L o s pocüs años que <strong>de</strong>l novecientos han transcurrido h a n sido suficíer>tes p a ra <strong>de</strong>sm entir a los clarivi<strong>de</strong>nK'S <strong>de</strong>l pasad o siglo, qut' quisieron oficiar <strong>de</strong> profetas. O scar W ilue creyó sinceram ente que su clasificación <strong>de</strong> las m ujeres en ((pintadas y no pintadas» W'nía suficiente fuerza penetrativa p a ra resis. tir algunas docenas d f años. .Apenas h a n pasado cu aren ta <strong>de</strong> su com entada frase y, sin em bargo, ya no hay casi «m ujeres que no se pinten», -íJes<strong>de</strong> la m ás conservadora aristócrata d e la buena sociedad h a sta la.-; Inim il<strong>de</strong>s obreras o las m uchachas <strong>de</strong> la nueva R usia, conocen y em plean los crayonea, el irrcuge», los polvos d e colores, etc. Si qui. siéram os escoger la p in tu ra como p a u ta <strong>de</strong> díislficación <strong>de</strong> las m ujeres, no podríam os <strong>de</strong>cir ya que s6lo hay dos clase-s d e m ujeres : las que se. pinían y las q ue no se pm tan, sino m ujeres que saben pintacse con arte y m ujeres—la m ayoría— que se pintan flial. D e cada diez m uchachas llatnat'vas que encuentra uno en u n a recepción, en u n a fiesta o en un baile, nueve se han pintado m al, o bien h an abusado <strong>de</strong> loa creyones hasta d a r a su rostro la apariiincia pintada, o bien no han com binado arm ó, nicam entf los tonos <strong>de</strong> sus polvos, colorete, etc, : o bien h an usado colores en abierta oposición con ^■u complexión o con la «•alidad <strong>de</strong> ¿u pfcl. E n realidad, es di"fíci-l ilar,'^ cuenta d§ esos <strong>de</strong>fectos si la m uchacha es bonita, porque algunas <strong>de</strong> sus facciones pue<strong>de</strong>n ten er .suficiente atractivo p ara hacer que uno «e o'I- \id e dcl resto. Pe.ro si la inucfiacha no h a sido ex traordinariam ente bien d o tad a por la naturaleza, < ntonces aparecen con relieve trem endo los errores que com etió al pintar- .«e. Así, pues, al discutir si la m ujer <strong>de</strong>be pintarse n no, h ay que sobreentend er opinlarse ■bien». P a ra pintarse m al, no vale la pena <strong>de</strong> gastarse dinero en crayones y g a star u n p ar d e horas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l espejo. Díis ciases <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones h an setH'ido <strong>de</strong> base para discutir si la m ujer <strong>de</strong>be o no p in ta rse : m orales y estéticas. D ebido al error <strong>de</strong> tra ta r un problem a puram ente es- (éiico con criterio ético, se h a incurrido constantem ente en sofism as y én absurdos. L o m-As e x traordinario h a sido q ue las principales enem igas <strong>de</strong> la p in tu ra en la m ujer se encontraban entre aquellas .señoras dadas a .las diversiones en su juventud y en treg ad as en su edad m ad u ra a m oralizar y a prácticas <strong>de</strong>sotas, presi<strong>de</strong>ntas o secretarias <strong>de</strong> asociaciones en favor d e todos los frenos y en oposición a todp lo original y a todo lo nuevo, E stas señoras, verda<strong>de</strong>ros palim psesl¿s, eran t-pignamas <strong>de</strong> M arcial borrados p a ra escribir .‘¡obre ellos o^raciones a los santos.^ Pero 'hoy se h a am pliado m ycho el horizonte m oral d e todo sér inteligente. P o r pírim era vez en la historia, aristocráticas dam i- tas <strong>de</strong> sociedad en N u ev a Y o rk y L ondres juzgan <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong>l ^ o r p o r sus efectos en la salud. L as mente."! fem eninas se han hecho <strong>de</strong>portivas, claras y optim istas. Al m ism o tiem po q ue se h an d erru m b ad o en historia y m elodram a las figuras clásicas. • populorfiim* ,;DEBE PINTARSE LA MUJER? por F E R N A N D O R O N D Ó N (Exc1m8ívo para “Popular Fílm “ ) su h an <strong>de</strong>rrum bado tam bién las arbitrarias concepciones q ue m ezclaban cánones estéticos con preceptos m orales. L as nuevas gen eraciones están m ás capacitadas p ara r e s o lv í estos problem as y p a ra beneficiarse a tra^'és <strong>de</strong> su s soluciones acertadas. E stéticam ente, las m ujeres jju ed en m irar a la p in tu ra coino un m edio <strong>de</strong> aparecer m ás bellas a los ojos <strong>de</strong> los hom bres ; má.s que como un m edio <strong>de</strong> adquirir p o siti\a belleza. A la m ujer le interesa m ás ser tenida por bella q ue serlo en realidad. .Si pintándose in teresa-m ás a los hopibres, entonces no hay d u d a do que n ad a la contendrá <strong>de</strong> .g astar M as Factor, creador d e l maquillaje cíacmatogtáflco, pt«parando un nuevo “m ate-up'' para Caiole Lozabard» (FotQ Param9vni) u n a pa.rte consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> su dinero en ar- Hculos <strong>de</strong> tocador, lápice.s, etc, .\d&niás, la m ujer tiene clara conciencia <strong>de</strong> que n o es la belleza ab stracta lo q ue m ás interesa a Itjs hom bres. En la m itología grie. g a las tres G racias se quedaron p ara vestir santosj en tíinto que m u titud d e im perfectas criatu ras consiguieron m aridos buenos o mexlianos. ¿ H a ce la pin tu ra' má.'' bella.s a las m ujere s? ¿Prefier€«i loe hoi)ibres el atractivo <strong>de</strong> los labios pálidos, pero sabrosos a carne o la tentación <strong>de</strong> los labios divinam ente <strong>de</strong>lineados por el crayón ? N o hay d u d a que las m ujeres pintadas con acierto llevan u n a gran ven taja a las que todavía confían en seducir po.r m edios pura Ayuntamiento <strong>de</strong> <strong>Madrid</strong> m ente K naturaks». El tem a no tiene discusión posible. Los úni cos disi<strong>de</strong>ntes lo son porque evocan el fenóm eno d e tal o cual m uchacha grotescam ente pintarrajeada. Y como <strong>de</strong>cíam os antes, el n ú m ero <strong>de</strong> m ujeres m al pintadas es inm enso, porque no hay peor juez <strong>de</strong> sí m ism o que la m ujer. E n cuestiones <strong>de</strong> tocador m uchas m uchachas prefieren su propio criterio al criterio <strong>de</strong> los técnicos. E ste es un error craso. N unca po<strong>de</strong>m os vernos a nosotros m ism os tal y como som os. Siem pre .se im ita u no a si m ism o cuando se m ira al espejo. H em os ;>reguntado su opinión a do s técnicos en cuestiones estéticas y a dos profundos conocedores <strong>de</strong> m ujeres, el m aestro E rn st L ubitsch y el creador genial <strong>de</strong> los m aquillajes cinem atográficos M ax Factor, E ncontram os a M ax F acto r en uno <strong>de</strong> los (csels)i don<strong>de</strong> se está rodando «El gato y el vioJín», ereta protagonizada por la bella Jean ette M ac D o n ald y R am ón Novarro. -Max Factor nos dió calm adam ente su opinión. Con gran sorpresa le oím os pronunciarse por la negativa. — L a m u jer n o <strong>de</strong>be pintarse, <strong>de</strong>be m aquilfar- se. que es m uy diferente —dijo el popular cosme- tólogo— . El em pleo <strong>de</strong>l rouge, <strong>de</strong> los crayones, etcétera, sin el pi'ocedi- m iento <strong>de</strong> m aqüillaje, arru in a la apariencia <strong>de</strong> la m ujer. U n a m u jer pintada tiene siem pre apariencia artificial, £ m p o l. \’arse y pintarse es propio <strong>de</strong> m ujeres -que no tienen ex ac ía i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> q u e ’ todo procedim iento <strong>de</strong> tocador <strong>de</strong>be ten<strong>de</strong>r exclusivam ente a glorificar la belleza natura!, pero sin restarle su espontaneidad, su ing e n u a naturalidad. El a rte <strong>de</strong> m aquillarse consiste en apren<strong>de</strong>r el uso .estético, y beneficioso <strong>de</strong> las propias facciones, <strong>de</strong> la propia constitución epidérm ica, <strong>de</strong> la propia personalidad. Asf como el único estudio <strong>de</strong>l cómico es ap ren d er el uso ridículo <strong>de</strong> sí m ism o, así el único c-studio <strong>de</strong> tocador .que la m u jer <strong>de</strong>be em pren<strong>de</strong>r es <strong>de</strong>scubrir el uso inteligente d e sus atractivos, el f.mpleo arm ónico <strong>de</strong> sus cosméticos y el arte sutil <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>r sus <strong>de</strong>fectos. iiEl m aquillaje corrcc. tam ente aplicado contribuye po<strong>de</strong>rosam ente a au m en tar el encanto fem enino, M alam ente aplicado, a rru in a a la bonita y hace horrorosa a la fea. En Hollyw ood he tenido oca sión <strong>de</strong> em pren<strong>de</strong>r ía complpra transform ación <strong>de</strong> m uchas m uchachas por m edio <strong>de</strong>l m aquillaje. No hay duda a lg u n a <strong>de</strong> que las artes <strong>de</strong>l tocador contribuyen a la belleza fem enina y d e q ue la m u jer <strong>de</strong>be beíieficiarse con ellas, P ero a condición <strong>de</strong> que se pretenda glorificar la belleza n atu ral exclusivam ente. Si se tra ta d e adcjuirir presta,da personalidad o prestados encantos, entonces se tendrá siem pre la apariencia d e acosa pin tad a y an tin atu ral". E n el em pleo <strong>de</strong> los cosm éticos p ar^ conseguir efectos ariísti
wood, po<strong>de</strong>m os m ira r a A drianne A m ís. H ace dos años era u r a <strong>de</strong> tan tas chiquillas sim páticas, pero interesantes. T uvo !a- i<strong>de</strong>a d