Ayuntamiento <strong>de</strong> <strong>Madrid</strong> N ueva produc ción <strong>de</strong> lujo <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r Kof- da, para London Films, protago nizada por Dou- glas Fairbanfcs (Jr.) y Elisabcth B erg n er y que presenta a r t i s t a s ASOCIADOS
• popular film- ALICIA, EN EL PAÍS DE LAS HADAS" SH dice siem pre q ue y a no h ay niños. H ay íjue creer qUe los recién nacidos vienen al m undo teniendo, como los m ayores, u na estilográfica en la m ano. Afortu n ad am en te aún quedan niños— los h erm a, nos <strong>de</strong> .Micia, las h erm an as <strong>de</strong>l buen Pequeño Diablo— que no son niños prodigins- Ellos reciben al nacer los privilegios que se pier<strong>de</strong>n cuando se au m en ta en peso y en años. E stos niños, perfectam ente naturales, conocen el secreto <strong>de</strong> .M icia; p a ra ellos el país <strong>de</strong> las m aravillas no tiene se a e to s. L rw is Carroll— au to r d e «Alicia en el pats <strong>de</strong> las m aravillas» y <strong>de</strong> su continuación uL a trave sía <strong>de</strong>l esi>ejo)), <strong>de</strong>l que publicam os aquí un capítulo— <strong>de</strong>m uestra sor uno d e los gran<strong>de</strong>s poetas q u e supieron hacerse pequeños para g u iar a los niños en un m undo en q ue las piezas <strong>de</strong> ajedrez se an im an , don<strong>de</strong> las flores h ab lan y abren sus corolas, don<strong>de</strong> los reyrjb y lás rein as se encuentran al alcance <strong>de</strong> la m ano, com o los juguetes. Sabem os que N o rm an M ae L eod pone en escena (cAlicia en el país <strong>de</strong> las hadas» en su estudio d e Hollywood. La.s prim eras fotogra. fías <strong>de</strong>l film que no s m an d a el corresponsal e.^peoial <strong>de</strong> «Cinem on<strong>de</strong>», N ueva Y ork, perm iten esperar que trad u cirán fielm ente está obra, haciendo <strong>de</strong> ella u n a creación, porque ia am a, y se tra ta antes que n ad a <strong>de</strong> un juego <strong>de</strong> recreación in'fantil. H a y que <strong>de</strong>sear, con él, que los m ayores tengan el valor <strong>de</strong> retroce<strong>de</strong>r a la infancia y d e <strong>de</strong>scubi'ir el paraíso, porque ei paraíso existe y e s el pa raíso-<strong>de</strong> los niños. Y m ientras, dad u n a vuelta con .\licia por ei paí.s <strong>de</strong> las h a d a s ; todos los tren es son trenes <strong>de</strong> recreo. E n su casa, ra d a día es Navidad. —¿ L o s billetes, h ag a el favor?— dice el i'e- visor sacando la nariz por la portezuela. E n seguida cada uno presenta su billete. L os billetes tenían casi el m ism o tam año que los viajeros y parecían llenar los com partim ientos. —;V a y a ! ¡V e am o s! V uestro billete, niña—dijo el revisor m irando severam en- le a Alicia. T odas las voces repitieron a coró, como un esíribillo : — ¡V a y a ! ¡V eam o s! V uestro billete, niña. N o h ag áis esperar al revi.sor. Su tiem po vale cien m il francos el m inuto. Alicia, asustada : —T engo m iedo <strong>de</strong> no tener billete. N o h abía taquilla allá abajo cuando he tom ado el fren. E l coro <strong>de</strong> voces g r i t a ; — N o había lu g ar p a ra la taquilla cuando ella ha tom ado el tren. El terreno allá vale cien m il francos «1 centím etro. —^No busquéis excusas— refunfuñó el revisor— . N o teníai.s m ás que pedir un billete al m aquinisia. E ntonces exclam a H coro a voces : —¿ E l m aquini.sta? ; Q ué <strong>de</strong>sgracia ! El h u . m o <strong>de</strong> su liK om otora vale cien mil francos cada bocanada. Alicia, p e n só : — E-s inútil hablar. ,Se calló y las voces no resonaron esla vez, pero, con sorpresa suyn, pen.saron a coro (i); —E s m ejor no <strong>de</strong>cir nada. L a frase vale a cien mil francos la palabra. .\licia, p e n só ; — E sla noche seguram ente soñaré con dinero. El revisor, sin perd'“r un segundo, la exam inó con un telescopio; <strong>de</strong>spués con un mi- (1) K spírn iihjs qiik pI lector eiiloiKlerá el siMitido