378 - Diócesis de San Juan de los Lagos

MARCO HISTORICO
CUARENTA AÑOS DE PEREGRINACIÓN
HACIA LA CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA
El cristianismo es una religión ligada a la historia.
Dios se ha metido en la historia, para irnos
conduciendo a la salvación. Su presencia y su
acción hacen de la historia una Historia de la
Salvación. Lo histórico forma parte del misterio
cristiano.
La historia no es sólo la relación escrita de
hechos, sino el movimiento moral, cultural, religioso,
de un pueblo, que como sedimento se deposita
en su conciencia y lo impulsa a obrar en
consecuencia. Es como el oro que se queda en el
crisol cuando se expulsa la escoria, o como los
gránulos dorados que se quedan en la criba cuando
la arena se disuelve.
Sus acontecimientos están unidos por misteriosos
lazos, en una cadena de causas y efectos, moviéndose
hacia una dirección y formando sistemas
de significados. Se van gestando con mucha anterioridad,
a partir de la formación de convicciones,
cambios de mentalidad, eventos preparatorios y la
formación de sus actores. Todo cambio hunde sus
raíces en acontecimientos anteriores que van renovando
las ideas y creando iniciativas.
Conocer el recorrido de la Diócesis nos ayuda a
conocer mejor su espíritu, a participar mejor en el
Misterio de Cristo y de la Iglesia presente y actuante
en ella, para emprender una actualizada y eficaz
acción pastoral, con un criterio correcto.
Han sido 40 años de las más amplias y rápidas
transformaciones en la historia. En la segunda mitad
del siglo XX terminaron luchas armadas de
grandes magnitudes. Esta relativa paz permitió
crecer en algunos aspectos de bienestar material,
pero no así en la democratización de los procesos
políticos. Los conflictos, no siempre armados, se
expresaban en huelgas, manifestaciones y emergencia
de movimientos juveniles como el del 68 y
el hippismo. Era tiempo de confrontación, de gobiernos
militares, de tensión entre Este comunista y
Oeste capitalista, y entre Norte rico y Sur pobre.
El Concilio Vaticano II originó cambios espectaculares
en la Iglesia, avanzando en su
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autocomprensión y en la renovación de su imagen,
poniendo fin a muchos años de inmovilismo,
encerramiento y uniformidad. Al renovar actitudes
y hábitos, tocó sentimientos, costumbres y convicciones
de muchas generaciones. Por eso, muchos le
achacan todos los males. Originó muchos acontecimientos,
como las asambleas del Sínodo de los
Obispos, la organización de las Conferencias
Episcopales, las Conferencias del Episcopado latinoamericano
y del Caribe.
La década de los ochenta inició con una tendencia
a la globalización en lo económico, a un pluralismo
en lo cultural, y mayor participación anárquica
en lo político. En 1985 hubo mucha efervescencia
política y conciencia popular en las elecciones,
y varias alcaldías se ocuparon por la oposición
descontenta, originando violencia en el desalojo.
En la siguiente década se ven sus resultados: empobrecimiento
y exclusión de mayorías, nuevos
imperialismos, toma de decisiones por consenso,
predominio de grupos minoritarios, tecnología sin
ética, crisis de los Estados nacionales, poder del
crimen organizado.
En 1992 se reformaron algunos artículos de la
Constitución Mexicana, configurando un nuevo
marco jurídico entre el Estado y las asociaciones
llamadas Iglesias. Fue un avance significativo, aunque
no todo lo que se espera.
Los viajes de Juan Pablo II y la celebración del
Gran Jubileo contuvieron en parte el fuerte proceso
de secularización, logrando un aumento de vocaciones.
Pero se desató una persecución mediática
contra todo lo cristiano y sus valores, y contra la
Iglesia católica en sus personajes e instituciones.
El año 2000 el PAN logró la presidencia de la
República, derrocando al PRI después de más de 70
años de gobierno, y el pueblo volvió a optar por él
en las urnas en 2006. Pero en 2012 eligió al PRI-
Verde, con cierta decepción, en reacción contra el
clima de inseguridad y violencia originado por la
lucha contra el crimen organizado, y en contra de la
crisis económica, que es mundial.
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