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8 Serafín Linares Roldán Retazos de Historia Desintegración del Califato de Córdoba (II) Dejamos en el número anterior el triste episodio de la total destrucción de Medina Azahara, el asalto a Córdoba, la rapiña, la matanza de gran número de cordobeses de todas las clases sociales, entre ellos a muchos intelectuales como Ibn al-Faradí, y el asalto de los palacios y el incendio de algunos de ellos. ulayman al-Mustaìn una de las primeras Scosas que hizo una vez instalado en Córdoba fue llamar a Hisham II al-Muàyyad al Alcázar, pero la historia no dice que lo mandara asesinar e inclusive no se sabe nada de él a partir de ese momento. Sólo el historiador al-Jatib (1313-1374) refiere que un hijo de Sulayman, de nombre Muhammad, lo hizo estrangular el 18 de mayo de 1013. En cuanto a las dotes de Estado de Sulayman sólo fue un ignorante en manos de los bereberes y que repartió los cargos entre sus aliados. Pero los bereberes veían que no se les quería e impulsaron repartirse en feudos los territorios centrales y meridionales que les reconocían su autoridad. El Califa así se los entregó a sus oficiales: a Zawi ben Zirí de la tribu de los Sinhacha les dio la provincia de Elvira; alos Magrawa la parte Norte de Córdoba; alos Banu Birzal y los Banu Ifran les correspondió Jaén y su territorio; alos Banu Dammar y los Banu Azdacha la comarca de Medina Sidonia y Morón; a al-Qasim ben Hammud el gobierno de Algeciras, Tánger y Arcila y a su hermano Àlí ben Hammud el mando de Ceuta; y al árabe Mundhir ben Yahyà, que había obedecido su causa, le otorgó Zaragoza y la Marca superior. Àlí ben Hammud no acogió bien lo que le había dado y decidió hacerse con Córdoba y en la primavera de 1016 el gobernador del Norte de África, que según decía era descendiente de Àlí, yerno del Profeta Mahoma, viene de aquellas tierras y con la ayuda de Jayrán, toma primero Málaga y marcha a Córdoba haciéndose con ella el 1 de julio de 1016. A Sulayman “al-Mustaìn” le acusa de haber francisco arenas psicólogo Nº de Colegiado: AN-06786 Miembro fundador del Liceo Andaluz de Psicología matado al Califa Hisham II y, para asegurarse, le obliga a entregárselo vivo o muerto, por lo que tienen que desenterrarlo y tras ser identificado se le volvió a enterrar. Convicto de asesinato fue ejecutado por el propio Àlí. Al día siguiente, 2 de julio, se proclama Califa siendo aceptado por el pueblo y tuvo la osadía de tomar el mismo título honorífico que Àbd al-Rahman III, el de “al-Nasir li-din Allah”, “el Defensor de la ley de Dios”. Alí ben Hammud fue el primer Califa de Córdoba no perteneciente a la dinastía Omeya o sea a la qurayshí, aunque él decía ser descendiente de Àlí, yerno del Profeta Mahoma. Su política al principio no era mala porque fue un estricto seguidor y observador de las leyes y trató en igualdad a todas las etnias del Califato. Y como sabía que los bereberes no eran bienquistos procuró tenerlos a raya para que su comportamiento no fuera como había ocurrido con anterioridad. Pero pronto surgió un Omeya de nombre Àbd al-Rhaman ben Muhammad ben 'Abd al-Malik, propuesto por Àlí Jayrán, señor de Almería, para destronar al Califa idrisí. Al enterarse Alí ben Hammud se tuvo que decantar por los bereberes para que le ayudaran y 1 <strong>DE</strong> Ingeniero Técnico Industrial Escritor esto hizo que se apartase de esa igualdad que tanto había pretendido, lo que hizo perder la aceptación popular de la que había gozado, iniciando un régimen de terror. Este nuevo pretendiente era biznieto de Àbd al-Rahman III que se había marchado de Córdoba cuando se inició la fitna y se encontraba en Valencia. Pero como tardaba en aparecer para hacerse cargo de las tropas, Jayrán pidió y alcanzó la colaboración del árabe tuchibí Mundhir ben Yahyà, gobernador de Zaragoza y de la Marca superior, y del Conde de Barcelona Ramón Borrell I. Las fuerzas rebeldes se concentraron en Játiva, donde acudió el pretendiente Omeya para encabezar el ejército que debía dirigirse a Córdoba, pasando primero por Jaén para conquistarla y establecer una cabeza de puente que controlara los accesos y rutas hacia el sur. Àlí ben Hammud decidió atacarlos y se preparó para ir contra ellos a Jaén, pero no pudo llevar a cabo su plan porque tres domésticos eslavos del Alcázar lo asesinaron la noche del 21 al 22 de marzo de 1018 cuando se encontraba en los baños califales. Al descubrirlo las mujeres, inmediatamente llamaron a su hermano al- Qasim ben Hammud, que se encontraba en Sevilla de gobernador. Seis días después llegó a Córdoba y se hacía proclamar Califa, tomando el título de Mamum bi-llah, “que inspira confianza en Dios”, pero en eso quedó la cosa y marchó a Sevilla. Pasado un mes de la muerte de Àlí ben Hammud, el 29 de abril de 1018 procedieron a proclamar Califa a Àbd al-Rahman que tomó el título honorífico de “al-Murtada bi-llah”, “el que goza de la satisfacción divina”. 'Abd al-Rahman IV desde el primer momento y ante la sorpresa de Jayrán y Mundhir ben Yahyà, se reveló como una persona no exenta de energía y valor para asumir todas No tengo ilusión, estoy triste Estoy agobiado, estresado, Siempre estoy cansado deprimido, asustado No duermo bien Me hacen chantaje emocional Mi pareja no me entiende Tengo ansiedad Me siento mal Tengo ganas de llorar Àlí ben Hammud Mi hijo no estudia Me siento inseguro No gusto a los demás Psicología Forense y Psicoterapia Avda de las Ollerías, 23. Bajo 1, derecha. (Edificio Joya). Tel.: 652 497 494. 14001 Córdoba R
las responsabilidades que había adquirido como Califa de Córdoba, en vista de lo cuál los mismos que le habían entronizado creyendo que elegían a un Califa manejable y sin poca personalidad, decidieron deshacerse de él a la menor oportunidad. La ocasión se la presentó el mismo cuando lanzó un ataque contra los ziríes de Granada, ciudad defendida por el general Zawi ben Zirí, quien se negó rendirse por dos veces. En el intermedio de las conversaciones, Jayrán hizo saber a Zawi las intenciones de él y de su colega Mundhir de abandonar a su suerte a tan molesto pretendiente. Cuando 'Abd al-Rahman IV ordenó el asalto final a Granada, los soldados de Zawi cargaron con toda su furia contra los sorprendidos asaltantes, de la que los dos traidores y los soldados catalanes habían abandonado. Las tropas cordobesas tuvieron que emprender la fuga y los ziríes marcharon contra ellos hasta aniquilar a casi todo el ejército. En esta triste batalla estuvo su hermano Hisham ben Muhammad ben Àbd al-Malik, que luego sería el que se vio obligado a dar por extinguido el Califato de Córdoba. Los desertores con sus tropas marcharon a su lugar de origen, Jayrán y Mundhir se dirigieron raudos a Almería y Ramón Borrell I y sus soldados regresaron al norte, llevándose el Conde de Barcelona muy mala impresión por todo lo que había visto. En un primer momento, 'Abd al-Rahman IV consiguió escapar de una matanza segura al refugiarse en la localidad de Guadix, donde finalmente le encontraron unos emisarios enviados por Jayrán y le asesinaron sin miramiento alguno en el estío de 1018. La noticia de la muerte del desventurado Califa omeya acrecentó más aún la amargura y el temor de los cordobeses, angustiados ante la perspectiva de ser gobernados por otro miembro de la dinastía hammudí. Al-Qasim ben Hammud, hermano mayor de 'Alí, que ya se había hecho proclamar Califa el 28 de marzo asumiendo el título de al- Mamum bi-llah, “que inspira confianza en Dios” llegó a Córdoba tras la muerte de Àbd al- Rahman IV, para tomar el mando del Califato. Su gobierno, debido a que era una persona de edad, fue prudente y supo calmar a todos, llegando alcanzar cierta popularidad en Córdoba. Al inicio de su reinado proclamó una amnistía general. Reclutó del Norte de África mercenarios negros, con una muy pequeña oposición de los bereberes. Se atrajo a Jayrán y lo confirmó en la posesión de Almería y a un fata amirí le concedió como feudo la comarca de Jaén, Baeza y Calatrava. Todo iba muy bien pero los hijos de su hermano Àlí ben Hammud se creyeron fuera de la sucesión de su padre y el mayor de ellos, Yahyà ben Hammud, recibió de los bereberes cordobeses el ofrecimiento de apoyarlo así co- <strong>DE</strong> mo el de Jayrán desde Almería. En vista de ello Yahyà decidió atacar Córdoba y, antes de llegar, su tío al Qasim abandonó la ciudad el 5 de agosto de 1821 y se refugió en Sevilla. Cuando llegó a Córdoba el 13 de agosto de 1021 los bereberes llevaron a Yahyà triunfante hasta el Alcázar y fue proclamado Califa tomando el título de “al-Mu'talí bi-llah”, “el elevado por Dios”. Era hijo de Àlí ben Hammud. La incapacidad de Yahyà ben 'Alí ben Hammud para sofocar las continuas rebeliones que se produjeron en su corte, le obligó en febrero de 1023 a abandonar la capital y a dejar nuevamente libre el camino a su tío Al- Qasim ben Hammud que de esta forma recupera el Califato por segunda vez. Cuando Al-Qasim se refugió en Sevilla sus habitantes lo confirmaron como Califa y se cambió el título honorífico que se había dado en Córdoba de al-Mamum bi-llah por el de Amir al-muminin, “Príncipe de los creyentes”. Por tanto, durante poco más de un año coexistieron dos califas, uno en Córdoba y otro en Sevilla. Este segundo periodo como Califa apenas duró seis meses, ya que en agosto de 1023, ante la sublevación de los cordobeses por su mal gobierno, se vio obligado a refugiarse en Jerez. Como el desorden y la anarquía seguían reinando en la ciudad, unos cuantos hombres sensatos y de influencia se reúnen y deciden expulsar a los hammudíes y restaurar la dinastía Omeya que tanto bien proporcionó a Córdoba y al-Andalus, y eligieron a tres candidatos: Sulayman, hermano de Àbd al- Rahman IV al-Murtada; Muhammad ben al- Ìraqí; y a 'Abd al-Rahman ben Hisham ben 'Abd al-Yabbar. El que mayor ostentación guerrera hizo fue este último 'Abd al-Rahman V que tomó el título de “al-Mustazhir bi-llah”, “El que implora el auxilio de Dios”. Era biznieto de 'Abd al-Rahman III y hermano del que fue Califa Muhammad II “al- Mahdí”. Era este Omeya hombre culto, joven, distinguido, pero del todo incapaz para implantar su autoridad sobre tanta turbulencia y de tanta propensión a la rebelión. No obstante supo rodearse de personas bien capacitadas y tomó de consejeros a hombres de valía como los intelectuales: Ibn Shuhayd, Ibn Hazm y al- R Retazos de Historia Wahhab ben Hazm. Pero como las arcas del estado estaban vacías, procuró hacerse de dinero de forma un tanto contraria a la ley y esto alarmó a la población. Además como carecía de soldados, acogió a un escuadrón de bereberes que se ofrecieron y esto fue motivo para que se produjera un motín que invadió el palacio. La mala fama que alcanzó entre el pueblo hizo que estallara finalmente una revolución popular y un asalto al Alcázar que acabó con el asesinato de toda su guardia y la violación de las mujeres de su harén Estos amotinados se encontraron en el Alcázar a un Omeya de nombre Muhammad ben Àbd al-Rahman ben Ùbayd Allah, biznieto también del primer Califa y, sin pedirle su parecer, lo proclamaron Califa el 17 de enero de 1024. Al ser proclamado tomó el laqab de al- Mustakfi bi-llah, “El que se satisface con Dios” y lo primero que ordenó fue que le presentaran a su predecesor y primo, y una vez en su presencia ordenó su ejecución siendo su cuerpo desmembrado y destrozado. Muhammad III al-Mustakfi era un hombre indolente, libertino, se rodeó de gente incivil e inculta, lo llamaban “miedecillo” y “barriguita” por su cobardía y su gordura. Ordenó matar a su primo Muhammad ben al-Ìraqí, que previamente lo había nombrado su sucesor. Intentó sin éxito solucionar los problemas estatales a base de incrementar los impuestos, porque las arcas públicas estaban agotadas de los excesos de sus predecesores. Su pésimo gobierno, se caracterizó por medidas arbitrarias y crueles, encarceló a los consejeros del anterior Califa al-Wahhab ben Hazm e Ibn Hazm. Pero el otro consejero Ibn Shuhayd logró salir de la capital y en Málaga pidió al hammudí Yahyà ben Hammud que se apoderara de nuevo del Califato. Éste no parecía muy dispuesto a hacerse cargo por temor a ser asesinado, pero al fin se decidió. Al enterarse Muhammad III al-Mustakfi que estaba dispuesto a venir para gobernar el Califato, decidió huir de la capital antes que lo depusiera y el 26 de mayo de 1025 disfrazado de mujer partió de Córdoba y alcanzado fue asesinado en Uclés (Cuenca). Su hija fue la famosa poetisa Wallada, hija tenida con la esclava cristiana Amin'am. Yahyà ben Hammud no se tomó ninguna prisa en ocupar su puesto ya que el ser Califa era un título sin ningún beneficio ya fuera Omeya o no, porque en ello exponía su vida. Por fin se presentó el 9 de noviembre de 1025 y en Córdoba estuvo hasta el 1 de marzo de 1026 que partió para Málaga dejando como visir a Abu Cha`far Ahmad ben Musa.[] (Continuará) 9
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