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001-288 Corazon herido.indd - La romántica booket

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se había modificado la estructura de la cámara nupcial<br />

de los Velons. Si bien se situaba, como las demás alcobas,<br />

alrededor del pasillo circular de la primera planta<br />

de la mansión, estaba en un ángulo del mismo y se accedía<br />

a ella subiendo tres escalones. Si se observaba el<br />

palacio desde los jardines, podía verse una estancia<br />

cuyo tejado se elevaba por encima del que cubría el resto<br />

del edificio, mostrando un tragaluz inclinado, que la<br />

iluminaba durante el día.<br />

Hacia allí se dirigieron los duques y el criado que los<br />

acompañaba.<br />

<strong>La</strong> duquesa iba pensando en que tal vez los jóvenes<br />

esposos, embelesados el uno en el otro, no hubieran<br />

oído o no hubiesen dado importancia al estruendo, ya<br />

que estaba segura de que aún no se habrían dormido.<br />

Cuando llegaron a los pies de la corta escalinata, los<br />

duques se detuvieron como si se hubieran puesto de<br />

acuerdo e intercambiaron una mirada. Con un gesto<br />

de asentimiento, el duque indicó a su mujer que tocara<br />

a la puerta.<br />

Ella lo hizo con toda discreción, después de ascender<br />

rápidamente los tres escalones que conducían a la<br />

estancia, pero no obtuvo respuesta.<br />

Se volvió interrogando a su marido con una mirada<br />

donde ya se dibujaba la alarma.<br />

Gerard de Valons quiso calmar su ansiedad y dijo tan<br />

serenamente como pudo:<br />

—Ya conoces a Adéle, puede haber conducido a<br />

Sadyran al invernadero o al jardín para iniciar su vida<br />

de casados. —Pero ni él mismo creía en sus palabras.<br />

Desde la mayor altura en que se encontraba, su mujer<br />

negó con la cabeza y musitó:<br />

—No lo creo, Gerard, y tú tampoco.<br />

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