1 LA EPOPEYA DE GILGAMESH En los albores de la civilización ...

caza. Y construyó la torre para mantenerse a salvo en caso de otro diluvio. En los
monumentos, como en los de Gilgamesh, se le representaba matando leones, toros y
serpientes, acto simbólico que indicaba un ritual de coronación. Los persas identificaban a
la constelación de Orión como “Nimrod” vinculándolo así con el ángel rebelde Shemhazai
y con el cazador griego Orión que ofendió a su dios. 31
En el las Antigüedades Bíblicas del Pseudo-Filón reafirma la idea de Nemrod como
un rebelde “el que comenzó a ensoberbecerse ante Dios” y que fue elegido como jefe por
los hijos de Cam y construyó la torre para forjarse un nombre y gloria en la tierra
tiranizando a los hebreos. 32
Utnapíshtín adereza a Gilgamesh, lo prepara para acudir a Uruk, tiene un pendiente
en la ciudad: su cita con la muerte. Si Ifigenia es la novia de la muerte, Gilgamesh-Enkidu
es el equivalente masculino. Eros-Thánatos.
En un documento reciente “La muerte de Gilgames” se nos narra el fin del héroe, el
cual, moribundo, tiene un sueño en el cual es citado en la asamblea de los dioses que
examinan su curriculum vitae y su derecho a ser inmortal. Pese al número y magnitud de
sus hazañas, a pesar de su origen divino, los dioses le anuncian su muerte inevitable,
aunque le reservan un papel especial como juez del Submundo; los dioses le consuelan
recordándole la continuidad de su dignidad real después de la muerte. Morirá, pero será un
muerto especial.
Tu destino ha sido reinar
Pero no vivir para siempre
Resignado con su destino, Gilgamesh moviliza al pueblo para que le edifiquen una tumba.
El dios Enki recomienda desviar el curso del Eufrates y levantarla en el lecho del río con el
fin de hacerla inviolable. Luego la familia real y los funcionarios de la corte entraban en la
tumba para acompañar al rey, serán enterrados con él. Luego se procede, tras su muerte, al
sellado de las tumba, las aguas invaden el cauce, y todos lloran.
31
Robert Graves y Raphael Patai. Los mitos hebreos. (Versión de Luis Echávarri) Buenos Aires; Losada,
1969 cfr pp.146-151
32
Apócrifos del Antiguo Testamento Tomo II. Obra dirigida por el profesor Alejandro Diez Macho.Madrid,
ediciones Cristiandad 1983 cfr. pp. 214-219
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