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M
ísiCA, literatura
, escultura,
• etcétera, artes
Clásicas ; fotografía, arte
mcxlerno i disuélvase en
un poro de m ovim iento,
de dinam ism o y resultará
de la re ac ció n : cinem a,
arte del futuro.
D e u n futuro cuya posible
existencia no conociese
ni aún rem otam ente
la m asa.
D e un futuro que albo,
rease ya p a ra nosotros
oon obras com o «R om anza
sentim ental». tcRapsodig
húngara», etc.
P o r eso quien h ay a visto
la prim era, la m arav i.
llosa creación de E insensioin
: quien se haya em -
b íiag sd o con a q u e 11 a
esencia de poesía de im á.
genes ; quien se h ay a sentido
a rrastrad o , subyugado
por la contem plación
de aquel sublim e trozo de
firte : quien con ello haya
vislum brado la.s posibilidíides
de! cinearte, comprenderá
la expectación
que produciría en nos-
*otros el anuncio de u na
cinta de la que se pudiese
esperar algo parecido,
Q uien com prenda esto y
con(r¿ca la m úsica de
Scliubert no se ex trañ ará
• popu|air|ilm*
U N A R E V E L A C I Ó N t W IL L Y F O R S T
“VUELAN MIS CANCIONES"
por A N T O N I O R A M Í R E Z
efecto, al- llegar a m ies- lienfos de aquel artista, al 'm anifestación puram ente
tros oídos esa noticia, to- com pás de su m úsica y de artístÍL-a de éste...
do un m undo de esperan- las im/igenes que inspi- Inquirim os el nom bre
zas se abrió ante nos- ra ra su m úsica. Ibam os del director q ue esto nos
otros. a presenciar la elevación ofrecía.
Escenas d e “ Vuelan mi» canciones**, de Marta Eggerf, «on música de Franz Schubert, presentada pot Ufílms.
de nuestro contento ai saber
la existencia de u na
película que se b asa en la
obra de aquel mvisico. En
Ibam os a tener ocasión
de vivir d u ran te dos horas
las alegrías y tristeías,
los eniusiasm os y desa.
de categoría de su arle al
com pletarse en el cinem a.
E n u na p alab ra, íba-
mo.-i a a.sistir a u na nueva
Ayuntamiento de Madrid
Nos encontram os con
que era W iily Forst. No
nos sonaba por prim era
vez.
E n efecto, buscando en
nu estra m em oria, nos
acordam os de un galán
que protagonizó «El se-
.•retario de m adam e», «Pe-
ter Vossi) y otras y que
se llam aba de, la m ism a
m anera.
D ud am o s q ue fueran
u na m ism a persona. Pero
nos lo confirm aron.
Y entonces las ilusiones
q ue nos habíam os forjado
alrededor de c