Aldaba_33_agosto_2013
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aislados sino que, en un punto muy próximo a esta zona, también proliferan situaciones que evidencian una incomprensible<br />
dejadez. Así puede comprobarse si nos asomamos a la baranda situada sobre la muralla que rodea el Santuario (figuras 21<br />
y 22), o, más grave aún, si decidimos bajar por “la calzada” y, tras pasar por solares cerrados con materiales absolutamente<br />
inadecuados, nos topamos con una inaudita construcción –a todas luces ilegal- nada más y nada menos que sobre uno de<br />
los cubos de la muralla (figuras 23 y 24).<br />
Y es que, en efecto, el daño al patrimonio histórico o artístico no sólo viene ocasionado por un atentado directo a su<br />
integridad física (como puede ser el derribo de un inmueble, o la destrucción de un cuadro…), sino también por actuaciones<br />
desafortunadas en su entorno que causan un impacto tal sobre aquél que lo devalúan hasta hacerlo irreconocible, como<br />
ocurrió, por ejemplo, con el edificio modernista conocido popularmente como el “Hotel Pelotas”, o el marco inaudito en<br />
donde fue ubicado el monumental Pilar de la Fuente Nueva. Y algo así está ocurriendo desde hace años, sólo que de manera<br />
más larvada, en las inmediaciones de la Plaza de la Constitución, donde prolifera todo un catálogo de desaciertos con la<br />
complicidad de la pasividad municipal, recordemos, de técnicos y políticos, que por razones obvias éstos deben conocer<br />
bien en cuanto que se trata del barrio en el que se encuentra su centro de trabajo. Fachadas ruinosas o desatendidas en su<br />
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