hacer llegar hasta la mente intelectualmente mis anacorética<br />

o separada la luz de la cultura.<br />

»Dicha tendencia cobra a mediados del siglo pasado matices<br />

de verdadero frenesí demagógico, cuando el Estado dominador,<br />

el Estado capaz de mover tisdos los resortes; de una comunidad,<br />

toma en sus manos las riendas de la distribución y, luego, basta<br />

las de la creación de tipo cultural».<br />

«Y es, precisamente, en contra de esta democratización de la<br />

cultura que, se eleya Federico Nietzsche con un librito poco conocido<br />

por sus admiradores y publicado recientemente en una<br />

colección de bolsillo francesa («Sur l'avenir de nos établessements<br />

cPenseignement»). Se trata, de una serie de conferencias que el<br />

joven catedrático dicta en la Universidad de Basilea y que despiertan<br />

en Beguida el interés de "Wagner y de otras personalidades<br />

contemporáneas, pero no dejan de asustar e indignar a los<br />

ambientes universitarios de la época».<br />

«Dicho sea de paso, otro escritor alemán famoso, Hermann<br />

Hesse, en su novela filosófica titulada «El juego de los abalorios»<br />

satiriza cruelmente una cultura (su libro se sitúa en un<br />

futuro no determinado, , más allá quizá de las fronteras del año<br />

2000) creada y analizada en la «tercera página» de los periódicos,<br />

es decir, en el suplemento literario de la prensa cotidiana; mientras<br />

la verdadera cultura sería para él la que siguen practicando,<br />

en un juego cada vez más- sutil, los que se retiran a los claustros,<br />

259


más o menos eclesiásticos, de ios conventos, es decir, a las más<br />

modernas torres de marfil y las más exclusivistas.<br />

«No se trata, afirma SI [Nietsche], de hacer regresar de la<br />

Universidad a unos seres culturalmente formados, sino a unos<br />

futuros ocupantes de ciertos puestos de trabajo, digamos intelectual,<br />

en el marco de la sociedad alemana. Y lo que sucedía<br />

entonces sigue sucediendo boy en Francia, Inglaterra, Estados<br />

Unidos, Rusia, etc. El estudiante no va a estudiar por amor a<br />

la cultura, sino por amor a si mismo y a su seguridad futura.<br />

Lo que la Universidad le ofrece es un sistema de arreglársela, de<br />

ganar dinero, de satisfacer sus necesidades elementales en un<br />

país determinado.<br />

»¿Cómo van a;salir creadores de cultura, se pregnnta Nieta<br />

8che, de este ambiente cargado de utilitarismo? «EL hombre —escribé—<br />

debe aprender mucho para poder vivir, para poder llevar<br />

adelante su combate por la existencia; pero todo lo que él<br />

hace y aprende en este sentido no tiene nada que ver con la<br />

cultura. Esta, al contrario, no comienza a mánifestarse sino en<br />

una atmósfera que se halla muy por encima de éste mundo de<br />

miseria, de este mündo de la lucha por la existencia, de la necesidad».<br />

»Y luego: «Por consiguiente, amigos, no confundáis'esta cultura,<br />

esta diosa etérea de pies suaves, delicada, con aquella sirvienta<br />

qué se llama a veces «Cultura», pero qué no es sino la<br />

camarera y la consejera intelectual dé lá miseria de la vida, del<br />

lucró, de la necesidad. Toda educación que deja entrever al cabo<br />

de su carrera ún puesto de funcionario o una ganancia, no es<br />

una educación para la cultura tal como nosotros la comprendemos,<br />

sino una indicación del Camino por el cual uno salva y<br />

protege su propio sujeto en la lucha pór la existencia».<br />

»Lo que hace, por consiguiente, la Universidad es ensanchar y<br />

debilitar a Lá cultura. Ensanchar el sentido de diluir, que llega a<br />

confundirse con reducirla, minimizarla, deformarla hasta aniquilarla.<br />

»Esta conclusión nos plantea en seguida otro problema tan<br />

grave como el primero, el del papel del Estado en este proceso<br />

de deformación de la cultura. Problema que acaba de suscitar<br />

acentos de grave advertencia en un artículo que Eugenio Ionesco<br />

publicó recientemente en «Le Fígaro». El famoso dramaturgo,<br />

autor dé aquella maravillosa e inolvidable defensa de la libertad<br />

que fue «Rinocerontes», vistió recientemente a un congreso en<br />

Helsinki en pro de la cultura, donde ésta estaba representada por


unos políticos que pretendían indicar a los hombres de cultura<br />

el camino verdadero hacia la creación. Colmo de la decadencia<br />

y del farisaísmo, según Ionesco.<br />

»La visión es aterradora si contemplamos no sólo los frágiles<br />

dominios culturales del mundo occidental, donde cultura se con»<br />

funde ya con «cultura popular», pero si echamos una mirada al<br />

mundo donde el Estado es todo, también cultura y comportamiento<br />

cultural, donde el escritor y el pintor tienen la posibilidad<br />

de vivir gratis en aparatosos albergues para la creación, con<br />

el fin de producir novelas y pinturas alabando la forma de ser<br />

del Estado en que viven, i entonces los lamentos de Nietzsche nos<br />

aparecen como justificados. Es esto lo que llegó a ser la cultura<br />

en una , línea de servidumbre, con respecto al Estado, tal y como<br />

Hegel la había preconizado en su sistema. Sin embargo, (cuánta<br />

temible diferencia entre el Estado prusiano do 1870, modelo de<br />

Hegel, y la Alemania hitleriana o la Rusia soviética! El individuo<br />

está boy obligado a servir un sistema al que no acepta. El<br />

ciudadano, tanto en Occidente, pero sobre todo en los regímenes<br />

comunistas, no quiere saber nada de la «polis» en que vive, no<br />

Be interesa por ella, la considera como un abuso y una anormalidad.<br />

El artista representa y explica esta situación. Es el caso de<br />

Soljenitsin, y es también el caso de la «generación perdida» en<br />

Estados Unidos, en seguida después de la primera guérra mundial».<br />

VIL EL ESTADO Y LA CULTURA.<br />

Los recortes que acabamos de reproducir nos replantean la cuestión del<br />

papel del Estado en el ámbito de la cultura, de la enseñanza e incluso de la<br />

información, y la consecuente relación entre éstas y las libertades correlativas.<br />

En la segunda parte de su articulo antes referido Estanislao Cantero<br />

trata con rigor de éste último problema:<br />

«ABC» en un editorial del 21 de septiembre se lamentaba<br />

—con razón— de la expropiación (estatización) por parte del<br />

Estado de los más importantes diarios del Perú, señalando con<br />

acierto que la libertad de prensa es imposible si loa periódicos<br />

son del Estado.<br />

»Sin embargo, lo que ha ocurrido en Perú no es sino la consecuencia<br />

lógica, obligada al llevar hasta sus últimas consecuencias<br />

un principio anterior en que se contiene tal aplicación<br />

de la estatización de la prensa, cual es de la estatización<br />

de la enseñanza.<br />

261


»En Perú, como en muchos otros países, se ha considerado e<br />

impuesto que la enseñanza es función esencial del Estado y,<br />

como en muchos otros países, ha visto la luz una Ley de Educación<br />

en que asi se establece.<br />

»Ahora bien, si se considera que la enseñanza en las aulas es<br />

función del Estado, si en consecuencia tal enseñanza ha de estatizarse<br />

y monopolizarla el Estado, entonces, no comprendemos<br />

que quepa deplorar ni lamentarse por la estatización de la prensa.<br />

Y, como había observado Víctor Pradera, no sólo de la prensa,<br />

sino de toda la cultura en sus diversas manifestaciones.<br />

»Porque si la cultura oral, la cultura de las aulas es función<br />

del Estado, no comprendemos por qué motivo no ha de serlo<br />

también la enseñanza escrita, cualquiera que ésta sea.<br />

»¿Por qué motivo es función del Estado la enseñanza escolar<br />

y universitaria y no lo es, en cambio, la enseñanza a través del<br />

libro o del periódico? ¿Por qué es función del Estado la transmisión<br />

de la cultura a través de la enseñanza escolar y no ha<br />

de serlo por medio de cualquier otra manifestación cultural como<br />

el libro, el cine, la radio o la televisión?<br />

»¿Por qué tengo libertad para escribir en la prensa o el libro<br />

y no he de tenerla para enseñar o aprender en las aulas?<br />

»Defender ; la libertad de prensa como defender cualquier otra<br />

libertad está bien; pero es una incongruencia defender al mismo<br />

tiempo la estatización de la enseñanza; permanecer silencioso<br />

cuando se elimina la libertad de enseñanza.<br />

»Libertad de enseñanza que tiene implicaciones y no lejanas<br />

con la propia libertad de prensa. Esta queda reducida desde el<br />

momento en que el Estado exige ser periodista para poder dirigir<br />

un periódico o una revista; y no digamos ya lo mediatizada<br />

que resulta cuando, para ser periodista, es necesario acudir,<br />

precisamente y exclusivamente, a unas aulas a aprender lo que<br />

el Estado quiere, y tal como lo quiere.<br />

»La libertad de prensa comienza ya con la formación del periodista,<br />

que será qnien posteriormente informará al público a<br />

través de IOB periódicos. ¿Tal información no dependerá de la<br />

formación y enseñanza que se dio al periodista? ¿No vendrá<br />

determinada (mediatizada desde luego) por lo que en su día el<br />

Estado quiso que se enseñara al periodista?<br />

»La libertad de enseñanza es esencial para la sociedad; es inherente<br />

a la misma. El poder cultural —enseñanza en las aulas,<br />

libro prensa, cine, etc.— le corresponde a ella y no al Estado.<br />

Sin tal libertad^ el hombre aprenderá en las aulas lo que<br />

el Estado quiera y tal como quiera que lo sepa.


»Libertad de enseñanza que supone libertad para enseñar: para<br />

abrir y establecer centros docentes, para elegir métodos y<br />

programas...; y también libertad para aprender, es decir, para<br />

elegir el tipo de enseñanza que más nos guste: la familia respecto<br />

a sus hijos menores, el propio estudiante al llegar a cierta<br />

edad.<br />

»Tal libertad no existe cuando la enseñanza es estatal. Esta<br />

impone los centros, IOB métodos, los programas y los profesores.<br />

»Sin embargo, se arguye que la enseñanza estatal es la única<br />

forma de garantizar a todos una enseñanza. Lo que es falso,<br />

puesto que si el problema es la falta de centros (problema aún<br />

no resuelto pese a la estatización creciente), lo que el Estado<br />

ha de hacer es establecerlos subsidiariamente, pero no impidiendo<br />

a la sociedad el uso de la libertad de enseñanza.<br />

»Hay quien dentro de la tesis de la enseñanza estatal, redama<br />

la libertad de enseñar para el profesor y el catedrático,<br />

con lo que se piensa que se ha obtenido la libertad de enseñanza.<br />

Sin embargo, tal tesis es falsa, porque si es cierto que hay<br />

libertad para enseñar respecto ¿1 catedrático o el profesor, no<br />

la hay en cambio para aprender, puesto que el alumno deberá<br />

aguantarse con la enseñanza del profesor, sea Iá que sea.<br />

»Por otra parte, la enseñanza del Estado se desarrolló conjuntamente<br />

con la tesis de la enseñanza neutra o laica, argumentando<br />

que la Iglesia coartaba con su dogmatismo la libertad<br />

de enseñanza, porque le ponía límites. Pero tales límites se<br />

reducían a ios dogmas, fuera de los cuales, lo que no lo sea —coco<br />

explicaba Enrique Gil y Robles—, aunque sea error, entra en<br />

el dominio de lo que Dios dejó entregado a las disputas de los<br />

hombres: «in dubiis libertas».<br />

»Hoy, en cambio, se rechazan tales límites y en cambio se<br />

aceptan todos aquellos que el Estado impone según su interés<br />

momentáneo; no se protesta de. que el Estado impida esto o<br />

aquello, o de que imponga ésta u otra directriz. Bajo la tutela<br />

de la Iglesia no había libertad de enseñanza; con la enseñanza<br />

estatal, en cambio, aquélla es realidad. No sé si realmente<br />

alguien podrá creerse esto.<br />

»Cuando el Estado monopoliza y estatiza la enseñanza, y se<br />

ve con complacencia o basta se aplauden tales medidas, quejarse<br />

de la estatización de la prensa en Perú, o de los cánones artísticos<br />

y culturales impuestos por el Estado en la Unión Soviética,<br />

es un contrasentido y una inconsecuencia. Porque tales hechos<br />

son el desenvolvimiento lógico, el punto final a que lleva<br />

263


el principio de que es el Estado el encargado de proporcionar<br />

la cultura y la enseñanza.<br />

»Incongruencia y contrasentido es —como habían observado<br />

los juristas de las regiones {orales: Costa, Duran y Bas, Torras<br />

y Bages... —reclamar libertades políticas y asentir a la pérdida<br />

de libertades civiles; ofrecer aquéllas y negar o impedir éstas.<br />

¿De qué me sirve votar periódicamente una ley o un gobernante<br />

(sobre lo que con frecuencia no estaré capacitado por la<br />

complejidad del asunto) si no puedo estudiar más que donde el<br />

Estado me mande, o si los hijos no pueden recibir la enseñanza<br />

que sus padres quieren para ellos, o si no pueden enseñar libre<br />

e independientemente del Estado?<br />

»Incongruencia y contrasentido es decirle al hombre: tú no<br />

sabes-lo que te conviene aprender, tú no sabes lo que es conveniente<br />

para tus hijos, tú no sabes lo que has de enseñar; y<br />

al mismo tiempo decirle: participa en el gobierno de la nación,<br />

vota a tus gobernantes, vota las leyes.<br />

»Incongruencia y contrasentido es reclamar participación y<br />

decisión a niveles nacionales mientras se permanece impasible<br />

cuando no se puede aprender o enseñar libremente. Y pretender<br />

que el hombre es soberano de puertas afuera de su casa y<br />

dominado por el Estado dentro de ella. Y decir que participa y<br />

decide en las tareas más altas del país y al mismo tiempo se le<br />

impide el ejercicio de la libertad de enseñanza. Ofrecer o exigir<br />

Libertad (con mayúscula) y negar o renunciar a las libertades<br />

(con minúscula) concretas.<br />

»Incongruencia y contrasentido es, en fin, reclamar unas libertades<br />

y asentir a la pérdida de otras que acarrearán aquélla;<br />

o encogerse de hombros porque a mí todavía no me ha tocado<br />

(directamente) tal pérdida.<br />

»Repetimos, sólo si la sociedad reacciona vigorosamente ante<br />

la pérdida de cualquier parcela de libertad, de cualquier libertad<br />

concreta, será posible oponerse con eficacia al estatismo<br />

que nos llevará al totalitarismo y, con ello, defender nuestra<br />

propia libertad».<br />

Concretamente, con relación a ta {unción del Estado en el ámbito cultural,<br />

Jorge Uscatescu en su VENTANA ABIERTA de ABC del 17 noviembre<br />

1974, titulada POLÍTICA <strong>DE</strong> LA CULTURA, distingue ésta claramente de la llamada<br />

política cultural. Véamos su alcance¿<br />

16 1578<br />

»Existen indudablemente diferencias profundas entre una Política<br />

cultural y una Política de la Cultura. Se trata de diferencias<br />

de cada vez más difícil percepción en una época como ésta en


que vivimos, minada por corrientes anárquicas que se manifiestan,<br />

en primer lugar, en el celo con que el Estado, las ideologías<br />

y los elementos que integran la Tecnoestructura, pretenden monopolizar<br />

e instrumentaiizar a su servicio una Cultura, que por esta<br />

razón se pretende identificar para siempre con la Cultura de masa&<br />

»El tema posee un marco condicionante de carácter primordial.<br />

El marco del llamado humanismo técnico y científico, dentro<br />

del cual la Cultura está destinada a abandonar su propia Política,<br />

sus normas y directrices internas, su contenido ontològico<br />

para convertirse en objeto de una Política, de un Plan, de una<br />

Orientación ideológica. Estamos con ello muy cerca del problema<br />

de la esencia de la Verdad en la Cultura. La Cultura pierde gradualmente<br />

sus propios perfiles. Los esfuerzos de creatividad buscan<br />

inserirse en un orden ajeno al mundo de los valores: elementos<br />

científicos, técnicos, instrumentales. V ello precisamente en<br />

una época en la cual se señalan por todas partes remedios para<br />

salvar al hombro de las diversas formas de alienación que le<br />

amenazan».<br />

«La situación, contradictoria y anárquica en términos de difícil<br />

alcance, ha sido señalada como tal en dos documentos, fruto<br />

de la Asamblea de la Sociedad Europea de Cultura, celebrada en<br />

Venecia en 1952. Se trata de un manifiesto «dirigido a los intelectuales<br />

de Europa y del mundo» y un manifiesto «dirigido a<br />

los jefes de Estado y presidentes de Parlamentos, jefes de Gobierno<br />

de Europa y América».<br />

«Se señalaba entonces la necesidad de esclarecer ante las perspectivas<br />

de una profunda crisis los principios de una Política de<br />

la Cultura. La Cultura entendida como conciencia de la civilización,<br />

lejos de ser un instrumento de la Política, era considerada<br />

su inspiradora, el factor revelador de sus defectos, el elemento<br />

moderador de sus excesos, fuente de solución de sus problemas.<br />

»Se pedía entonces a los hombres de Gobierno algo esencial<br />

para él destino de nuestra época. Se les pedía que, lejos de politizar<br />

e instrumentaiizar la Cultura, al contrarió, se convencieran<br />

de la necesidad de garantizar a la Cultura sus propias normas,<br />

su libertad y su abierta difusión sin obstáculos. En un espíritu<br />

glosado así por el comentarista: Todos los hombres de cultura<br />

advierten en este momento el peligro de la política culturaL<br />

venga de donde venga. Debe estar claro que contra la política<br />

Cultural, que es política con fines políticos, la política de la<br />

265


coltura es una exigencia antitética de una política hecha por<br />

hombres de cultura para los fines de la cultura».<br />

VIII. LA <strong>DE</strong>CA<strong>DE</strong>NCIA Y <strong>DE</strong>SCOMPOSICIÓN MORAL, SOCIAL Y CULTURAL Y EL<br />

OLVIDO <strong>DE</strong> LOS VERDA<strong>DE</strong>ROS FINES <strong>DE</strong>L ESTADO.<br />

Nos fiatiamoti aquí ante un recíproco y dañino efecto.<br />

El Estado ha olvidado su fin primordial y su tugar subordinado at<br />

orden natural orientado al servicio de ta verdad y de ta realización del bien<br />

común, que ño le competé fabricar sino reconocer y proteger.<br />

Los intelectuales han perdido et hito de éstas nociones objetivas y en<br />

su subjetividad se han lanzado a la conquista o a ta fabricación de un<br />

mundo nuevo y de un hombre nuevo "liberado" de su Principio y erigida,<br />

individuad o socialmente en fin de si mismo.<br />

Vintila Horia, aí concluir su referido artículo en YA del 29 de septiembre,<br />

explica el primee aspecto;<br />

266<br />

«El Estado actual no goza de la participación de los creadores,<br />

porque no es un estado de verdad, o sea un instrumento de<br />

perfección y progreso, sino lo contrario, un instrumento de la<br />

entropia, de la decadencia y la descomposición moral, social y<br />

cultural.<br />

»Pero: no sucedía lo mismo en Atenas, en el tiempo de Peridea,<br />

ni en la Roma republicana o monárquica, y tampoco en el<br />

siglo XV y xvi en España o en el xvn en Francia. Para no hablar<br />

- del ciudadano de la Edad Media y de sns artistas, que aceptaban<br />

al Estado como una coronación metafísica, una complementariedad<br />

Bine qua non. Cuando Platón, del que acaba de hablarse<br />

tanto y a veces tan mal, es decir, sin un conocimiento adecuado<br />

de su drama humano, eliminaba a los poetas de la ciudad perfecta<br />

se refería precisamente a unos intelectuales que no estaban de<br />

acuerdo con algo natural y bueno, perfecto, una ciudad amiga y<br />

no enemiga del hombre. T puesto que hubo Estados así es incorrecto<br />

interpretar id Estado en general según los datos hoy a<br />

nuestro alcance. Y es incluso posible que le tocó vivir en una<br />

«polis» aceptable para los ciudadanos y los creadores. Es imprescindible<br />

levantarse en contra del Estado pseudoautontario,<br />

o sea, desprovisto de auténtica autoridad, típico de nuestro tiempo,<br />

pero esta rebeldía no tiene sentido, resulta anárquica, actitud<br />

de sofista y de invertido, si el Estado es realmente la continuación<br />

de la voluntad de los ciudadanos. Si no, sería demasiado terrible<br />

vivir. Quiero decir: sin «ta prueba que nos brinda el<br />

pasado y esta esperanza que esboza el porvenir. Y si el presente


es amargo, es la cultura precisamente la que sale a nuestro encuentro<br />

y nos apoya en nuestra sublimé querencia».<br />

El segundo aspecto, es decir, el propiamente de la culturalo vemos<br />

reiteradamente tratado:<br />

LAS PERVERSIONES <strong>DE</strong> LA CULTURA es el titulo del artículo postumo del<br />

Cardenal Jeam Daoielou, publicado en ABC dominical del 21 de julio 1974,<br />

del que recortamos a continuación:<br />

«El pensamiento científico, bajo sus formas teóricas y prácticas,<br />

ha efectuado en nuestros tiempos excepcionales progresos,<br />

tanto en lo que se refiere a las matemáticas como en lo tocante<br />

a la física o a la biología».<br />

«Pero, lejos de presentar un progreso análogo, la cultura humanista<br />

permanece a Una altura modesta. Dudando en cierto modo<br />

de sí misma, déjase impresionar por los resultados obtenidos por<br />

él método científico en el mundo físico y se esfuerza por aplicar<br />

esos métodos al hombre gracias a las llanuidas ciencias humanas,<br />

en las que el positivismo, lo único verdaderamente científica en<br />

ellas, es una perversión de la auténtica ciencia».<br />

'! . . . . . . . . . . . . . • • • • ' • • • • « • •<br />

«Son actualmente los hombres de ciencia quienes, conocedores<br />

de los límites de su sabiduría, tratan de dar con las instancias<br />

mondes y metafísicas capaces de suministrarles una respuesta.<br />

Y aquí es donde la revelación cristiana, que desvela el<br />

último sentido de la vocación humana, permite conferir un sentido<br />

a todo cuanto la ciencia aporta.<br />

»Huelga decir que nos referimos aquí a la ciencia y no al<br />

cientificismo. El cientificismo es la pretensión de la ciencia a<br />

erigirse en norma de explicación total. Sólo lo practican quienes<br />

sin ser científicos, convierten a la ciencia en un mito.<br />

»Tal pretensión reduce a la inteligencia a su nivel más bajo,<br />

el de la explicación de las leyes del mundo material. Ahora bien,<br />

pese a haber conocido un total fracaso, este cientificismo sigue aún<br />

coleteando en obras que, cual la de Monod, disfrutan de cierta<br />

audiencia entre un público mal informado».<br />

«La cultura es esencialmente la familiaridad con esas supremas<br />

realizaciones del genio en el pasado. Saca al hombre de sus<br />

preocupaciones utilitarias y le conduce a las realidades supremas.<br />

Es un elemento esencial del equilibrio de la sociedad. Tiene ésta<br />

tanta necesidad de belleza como de pan.<br />

»Esta vocación y esta responsabilidad de la obra literaria re-<br />

267


sultán, empero, profundamente alteradas en el mundo contemporáneo<br />

por cierto número de deformaciones. La primera es él<br />

formalismo desarrollado por la búsqueda estructural actual. Despréciase<br />

el contenido del texto; sólo interesa su forma. Enciérrase<br />

al bombre en el universo del lenguaje. Obras como «Las palabras<br />

y las cosas», de Marcel Foucault, o los ensayos críticos de<br />

Roland Barthes, asi lo ponen bien a las claras».<br />

«El modernismo es una segunda deformación. En el dominio<br />

científico es exacto que IaB hipótesis nueras eliminan a las anteriores.<br />

Pero en lo que atañe a lo literario, en que lo primordial<br />

no es la actualidad, sino la calidad genial, resulta ello absurdo.<br />

Como decía Péguy, Aristóteles no desvaloriza a Platón, como el<br />

caucho hueco al caucho pleno.<br />

»Este frenesí de actualidad se traduce en una depreciación del<br />

pasado que es la expresión misma de la incultura, la cual es la<br />

memoria. Conduce a una primacia de la novedad, a un torneo<br />

de originalidad, a una persecución de lo insólito, todo lo cual<br />

desgaja a la literatura actual de sus profundas raíces humanas.<br />

»En fin, la literatura presente es superficial en cuanto se sitúa<br />

al nivel de las sensaciones. Desinteresándose de las profundidades<br />

de la vida del corazón y del alma, trata de suscitar la atención<br />

mediante el erotismo: o la violencia. Es superficial por carecer<br />

de interioridad y» asimismo, por exigencia publicitaria, por<br />

querer Halagar los instintos y convertirse así en un producto de<br />

consumo».<br />

«La cultura filosófica plantea problemas análogos. El fin de<br />

la filosofía no es expresar cnanto depende del mundo material o<br />

de la experiencia interior, sino lo que se baila subordinado a<br />

las exigencias fundamentales a través de las cuales se manifiestan<br />

las leyes generales del ser. Antes de ser teología, antropología<br />

o filosofía de la naturaleza, es ontología. Dispone de métodos<br />

propios tan rigurosos en su orden como lo son los métodos<br />

científicos en él suyo. Lleva a certitudes que conciernen a Dios<br />

y al bombre, a la moral y a la verdad. Es la expresión del valor<br />

de la inteligencia creada por Dios y capaz de conocer la realidad».<br />

«Ahora bien, la filosofía contemporánea se ha apartado en<br />

gran medida de su vocación metafísica. O se deja fascinar por la<br />

ciencia, lo que constituye una dimisión total».<br />

«..., o considera, con Nietzscbe o Sartre, que no tiene más


objeto que el de ser la proyección por el individuo de su subjetividad.<br />

Constituye un reconocimiento de impotencia en cuanto<br />

a la posibilidad para el espíritu de conocer lo real.<br />

«Una de las razones profundas de la actual crisis de la fe es<br />

una crisis de la cultura filosófica. Inútil resulta hablarle de la<br />

verdad de Cristo a quien no cree en la existencia de la verdad.<br />

Inútil resulta predicar el ideal evangélico a quien niega que hay<br />

un bien y un mal.<br />

»En vez de tratar de prolongar esta cidtura, la iglesia ha de<br />

combatirla. No debe tomarse como un hecho ineluctable al que<br />

hay que adaptarse. Muchos cristianos cometen precisamente el<br />

error de, en lugar de negarse a aceptar lo que constituye una<br />

perversión de la cuitara, admitir que el pensamiento actual quede<br />

acaparado por Marx y Nietzsche».<br />

LA NUEVA TORRE <strong>DE</strong> BABEL tituló Jorge Uscafescu su columna VENTANA<br />

ABIERTA dé ABC del 6 enero 1974, de donde recortamos:<br />

«Para un mundo que está éntrando a grandes pasos en el<br />

universo de la información se ha insinuado la idea de que no<br />

hace sino construir una nueva torre dé Babel semántica. En<br />

realidad, también la otra torre de BabeL la bíblica, no era otra<br />

cosa sino una vasta confusión semántica. Con la diferencia que<br />

al viejo mito 'y sus significaciones viene a completarle o mejor<br />

dicho a exasperarle una vasta' incontenible realidad*.<br />

«Tiene razónPareyson al concluir que el pensamiento expresivo<br />

es necesariamente pragmático, por sú fundamental historici-<br />

' dad; instrumentalizadó, llevado siempre al terreno de la praxis.<br />

Así lo hizo Destutt, el propio padre de las ideologías, configurando<br />

el contenido pragmático de éstas, sité fines pedagógicos,<br />

políticos y sociales; así Marx, al identifear filosofía y política y<br />

buscar la eficacia práctica y política de la ideología en la praxis;<br />

asi Mannheim, al ver en la ideología instrumentos amplios<br />

de acción práctica y ¡revolucionaria. Nació con ello la tan celebrada<br />

«conciencia infeliz» sobre la cual se inclináti una y otra<br />

vez con ímpetu incontenible y aires sibilinos de originalidad los<br />

jóvenes seráficos, filósofos de la revolución cultural.<br />

Tecnificado e bistorizado, el pensamiento ideológico, lleva al<br />

mundo llamado del «despotismo ilustrado de la Técnica», hacia<br />

esta nueva realidad en la cual el hombre tendrá qué consumir<br />

más que nada información. Más que pan, carne, verduras, luz,<br />

habitación, automóvil y avión, será la información materia de<br />

consumo. No es extrafío, en estas condiciones, qué la información<br />

269


nazca, en su período de superabundancia que se inicia ahora,<br />

afectada por una enorme carga de deformación semántica o semiológica.<br />

A la . verdad se substituye la instrumentaiidad. El propio<br />

Marcuse tan traído y llevado por la revolución cultural en su<br />

fase nasciente, llamaba la Mención sobre la pérdida esencial del<br />

significado de las palabras. La información instala su reino en un<br />

mundo en que libertad, tiranía, tolerancia, represión, significan<br />

todo y no significan nada en realidad.<br />

»Al principio el universo de la información parece unificar,<br />

establecer comunicación entre los hombres. Pero por su propia<br />

realidad inestable produce nuevas fragmentaciones, reclusiones<br />

psicológicas, anarquía, confusión en las relaciones humanas. La<br />

plétora informativa implica retrocesos, incomunicabilidad, soledad.<br />

La nueva torre de Babel no quiere consentir ni vida intima,<br />

»i vida social».<br />

Y LA CEREMONIA <strong>DE</strong> LA <strong>CON</strong>FUSIÓN se titula el artículo de Guillermo Díaz<br />

Plaja en ABC del 21 julio 1974, si que corresponde los recortes siguientes:<br />

270<br />

«La lectura de los libros que llegan a nuestra mesa de trabajo<br />

nos hace pensar en una actitud predominantemente penitencial.<br />

¿pe qué pecado se acusa al hombre?».<br />

«Volvemos a la noción penitencial. Rechazada la idea de una<br />

literatura lúdica, de unas formas placenteras, o, como se decía<br />

en el siglo xiv, «de solaz», se ofrece al creador el camino del<br />

auto-reproche. La expresión literaria se convertiría en confesión<br />

de culpabilidad, que, por lo tentó, no puede «deportarse» con la<br />

creación estética, sino que debe plantearse como acusación. Coincidiendo<br />

con un enriquecimiento colectivo, con una sociedad de<br />

menores y menos patéticas urgencias, la literatura, como un «boomerang»,<br />

-viene a clavarse en el corazón del que la ejercita, para<br />

que, per el camino del masoquismo, entone el «mea culpa» por<br />

la felicidad que (por lo menos en cuanto a la perfección del<br />

mundo .mecánico) puede haberle llegado. ejemplo clave de<br />

esta actitud lo tenemos en la figura tremendamente representativa<br />

de Patricia Hearts.<br />

, »Esto es lo que yo llamo, usando la terminología «arraba-<br />

Iesca», la gran ceremonia de la confusión. Detentando-la sociedad<br />

contemporánea el fruto del esfuerzo de las generaciones penúltimas,<br />

traducido a un vivir ciertamente más cómodo y bonancible,<br />

se da en la flor de «jugar a pobres», desde el «uniforme»<br />

de «hippy» a la destrozada falda de la nifia que quiere situarse<br />

en el plano de las últimas novedades europeas. Este fenómeno de<br />

deterioro colectivo, alcanza tanto como al atuendo al lenguaje


y a las costumbres. Se establece como norma del buen decir el<br />

coleccionismo de vocablos viles y se tiende, en el trato, a imitar<br />

IOB modos y los ademanes de los más incultos. Y en esto se sigue<br />

una tradición ya detectada por Ortega: la que hace a las «élites»<br />

españolas devotas imitadoras del plebeyismo, desde la goyesca duquesa<br />

de Alba enamorada de los toreros, basta la estimación —en<br />

las altas esferas— del bailarín flamenco o la tonadillera analfabeta<br />

y «desgarró».<br />

«Pero no ahondemos el tema en el plano nacional, que ofrece<br />

siempre rebordes sangrantes. Hablemos de esta «ceremonia de la<br />

. confusión» que pueda establecerse a nivel europeo y universal.<br />

¿De qué se trata? ¿De un puro sabotaje? ¿O es que se trata de<br />

«hacernos perdonar» Un tremendo pecado colectivo?<br />

»Jugar a la «contracultura» —deporte de moda— implica crear<br />

una super sofisticación cultural, más minoritaria que todos los<br />

amencramicntoB de loa barrocos anteriores. Pero esta e« la con.<br />

signa :1a de crear una literatura enemiga dé la retórica y un<br />

arte no sólo sin estética, sino explícitamente contra la estética.<br />

Se trata, en suma, de eliminar las raíces que nos enlazan con el<br />

pasado y que nos justifican .—end campo de la cultura— como<br />

«hijos d'algo», puesto que la cultura es, ni más ni menos, que<br />

la memoria de la Humanidad. Volver a lo primario —al estado<br />

de los pueblos que no tienen historia— significa renunciar a un<br />

legado que nos sostiene y nos mantiene como criaturas civilizadas.<br />

Este es el juego terrible en que andamos metidos».<br />

En el fondo, la explicación ultima de todos éstos fenómenos de perversión<br />

y corrupción cultural y política nos la ofrece, con el titulo de LA<br />

MUERTE <strong>DE</strong>L HOMBRE EN LA MUERTE <strong>DE</strong> Dios, José Camón Azrsar, en tercera<br />

plana de ABC del 24 de septiembre 1974:<br />

«Ha tenido Heidegger el varonil coraje de afrontar la total<br />

concepción del existente, llevando las premisas hasta el ultimo<br />

extremo. Si la realidad cósmica es la nada absoluta, frente a ella<br />

no cabe más sentimiento que la angustia del existente. Es la última<br />

consecuencia de cía muerte de Dios» de Nietzsche. El<br />

hombre se encuentra sumergido en su finitud. Y hace de esta<br />

finitud un desafío y una negación de la infinitud. Es el pecado<br />

original. El del origen arraigado en la nada. Y él de esta nada<br />

formando la médula de la existencia. Y la nada no como vacío,<br />

sino como culpabilidad del existente. La grandeza demoníaca de<br />

esto negativismo no podía llegar a más.<br />

»Es por ello perfectamente comprensible que el libro de Heidegger<br />

«Sein un Zeit» no baya tenido la continuación anunciada.<br />

271


Ha llegado a una situarión límite. La desesperación a la que<br />

aboca esta filosofía la hemos visto en nuestros días concretada<br />

en las realidades políticas, sociales, religiosas y artísticas.<br />

»La subversión mansa o violenta, que lleva consigo la destrucción<br />

de todos los conceptos morales y positivos que integran<br />

la civilización. Un transtrueque radical de valores, desde el amor<br />

al trabajo. Y hasta con la religiosidad en una crisis de increencia,<br />

alentada por ese entrar acomodaticiamente en el mundo, que<br />

en último término es el ahí caótico de Heidegger, el mundo al<br />

que tantas veces Jesucristo expulsó de sus doctrinas.<br />

»Sombría grandeza la de esta filosofía heideggeriana que nos<br />

entrega, en su bruta desnudez, él mundo infeliz que nos rodea.<br />

Es como su conciencia; Y por ello su acusación. Heidegger ha<br />

arrancado desde su ""»mu esencia toda posibilidad de creencia<br />

en Dios. Y este ateísmo sombrea toda su producción. El condiciona<br />

hasta el último'estrato de su pensamiento. Con la premisa<br />

del vacío del Ser Supremo se explica el rigor minucioso, inexorable,<br />

de todas las condiciones trágicas del existente. Solitario,<br />

siempre en él abismo del mundo, sin posible invocación a la<br />

divinidad, caído, arrojado en la nada, el hombre no tiene más<br />

horizonte que la de la nada original, y de ahí su culpabilidad.<br />

»Aterradora filosofía, genial síntesis destructiva, explanación<br />

< angustiosa que sólo podía realizarse en nuestro tiempo. (Desdichada<br />

época la que incita a descubrir el drama de una existencia<br />

que se queda en eso, en ex-sistettcial En la trituración por el<br />

mundo de afuera, en humo, en muerte, en nada.<br />

»Pero también conclusión lógica desde Kant ¿Qué más da<br />

que el hombre tenga como horizonte el mundo de dentro que<br />

el de fuera? El absoluto que Fiehte coloca en el alma, Heidegger<br />

lo sitúa en la nada. Un absoluto sin Dios es siempre negativo.<br />

Y manadero de desesperaciones* Que son las que nos rodean en<br />

una busca también desesperada de lo absurdo. Que es, en definitiva,<br />

la conclusión no sólo lógica, sino fatal en un mundo que<br />

rueda en el vacío de toda trascendencia. Lo absurdo como evasión,<br />

como desafío o basta como justificación personal. Es la<br />

actitud indeclinable del existente, en un universo que se extiende<br />

finito, sobre la nada de «la muerte de Dios». Y en esa muerte,<br />

la del hombre».<br />

IX. ¿LA PARTICIPACIÓN ES ALGO QUE PUE<strong>DE</strong> ESTABLECERSE Y ESTRUCTURARSE<br />

<strong>DE</strong>S<strong>DE</strong> ARRIBA» TECNOCRÁTICAMENTE?<br />

En contraste con el indudable fracaso actual de las ciencias humanas,<br />

que han pretendido hacer del hombre, individual o social, el centro y el fin<br />

272


de todo, el demiurgo, prescindiendo de Dios y del orden ínsito en la obra<br />

de la Creación, en cambio han sido evidentes los logros en las ciencias<br />

matemáticas, físicas, biológicas y en sus aplicaciones técnicas. No es pues<br />

de extrañar que éstas hayan pretendido ocupar él terreno dejado yermo<br />

por las ciencias humanas, cuantificándolo y tecnificándolo.<br />

Asi se ha tratado de mecanizar " racionalmente" la economía y, en generad,<br />

toda la vida política y social.<br />

Notemos que la "Racionalización" ha consistido y consiste en que unos<br />

pocos cerebros, desde la cumbre, traten de reglamentar, mover y dirigir<br />

toda la actividad social, económica, política y cultural.<br />

¿Es esto posible?<br />

Tomemos el aspecto menos complejo, el que parece más fácil de cuantificar:<br />

la economía. Y leemos, en PREUVES del 4.° trimestre 1972, el artículo<br />

¿POR QUÉ E<strong>CON</strong>OMISTAS? que Joan Rcbinsan concluye cotí éste párrafo:<br />

«Lo único que he querido poner de relieve es el fracaso manifiesto<br />

del pensamiento económico, .que, por segunda vez en<br />

medio siglo, es incapaz de dar una respuesta a la pregunta que<br />

se plantea todo el mundo, a salvo los economistas, pregunta que,<br />

sin duda, es la más importante». .<br />

En la revista italiana MERCURIO de diciembre de 1972, David Worswock<br />

preguntaba ¿PROGRESA LA CIENCIA E<strong>CON</strong>ÓMICA? De su respuesta recortamos<br />

algunos párrafos.*<br />

«La econometria, como su nombre indica, se ocupa de medídas.<br />

O caso es que algunos de los instrumentos de medida elaborados<br />

por los económetras no se adaptan a los hechos tal<br />

como se presentan, sino a los hechos como, a su juicio, deberían<br />

presentarse* En este caso, se obtienen resultados perfectos, pero<br />

es de lamentar que, eñ la realidad, jamás se verifican.<br />

»Hay que reconocer, en cualquier caso, que incluso, la econometria,<br />

aun no estando exenta de la culpa , de abstracción, ha intentado,<br />

en IOB últimos áños, aproximar a la realidad la ciencia<br />

económica, en su conjunto, insistiendo sobre conceptos de medida<br />

e investigación, positivas, de los hechos económicos.<br />

»La piedra de toque de la ciencia positiva es su capacidad<br />

para prever los acontecimientos, a. través del cálculo. A pesar<br />

de que los modelos économétricos poseen, en grado, bastante<br />

escaso, esta capacidad, los mejoramientos, si es que existen, sé<br />

van introduciendo con desconsoladora lentitud. Casi siempre es<br />

difícil someter las hipótesis a pruebas ciertas, y las opiniones<br />

contradictorias continúan ocupando el campo, durante bastante<br />

tiempo: baste imaginar las discusiones sobre la oferta moncta-<br />

273


ía, y »obre la función de consumo. Y esto no puede extrañarnos,<br />

porque, para cualquier efecto, resulta posible proponer una<br />

amplia gama de causas: para distinguir las verdaderas de las<br />

falsas, seria necesario, por lo menos, conservar en el tiempo la<br />

igualdad de condiciones, cosa sin duda imposible.<br />

»Estando asi las cosas, lo menos que se puede hacer es valorar<br />

con prudencia los instrumentos y resultados de la econometría:<br />

pero esto nose hace casi nunca ...».<br />

«Sin duda, una parte de responsabilidad, en hechos de este<br />

género, debe atribuirse a los vulgarizadores de los resultados<br />

científicos. Pero tampoco los investigadores están exentos de responsabilidad.<br />

Ante todo, existe una tendencia a comunicar solamente<br />

los resultados que sirven para confirmar una hipótesis<br />

determinada, pero no aquellos que la contradicen. Después, hay<br />

la tendencia a la escalada: si Un modelo no funciona, se prueba<br />

un modelo más grande.<br />

>Y así sucesivamente. Pero, ¿y si el defecto estuviera en plantear<br />

ei problema en forma econométrica?<br />

»Existe en consecuencia, un desequilibrio estructural, en la<br />

investigación económica. Con demasiada frecuencia, la especulación<br />

teórica pierde el contacto con la realidad misma que debe<br />

indagar, y el fenómeno coirre el riesgo de perpetuarse, porque<br />

LAB universidades están ya llenas de profesores que confunden la<br />

economía con la matemática y también estudiantes que se conforman<br />

con este planteamiento y lo adoptan, a su vez, como<br />

método de enseñanza».<br />

«Es necesario, por lo tanto, que los economistas comiencen a<br />

tener én cuenta la práctica: no limitarse a modelos abstractos,<br />

'válidos en un universo matemático ideal, sino adaptables a una<br />

realidad económica y social en la que surgen factores que podrán<br />

ser irracionales, pero que condicionan, de hecho, las soluciones<br />

de los problemas que se plantean».<br />

Pero más duro aún es el juicio que REALITES de marzo de 1974, con<br />

el título ¿Es LA CIENCIA E<strong>CON</strong>ÓMICA UNA MÁQUINA IRREAL Y PRETENCIOSA?,<br />

recpge del libro Lo ANTIE<strong>CON</strong>ÓMICO de Jacqnes Attah y Marc Gillaume. De<br />

elfos explica, según leemos:<br />

274<br />

«A sus ojos, la teoría económica es solamente una amplia<br />

empresa de terrorismo intelectual, cuyo aspecto pseudo-científico<br />

sirve, en realidad, de alibi para excluir todos los verdaderos<br />

. problemas de la sociedad contemporánea. Sn profesionalismo exa-


gerado, heredado del mito científicamente, y todo el instrumento<br />

matemático de que se rodea sirven para enmare curar el objetivo<br />

ideológico, que consiste, nada más ni nada menos, en situar la<br />

evolución del pensamiento en un momento dado de su historia.<br />

»Las tesis más simples de la teoría económica contemporánea,<br />

tanto la de los neo-clásicos y anglosajones como la que sirve<br />

de substracto a los regímenes socialistas, con planificación centralizada,<br />

es una obra de arte del conservadurismo.<br />

»Aun cuando no tengan conciencia de ello, los economistas<br />

transforman su disciplina en una máquina de establecer las leyes<br />

de las relaciones de fuerza que existen en la sociedad., En una<br />

palabra, la función de la economía actual se reduce a defender<br />

el «statu quo» social, de nuestros días.<br />

»¿ Cuál es este statu quo ? El de una civilizaron materialista<br />

y productivista, orientada totalmente hacia la acumulación de<br />

los bienes materiales. Su dinamismo sirve, en realidad, para legitimar<br />

la posesión del poder, en manos de aquellos que controlan<br />

el jarato productivo, ya se trate de la tecnocracia capitalista<br />

de los países occidentales, o de la .burocracia planificadora<br />

de los regímenes socialistas. ^ ,<br />

»¿Cómo logra la economía, realizar este objetivo? De una<br />

parte, presentándose como una ciencia intrínseca, separable de<br />

. las restantes disciplinas humanas, con lo cual se permite, afirmar,<br />

implícitamente, que todos los mecanismos de producción, de cambio<br />

y de consumo, pueden ser examinados independientemente de<br />

las estructuras sociales y culturales que, en. realidad, la determinan.<br />

Por otra parte, al basarse en la noción de necesidad, en su<br />

origen el consumo, se excluye toda dependencia de la organización<br />

social y. económica. ^<br />

»El resultado es lograr una ciencia económica, sin imaginación,<br />

que desemboca en la contradicción fundamental de nuestras<br />

sociedades».<br />

Y sigue, con el subtítulo UN HOMO ECÓNOMICUS CORTADO EN RODAJAS-.<br />

«El crecimiento implica una acumulación de emponzoñamientos,<br />

poluciones, enojos y conflictos que amenazan la propia supervivencia<br />

del planeta. La teoría económica hizo enormes esfuerzos<br />

para integrar, en sus análisis, los nuevos problemas de<br />

contorno y de «calidad de vida», incluso el del bienestar. Pero<br />

solamente pudo llegar a resultados marginales. Fundada en esquemas<br />

que legitiman la estructura actual del poder, desemboca en<br />

soluciones limitadas, porque no puede atreverse a poner en cua-<br />

275


entena el equilibrio de las relaciones de fuerza sub-tendidas en<br />

nuestras sociedades.<br />

»Pero estas relaciones de fuerza se fundan en circunstancias<br />

de competencia, consumo, concentración y desigualdades, en las<br />

que:<br />

1) Cada uno de ellos es, por BÍ mismo, una agresión contra<br />

el contorno y el equilibrio del planeta.<br />

2) Exacerban el crecimiento como una condición «sine qua<br />

non» de BU perennidad.<br />

»Volvamos al punto de partida. Tal como boy se concibe erigida<br />

en un dogma científico despolitizado, la ciencia económica<br />

se encuentra en un callejón sin salida.<br />

»Podría ayudarnos a buscar Una salida, pero, para eso, seria<br />

necesario que el análisis de nuevo se integrase en la ciencia política,<br />

sin renegar de sus adquisiciones técnicas y cuantitativas,<br />

en relación con otras disciplinas humanas, tales como la sociología.<br />

Habría dé poner a nuestro servicio, no ya el estado de un<br />

hipotético «Homo» económico, cortado en rodajas, sino un hombre<br />

contemplado en su totalidad social.<br />

»Una manera de desmitificar el papel conservador de la ciencia<br />

económica contemporánea consiste en volver a examinar, con<br />

ojo crítico, uno de sus principales fundamentos, lá micro-economía,<br />

poniendo después en claro laB relaciones que existen<br />

entre ésta y los actúales modelos de crecimiento.<br />

»En forma esquemática, la micro-economía es la parte de la<br />

teoría económica que trata de la empresa y, de manera puramente<br />

abstracta, intenta declarar el comportamiento de los principales<br />

agentes, consumidores y empresarios. La micro-economía está dominada,<br />

por completo, por la llamada teoría del equilibrio general,<br />

heredada de trabajos desarrollados a fines del siglo xix,<br />

" por León 'Walras.<br />

«Mientras la vida de una empresa es, por esencia, profundamente<br />

compleja y llena de conflictos, en la teoría económica queda<br />

reducida a una representación orgánica simple, sin roces conflictivos,<br />

racional y con un objetivo único: el máximo de beneficio<br />

posible. El, resultado es que se expulsan todos los problemas que<br />

el mundo contemporáneo del trabajo va descubriendo: condiciones<br />

de trabajo, sistemas de devolución del poder al seno jerárquico,<br />

responsabilidad social del patrono, distribución de beneficios,<br />

poluciones, raidos, formaciones humanas, etc. Esta eliminación<br />

de los problemas conflictivos lleva a un planteamiento de


la economía profundamente inadaptado a la realidad del mundo<br />

actual».<br />

«¿Cuál es esta noción de bienestar? Una noción, en realidad,<br />

subjetiva que corresponde a un estado de la sociedad en que el<br />

grado de desigualdad de la distribución de poderes y de riqueza<br />

desencadena una mecánica de renovación de deseos y de escalada<br />

de necesidades de consumo, por mimetismo de los grupos sociales<br />

menos favorecidos en relación con los grupos sociales más<br />

favorecidos.<br />

»Existe, ciertamente, un cierto número de consumos que implican<br />

una cierta mejora de las condiciones de vida, por ejemplo,<br />

el progreso de la medicina. Pero la mayor parte corresponden a<br />

necesidades de mejoras de bienestar puramente subjetivas.<br />

»En realidad, el consumidor es un ser que se ve arrastrado por<br />

BU medio cultural y social. En la sociedad que hemos heredado,<br />

de la revolución industrial, no existe procedimiento alguno que<br />

permita al individuo atender a necesidades intrínsecas».<br />

«Esta dinámica del deseo es explotada por los productores.<br />

La publicidad y la oferta intervienen, presionan la expresión de<br />

la demanda».<br />

«Desde hace 30 afios, numerosos problemaB económicos nuevos<br />

perturban los procesos de producción, de distribución y de consumo.<br />

»La abundancia hace más aguda la sensibilidad de los ciudadanos<br />

a los problemas de justicia y de desigualdad, dando dimensión<br />

nueva a los problemas del consumo colectivo. Hay, por<br />

otra parte, los problemas y fenómenos de acumulación de detri.<br />

tus y de polución.<br />

»La ciencia económica multiplica sus esfuerzos para integrar<br />

estos nuevos hechos en BUS esquemas y sus representaciones.<br />

»La sociedad socialista, con la supresión de los medios privados<br />

de producción y la centralización de los poderes económicos<br />

de decisión, es una respuesta.<br />

»El desarrollo de la intervención directa de los poderes públicos<br />

en la gestión de las economías capitalistas y la puesta a<br />

punto de sistemas de distribución de riquezas, por medio de transferencias<br />

sociales, son esfnerzos para desarrollar y procedimientos<br />

para revolucionar las preferencias, en materia de bienes colectivos.<br />

»Pero, también, estiman los autores de «lo Anti-económico», la<br />

ciencia de la economía se encuentra prisionera de unas formas<br />

277


de pensamiento que conducen a un beneficio de loe sistemas<br />

sociales establecidos.<br />

»Tomemos, por ejemplo, los regímenes socialistas de planificación.<br />

El individuo no resulta menos condicionado que en un<br />

régimen capitalista. La sustitución por funciones de utilidad colectiva<br />

del libre mecanismo del mercado lleva, de hecho, al<br />

mismo resultado, a legitimar el poder de la minoría que controla<br />

el aparato de producción, en este caso el partido, no los capitalistas.<br />

»Tomemos las iniciativas de integración de los bienes colectivos<br />

en la lógica del cálculo económico específico, al estilo de<br />

la planificación francesa. Se trata de poner a punto unos procedimientos<br />

que, en defecto del mercado de concurrencia, permitan<br />

poner de relieve las preferencias relativas de los individuos. Todos<br />

dios conducen, en la realidad, a resultados completamente<br />

desviados».<br />

«En la misma forma que la desviación del deseo hacia los<br />

bienes de consumo privado permite a las empresas aumentar sus<br />

ventas, y su poder económico, la ausencia de participación real<br />

de los usuarios, en las decisiones colectivas, incrementa el poder<br />

de las organizaciones que deciden y de los equipos que gobiernan.<br />

»Lo misino que, al nivel del individuo, hay fenómenos de<br />

ostentación y de prestigio colectivos que impulsan a orientarse<br />

hada la demanda de equipos colectivos y hacia necesidades profundamente<br />

diferentes, sin que se busque la forma de saber si<br />

estos podrían resultar satisfechos de otra manera.<br />

»Para responder a necesidades de educación, se construyen,<br />

sistemáticamente, escuelas, Sin pensar en otras respuestas posibles,<br />

tales como la investigación personal, las ¿elaciones informales<br />

con nuestros prójimos, sesiones de formación, cursos por<br />

correspondencia, etc.<br />

»Hay otras soluciones posibles, en el cuadro de otros sistemas<br />

de relaciones sociales. Pero estas otras soluciones jamás son contempladas».<br />

X. EL MISTERIOSO OR<strong>DE</strong>N <strong>DE</strong>L <strong>DE</strong>SOR<strong>DE</strong>N.<br />

Este es el titulo del articulo de Arthur Koestler publicado en ABC dominical<br />

del 27 de octubre de 1974. Resulta una exposición evocadora de lo<br />

que es la verdadera interacción. con la participación de tas partes en el<br />

todo y el reflejo recíproco de la actitud de éste y de aquéllas en la de<br />

cada una y de la totalidad. Esto nos parece verdaderamente importante para<br />

orientar lo que ha de ser la verdadera participación potítica, económica, cul*<br />

278


tural, social en general. La macroeconomia, la maccopolítica, la macrocultura<br />

dependen de la microeconomia, la micropoiitica, la microcultura (en<br />

términos del ámbito cuantitativo o extensivo respectivo) y aquellas no pueden<br />

absorber a éstas sin sufrir las consecuencias de la asfixia que de<br />

hacerlo provocarían. La vida es interacción de las partes en el todo Son<br />

incontables tas múltiples mentes que forjan el orden vital, y no unas pocas<br />

tas que alimentan y mueven una masa maleable y manipulable ¡Es preciso no<br />

olvidarlo}<br />

Pero, leamos algunos recortes:<br />

«Una segunda analogía entre los recientes avances en la ciencia<br />

y la paraciencia nos lq proporciona la tendencia crecientemente<br />

holística en la primera —basada en el convencimiento de<br />

que el todo es tan necesario para la comprensión de sus partes<br />

como la parte lo es para la comprensión del todo—. En Biología<br />

esta tendencia se muestra una vez más patente; en la Física es<br />

bastante reciente y está llena de consecuencias revolucionarias.<br />

(«Las últimas cuestiones de la . realidad siguen escapándosenos<br />

y desaparecen en el infinito, a la manera de imágenes reflejadas<br />

en un vestíbulo de espejos»).<br />

»El físico doctor F. Capra ha observado que «lo que denominamos<br />

una partícula aislada es en realidad el producto de su<br />

acción reciproca con el ambiente. Es, por lo tanto, imposible separar<br />

cualquier parte del universo del reBto». Esta declaración<br />

puede aplicarse no sólo al micromundo de la Física del «quantum»,<br />

sino también a los objetos familiares, de mayor tamaño, de<br />

la vida diaria. Lá inercia de todos los objetos terrestres está determinada<br />

según el principio de Mach, por la masa total del<br />

universo que nos rodea.<br />

«La doctrina de que todo, en el universo, está unido, en parte<br />

por causas mecánicas, pero principalmente por afinidades ocultas<br />

que explican también las coincidencias aparentes, no fue solamente<br />

el fundamento de la magia primitiva, de la astrología y<br />

la alquimia; atraviesa como un leitmotiv las enseñanzas de PitágoraB<br />

(la armonía de las esferas), del Taoísmo, del Neoplatonismo<br />

y de IOB filósofos del Renacimiento primitivo.<br />

»La revolución científica del siglo xix puso fin temporalmente<br />

a esta VÍBÍQU holísiiea y proclamó la causalidad mecánica como<br />

señor absoluto de la materia y la mente. Somos actualmente testigos<br />

de una oscilación del péndulo en dirección opuesta. La<br />

tiranía gemela de la causalidad mecánica y el determinismo estricto<br />

ha llegado a BU fin; el universo ha adquirido un nuevo<br />

279


aspecto que parece reflejar algunas intuiciones antiguas, arquetípicas,<br />

de unidad en la diversidad, en un giro más elevado de<br />

la espiral. £1 principio de Macih se ha convertido en parte integrante<br />

de la Física moderna, pese a que tiene un cierto tufillo<br />

a misticismo. Como lo ha dicho Whitehead de un modo tanto<br />

espectacular: «Toda agitación local estremece al universo entero.<br />

Los efectos distantes son pequeños, pero están ahí... No hay posibilidad<br />

de una existencia aislada, encerrada ra sí misma». También<br />

en Biología vemos la investigación de nuevos principios —o<br />

quizá un resurgimiento de puntos de vista anteriores— que nos<br />

darían una actitud más satisfactoria frente a los aspectos creativos<br />

de la evolución que la lograda por el Neo-Darwinismo, pese<br />

a todos sus méritos históricos. La afirmación de que las mutaciones<br />

debidas al azar, explicación y quizá ni siquiera una parte<br />

importante de esa explicación».<br />

«Una tendencia semejante «de formación» se manifiesta en la<br />

evolución de los organismos hacia la realización óptima del potencial<br />

de la materia viva y la mente viva: una tendencia universal<br />

hacia «el desarrollo espontáneo de estados de mayor heterogeneidad<br />

y complejidad». La evolución pasa de la unidad a la<br />

diversidad y de aquí a formas más elevadas de unidad en la<br />

diversidad, creando el orden del desorden, ideando pautas donde<br />

antes no existían. Este principio creador omnipresente es tan<br />

fundamental para la vida como su antagónico, la Segunda Ley de<br />

Termodinámica, lo es para la materia inanimada. El biólogo<br />

alemán "Wolterek acuñó la expresión «anamorfosis» para denominar<br />

la tendencia de la naturaleza a crear formas de vida más<br />

elevadas; von Bertalanafíy, uno de los pioneros de este resurgimiento<br />

moderno, adoptó la expresión como contraste con «mofrolisis»<br />

—la desintegración de la materia orgánica—; L. L.<br />

Whyte lo denominó él «principio mórfico» o «principio fundamental<br />

del desarrollo de la pauta». Está relacionado con el concepto<br />

de «entropía negativa», de Schr5dinger (la reversión de la<br />

disipación de la energía), que a su vez está relacionado con lo<br />

que he denominado la «Tendencia Integradora».<br />

»Lo que todas estas formulaciones de tanteo tienen en común<br />

es que consideran lo mórfico o formativo, o tendencia integradora<br />

el esfuerzo de la naturaleza por crear orden del desorden, cosmos<br />

del caos, como un principio último e irreducible, al que debe<br />

concederse tanta importancia como a la causalidad mecánica y<br />

que es complementario de éste en el sentido de que la función<br />

de las ondas y el efecto de partícula son complementarios en la<br />

teoría del quantum».

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