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de educación que a lo largo de muchos años se han ido afinando para alcanzar un
alto grado de desarrollo en los niños durante el primer año de su educación
institucionalizada.
Con anterioridad a la formalización de las instituciones de educación preescolar
han existido precedentes teórico pedagógicos que tuvieron presente la importancia
de la formación de los infantes como una fundamentación y desarrollo de
capacidades que les permitan transitar satisfactoriamente por los siguientes
niveles del sistema educativo.
Sin embargo, esto no basta para que, anteriormente a su institucionalización,
hayan existido precedentes teórico – pedagógicos que hayan tenido en
consideración la importancia de la educación del niño menor de seis o siete años,
como preparación para la escuela, es decir, para la correcta inserción del niño en
el ámbito escolar.
Esos precedentes teóricos a los que nos referimos se remontan a la Grecia
clásica, que como en tantos otros aspectos proporcionó a la cultura occidental las
pautas a seguir en este aspecto educativo concreto. El mismo Aristóteles (384 –
322 a. de C.) indicó la necesidad de una educación basada en el juego, la
educación seria recibida en el seno de la familia, a la que consideramos centro y
fuerza del bien, compaginándola, entre los cinco y siete años de edad, con
asistencia a la escuela para que los niños se preparan las lecciones y ejercicios
que deberían seguir posteriormente. Es decir los dos años de preparación
preescolar (en la concepción actual) como actividad propedéutica al ingreso en la
escuela.
Los sabios consejos del filósofo griego quedarán presentes ya en los postulados
pedagógicos posteriores, siendo retomados por otra figura pedagógica importante
de la Antigüedad clásica: el hispano – romano Marco Favio Quintiliano, quien
expresó su pensamiento al respecto, afirmando la necesidad de un aprendizaje
formal para los niños menores de siete años (.GARCIA GARRIDO, 1986,p: 48).
Durante el renacimiento siguieron escuchándose y resonando en voces como la
de Vives, Erasmo de Rótterdam y otros pensadores las observaciones de
Aristóteles y Quintiliano, pero sin que se plasmaran en la práctica real. Igualmente
en los siglos XV y XVI y tanto los reformistas protestantes como los
contrarreformadores católicos plantearon estrategias para la intervención
educativa de la infancia desde el Estado sin lograr pasar de la teoría a la práctica,
hasta siglos más tarde Juan Amós Comenio (1592 – 1670) ocupa un lugar
destacado en los precedentes teóricos de la educación preescolar, a él se debe el
concepto de escuela materno, que sin ser una institución escolar, indica un
espacio para la educación en el seno familiar.
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