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Opinión :
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EL QUINTO PATIO
CAROLINA VÁSQUEZ ARAYA
La palabra prohibida
L A PRÁCTICA INHUMANA DE
la ablación del clítoris en las niñas
musulmanas es un asunto
de fe.También lo es en algunas
religiones la prohibición de recibir
asistencia médica o sangre
transfundida porque para ciertasdoctrinas
el destino de cada
persona ha sido determinado
por un ser superior y es preciso
acatar su disposición con humildad
y total subordinación.
Algoparecido sucede cuando
se aborda el tema del aborto,
cuyas connotaciones abarcan
desde la discusión puramente
política yconservadora
que niega alamujer el derecho
a disponer de su propio cuerpo,
criminalizando cualquier
intento de poner término ala
vida de un feto —con las consiguientes
repercusiones legales,
morales, éticas ysociológicas—
hasta el hecho incontestable
de que la práctica masiva
de abortos clandestinos se debe
en gran parte a la influencia
religiosa en los asuntos de Estado,
como por ejemplo su interferencia
en las políticas públicas
sobre salud sexual y reproductiva.
América Latina es uno de
los continentes —después de
África— en donde el tema del
abortoclandestino está oculto,
acallado y prohibido, pero
siempre presente. En nuestro
continente se practican alrededor
de cuatro millones de abortos
clandestinos al año, yla cifra
de mujeres muertas por esta
causa sobrepasa las cuatro
mil en el mismo período. Aún
así, las exigencias de la fe impi-
Las políticas públicas en
salud sexual y
reproductiva constituyen
un instrumento de
avance social.
den la divulgación masiva de
información sobre métodos
anticonceptivos que podrían
reducir esta masacre, basadas
en principios que las propias
instituciones eclesiásticas
tienden a suavizar cuando se
trata de casos que les tocan de
cerca, como la violación de
monjas o situaciones similares
en familias pudientes muy cercanas
a los grupos de poder.
El aborto, esa palabreja tan
repugnante para los fundamentalistas
religiosos que nie-
gan ese y toda clase de derechos
a la mujer por el solo hecho
de serlo, es una realidad
palpable, constante y en perpetuo
crecimiento. La fe por sí sola
nunca será suficiente razón
para que una niña dé a luz a un
ser producto de un incesto o
una violación. Tampoco para
que una mujer arriesgue su
propia vida por una criatura inviable
o cuya supervivencia esté
marcada por el sufrimiento.
El tema en sí constituye tal
afrenta para ciertas personas
que no vacilarán en manifestarme
su repudio con unsolo
argumento: que nadie tiene derecho
sobre la vida de otro. Sin
embargo, son esos mismos
apóstoles de la vida quienes
condenan amuerte amiles de
niñas, adolescentes y mujeres
adultas negándoles una adecuada
educación sexual, influyendo
en las legislaturas para
frenar todo avance en el respeto
alos derechos de esta mayoría
de la población y criminalizando
toda iniciativa tendente
a reducir las grandes injusticias
sociales, en una condena
irracional que ninguna doctrina
puede justificar.
elquintopatio@gmail.com
ECLIPSE
ILEANA ALAMILLA
Momento oportuno
A HORA QUE VAMOS AESTREnar
Cortes, yapesar de las dudas,
debemos pasar a otra discusión,
otras reflexiones yexigencias.
Las y los usuarios del sistema
de justicia, en sus diversas
ramas, tal como está concebido
y la forma en que funciona, por
lo general resultan víctimas del
mismo yno beneficiarios de su
aplicación, no encuentran en él
las soluciones alos conflictos
que surgen o a las demandas que
interponen.
El Derecho suele no ser neutral,
es el armazón en donde
usualmente se replican las inequidades
y se reproducen las relaciones
de poder entre los seres
humanos, incluyendo las
existentes entrehombres ymujeres.
Y aún así, de nada sirveun
ordenamiento vigente si no se
cumple. A las mujeres les son
totalmente
ajenas las nor-
Es necesario que los
aplicadores de justicia nos
respondan estas
interrogantes.
mativas que
les permiten,
teóricamente,
realizar las
mismas actividades
contractuales
que los hombres, mientras
no tengan condiciones reales
y efectivaspara hacerlas realidad.
Las aberraciones que caracterizan
nuestros procesos históricos
de injusticia, explotación,
despojos, inequidades, desigualdad
y discriminación, se
han desarrollado en marcos jurídicos
que son legales, pero injustos,
y son usualmente las mujeres
quienes tienen menos acceso
a los satisfactores, bienes y
servicios, debido a situaciones
estructurales e históricas.
El sistema legal se confabula
para mantenerlas en la marginalidad.
La discriminación de hecho
es la que prevalece, apesar
de la formalidad jurídica que la
niega. Hay poca sensibilización
hacia las condiciones de inequidad
en que las mujeres deben
ejercer su ciudadanía. Las diferencias
por razón de sexo se
convierten en desigualdades,
discriminación y exclusión. Las
construcciones sociales sobre
estos aspectos provocan las sumisiones
y subordinaciones.
Las indígenas son las que tienen
menores índices de desarrollo
humano, mayoresniveles
de exclusión ydepobreza ydificultades
para acceder a los servicios
públicos; la brecha lingüística
se convierte en un valladar
para acceder a los servicios
públicos, que son monolingües,
aislando a quienes no hablan español.
El número de jueces bilingües
que ejercenjurisdicción
en territorios en donde hayelevada
cantidad de mujeres monolingües
no se corresponde
con esa necesidad de poder expresarse
yser comprendidas en
su idioma.
El Derecho reproduce las desigualdades
de género, las leyes
se promulgan desde el poder y
son aplicadas por seres humanos
con ideologías yconductas
que responden
a sus contextos.
Todo
esto ya está
dicho por expertas(os).
La mayoría
de jueces son
hombres que todavía no han tenido
un acercamientoala sensibilidad
de género; algunas juezas
tampoco, por tanto no toman
en cuenta los lugares desiguales
que ocupan hombres y
mujeres en la sociedad. Un elemento
muy desfavorable en el
caso de la aplicación einterpretación
de las leyes es la mentalidad
positivista de los jueces,
quienes en muchas ocasiones se
resisten arealizar interpretaciones
pertinentes, limitándose a
su aspecto literal, sin tomar en
cuenta elementos culturales y
étnicos.
Estamos en un momento
oportuno para repensar el sistema,
de revisar si sus bases y
principios son justos, democráticos
yequitativos, y si solo son
las leyeslas deficientes oson las
conductas y actitudes de los seres
humanos las que hay que
transformar.
Es fundamental que los impartidores
de justicia nos respondan
estas interrogantes.
iliaalamilla@hotmail.com
P RENSA LIBRE : Guatemala, lunes 26 de octubre de 2009
“Se tuvo la oportunidad histórica de modernizar
el sistema de justicia... sin embargo, se cayó en la política de
librar pulsos de poder entre grupos de interés y de presión que
funcionan en el sistema político y socioeconómico”.
ELFIDIO CANO,
SOCIÓLOGO, AL REFERIRSE AL DEBILITAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES.
INFORMACIÓN EN LA PÁGINA 8
“¿Amerita o no? Es muy complicado, porque en el
momento de decretar un estado de Prevención, el Estado
reconoce que sus fuerzas de seguridad no tienen capacidad para
controlar una perturbación grave de la paz en Mixco”.
HÉCTOR ROSADA,
POLITÓLOGO Y ANALISTA, POR CRÍMENES Y EXTORSIONES EN MIXCO.
INFORMACIÓN EN LA PÁGINA 10