Madrid 19701221 - Home. Fundación Diario Madrid
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El sol sale—dicen—para todos, y la exeepción confirma<br />
la regla... El sol salió ayer para casi todos,<br />
efectivamente. Para el Atléticó, que, a pesar de los<br />
sustos, ganó; para el Glub, que, casi increíblemente,<br />
estuvo a punto de llenar el Manzanares; para los seguidores<br />
rojiblancos, que vieron un partido con su<br />
más que granito de emoción, cuando lo lógico hubiera<br />
sido que las cosas hubieran rodado más rutinariamente.<br />
Salió el so! hasta para el Málaga, que, a<br />
pesar de dejarse los dos puntos, jugó con cierta soltura,<br />
marcó un gol y estrelló varios tiros en los palos;<br />
brilló también el sol para el número 10 del equipo<br />
andaluz—a quien las gradas llamaron de todo—<br />
que, a pesar de ser bajito se empeñó en incordiar, no<br />
siempre con buenas maneras, y no se fue a la caseta.<br />
La excepción también estuvo<br />
frésente. No sa^Iió el sol p>a¡ra la<br />
zona de la tribuna y los, en prinedipio<br />
privilegiados, envidiairan a<br />
sus paisanos áe enifrcnte. Y es<br />
que a la zona de la tribuna del<br />
estadio del Manzanares no debe<br />
die llegar el sol ni en agosto... No<br />
fueron, por otra parte, ayer demasiiado<br />
revoltoscs los numero^<br />
sos espectadores. Hubo «no, partidario<br />
del Málaga, y por lo visto<br />
célebre en su tierra, que se<br />
subió al guindó a raíz del primer<br />
gol. Le mandaron calíanse<br />
y él preguntó, extrañado, si aquello<br />
era cante fiamenco para tener<br />
que guardar silencia. Se caviló,<br />
de todas formas, no porque se<br />
lo mandaran, sino potque el empate<br />
llegó para él dranasiado<br />
pronto.<br />
Con oír es suficiente...<br />
Tampoco salió el sol para Jo^<br />
sé Baldes, porque él nunca hai podido<br />
ver la luz. Es invidente de<br />
nacimiento, tiene treinta años, y<br />
hace siete que acude a todos loa<br />
partidos del M a n z a n ares. La<br />
gente le llama el "ciego del<br />
Itai Airtooio Rodil^ez,<br />
Atléticó". Junto a él, su amigo<br />
Tomás Polo, tarde tras tarde, le<br />
va radiando, en voz baja^ lo que<br />
está sucediendo en el campo.<br />
—^¿ÍES usted capaK de saber<br />
lo que está pasando aunque no<br />
se lo cuenten, por el griterío?<br />
—Creo que sí. Muchas veces<br />
cuando me dice lo que está pasando<br />
yo ya lo sé.<br />
Su "locutor" paarticulaír me<br />
ajsegura: "Sabe hasta