Capítulo 3 La educación y los conflictos armados: la espiral mortífera
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Informe de Seguimiento de <strong>la</strong> EPT en el Mundo<br />
Se ha desvanecido<br />
<strong>la</strong> esperanza<br />
de que el final<br />
de <strong>la</strong> Guerra Fría<br />
iba a generar un<br />
“dividendo de paz”,<br />
consistente en una<br />
reducción de <strong>los</strong><br />
presupuestos<br />
militares.<br />
168<br />
PARTE 2. LOS CONFLICTOS ARMADOS Y LA EDUCACIÓN<br />
CAPÍTULO 3<br />
Recuadro 3.3 — En el Chad, <strong>la</strong> <strong>educación</strong> sale perdiendo con <strong>la</strong> carrera armamentista<br />
El costo real de <strong>los</strong> gastos militares debe medirse<br />
en parte por <strong>la</strong> imposibilidad de efectuar gastos<br />
en otros sectores, comprendido el de <strong>la</strong> <strong>educación</strong>.<br />
El caso de Chad ilustra cuál es <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción que se<br />
da entre el gasto militar y <strong>la</strong> inversión en <strong>educación</strong>.<br />
El Chad tiene algunos de <strong>los</strong> peores indicadores<br />
de <strong>educación</strong> y desarrollo humano del mundo.<br />
Más del 20% de <strong>los</strong> niños mueren antes de<br />
cumplir cinco años por enfermedades infecciosas<br />
re<strong>la</strong>cionadas con <strong>la</strong> pobreza, <strong>la</strong> malnutrición y el<br />
acceso limitado a <strong>los</strong> servicios básicos de atención<br />
médico-sanitaria. Aproximadamente <strong>la</strong> tercera parte<br />
de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción en edad de cursar primaria está sin<br />
esco<strong>la</strong>rizar. <strong>La</strong> desigualdad entre <strong>los</strong> sexos es muy<br />
acusada. <strong>La</strong> calidad de <strong>la</strong> enseñanza es deficiente.<br />
Aunque el país recibe ingresos considerables por<br />
el petróleo, el gasto público en servicios esenciales<br />
es muy reducido. En 2007, el Chad gastó cuatro<br />
veces más en defensa que en enseñanza primaria.<br />
(véase el Gráfico 3.7).<br />
¿Puede el Chad permitirse el lujo de seguir<br />
gastando mucho más en sus fuerzas armadas<br />
que en sus niños en edad de cursar primaria?<br />
No, si lo que desea es acelerar sus progresos hacia<br />
<strong>la</strong> consecución de <strong>los</strong> objetivos de <strong>la</strong> Educación<br />
para Todos. Según <strong>la</strong>s estimaciones del equipo<br />
del Informe de Seguimiento de <strong>la</strong> EPT en el Mundo,<br />
Al igual de lo que ocurrió con <strong>los</strong> “diamantes<br />
sangrientos” que sirvieron para financiar <strong>la</strong>s guerras<br />
civiles de Liberia y Sierra Leona, <strong>la</strong> exportación de<br />
minerales de <strong>la</strong> República Democrática del Congo,<br />
o <strong>la</strong> de madera de Myanmar, para financiar un<br />
conflicto armado es un despilfarro de <strong>la</strong> riqueza<br />
nacional. Algunos economistas van más lejos y<br />
aseguran que esa riqueza minera forma parte de<br />
una “trampa de recursos” que mantiene a <strong>los</strong> países<br />
atrapados en cic<strong>los</strong> de violencia (Collier, 2007).<br />
Aunque esa interpretación es discutible, no cabe<br />
duda de que <strong>la</strong> paz y el buen gobierno pueden<br />
transformar <strong>los</strong> ingresos derivados de <strong>los</strong> recursos<br />
naturales en inversiones duraderas en el desarrollo<br />
humano. En Botswana, <strong>los</strong> ingresos obtenidos<br />
con <strong>la</strong> exportación de diamantes se invirtieron en<br />
<strong>la</strong> ampliación del sistema educativo, <strong>la</strong> contratación<br />
de docentes y <strong>la</strong> supresión de <strong>los</strong> derechos de<br />
matrícu<strong>la</strong>. El país pasó de una tasa de esco<strong>la</strong>rización<br />
del 50% a mediados del decenio de 1960 a <strong>la</strong><br />
enseñanza primaria universal a finales de <strong>los</strong> años<br />
de 1970, creando así <strong>la</strong> base de competencias<br />
necesaria para sustentar el crecimiento futuro<br />
(Duncan y otros, 2000).<br />
para alcanzar <strong>la</strong> enseñanza primaria universal de<br />
aquí a 2015, el Chad afronta un déficit anual de<br />
financiación del orden de 148 millones de dó<strong>la</strong>res.<br />
<strong>La</strong> reasignación a <strong>la</strong> enseñanza primaria de un<br />
tercio del presupuesto militar aproximadamente<br />
permitiría a este país cubrir el déficit y crear au<strong>la</strong>s<br />
para acoger a todos <strong>los</strong> niños sin esco<strong>la</strong>rizar, cuyo<br />
número se calcu<strong>la</strong> en algo más de medio millón.<br />
Para modificar el reparto entre el gasto militar<br />
y el gasto en <strong>educación</strong> es preciso aplicar medidas<br />
políticas en diversos sectores. En primer lugar, <strong>los</strong><br />
dirigentes políticos del Chad tienen que reexaminar<br />
urgentemente <strong>la</strong>s prioridades del gasto público.<br />
También es necesario entab<strong>la</strong>r un diálogo con el<br />
Sudán, para poner fin a <strong>la</strong> carrera armamentista<br />
entre ambos países, que ha cobrado dimensiones<br />
regionales. Aunque <strong>la</strong> responsabilidad primordial<br />
de importar armamento le corresponde al Chad,<br />
sus proveedores deberían reconsiderar también<br />
sus políticas. Se calcu<strong>la</strong> que <strong>la</strong>s importaciones<br />
de armamentos del Chad se multiplicaron por<br />
seis entre 2001 y 2008. El gasto que representan<br />
<strong>la</strong>s armas importadas —procedentes de países<br />
como Bélgica, Francia, Suiza y Ucrania— priva<br />
de recursos a <strong>la</strong>s prioridades educativas que<br />
<strong>los</strong> propios proveedores de armamento afirman<br />
apoyar mediante <strong>la</strong> ayuda internacional.<br />
Fuentes: Holtom y otros (2010); Naciones Unidas (2008b,<br />
2009a); SIPRI (2010a); UNICEF (2009c); Wezeman (2009).<br />
<strong>La</strong> tarea de encontrar un equilibrio adecuado entre<br />
el gasto militar y otras prioridades no sólo p<strong>la</strong>ntea<br />
problemas a <strong>los</strong> países en desarrollo. En general,<br />
<strong>la</strong> comunidad internacional tendría que examinar<br />
cómo dosificar <strong>la</strong> inversión en <strong>educación</strong> y el gasto<br />
en material bélico. Desde el año 2000, <strong>los</strong> gastos<br />
militares han aumentado a esca<strong>la</strong> mundial en un<br />
49% en valor real, hasta alcanzar en 2009 <strong>la</strong> cifra<br />
de un billón y medio de dó<strong>la</strong>res. (Perlo-Freedman<br />
y otros, 2010). <strong>La</strong> esperanza de que el final de <strong>la</strong><br />
Guerra Fría iba a generar un “dividendo de paz”,<br />
consistente en una reducción de <strong>los</strong> presupuestos<br />
militares, se ha desvanecido con <strong>la</strong> reacción de<br />
<strong>los</strong> países ante <strong>la</strong>s amenazas –reales, o percibidas<br />
como tales– a su seguridad, con el costo de<br />
<strong>la</strong>s guerras de Iraq y Afganistán y con el aumento<br />
del gasto en armamento en muchos países<br />
en desarrollo (Stepanova, 2010).<br />
Al igual que <strong>los</strong> gobiernos de <strong>los</strong> países en<br />
desarrollo, <strong>los</strong> gobiernos donantes deben<br />
reflexionar sobre cómo encontrar un equilibrio<br />
entre <strong>la</strong> ayuda internacional y el gasto militar.<br />
Un punto de partida útil para iniciar esa reflexión<br />
es el examen del déficit de financiación de <strong>la</strong>