LIBRO. Mujeres haciendo la historia - Alpaca Producciones

¿Sabe usted que es una mujer coraje?
Sentada, Juana aguarda tranquila nuestra llegada y bromea con nosotros antes de
empezar. La luz roja del grabador ya lleva varios minutos encendida para no
incomodar a la entrevistada. Comienza a hablar decidida a contar todas sus
experiencias.
“Si me dejaba allá me agarraba la guerra”
Bueno, yo vine acá, a la Argentina, perché mi mamá estaba acá; entonces me hizo “la
llamada” porque en mi época ya no había emigración, era nada mas por llamadas. Y
allá estábamos mal…muy mal…era la época del fascismo, estaba Mussolini y los que él
mandaba eran muy sádicos: una chica no podía salir un atardecer afuera porque la
golpeaban en cualquier lado y después también económicamente estábamos muy mal.
Entonces mi madre, cuando yo ya tenía 15 años, me hizo venir acá porque ella no podía
tener más hijos. A lo mejor si ella tenía más hijos me dejaba allá, me agarraba la guerra,
porque ya estaban todos rumores de que iba a estallar en cualquier momento, estábamos
todos atentos a eso. Cuando yo fui para subir al barco, antes de subir al barco, tenía que
pagar una tasa fascista, de 200 liras ¡era más que el pasaje! y estaba una tía mía
conmigo entonces ella tenía plata y pagó, así pude venir. Y yo acá estoy bien, gracias a
Dios, tengo una familia muy grande hermosa, todos muy lindos, uno más lindo que otro
y gente buena que eso es lo principal.
No sé porqué mi madre eligió venir acá, ella vino como en el año 30, me parece, y yo
después, en el 38. Así que son ya 70 años, va a ser ahora, el 6 de julio, 70 años. Y no
tenía ninguna inquietud de volver allá. Yo no tengo esa intención, yo iría allá solo para
visitar lugares donde yo anduve no para visitar familia ni nada. Visitar los lugares por
donde yo anduve, eso sí extraño.
“Ahora el barco se va, y yo me quedo acá”
El barco entró al puerto a las 6 de la mañana y mi madre me pudo retirar recién al
mediodía porque tenía que hacer unos trámites, y qué sé yo, y demostrar que era mi
madre, momentos feos. Una impresión tan fea, me llevaron a inmigraciones.
Yo vivía en frente al puerto y veía el barco que vine yo y cuando vi. Que se iba yo
lloré…lloré... ahora el barco se va y yo me quedo acá…y estaba triste porque a mi
madre prácticamente yo no la conocía...yo tenía tres o cuatro años cuando ella se vino,
así que no la conocía.
“Mi madre era como si no fuera mi madre”
A mí me hubiera encantado ser enfermera, esa era mi ambición y mi deseo, pero mi
madre no me dejaba ir a ningún lado porque quería que trabaje con ella. (Ella) tenía un
taller de lavado y planchado y yo planchaba, lavar no lavaba, pero sí planchar: era
experta en plancha. Antes se hacía la camisa almidonada y todo eso que ahora es todo
de sintético, antes no… entonces los clientes querían que yo les planche porque
planchaba mejor que mi mama (ríe).
Mi madre era una mujer muy materialista, ella apreciaba más lo que tenías que el
corazón de uno. Entonces no nos llevábamos muy bien. Nunca me dijo que me quería,
jamás, jamás hasta dos días antes de morir…mirá si es triste. Así que yo nunca tuve
cariño nada más que de mi abuela que se murió cuando yo tenía 12 años; ella para mí
era mamá y el abuelo era papá. Mi abuela pobrecita ella tan buena y falleció tenía creo...
que tenía asma porque le agarraba unos ataques de tos, ella falleció que yo tenía, no sé
si tenía 10 años. A ella sí la sufrí mucho, la extrañaba. Después mi abuelo falleció