378 - Diócesis de San Juan de los Lagos

MARCO HISTORICO
sencillo, devotísimo de la Santísima Virgen, con
una fidelidad inquebrantable al Papa, enamorado
de la catequesis.
Había nacido en Guadalajara el 3 de diciembre
de 1905 en la Parroquia de Analco. En 1908 se
trasladó su familia a Cocula. A los 15 años, en 1920,
terminada la secundaria, ingresó al Seminario de
Guadalajara. Recibió el Ostiariado y Lectorado el
11 de mayo de 1924. Pero el 11 de diciembre del
mismo año las fuerzas carrancistas los echaron
fuera. Y el 27 de julio de 1925 fueron arrojados
nuevamente con abuso de fuerza por parte del
gobernador Guadalupe Zuno. El 4 de septiembre
del mismo año fue enviado a Roma, a terminar sus
estudios. El 7 de abril de 1927 fue ordenado sacerdote
en la Basílica de San Juan de Letrán. En 1929
se doctoró en Teología. Entretanto, su padre
Andrés Nuño moría mártir en la persecución
cristera.
Maestro de latín y filosofía
en el Seminario de Guadalajara
hasta 1932. Capellán del Templo
expiatorio de 1931 a 1951.
Canónigo del Cabildo metropolitano
en 1948. Ordenado
Obispo para recibir la plenitud
del Sacerdocio ministerial por
el Sr. José Garibi Rivera el 15
de agosto de 1951, fue como
Obispo coadjutor a Zacatecas, y
desde el 5 de diciembre, y al morir el Sr.
Ignacio Plascencia y Moreira, pese a la o p o -
sición del Cabildo, ejerció como Obispo titular.
Creó el Instituto Hacendario Diocesano y preparó
la construcción de los nuevos edificios para el
Seminario. El 8 de diciembre de 1954, el Papa Pío
XII lo nombró arzobispo titular de Garella y coadjutor
de Guadalajara.
Bellísima y sin precedente fue la recepción que
desde la Capilla del Calvario hizo el pueblo al Sr.
Nuño y al Delegado Apostólico por la entrada de la
carretera a Lagos, el 29 de junio de 1972. Poco antes
de las 10 de la mañana, un repique general anunció
su llegada. Al son de bandas de guerra, mariachis,
atronadores aplausos y vivas al Papa, recorrieron el
trayecto hasta el Santuario. Tras la recepción canónica
en la puerta principal, frente al altar, de rodillas
ante el Sr. Martini, el Sr. Nuño hizo el juramento de
fidelidad a la Santa Sede, y recibió de manos del
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mismo Sr. Delegado un hermoso báculo como
símbolo de su misión pastoral en esta naciente
Iglesia particular. El Sr. Ángel Valdés le dio la
bienvenida en nombre del Cabildo, y junto con el
Sr. cura Luis Navarro, en nombre de todo el clero,
le prometieron respeto, cariño y obediencia.
El Sr. Nuño respondió con un mensaje sobre
María y la Iglesia. Y posteriormente se celebró con
toda pompa una Misa Pontifical de acción de gracias,
de acuerdo al ceremonial ya abolido por la
reforma litúrgica, debido al ambiente tan integrista.
El Coro de la Escuela de Infantes, dirigidos por el
P. Flavio Quintana, sochantre del santuario, interpretó
la II Misa Pontifical de Mons. Lorenzo Perossi.
Y puso punto final al festejo un banquete
en la Escuela Rita Pérez de Moreno,
y un brindis dirigido por el P.
José Rosario Ramírez.
El Sr. Nuño puso las bases de
una organización diocesana:
fundó el Consejo Presbiteral, el
Seminario, los Secretariados
pastorales, y la atención organizada
a los peregrinos de la Candelaria.
Celebró la Cruzada de Oración
en Familia, que culminó el 8 de diciembre
de 1973 con una Misa estacional
fuera de catedral y la presencia del Siervo
de Dios P. Patrick Peyton. Fuimos sede del
XIII Festival Bíblico Nacional (3-5 sept
1974). Fundó la Escuela Catequística
Diocesana (3 dic 1974). La repercusión de las
tensiones a nivel mundial entre conservadores y
progresistas durante el postconcilio debilitaron su
salud. Por motivos de edad, el 9 de enero de 1981
recibió la aceptación de su renuncia y fue a vivir a
su casa familiar en Guadalajara. Por obediencia al
Delegado Apostólico Gerolamo Prigione, estuvo
presente en la entrega de la Diócesis al Sr. López
Lara el 4 de septiembre de 1981. El 1 de diciembre
de 1983 a las 10 de la mañana, Dios lo llamó a su
presencia, cuando tenía 78 años de edad.
Esta fue una etapa constitutiva fundante, en la
cual el cuerpo eclesial y el pueblo de Dios adquirió
un nuevo sentido de pertenencia a una nueva Diócesis,
coincidiendo con la poderosa renovación impulsada
por el Concilio, pese al conservadurismo del
clero en nuestra región. Sin lo realizado en estos años
no se podría explicar la pastoral orgánica.
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