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- Manuela ¿contigo habla mi madre?<br />
- Muy poco señorita, pero sin venir a cuento a veces dice unas cosas…Parece que<br />
adivina el pensamiento, como si viera la pena de una a través de la frente. La señorita<br />
Carmen la hace cantar, y juntas se ríen.<br />
Las tardes o las mañanas que pasa con Carmen, madre ríe o canta y las tres hacen<br />
vida de familia (pensaba Pilar) para mi se quedan las rabietas en las sesiones de terapia o la<br />
tozudez y el hermetismo cuando se pone negativa.<br />
Sin ella querer, sin ser conciente el fantasma de la envidia se colaba en su corazón.<br />
Pilar pensaba que en realidad nunca había tenido una vida de familia tradicional;<br />
cuando eran pequeños sus hermanos y ella pasaban largas temporadas en internados o en<br />
colegios del extranjero. Su padre era de la opinión que los hijos debían de ser educados con<br />
disciplina y lejos de mimos y caprichos, pero su madre se las ingeniaba para estar cerca de<br />
ellos. Recordaba los veranos que pasaban en la finca familiar de la costa, su madre y ellos<br />
tres. Allí solos los cuatro eran felices. Se levantaban casi al amanecer y marchaban a la<br />
playa a pasear y con un cubo en la mano cojían coquinas Su madre les ponía un sombrero<br />
de paja para saltar las olas…Más alto… más alto… Se reían y cuando las olas los tiraban al<br />
suelo, envolvían sus cuerpos en una patina de sol y arena dorada. ¡Ay que gusto!<br />
En aquellos días no había horarios, ni normas. Su madre se quedaba dormida en<br />
una hamaca suspendida entre dos higueras inmensas, mientras, ellos alrededor y con un<br />
cesto cada uno, subiéndose a las ramas cogían los higos negros que se escondían calientes<br />
y dulces.<br />
- ¡Artu, aquí hay uno grandísimo! Cógelo… cógelo, que yo no llego. O también No te<br />
lo comas es para mamá.<br />
Y cuando la madre despertaba de la siesta siempre decía: A ver, a ver ¿quién ha<br />
cojido la fruta mas rica? ¿Quién quiere merendar?<br />
Después el padre llegaba a recogerlos para ser enviados a un colegio en Suiza. La<br />
magia se rompía, los dos solos, sin los hijos, se marchaban a un hotel muy lujoso en San<br />
Sebastián. Su madre elegante y sofisticada le sonreía.<br />
- ¡Adiós, adiós, hasta pronto y ser buenos!<br />
Besos apresurados de papá, recomendaciones para Arturo.<br />
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