DE

cualquier prosa mal troceada se le llama
poesía, sin ritmo, sin musicalidad,
sin metáfora, sin armonía…”.
Y al preguntarle si la métrica coarta
el fluir libre de un poema, o encauza la
expresión libre de la inspiración: “…todo
lo contrario, no la coarta, la sublima…”.
¿Corrige frecuentemente sus poemas,
hasta concluirlo a su gusto?: “Sí, sí,
corrijo mucho, tengo poemas de hace
cuarenta años, que puedo corregir hoy,
porque siempre encuentro algo que no
me gusta, o que no me convence…”.
También hablamos del paralelismo
existente entre la pintura y la poesía, por
ejemplo: García Lorca, Alberti, Liébana,…:
“…yo también he realizado algunas
pinturas. La juventud es muy osada
y yo también pinté, ahora no pinto nada…(sonríe).
De hecho tengo en mi despacho,
algunas que hice de joven, ¡porque
yo también he sido joven! –vuelve a
sonreír – ... Por cierto, los romanos ya
consideraban a la poesía, como la pintura
que habla y a la pintura como resultado
de la poesía de los pinceles…”
Carlos Clementson, poeta, ensayista
y traductor, contertulio y amigo de José
de Miguel, en un fragmento del poema
titulado Nochebuena en Miguel del
Moral, lo retrata acertadamente así:
“…También allí veíase
a otro cantor ilustre
de estirpe gongorina
y como el Racionero
diestro en el villancico:
José de Miguel Rivas,
cumplido sonetista
en culto estilo y métrica armonía,
al par que epigramático
autor de las latinas Insidias
en las termas,
que, autógrafas, corrían
de mano en mano ya
por ventas y mesones…”.
El 12 de abril, ha sido galardonado
por esta revista, con el PREMIO
FILIGRANA 2013, por su trayectoria y
entrega entusiasta a todo cuanto signifique
cultura. Premio muy merecido, que
sin duda expondrá en algún espacio de
su nutrida e interesante biblioteca.
Pluma sublime eres, que en orden
gozas rimando, y que alumbras los versos
que quieres, para soñar con todos,
y con todos, soñando... []
DE
Manuel Pavón Torres
ato poco conocido es que la primera
Dconquista de Córdoba la llevó a cabo
Alfonso VII, así como la dedicación de la
antigua mezquita como catedral cristiana,
esto ocurría siendo gobernador Ibn Ganiya
el que al hacer la entrega de las llaves de la
Ciudad le declaró vasallaje; confiado el rey
cristiano de sus promesas, le encargó la
custodia de la misma, craso error, ya que
fue traicionado, pasando la ciudad a manos
de los almohades.
Es realmente en 1236 cuando se produce
la reconquista de Córdoba por el Rey
Santo, aun cuando dicha idea no entraba
en sus planes, ya que se encontraba en Benavente
(Zamora), le llegó un mensaje pidiendo
ayuda desde el Sur: uno de los barrios
cordobeses había sido tomado por un
puñado de cristianos, dirigidos por Benito
de Baños y Alvar Colodro que fue el primero
en escalar la muralla situada en el lugar
hoy conocido por la Puerta del Colodro.
Encontrándose en serias dificultades su
misiva fue escuchada por el Rey Fernando
el cual desoyendo el consejo de muchos
de sus jefes militares, decidió emprender
camino a Córdoba acompañado de gran
parte de su tropa. Después de seis meses
de asedio se produce la capitulación del
príncipe Abu-l-Hassan, firmada en la torre
de la Calahorra, efectuando su entrada
triunfal el 29 de Junio de 1236.
En la actualidad estamos asistiendo a
la puesta en valor de la huella dejada por
Fernando III en nuestra Ciudad, con las visitas
a los templos que componen la ruta
Fernandina. Lógicamente es imposible
que él fuera el constructor de todos ellos,
pero sí quien configuró la estructura urbana
cordobesa, dividiéndola en 14 collaciones
con sus parroquias al frente, siendo
sus sucesores los que tuvieron la posibilidad
de construir los templos correspondientes.
La collación era una circunscripción
jurídico-administrativa centrada alrededor
de una Iglesia, que aglutinaba a una
población hasta entonces muy dispersa,
junto a ella aparecía el barrio, espacio urbano
identificado con el rasgo humano de
R
La Córdoba Fernandina
13
Colaboraciones
Fernando III el Santo, hijo de Alfonso IX y Dña. Berenguela, padre de Alfonso
X el Sabio, contribuyó a la configuración de un nuevo plano de nuestra
Ciudad, diseñando la ordenación urbana de la misma, convirtiéndola en
una Córdoba más habitable. Fue enorme la aportación que realizó por mejorar
la situación que encontró en su conquista de la capital cordobesa.
Iglesia de la Compañía. Foto: Redacción
sus moradores: religión, oficio u otros factores.
De las 14 collaciones creadas siete se
ubicaban en la Medina (parte alta de la ciudad):
Sta. María (catedral), San Miguel,
San Nicolás de la Villa, Sto. Domingo de Silos
y San Salvador (fundidas estas dos últimas
en la Iglesia de la Compañía), San
Juan y Todos los Santos que configuran la
actual Trinidad. A la Axerquía (parte baja)
pertenecían: San Andrés, San Lorenzo,
San Francisco, San Pedro, Santiago y la
Magdalena, en 1391 al desaparecer la Judería
se crea la de San Bartolomé.
No podemos olvidar la vinculación
del Rey Santo con el Santuario de Linares,
ya que en aquellos parajes acampó antes
de la conquista cordobesa. En aquel lugar
se encontraba una torre vigía musulmana,
en ella depositó una imagen de la Virgen
que le acompañaba en todas sus batallas,
de ahí su nombre de Conquistadora y Capitana,
que no es la que actualmente contemplamos
y damos culto, pero si es una
bonita Inmaculada Concepción (tallada
hacia 1550). Uno de los montes donde en
la cúspide del mismo colocó su bandera,
es conocido como el cerro de San Fernando,
y un lugar próximo al Santuario donde
detuvo sus tropas para rezar una salve, es
conocido como el Puerto de la Salve.
La historia de Córdoba siempre estará
unida al recuerdo de Fernando III.[]