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lecto club puede que quedase excluido al no tratarse de
una pareja sentimental al uso, por mucho que los muy
chistosos y homófobos detractores de Batman quieran insistir
en una supuestamente cuestionable heterosexualidad
de Bruce Wayne y allegados.
-Lo estoy intentando. En principio tendría que estar aquí
de nuevo el tres así que no tiene sentido gastarme un dineral
y darme una paliza así para estar poco más de un día en
casa. Si logro que me den unos días libres, iré a pasar Reyes
contigo. Te lo prometo.
-Vale. Vale. No te preocupes. Cuando sepas algo me vas
contando ¿vale?
-Sí, sí, claro. Cielo, lo siento tanto… Estoy… yo, tengo
muchas ganas de verte –venga, Sara, arráncate a llorar,
sólo un poco, unos breves y enternecedores sollozos que
me reconforten, que me permitan espantar de una vez por
todas el terrible fantasma de los celos y de paso constatar
hasta que punto te duele no venir a pasar el Año Nuevo
conmigo, hasta que punto estás abatida por todo este
inoportuno y lamentable asunto. Sólo eso, un pequeño y
discreto llanto que aporte unas dosis de dramatismo y
congoja y que además me permita consolarte para que yo
pueda rematar con una gloriosa salida mi memorable
actuación. Como un gimnasta que se clava en el suelo sin
titubear después de un ejercicio de diez en las barras.
Pero aunque la voz se te quiebra un par de veces, logras
rehacerte y mantener la compostura y una parte de mí
se alegra sinceramente de ello y lo da por bueno, por mucho
que el resto de la conversación sea una penosa suce-
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