Aldaba_33_agosto_2013
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unánimemente. Y debió resolverse la cuestión porque dos<br />
meses después Purificación Mata Castellano presentaba<br />
una instancia en la que decía que “desde hace infinidad de<br />
años viene dedicándose a la venta de hortalizas ocupando<br />
el puesto nº 71 en la Plaza, al lado del Ayuntamiento, y para<br />
que no se le vacíe el sitio, pide que se le conceda, previo<br />
pago de la cantidad que acuerde el Ayuntamiento”. Se pidió<br />
informe a la Comisión de Abastos.<br />
No obstante, no todo era solicitar y ofrecer el pago<br />
de lo que se acordase; también había gentes que no estaban<br />
tan conformes con estas innovaciones, como lo demuestra<br />
el escrito que hiciese Antonio Garrido Ocaña (rematante<br />
del arbitrio municipal de los puestos de vendeja en la vía<br />
pública). Éste manifestaba que “los vendedores de espárragos<br />
y cardillos se niegan a pagar el arbitrio municipal” y<br />
que él, por orden del concejal Juan Castellano Fernández,<br />
“había desistido de cobrarlo bajo la promesa de que sería<br />
resarcido por los perjuicios que tuviese”. El Ayuntamiento,<br />
ante esta situación, acordó pedir el correspondiente<br />
informe a la tan citada Comisión de Abastos 9 .<br />
Los comercios de comestibles<br />
Complementarios a los comercios anteriores son<br />
los de comestibles, llamados también de ultramarinos (por<br />
ser los que expendían artículos que procedían del antiguo<br />
Imperio español); estos comercios solían vender artículos<br />
menos perecederos que los dedicados a carnicería y pescadería<br />
y tenían dentro del entramado comercial marteño<br />
una innegable importancia. También eran numerosos en<br />
el Mercado marteño aunque en menor número que los<br />
antes citados. Tenemos diversos ejemplos de peticiones de<br />
apertura, traslados…, que iremos viendo poco a poco.<br />
En 1905, en el mes de octubre, José Tegero Pérez<br />
manifestaba, en su instancia presentada, que “quiere vender<br />
en la Plaza de la Constitución comestibles (bacalao, arroz,<br />
etc.) y, como medida de higiene, solicita que no fuese al<br />
aire libre por lo que pide que le dejen construir una barraca<br />
de madera delante de la pared de la capilla de Jesús por el<br />
norte, a la entrada de la calle San Pedro”. Cinco años más<br />
tarde, Francisco Bogaril pedía autorización para “construir<br />
una caseta en la Plaza para vender comestibles”; igual hizo<br />
por las mismas fechas Antonio Fernández Chica, quien<br />
añadía que quería hacerlo “a la izquierda del Ayuntamiento,<br />
para la venta de artículos de primera necesidad”. En<br />
todos los casos se solicitó los preceptivos informes a las<br />
Comisiones de Policía Urbana y de Abastos.<br />
Un año más tarde, José Miranda Castillo presentaba<br />
un escrito en el que decía que “para la venta de productos<br />
de primera necesidad quiere construir una caseta<br />
Fachada del Ayuntamiento durante la Feria de San Juan.<br />
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