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Identidad cortada - Fadaum

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Sola en el piso, al comprobar la ausencia de la enferma ante la cama vacía, la mujer<br />

retorcía sus manos presa de la incertidumbre.<br />

- ¿Qué hago Dios mío que hago? ¿Donde puede estar mi pobre señora?<br />

Volvía a recorrer las habitaciones una y otra vez para comprobar si estuviera<br />

escondida o perdida en algún armario o en cualquier rincón que se la hubiera pasado por<br />

alto, antes de llamar por teléfono a Don Arturo o ha Dª Pilar para decirles, que su madre<br />

había desaparecido.<br />

- ¡Ay Dios mío que disgusto se van a llevar ¡Son tan buenos con ella y tan<br />

cariñosos!¿pero que hago?<br />

La puerta de la casa se abrió con la llegada de la asistenta. Se abrazó a ella<br />

inundándola con un mar de lamentaciones<br />

- ¿Pero que te pasa mujer? ¿Que la señora ha desaparecido? ¿Pero como puede<br />

ser? Calmate, que te va a dar algo. ¡Tu corre a la calle por si está por aquí cerca! y yo<br />

mientras tanto llamo a Dª Pilar ¡y pregúntale al portero!<br />

Pilar se encontraba tristona ese día. Se pasaba mucho tiempo sola, sin su marido<br />

siempre tan ocupado y ahora ella se estaba haciendo mayor, los hijos también y cada día<br />

echaba más de menos la ausencia de ambos. La vida de los suyos era un torbellino de<br />

salidas, viajes y fiestas, las horas copadas siempre en algo, comidas de trabajo, reuniones<br />

de clientes o socios, pero ella al margen de esas actividades solamente se sentía calmada<br />

cuando pasaba los ratos en compañía de su madre. Las dulces horas con su madre, sin<br />

pensar, echada sobre un canapé en el dormitorio tapizado de cretona inglesa de flores y un<br />

silencio más dulce aun, que Maria nunca interrumpía.<br />

Solamente algunas veces como el toque de una campana que derrama el sonido en<br />

el aire del amanecer, inesperada pero reconfortante las palabras de su madre interrumpían<br />

sus cavilaciones<br />

- No se irán ¿sabes? Pilar, te quieren, solo que hay mucho ruido a tu alrededor<br />

Las palabras inesperadas de su madre llegaban a sus oídos como las notas de un<br />

piano roto y silencioso en un rincón de la estancia.<br />

- ¿Qué dices madre? ¿A que te refieres? ¿De que ruido hablas?<br />

Pero ella sonreía y guardaba silencio De nuevo había desconectado.<br />

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