Descargar ( 21171k ) - Memoria de Madrid

— Yo sé que sois u na amigíi, vina quorida
amifía, u na a n tig u a am iga. N o qucrr.'ais
ilarnip puna, auitquc sea un insecta.
Alicia, ansiosam enU ’, preguntó;
—¿ Q u é d a s e de insecto?
E ila quería saber si picaba o n o ; pero tal
.iregunta’k- 'parecit^ falta de cortesía.
L a voz, m uy dulcementH, -m urm uró:
— Así vos no...
C uando fué interrum pida por un hilbifici.
Alicia se puso en jDÍe, m uy pálida, y todas
popular |ilm
tem blaran de miedo.
El caballo conservó su
san g re fría;- sacó la nariz
por la ventanilla y dijo
con calm a:
— N o ps n a d a . .Acaba­
m o s de s a lta r un arroyo.
L a explicación tran q u i.
lizó a todo el mundo.
• Alicia estaba un poco
nerviosa ante la idea de
«•stos trenos saltadores.
Se consoló pensando:
tcLlegaremos de tc>dos
m odos h asta la C u arta
E stación.11
De rep en te, el tren subió
derecho hacia el C'elo,
Alicia, .-"u terror, se
asió al prim er objeto que
le vino a m ano ; era la
b a rb a de la cabra, r s l a
b arb a pareció desvanet.or.
se cuando ella la tocó-
¿ Dejea.señoTa.competir é
con.... Gay nor ?
No vacife,viñte la ^ ' h
CLiNiQUE - ^
DE
BEAUTE
mhmmmf
( renfe T eatro
C LIN IQU E DB BEAU TÉ. - R am b la de C aialn ñ a , 5
.Micia se enconti'ó tran ­
quilam ente .sentada sobre
un árbol y descubrió el in­
secto de voz dulce ; el mosquito
bailaba sobre su cabeza
y la abanicaba con sus
alas.
E ra un m osquito m uy
grande. T enía el ta m a ñ a de
un polluelo. .Alicia, sin em ­
bargo, no se inquietó; los
dos habían charlado mucho.
Sin esfuerzo el m osquito
reanudó la conversación ;
—¿ .\sí, a vos, no-OS gus­
ta n todos los insectos?
— Me gustan cuando pueden
hablar—respondió .Alicia—
. E n mi país, callan
siempre.
— ¿C on qué insectos ju ­
gáis en vuestro país?
—Y o no juego jam ás con
insectos. Me dan m ucho
miedo, cuando m enos los
m ás grandes. Puedo deciros
los nom bres de aquelhis que
conozco.
El m osquito preguntó
con n egligencia:
—¿S in duda responden si
se les llam a por su r'om-
bre?
—N u n ca m e h e a^Dercibi-
do de ello.
— ¿ P a ra qué les sirven
¡os nom bres si no contes­
tan a ellos?
—N o llevan los nom bres
p a ra usaa-los, sino para las
fíenles que se m eten en sus
asuntos, ¿ P o r q ué ra/ó n
las cosas tienen nom bre?
— N o sé nada de esto.
.-\llá en el bosque, los insectos
no tienen nom bre.
E n fin, basta. R ecitadm e
vuestra lista.
Alicia, contando con los
dedos, com enzó:
Ayuntamiento de Madrid
1 1
— Prim ero h ay el tábano.
El m osquito aprobó y dijo :
— Perfectam ente. A m edia altu ra de este
zarzal veréis un táb an o colum piándose. Fijaos.
está en teram en te fabricado en m adera,
y pasa de un lado al otro balanceándose,
— ¿ D e qué puede vivirá
— D e la savia y del sprrín del bosque. Se^
guid la lista.
.Alicia adm iró el tábano colum piador. P a re ­
cía recién pintado, brillante de. cola, como un
juguete. A ñ ad ió '
— H ay !a libéluia,
— M irad la ra m a de encim a de vuestra ca­
beza— dijo el mosquito— . E ncontraréis la libélula
de N avidad. Ved su cuerpo hecho de
(qjium-pudingii, las alas de hojas d e acebo ;
m irad su cabeza, u n g ran o de u va conservado
en aguardienle.
.Alicia repitió la p regunta ;
— ¿ D e qué puede vivir?
— U e cocidq y de pastel. E lla hace su nido
entre los regalos del árbol de N avidad.
— H ay aún la m ariposa.
.-\licia contem pló el insecto de cabeza fosfo-
re.scentc, p e n sa n d o ;
l í L o s insectos vuelan alrededor de las bujías
porque envidian a las libélulas de N a.
vidad.
E l m osquito prosiguió :
—A rrastrándose a vuestros pies.,.
.Alicia retrocedió de miedo.
—Atención, re p ito : arrastrándose a \ ut‘s-
tro s pies pixiréis observar u na m ariposa-
sandw ich. Fijaos en svi cuerpo de corteza,
sus alas como tartin as de m anteca y su ca­
beza como un pedazo de azúcar.
—¿ D e qué puede vivir'-
__D e té con leche. L'n té m uy ligero.
Alicia se inquietó :
__¿V si por desgracia n o encuentra?
— Se m oriría, naturalm ente.
Pensativa, .Alicia su g irió :
__E sta desgracia debe ocurrir a m enudo.
— E sta desgracia ocurre siem pre—conclu­
yó el m osquito.
('IV.xto francés de P . (i.)
L . C arroll