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No obstante, un análisis detenido de las
teorías propuestas determina que muchas
puedan ser complementarias (2). Por ejemplo,
en un análisis elemental basado en la
neuroanatomía, parece lógico pensar que las
teorías relativas a un desequilibrio “neuroendocrino”
o “vegetativo” puedan ser perfectamente
complementarias. Es más, incluso,
el aislar las diferentes hipótesis obedece más
a un recurso didáctico que a una realidad fi -
siológica. Por ejemplo, si la fatiga crónica se
produce por una mayor actividad del catabolismo
en relación al anabolismo, es obvio que
se puede producir dicho desequilibrio por una
alteración en el metabolismo de los aminoácidos.
Así mismo, un desequilibrio del sistema
nervioso vegetativo parece natural pensar
que también vaya acompañado de una modifi
cación endocrina. Por este motivo, en los
epígrafes siguientes se analizan las diferentes
teorías de forma agrupada.
DESEQUILIBRIO NEUROFISIOLÓGICO
En este término se agrupan las dos de las
teorías indicadas anteriormente: desequilibrio
neuro-endocrino y vegetativo. Se entiende
que un “desequilibrio” del sistema nervioso
no puede circunscribirse y, probablemente
aún menos separarse, a una parte concreta
anatomo-funcional.
Se ha establecido la hipótesis de que en
situación de fatiga crónica, se produciría un
descenso de la sensibilidad de la corteza
adrenal a la ACTH y un incremento de la sensibilidad
de la hipófi sis a la STH-RH (4-6). De
esta manera, la corteza adrenal descendería
los niveles de cortisol, mientras la adenohipófi
sis aumentaría la secreción de STH. Considerando
los efectos generales de estas dos
hormonas, se podría justifi car el síndrome de
fatiga crónica por un desplazamiento del metabolismo
hacia el anabolismo.
FISIOPATOLOGÍA DEL SOBRE-ENTRENAMIENTO
Otra hipótesis relacionada con un desequilibrio
endocrino ha sido proponer que la
aparición de fatiga crónica se relaciona estrechamente
con la médula adrenal (4, 7-9).
Algunos autores sostienen que se produce un
descenso de la sensibilidad de los órganos a
las catecolaminas, motivado por una disminución
de la densidad de los receptores beta
que desencadenaría sensaciones de fatiga
localizada a nivel periférico. Para comprobar
esta hipótesis, algunos autores han medido la
concentración de catecolaminas en plasma y
orina durante 24 horas (9)
De acuerdo con la teoría del desequilibrio
neuroendocrino, algunos autores (10), establecen
distinción entre las dos formas de
sobre-entrenamiento atribuidas a las modifi
caciones del sistema neurovegetativo señaladas
anteriormente (véase tabla 1). Los
deportes aeróbicos originarían una fatiga crónica
de tipo parasimpático que se manifestaría
por fatiga, apatía y falta de rendimiento. Por
el contrario, los deportes denominados anaeróbicos
serían originados por modifi caciones
del simpático con una sintomatología opuesta:
hiper-excitabilidad, intranquilidad y falta
de descanso. No obstante, parece exagerado
hacer estas distinciones entre los diferentes
deportes. Cuando se produce una modifi cación
del sistema vegetativo simpático implica
necesariamente tanto al sistema nervioso
vegetativo parasimpático como al sistema
endocrino, dadas las relaciones anatomo-funcionales
tan estrechas.
En la fi gura 1 se presenta un esquema simplifi
cado del mecanismo fi siopatólogico de la
fatiga crónica de origen vegetativo-endocrino.
El síndrome de fatiga crónica se podría explicar
por un desequilibrio vegetativo en el que
existiera un aumento del tono vagal al mismo
tiempo que la actividad simpática intrínseca
se encontrara descendida
Figura 1. Mecanismo fi sopatológico de la fatiga crónica basado en el desequilibrio vegetativo
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