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En Cuba, la NAC ocupa desde 2001 el<br />

cuarto lugar entre las causas de muerte por<br />

todas las enfermedades y el primero en los<br />

pacientes ingresados en instituciones de salud.<br />

Las tasas de mortalidad al respecto han<br />

variado en los últimos años: desde 1970 hasta<br />

1990 descendieron de 42 a 35,5 fallecidos por<br />

cada 100 000 habitantes, pero a partir de esa<br />

fecha comenzaron a ascender hasta llegar a<br />

53,3 por 100 000 habitantes en el 2004. 6 En<br />

nuestro hospital provoca anualmente el mayor<br />

número de decesos entre los pacientes ingresados.<br />

Tanto la epidemiología como el tratamiento<br />

de las NAC han experimentado cambios, pues<br />

están siendo diagnosticadas cada vez más en<br />

ancianos y pacientes con enfermedades coexistentes<br />

como: insuficiencia cardíaca congestiva,<br />

neoplasias, enfermedades estructurales<br />

del pulmón, insuficiencia renal crónica,<br />

trastornos neurológicos y hepatopatías crónicas,<br />

entre otras.<br />

Teniendo en cuenta lo anteriormente expresado<br />

y tratando de unificar las últimas tendencias<br />

y opiniones sobre el problema, se realizó<br />

una revisión bibliográfica actualizada<br />

acerca del tema, dirigida a aplicar nuevos planes<br />

de trabajo para disminuir el impacto negativo<br />

de esta afección en nuestro medio.<br />

MANIFESTACIONES CLÍNICAS<br />

No es propósito de este artículo describir<br />

las manifestaciones clínicas de esta entidad,<br />

sino insistir en que no debe confiarse solamente<br />

en los síntomas y signos para tratar de<br />

diagnosticarla con certeza, pues además de la<br />

variación de la virulencia de los microorganismos,<br />

se impone considerar que la coexistencia<br />

de enfermedades puede provocar una superposición<br />

de varios de los agentes causales<br />

que intervienen en el proceso neumónico.<br />

En los comienzos de las ciencias médicas,<br />

que data de la Gran Universidad de Viena en<br />

la década del 40 del siglo XIX, diagnosticar<br />

una neumonía era relativamente fácil, pues<br />

casi siempre se confirmaba en la necropsia,<br />

que entonces devenía una verdadera herramienta<br />

de aprendizaje acerca del tema; sin<br />

embargo, la medicina moderna comenzó realmente<br />

con el estudio cuidadoso del material de<br />

autopsia, 7 luego de lo cual se inició el debate<br />

sobre los términos neumonías típicas y atípicas,<br />

las primeras caracterizadas por escalofríos<br />

de comienzo brusco, fiebre, dolor pleurítico,<br />

tos y esputo herrumbroso, presencia de<br />

un síndrome de condensación inflamatoria en<br />

el examen físico, evidencia de afectación lobar<br />

o segmental en la radiografía de tórax y aparición<br />

de diplococos grampositivos en el esputo;<br />

cuadro este definido como una neumonía producida<br />

por neumococos, que evolucionaba de<br />

una forma típica y resultaba en la muerte o resolución<br />

por intermedio de los mecanismos de<br />

crisis o lisis. 7<br />

Los pacientes con infección pulmonar pero<br />

sin el cuadro clínico descrito, ausencia de diplococos<br />

en el esputo y toma lobulillar observada<br />

en el examen radiográfico de tórax fueron<br />

definidos como portadores de neumonía<br />

atípica; concepto que despertó interés en<br />

1934, cuando Gallagher 8 detalló un brote de<br />

bronconeumonía en 16 adolescentes que vivían<br />

en una escuela preparatoria, que al no<br />

tratarse de una neumonía neumocócica, la<br />

catalogó como atípica. En 1938, Riedman 9<br />

describió 8 casos con un cuadro similar, pero<br />

cuyas manifestaciones clínicas diferían de las<br />

informadas en los afectados por neumonía<br />

neumocócica, por lo cual fueron presumiblemente<br />

atribuidas a un agente filtrable, con probabilidad<br />

un virus, 10 descubierto luego e identificado<br />

como Mycoplasma pneumoniae. Más<br />

adelante se aisló la Legionella pneumophila,<br />

productora de una grave neumonía, lo cual<br />

obligó a cambiar el concepto de neumonías<br />

atípicas, debido a las altas tasas de mortalidad<br />

que producía, y en la década del 80 se encontró<br />

que la Chlamydia pneumoniae era el<br />

agente causal. 7 Hoy día se propone que estos<br />

conceptos de neumonías atípicas y típicas<br />

sean eliminados de la práctica médica, pues el<br />

cuadro clínico y las imágenes radiográficas no<br />

permiten definir los posibles microorganismos<br />

causantes de la afección, además de haberse<br />

comprobado en estudios epidemiológicos la<br />

coinfección de bacterias con agentes patóge-<br />

nos atípicos.<br />

11- 13<br />

En los ancianos, la presentación clínica de<br />

la neumonía es a menudo sutil, insidiosa e<br />

inespecífica, lo cual demora poder diagnosticarla<br />

acertadamente y comenzar el plan terapéutico.<br />

Las razones de esta mayor incidencia son<br />

complejas e incluyen diferentes factores, tales<br />

como:<br />

• Frecuente asociación con enfermedades<br />

predisponentes: bronquitis crónica, insuficiencia<br />

cardíaca, diabetes mellitus, neoplasias<br />

y otras afecciones debilitantes. 14

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