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Cuaderno de Trabajo 3<br />
C<br />
onsideraciones finales<br />
El subsistema de universidades tecnológicas parece haberse quedado atrapado<br />
en sus éxitos y haber puesto muy poca atención a sus contradicciones. Por<br />
consiguiente, los cambios sustanciosos han tardado en llegar.<br />
La ampliación de oportunidades educativas a los jóvenes en mayor desventaja<br />
social y económica, la pronta inserción al mercado laboral de los TSU, y el<br />
número de evaluaciones del Subsistema, entre otras, han sido el velo que no<br />
ha dejado mirar las profundas limitaciones. Esto sorprende debido a la crítica<br />
independiente y constante que el subsistema ha recibido, los datos oficiales,<br />
y las evaluaciones externas realizadas por encargo. Las UT parecen ser parte<br />
de una tradición política que refiere más a un proceso de política ensimismado<br />
y gubernamental que a uno público. Bajo el argumento de que la matrícula<br />
crece constante y positivamente, no se ha querido aceptar la fragilidad de<br />
ésta. La baja aceptación y reconocimiento de esta opción de educación<br />
superior se deriva muy probablemente de los siguientes aspectos.<br />
Un diseño pedagógico confuso de sus finalidades que respondió más a<br />
lógicas voluntaristas 25 que a un modelo curricular bien pensado y<br />
discutido públicamente.<br />
La pretensión de adaptar la racionalidad burocrática a la realidad, en<br />
lugar de buscar en las aspiraciones y necesidades de los jóvenes y la<br />
sociedad contemporánea, explicaciones profundas para impulsar una<br />
opción de educación universitaria pertinente.<br />
El mantenimiento de una estructura curricular tradicional, pesada y<br />
profesionalizante que puede dar resultados en términos de incorporación<br />
al mercado laboral, pero que cultiva antipertinencia.<br />
La suposición de que las reglas del mercado laboral, así como los<br />
esquemas de valoración social (estatus) se transforman por el simple<br />
hecho de hacer ajustes a la oferta educativa e introducir figuras<br />
profesionales.<br />
La equidad en la educación superior es limitada si los jóvenes en mayor<br />
desventaja eligen esta opción porque “no hay de otra” o porque su estatus<br />
social así lo determina. Aunque el ingreso a una institución universitaria es<br />
un primer paso para asegurar la equidad - y esto lo han hecho bien las UT;<br />
no se puede pasar por alto que estas instituciones han fallado en retenerlos.<br />
El número creciente de becas - aunque importante -, no tiene lógicamente la<br />
fuerza para corregir los problemas curriculares del subsistema que impiden<br />
la concretización de un concepto amplio de equidad.<br />
25. Se dice que las 3,000 horas de estudio fijadas para el modelo de las UT fue una “sugerencia” del entonces secretario de educación, ya que los jóvenes venían<br />
“muy mal preparados” y había que darles tiempo para resarcir sus carencias (véase Villa y Flores-Crespo, 2002 nota 15).<br />
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