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las responsabilidades que había adquirido como<br />

Califa de Córdoba, en vista de lo cuál los<br />

mismos que le habían entronizado creyendo<br />

que elegían a un Califa manejable y sin poca<br />

personalidad, decidieron deshacerse de él a la<br />

menor oportunidad.<br />

La ocasión se la presentó el mismo cuando<br />

lanzó un ataque contra los ziríes de Granada,<br />

ciudad defendida por el general Zawi ben Zirí,<br />

quien se negó rendirse por dos veces. En el intermedio<br />

de las conversaciones, Jayrán hizo saber<br />

a Zawi las intenciones de él y de su colega<br />

Mundhir de abandonar a su suerte a tan molesto<br />

pretendiente. Cuando 'Abd al-Rahman IV ordenó<br />

el asalto final a Granada, los soldados de<br />

Zawi cargaron con toda su furia contra los sorprendidos<br />

asaltantes, de la que los dos traidores<br />

y los soldados catalanes habían abandonado.<br />

Las tropas cordobesas tuvieron que emprender<br />

la fuga y los ziríes marcharon contra<br />

ellos hasta aniquilar a casi todo el ejército. En<br />

esta triste batalla estuvo su hermano Hisham<br />

ben Muhammad ben `Abd al-Malik, que luego<br />

sería el que se vio obligado a dar por extinguido<br />

el Califato de Córdoba.<br />

Los desertores con sus tropas marcharon a<br />

su lugar de origen, Jayrán y Mundhir se dirigieron<br />

raudos a Almería y Ramón Borrell I y sus soldados<br />

regresaron al norte, llevándose el Conde<br />

de Barcelona muy mala impresión por todo lo<br />

que había visto.<br />

En un primer momento, 'Abd al-Rahman<br />

IV consiguió escapar de una matanza segura al<br />

refugiarse en la localidad de Guadix, donde finalmente<br />

le encontraron unos emisarios enviados<br />

por Jayrán y le asesinaron sin miramiento<br />

alguno en el estío de 1018.<br />

La noticia de la muerte del desventurado<br />

Califa omeya acrecentó más aún la amargura y<br />

el temor de los cordobeses, angustiados ante la<br />

perspectiva de ser gobernados por otro miembro<br />

de la dinastía hammudí.<br />

Al-Qasim ben Hammud, hermano mayor<br />

de 'Alí, que ya se había hecho proclamar Califa<br />

el 28 de marzo asumiendo el título de al-<br />

Mamum bi-llah, “que inspira confianza en<br />

Dios” llegó a Córdoba tras la muerte de `Abd al-<br />

Rahman IV, para tomar el mando del Califato.<br />

Su gobierno, debido a que era una persona<br />

de edad, fue prudente y supo calmar a todos,<br />

llegando alcanzar cierta popularidad en Córdoba.<br />

Al inicio de su reinado proclamó una amnistía<br />

general. Reclutó del Norte de África mercenarios<br />

negros, con una muy pequeña oposición<br />

de los bereberes. Se atrajo a Jayrán y lo<br />

confirmó en la posesión de Almería y a un fata<br />

amirí le concedió como feudo la comarca de<br />

Jaén, Baeza y Calatrava.<br />

Todo iba muy bien pero los hijos de su hermano<br />

`Alí ben Hammud se creyeron fuera de<br />

la sucesión de su padre y el mayor de ellos,<br />

Yahyà ben Hammud, recibió de los bereberes<br />

cordobeses el ofrecimiento de apoyarlo así co-<br />

<strong>DE</strong><br />

mo el de Jayrán desde Almería. En vista de<br />

ello Yahyà decidió atacar Córdoba y, antes de<br />

llegar, su tío al Qasim abandonó la ciudad el 5<br />

de agosto de 1821 y se refugió en Sevilla.<br />

Cuando llegó a Córdoba el 13 de agosto<br />

de 1021 los bereberes llevaron a Yahyà triunfante<br />

hasta el Alcázar y fue proclamado Califa<br />

tomando el título de “al-Mu'talí bi-llah”, “el elevado<br />

por Dios”. Era hijo de `Alí ben Hammud.<br />

La incapacidad de Yahyà ben 'Alí ben<br />

Hammud para sofocar las continuas rebeliones<br />

que se produjeron en su corte, le obligó<br />

en febrero de 1023 a abandonar la capital y a<br />

dejar nuevamente libre el camino a su tío Al-<br />

Qasim ben Hammud que de esta forma recupera<br />

el Califato por segunda vez.<br />

Cuando Al-Qasim se refugió en Sevilla<br />

sus habitantes lo confirmaron como Califa y<br />

se cambió el título honorífico que se había dado<br />

en Córdoba de al-Mamum bi-llah por el de<br />

Amir al-muminin, “Príncipe de los creyentes”.<br />

Por tanto, durante poco más de un año coexistieron<br />

dos califas, uno en Córdoba y otro en<br />

Sevilla.<br />

Este segundo periodo como Califa apenas<br />

duró seis meses, ya que en agosto de<br />

1023, ante la sublevación de los cordobeses<br />

por su mal gobierno, se vio obligado a refugiarse<br />

en Jerez.<br />

Como el desorden y la anarquía seguían<br />

reinando en la ciudad, unos cuantos hombres<br />

sensatos y de influencia se reúnen y deciden<br />

expulsar a los hammudíes y restaurar la dinastía<br />

Omeya que tanto bien proporcionó a<br />

Córdoba y al-Andalus, y eligieron a tres candidatos:<br />

Sulayman, hermano de `Abd al-<br />

Rahman IV al-Murtada; Muhammad ben al-<br />

`Iraqí; y a 'Abd al-Rahman ben Hisham ben<br />

'Abd al-Yabbar. El que mayor ostentación guerrera<br />

hizo fue este último 'Abd al-Rahman V<br />

que tomó el título de “al-Mustazhir bi-llah”,<br />

“El que implora el auxilio de Dios”.<br />

Era biznieto de 'Abd al-Rahman III y hermano<br />

del que fue Califa Muhammad II “al-<br />

Mahdí”. Era este Omeya hombre culto, joven,<br />

distinguido, pero del todo incapaz para implantar<br />

su autoridad sobre tanta turbulencia y<br />

de tanta propensión a la rebelión. No obstante<br />

supo rodearse de personas bien capacitadas y<br />

tomó de consejeros a hombres de valía como<br />

los intelectuales: Ibn Shuhayd, Ibn Hazm y al-<br />

R<br />

Retazos de Historia<br />

Wahhab ben Hazm. Pero como las arcas del estado<br />

estaban vacías, procuró hacerse de dinero<br />

de forma un tanto contraria a la ley y esto<br />

alarmó a la población. Además como carecía<br />

de soldados, acogió a un escuadrón de bereberes<br />

que se ofrecieron y esto fue motivo para<br />

que se produjera un motín que invadió el palacio.<br />

La mala fama que alcanzó entre el pueblo<br />

hizo que estallara finalmente una revolución<br />

popular y un asalto al Alcázar que acabó con el<br />

asesinato de toda su guardia y la violación de<br />

las mujeres de su harén<br />

Estos amotinados se encontraron en el<br />

Alcázar a un Omeya de nombre Muhammad<br />

ben `Abd al-Rahman ben `Ubayd Allah, biznieto<br />

también del primer Califa y, sin pedirle su<br />

parecer, lo proclamaron Califa el 17 de enero<br />

de 1024.<br />

Al ser proclamado tomó el laqab de al-<br />

Mustakfi bi-llah, “El que se satisface con Dios”<br />

y lo primero que ordenó fue que le presentaran<br />

a su predecesor y primo, y una vez en su presencia<br />

ordenó su ejecución siendo su cuerpo<br />

desmembrado y destrozado.<br />

Muhammad III al-Mustakfi era un hombre<br />

indolente, libertino, se rodeó de gente incivil<br />

e inculta, lo llamaban “miedecillo” y “barriguita”<br />

por su cobardía y su gordura. Ordenó<br />

matar a su primo Muhammad ben al-`Iraqí,<br />

que previamente lo había nombrado su sucesor.<br />

Intentó sin éxito solucionar los problemas<br />

estatales a base de incrementar los impuestos,<br />

porque las arcas públicas estaban agotadas de<br />

los excesos de sus predecesores. Su pésimo<br />

gobierno, se caracterizó por medidas arbitrarias<br />

y crueles, encarceló a los consejeros del<br />

anterior Califa al-Wahhab ben Hazm e Ibn<br />

Hazm.<br />

Pero el otro consejero Ibn Shuhayd logró<br />

salir de la capital y en Málaga pidió al hammudí<br />

Yahyà ben Hammud que se apoderara de<br />

nuevo del Califato. Éste no parecía muy dispuesto<br />

a hacerse cargo por temor a ser asesinado,<br />

pero al fin se decidió. Al enterarse<br />

Muhammad III al-Mustakfi que estaba dispuesto<br />

a venir para gobernar el Califato, decidió<br />

huir de la capital antes que lo depusiera y<br />

el 26 de mayo de 1025 disfrazado de mujer<br />

partió de Córdoba y alcanzado fue asesinado<br />

en Uclés (Cuenca). Su hija fue la famosa poetisa<br />

Wallada, hija tenida con la esclava cristiana<br />

Amin'am.<br />

Yahyà ben Hammud no se tomó ninguna<br />

prisa en ocupar su puesto ya que el ser Califa<br />

era un título sin ningún beneficio ya fuera Omeya<br />

o no, porque en ello exponía su vida. Por fin<br />

se presentó el 9 de noviembre de 1025 y en<br />

Córdoba estuvo hasta el 1 de marzo de 1026<br />

que partió para Málaga dejando como visir a<br />

Abu Cha`far Ahmad ben Musa.[] (Continuará)<br />

9

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