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lucrecio,_clinamen_y.. - Web del Profesor

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pues entonces está claro que el material de nuestro cuerpo se mueve en contra de<br />

nuestra voluntad, hasta que nuestra voluntad lo refrena por medio de las extremidades;<br />

¿ves que, aunque a menudo estamos sujetos a la fuerza externa, sin embargo hay<br />

algo en nuestros pechos que puede resistir esta fuerza<br />

a cuyo mandato, más aún, la materia de nuestro cuerpo es forzada a veces a alterar<br />

su curso y cuando es empujado hacia a<strong>del</strong>ante es refrenado hacia atrás y vuelve a la<br />

inmovilidad?<br />

(5) 284-93<br />

por lo tanto debemos admitir una tercera causa <strong>del</strong> movimiento (además de los golpes de<br />

otros átomos y <strong>del</strong> peso) también en el nivel atómico, de la cual surge esta capacidad innata<br />

de la voluntad,<br />

puesto que nada surge de nada;<br />

pues el peso impide que los átomos se muevan por influencia de los golpes, o sea,<br />

por una fuerza externa,<br />

pero para impedir que la mente esté sujeta a una necesidad interna y siempre esté<br />

forzada a actuar bajo constreñimiento, debe existir el <strong>clinamen</strong> en el nivel atómico, que<br />

ocurre en un tiempo y un lugar indeterminados.<br />

Espero que el esbozo de esta σημειωσιç esté claro; nótese en particular las<br />

repetidas referencias a la experiencia (263, 269, 277) para establecer la existencia de<br />

voluntas. Se dan dos ejemplos, uno de acción no forzada y otro de acción forzada, a fin de<br />

establecer que la diferencia entre ellos yace en la presencia o ausencia de voluntas. Una vez<br />

que se ha establecido la existencia de ésta, Lucrecio puede usarla como σημειον de la<br />

existencia <strong>del</strong> <strong>clinamen</strong>; debe haber algún fenómeno en el nivel atómico que causa 15 el<br />

fenómeno observado de voluntas. Por lo tanto el <strong>clinamen</strong> existe. Antes de examinar cuáles<br />

son las implicaciones de esto con respecto a la teoría epicúrea de la acción, un número de<br />

detalles debe ser tratado más a fondo. Antes que nada, el texto de 257-8. Los manuscritos<br />

nos ofrecen «fatis avulsa voluptas | per quam progredimur quo ducit quemque voluntas», y<br />

Lambinus fue el primer en sugerir que se intercambiasen voluptas y voluntas.<br />

Periódicamente, se hacen intentos de mantener el texto manuscrito, 16 pero las objeciones<br />

son abrumadoras:<br />

(1) Tiene perfecto sentido hablar de que el placer conduce al ser humano y Lucrecio<br />

ha subrayado este papel <strong>del</strong> placer en 172 «ipsa deducit dux vitæ dia voluptas». Como<br />

comenta P. H. Schrijvers 17 comparando Ep. Men. 128-9 xαι απο ταυτηç (sc. τηç ηδονηç)<br />

xαταρχομεθα πασηç αιρεσεωç xαι φυγηç, ‘La voluntas animi comme cause permière du<br />

mouvement est étroitement liée à la voluptas comme cause finale’ (La voluntas animi como<br />

15 Podría objetarse que es inexacto decir que un evento en el nivel atómico causa un evento en el nivel<br />

macroscópico; más bien, tenemos distintas descripciones <strong>del</strong> mismo evento físico. Pero Epicuro es explícito<br />

en este punto; cfr. Sexto Empírico, Adversus matemathicos, IX 212: ο δ ‘Επιξουροç<br />

xαι σωματα σωματων xαι ασωματα ασωματων φησιν αιτια τυγχανειν, xαι σωματα μεν σωματων ω<br />

ç τα οτοιχεια των ουγxριματων, ασωματα δε ασωματων ωç τα τοιç πρωτοιç σωμασι συμβεβηxοτα α<br />

σωματα των τοι⎜ συγxριμασι συμβεβηxοτων ασωματων. De ahí las objeciones de T. Tohte (Zu<br />

Lucretius, «JKPh» 117, 1878, pp. 123-36, p. 123 et seq.) a Lucrecio II 287 son inválidas.<br />

16 Los más recientes son los de L. A. Mackay, Notes on Lucretius, «CPh» 56 (1961), pp. 103-105, p. 104; G.<br />

Barra, Fatis avolsa voluptas (De rere naturæ II, 257), «RAAN» 39 (1964), pp. 149-165, y Bollack, op. cit.,<br />

pp. 177 et seq.<br />

17 Horror ac divina voluptas: Études sur la poétique et la poésie de Lucrèce (Amsterdam 1970), p. 17.

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